Caso de estudio:
Resumen
La Masacre de Montreal del 6 de
Diciembre de 1989, en la cual 14 estudiantes mujeres del École
Polythechnique fueron sistemáticamente asesinadas y otros 13
estudiantes heridos por un pistolero solitario, está indeleblemente
impresa en las mentes de los Quebecuás y otros quienes se esfuerzan por
comprender la peor masacre de un solo día en la historia canadiense.
Antecedentes
Desde el inicio de la "Revolución
Silenciosa" de Quebec en los años 60s, las mujeres habían ido
acrecentando a grandes pasos su papel en ocupaciones no tradicionales y
programas educacionales. En los años 70s y 80s un creciente número se
unió al École Polythecnique, la Escuela de Ingeniería de la Universidad
de Montreal. Mientras la mayoría de los hombres en Quebec y en otros
lugares aceptaron e incluso dieron la bienvenida a estas
transformaciones, una minoría se sintió en desventaja por alentar los
intentos de la mujer en nuevos roles y oportunidades.
Uno de ellos fue Marc Lépine, un
Quebecuá de 25 años sobreviviente de un abuso infantil quien, como
adulto, fue descrito por conocidos como un hombre solitario y voluble.
Lépine buscó ingresar a las Fuerzas Armadas Canadienses, pero fue
rechazado. También estudió para que lo admitieran en École
Polytechnique, pero no fue aceptado -- una decisión en la que él
aparentemente culpa las políticas de "acción afirmativa" promovidas por
feministas y sus simpatizantes. En la nota suicida que dejaría sobre su
cuerpo, Lépine dejó entrever la virulenta estructura de pensamiento que
atizó su rabia en contra de las mujeres y las feministas:
Por favor tomen nota de que si estoy cometiendo suicidio hoy ... no es por razones económicas ... sino por razones políticas. Por eso he decidido mandar Ad Patres [Latín: "a los padres"] las feministas que han arruinado mi vida ... Las feministas siempre han tenido el talento de irritarme. Ellas quieren retener las ventajas de ser mujer ... mientras tratan de arrebatar aquellas de los hombres... Son muy oportunistas ya que descuidan el provecho del conocimiento acumulado por el hombre a través de los años. Siempre tratan de subrepresentarlos cada vez que pueden.
Anexo a la carta había una lista de 19
prominentes mujeres Quebecuás en ocupaciones no tradicionales,
incluyendo a la primera mujer bombero de la provincia y la capitana de
policía. Debajo de la lista Lépine escribió: "[Estas mujeres]
aproximadamente morirán hoy. La falta de tiempo (puesto que empecé muy
tarde) ha permitido a estas feministas radicales sobrevivir." Fueron
más bien, docenas de mujeres ordinarias del École Polytechnique quienes
soportarían lo más arduo de su furia.
El acto de generocidio
En la
noche del 6 de Diciembre de 1989, poco después de las cinco en punto,
en el penúltimo día de clases antes de las vacaciones de Navidad,
Lépine cargó disimuladamente un rifle Sturm Ruger Mini-14
semiautomático dentro de École Polytechnique. Su primera víctima
femenina, Maryse Laganiere, fue asesinada en un corredor. Después él
procedió al Cuarto 303, un salón que tenía 10 estudiantes mujeres y 48
hombres, conjuntamente con un profesor varón. Abriendo fuego con dos
disparos hacia el techo y gritando, "¡Quiero a las mujeres. Odio a las
feministas!", Lépine ejecutó un ritual generocida que será familiar
para los lectores de otros estudios de caso en este sitio (Kosovo, Bosnia-Herzegovina, Colombia)
-- pero está vez, las víctimas fueron mujeres. Separando a los hombres
de las mujeres, él echó a los hombres a punta de pistola, alineando a
las mujeres restantes contra la pared y empezando a disparar. Seis
mujeres murieron; las otras fueron heridas, pero sobrevivieron.
"Después
Lépine bajó al primer piso," escribió Maclean´s (Diciembre 18, 1989).
