Pedro Echeverría V.
1. La muerte de Hugo Chávez ha cimbrado al mundo y a las clases pobres venezolanas impulsado las manifestaciones de cariño hacia él –a las que me uno- quizá las más grandes de los últimos siglos. Sin embargo no bastará con los homenajes; urge revisar también sus posibles errores, cometidos pensando en estrategias electorales. No vio, no quiso, no pudo, hacer nada contra los grandes empresarios de su país apoyados por el gobierno de EEUU. ¿No son acaso los que maniobran con el aumento del dólar, esconden productos básicos provocando protestas, se burlan del gobierno chavista en medios internacionales y aumentan su influencia entre los sectores de las clases medias que en Caracas crecen con toda la libertad burguesa?
2. Chávez gobernó 13 años (1999-2012) a favor de los pobres, como nunca ningún gobernante los había hecho: aumentó los ingresos de los trabajadores, disminuyó radicalmente la pobreza y el desempleo, casi acabó con el analfabetismo, expropió algunas empresas, se solidarizó con varios países y, sobre todo, sus discursos contribuyeron a la liberación del pensamiento de muchos pueblos de América y el mundo. Sin embargo, ahora que ha muerto Chávez, sigue presente la continua amenaza de los países imperialistas sobre los pueblos débiles. No se si Maduro, Cabello, el partido venezolano, cuenten con la capacidad para igualar y superar a Chávez en sus batallas antimperialistas; pero sí estoy seguro de la urgencia de radicalizarla.
3. Lo que sucede es que todos los gobiernos progresistas: Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Brasil, Uruguay viven de manera continua con eso que se conoce como “Espada de Damocles”, es decir, con la permanente amenaza del imperio y de eso que hoy se conoce como “poderes fácticos o imperiales”. Estos sectores imponen su ideología, su política, sus intereses y dominan durante décadas el pensamiento de las masas. ¿Por qué no expropiar esos poderes de la radio y la TV que violan todas las normas de enriquecimiento, de monopolio, de información falsa, de campañas mentirosas, de politización desviada, de alianzas con intereses extranjeros, de manipulación de la población, y mucho más? ¿Será que los gobiernos no confían en el apoyo de masas?
4. En México de 2005-2006, durante la campaña presidencial, y antes, la propaganda anticomunista y contra Hugo Chávez que se desplegó contra el candidato López Obrador fue definitiva para aniquilarlo. López Obrador y sus seguidores prefirieron no responder como si el comunismo o el chavismo fueran una cosa mala. ¿Quiere decir que los medios de información han logrado manipular el pensamiento del pueblo y los sectores progresistas y de izquierda no tienen presencia alguna? Han sido tan poderosos y manipuladores los medios que hasta a los izquierdistas les da vergüenza defender su ideología que es precisamente la del pueblo explotado y oprimido. ¿Cómo permitir que la ideología empresarial y derechista avance?
5. El gobierno cubano de Fidel Castro, en sus primeros siete años expropió una gran cantidad de empresas yanquis y sometió a los medios de información. Si no lo hubiese expropiado Cuba sería hasta hoy la “gran isla de la alegría” donde las empresas y negocios yanquis estuvieran reinando. Pero también así le fue a Cuba: los yanquis la acordonaron y han buscado estrangularla; le prohibieron a todos los países comerciar o relacionarse con ella por más de 50 años. Pero allí siguen los 11 millones de cubanos con algunos problemas económicos, pero sobresaliendo en el mundo en educación, salud, solidaridad y en una gran firmeza ideológica. Se ha luchado radicalmente contra la penetración de la ideología y las costumbres propagadas por el imperialismo.
6. Alguien pediría que no expropien a los medios de información y que bastaría con llamarles la atención o hacer que cumplan reglas. En México esto ha sido imposible porque el 99 por ciento de la radio y la TV están en manos de grandes empresarios encabezados por Televisa y por TV Azteca; los gobiernos, desde los años sesenta, han preferidos someterse a los medios y, en lugar de limitarlos, les ha otorgado cada vez más privilegios. Ese 99 por ciento se pasa el tiempo haciendo campañas contra Chávez, contra las posiciones de izquierda y contra la delincuencia que se origina de los miserables y desempleados, tapando su propia delincuencia. La delincuencia de los ricos o de “cuello blanco” es silenciada o escondida.
7. Nos hemos pasado la vida negando o silenciando que luchamos de manera abierta por la igualdad de riquezas y derechos; que batallamos contra el desempleo, la miseria y el hambre de nuestro pueblo; que no podemos aceptar que unas cuantas familias –menos de mil- acumulen las riquezas que pertenece en México a 115 millones de pobladores. Muchos lo decimos, pero los poderosos medios de información, al decir lo contrario o silenciarlo, borran cualquier idea. Por ello esos medios deben expropiarse para garantizarle medios de información públicos que orienten y enseñen con mucha objetividad. Toda la propaganda internacional contra Hugo Chávez fue difundida por los medios de información al servicio de los empresarios y de los EEUU.
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