Tener muchos canales de televisión no se traduce automáticamente en diversidad de contenidos y pluralidad de perspectivas.
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La licitación de 148 canales de televisión digital abierta que
cubrirán 123 zonas a lo largo del país, así como la próxima licitación
de 191 frecuencias de FM y 66 de AM, es sin duda el concurso más grande
de frecuencias en radiodifusión en la historia de nuestro país, la
apertura para la competencia en este sector se da después de décadas y a
parte de la industria le incomoda.
Acostumbrados a negociar con los distintos reguladores de manera
discrecional y casi siempre logrando determinaciones a favor de sus
intereses, los industriales de la radiodifusión reticentes a la
competencia ven afectado un negocio que ya tenían repartido
indebidamente en detrimento de la competencia y la pluralidad.
Los recientes comunicados de la Cámara Nacional de la Industria de la
Radio y la Televisión (CIRT) que acusan al Instituto Federal de
Telecomunicaciones (IFT) de afectar a la radio y contravenir la ley,
muestran de cuerpo entero esa reticencia. Sin embargo, las presiones
sobre el mercado de la radiodifusión no vienen solamente por la entrada
de nuevos jugadores para incentivar la competencia, también están
aquellas que son consecuencia de los nuevos entornos de la convergencia
tecnológica en los servicios audiovisuales que están cambiando los
consumos ante las diferentes ofertas especialmente entre la población
joven que prefiere exponerse a plataformas como la Internet o las
llamadas OTT (over the top) como Netflix.
En este nuevo entorno la industria está utilizando viejas fórmulas de
presión, sin querer ver que los esquemas de negocio y la sociedad
mexicana están cambiando lo quieran o no. Es lamentable que su respuesta
a la apertura sea la resistencia y no la innovación para hacer frente a
los nuevos tiempos.
En cuanto a la radio el IFT emitió las bases de licitación este 20 de
junio en el Diario Oficial de la Federación y comenzó la consulta
pública (del 20 de junio y hasta el 15 de julio) del Anteproyecto de
Lineamientos donde se establecen los criterios para el cambio de
frecuencia de estaciones de radio que operan en la banda de amplitud
modulada (AM) a la banda de frecuencia modulada (FM), un privilegio que
se plasmó en el artículo décimo octavo transitorio de la Ley Federal de
Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) que de manera casi automática
otorga frecuencias de FM a los actuales operadores de AM que no
alcanzaron la repartición en el 2008, el cual me parece indebido siendo
el espectro radioeléctrico finito y escaso.
Las bases de licitación en radio determinan valores mínimos de
referencia que van desde los tres mil pesos hasta un millón 760 mil
pesos según sea la plaza en FM y en AM desde mil pesos hasta un millón
536 mil pesos, aunque se piden requisitos técnicos (transmitir en
híbrido para transitar a la radio digital), administrativos y jurídicos,
uno de los criterios determinantes es el económico, con cierta
flexibilidad para los nuevos entrantes.
Aquellos participantes individuales o por grupo de interés económico
que tengan más del 30 por ciento de estaciones en la plaza a licitar no
podrán participar, sin embargo no pone limitaciones a los grandes grupos
que ya concentran muchas frecuencias a nivel nacional como el grupo
Radiorama que ya cuentan hasta con más de 200 estaciones en el país.
Esta disposición omite entonces la concentración de frecuencias a nivel
nacional.
Sobre la televisión digital abierta el pasado 2 de junio el IFT
anunció la consulta de las prebases de licitación que está disponible
del 2 hasta el 29 de junio. De acuerdo al calendario dado a conocer el
proceso comenzará en octubre y terminará en agosto del 2017. En la
determinación de si sería o no una nueva cadena nacional, el regulador
decidió que en esta ocasión los canales serán regionales y/o locales,
los competidores podrán escoger las combinaciones por las que quieran
competir.
El panorama de la televisión mexicana empieza a transformarse, ya con
la multiprogramación y los nuevos canales digitales se pasó de 311
señales a 676 una vez que ya se apagaron las mayor parte de las señales
analógicas, de acuerdo al informe del cuarto trimestre de 2015 del IFT.