"Haciendo fuego sobre las estudiantes que se tiraban al piso, entró a
la cafetería donde mató a [Anne-Marie] Edward y a dos de sus
compañeras. Todavía en la cacería, subió otra vez al tercer piso, donde
entró con grandes pasos en el cuarto 311. Los estudiantes, sin saber de
la tragedia desarrollada, estaban llevando a cabo las presentaciones
orales de final de semestre. 'Al principio, nadie hizo nada' recordó
Eric Forget, de 21. Después el tirador abrió fuego, mandando a dos
profesores y 26 estudiantes amontonados debajo de sus escritorios.
'Fuimos atrapados como ratas,' dijo Forget. 'Él estaba disparando hacia
todas partes.' Otros testigos dijeron que Lépine saltó sobre varios
escritorios y disparó a las mujeres agazapadas debajo de él. Cuatro
mujeres más fueron asesinadas. Entonces, cerca de 20 minutos después de
aventurarse en su alboroto, Lépine se quitó la vida." Para ese momento,
él había dejado tras de sí, catorce mujeres muertas y otros trece
estudiantes fueron heridos (nueve mujeres, cuatro hombres).
Las mujeres asesinadas fueron:
Geneviève Bergeron, edad 21;Hélène Colgan, 23;Nathalie Croteau, 23;Barbara Daigneault, 22;Anne-Marie Edward, 21;Maud Haviernick, 29;Barbara Maria Klucznik, 31;Maryse Leclair, 23;Annie St.-Arneault, 23;Michèle Richard, 21;Maryse Laganière, 25;Anne-Marie Lemay, 22;Sonia Pelletier, 28; yAnnie Turcotte, edad 21.
Las secuelas --
¿Una responsabilidad compartida?
A
raíz de los espantosos asesinatos, Quebecuás y Canadienses -- junto con
muchos otros alrededor del mundo -- se unieron para conmemorar a las
víctimas y denunciar la violencia antifeminista del atacante. Muchos
llamaron a Lépine un "hombre loco," pero otros rechazaron el término
como menosprecio a la naturaleza calculadora de su odio hacia las
mujeres y las feministas. Efectivamente, Lépine mismo hubo rechazado en
su nota suicida: "Aunque el epíteto de Asesino Enfermo me será
atribuido por los medios, me considero una persona erudita y racional
que sólo la llegada de la Muerte ha forzado para cometer actos
extremos." Judy Rebick, quien fue motivada por la masacre a ir por el
liderazgo del Comité de Acción Nacional en su Estatus de Mujer,
declaró: "Si él hubiera matado 14 Judíos, él hubiera sido visto como un
desequilibrado, pero también como antisemita."
Las
autoridades municipales y provinciales declararon tres días de duelo;
la bandera del parlamento Canadiense ondeó a media hasta. Velas de
vigilia fueron puestas a lo largo de Canadá, y al domingo siguiente a
la masacre, decenas de miles de residentes Quebecuás y visitantes
hicieron fila con temperaturas bajo cero fuera de la Capilla de la
Universidad de Montreal para ver los ataúdes cerrados de las jóvenes
mujeres asesinadas. Uno de ellos fue el Director Ejecutivo de
Gendercide Watch, Adam Jones, quien recuerda: "No había visto nunca tal
aflicción colectiva. Los asesinatos unieron a varios Quebecuás a través
de líneas generacionales, étnicas y genéricas; todos se aparecieron
para presentarles sus respetos. Personalmente fue una experiencia
transformadora. Nunca había examinado seriamente la violencia genérica
en nuestra sociedad, y alrededor del mundo, antes de que estas 14
mujeres murieran."
Desde
1989, el 6 de Diciembre ha sido oficialmente designado como un día de
conmemoración nacional. A través de los años, el debate se ha exaltado
(renovado por las conmemoraciones del décimo aniversario en 1999) en
torno a si la matanza fue un acto aislado, o un símbolo de violencia
masculina contra las mujeres. Fue ciertamente, como se dijo, un acto de
asesinato masivo sin precedente en la historia canadiense. Y el ritual,
la separación generocida de las mujeres de los hombres, -- como también
se dijo -- usualmente deja a los hombres muertos y a las mujeres vivas.
Sin embargo, el comportamiento violento de Lépine tuvo fuertes ecos en
los numerosos actos de asesinato y abuso doméstico cometido por hombres
temerosos de que "sus" mujeres hicieran valer una mayor independencia y
se movieran más allá de los roles femeninos tradicionales. (El suicidio
de Lépine también tipifica el autodestructivo y autoaborrecimiento
patológico los cuales regularmente caracterizan a tales actos, y los
cuales dificultan hablar de un simple ejercicio de "poder patriarcal".)
Algunos
sostienen el argumento de una responsabilidad masculina generalizada
aún más lejos. "Los hombres matan a mujeres y niños como un acto de
propiedad, terrorismo y venganza," escribió Hombres de Montreal en
Contra del Sexismo. "Ellos lo hacen con el apoyo de una sociedad y un
sistema judicial sexistas. Como los hombres profeministas, tratamos de
revelar y de terminar con esta continua masacre, que seguirá hasta que
no se termine con el sexismo y la violencia sexista, junto con todas
las excusas de los hombres para consigo mismos.
Pensando
a lo largo de líneas similares, el Concejal de la ciudad de Toronto,
Jack Layton, fue co-fundador del Movimiento del Listón Blanco en 1991
para recordar a las víctimas de la masacre y protestar en contra de la
violencia hacia las mujeres. "Hasta antes de Montreal, la mayor parte
de la discusión era introspectiva," recordó Layton en 1999. "Después
sucedió la masacre, y nos puso en acción. Mi cabeza explotó ese año.
'¿Qué sería para las mujeres?' pensé. Era tiempo de hablar claro y
tomar responsabilidad de este comportamiento." "Ocho años más tarde,"
escribió Hurst, "la causa se ha extendido a una docena de países
alrededor del mundo. Su comprensivo currículum de violencia de género
--enseñada en escuelas públicas de primaria, secundaria y preparatoria
-- es usado en 100 escuelas a través de Canadá y 1,000 en Estados
Unidos. "El movimiento ha atraído también críticas de aquellos quienes
creen que es injustificada la generalización acerca de las actitudes y
comportamientos de los hombres. (Véase a Jones, "Por qué No Portaré un Listón Blanco").
En Noviembre de 1996, la Asociación por Internet de Mujeres Canadienses fundó la "Vigilia de luz de velas a través de Internet",
con la establecida finalidad de "aument[ar] la conciencia de la
violencia en contra de las mujeres a través de Canadá y por todo el
ciberespacio." Ahora en su tercer año, la respuesta ha "superado por
mucho las expectativas," de acuerdo a las organizadoras.
La
Masacre en Montreal fue también un momento clave en la lucha para el
control de armas en Canadá. Inmediatamente después de la masacre, --
"surgió," dijo -- Wendy Cukier fundadora de la Coalición para el
Control de Armas. La Coalición "seguirá tomando un papel mayor en el
cabildeo para las leyes en Ottawa, en 1991 y en 1998, que podría
prohibir todas las armas de mano semiautomáticas, armas de asalto
militar y armas de cañón corto, y requieren el registro de todas las
armas de fuego, empezando en 2003, y con una estricta investigación de
todos los propietarios." Ontario y varias provincias más, presentaron a
la Suprema Corte retos a la legislación, pero en Diciembre de 1999
Cukier estableció que estaba "confiada que la corte cumplirá" (Véase
Lynda Hurst, "10 Años Después, Cómo una Masacre Nos Cambió Completamente", Toronto Star , Noviembre 27, 1999.)
Finalmente,
si Lépine hubiera buscado aterrorizar a las mujeres canadienses para
quedarse en sus roles tradicionales, su comportamiento puede haber
tenido el efecto contrario. Entre 1989 y 1999, la proporción de mujeres
enlistadas en las facultades de ingeniería de Canadá creció de un 13 a
un 19 por ciento. Y en números absolutos, en más del doble, a cerca de
9,000.
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