Muchas de estas nuevas señales son de las televisiones públicas y se
supone que en este segundo semestre entra en acción llamada tercera
cadena nacional que se adjudicó Olegario Vázquez Aldir. Ahora con esta
licitación de canales comerciales se supone que la oferta se
multiplicará, porque además también tendrán acceso a la
multiprogramación. El proceso licitatorio en esta ocasión es muy
distinto al llevado a cabo con anterioridad por el IFT.
Para empezar existen mejores condiciones para los participantes ya
que podrán escoger desde un canal hasta 123 como máximo y podrán crear
redes regionales de acuerdo a los planes de negocio que propongan, así
que es posible que si pueda haber una nueva cadena nacional; la
presentación de los requisitos y ofertas se harán vía electrónica y no
presencial como en la licitación pasada, será hasta el final del proceso
que deberá de entregarse la documentación en físico, eso puede ser un
ahorro para los jugadores que no radican en la Ciudad de México, además
de acuerdo a las prebases se darán incentivos de descuento de hasta el
10 por ciento a aquellos jugadores que no rebasen el 15 por ciento de
cobertura nacional en todas las estaciones en que participe.
Por otro lado el valor mínimo de referencia se propone en 2.9 pesos
con base en el valor de cada Mehagertz (Mhz), a partir de ese valor
mínimo de referencia empezarán las pujas en varias rondas, y aunque
también se pedirán requisitos técnicos, administrativos y jurídicos, el
que ofrezca la mayor oferta económica se quedará con el canal o los
canales en concurso. Como es de esperarse algunas frecuencias serán más
costosas por las características de las zonas de cobertura como la
Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, por su número de población y
porque el pastel publicitario es mayor que en otras regiones.
Respecto de las cosas no tan buenas en esta licitación es que de
nueva cuenta el IFT omite dar calificación alguna a la propuesta
programática de los competidores (al igual que en la licitación de
radio), bajo el argumento de respetar la llamada libertad programática,
cuando en realidad si bien el regulador tiene la obligación de respetar
esa libertad, eso no impide que pueda emitir reglas positivas de
inclusión para promover la diversidad de contenidos a través de la
producción local de informativos y contenidos o la inclusión de
producción independiente, local, regional o nacional o bien estimular la
compartición de infraestructura para expresiones culturales,
científicas o comunitarias. Descentralizar la producción de contenidos
fomenta mercados regionales de producción audiovisual y una mayor
proximidad de las estaciones a las poblaciones a dar el servicio.
Tener muchos canales de televisión no se traduce automáticamente en
diversidad de contenidos y pluralidad de perspectivas, que es finalmente
una de las dimensiones más importantes de la libertad de expresión a
través de la radiodifusión, se requiere además de medidas proactivas por
parte del regulador para llegar a esa meta.
La omisión de calificar contenidos puede derivar en que las nuevas
estaciones, como ya sucede con la radio, en lugar de invertir en
producción de contenidos se conviertan en repetidoras de los mismos
contenidos de las grandes televisoras y rellenar su programación con
producciones enlatadas.
En referencia a la concentración de frecuencias el IFT retoma el
criterio de limitar la participación de particulares o grupos de interés
económico que ya tengan 6 MHz en la plaza a concursar, lo cual es
positivo, pero debiera también incluirse esa limitación a quienes ya
cuentan con ese espectro a nivel nacional, para evitar que las grandes
televisoras comerciales del país intenten tener nuevas frecuencias en
localidades donde no las tienen en el país.
La TV no lucrativa
Aunque el IFT también anunció a principios de este año la
disponibilidad de 40 canales para uso público y seis para uso social que
incluye también el servicio comunitario e indígena que serán
adjudicadas de manera directa, aún falta claridad de la manera en cómo
se llevará este proceso, lo cierto es que las inversiones que requiere
un canal de televisión digital excluyen la posibilidad de que distintos
grupos sociales puedan acceder a las frecuencias, de ahí la carencia de
televisoras comunitarias e indígenas en el país.
En otros países como Colombia, Chile y en su momento Argentina han
dispuesto medidas afirmativas para inclusión de estos sectores en la
televisión abierta, ya sea mediante fondos concursables para la
producción o equipamiento, así como con medidas de compartición de
infraestructura o compartición de señales de este tipo de expresiones en
las televisoras públicas, sin embargo no se ve que el regulador
pretenda generar una política pública inclusiva al respecto.
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