Catemaco significa
‘‘lugar de las casas quemadas’’ o, según otras versiones, solamente
‘‘casas quemadas’’ o ‘‘palacio quemado’’. La referencia ígnea se debe a
estallidos del volcán San Martín, que los hubo en 1664 y el más dañino
en 1793, los cuales afectaron diversas construcciones de esa región
veracruzana. Este fin de semana hubo otro estallido. Éste, social, luego
de que el presbítero José Luis Sánchez Ruiz fue secuestrado por un
grupo de personas (testigos aseguraron que iban con vestimenta de
policías), quienes lo sacaron de su domicilio la madrugada del pasado
viernes.
Un lector de esta columna describió el talante del sacerdote Sánchez
Ruiz: ‘‘Le daba voz a lo que la gente sufría, denunciaba y se quejaba
por la inseguridad de todos los días; desde el púlpito hablaba de los
temas que el pueblo tiene que callar: los levantones, las
ráfagas de ametralladoras a mitad de la noche para intimidar a la
población y, por supuesto, los abusos en el cobro de la luz’’. Él mismo
había participado en protestas callejeras contra el desmesurado
incremento de las tarifas por consumo eléctrico.
Apenas se supo del secuestro del cura del pueblo y ya estaba la
sentencia popular: tenía que ser obra de Jorge González Azamar
(brincapartidos: PRI, PT, AVE; tres veces presidente municipal). El
enojo de la comunidad llevó a quemar patrullas, oficinas de la Comisión
Federal de Electricidad y el palacio municipal, y al allanamiento y
saqueo de la casa particular del propio presidente, González Azamar.
Fueron horas de insurrección ciudadana, sin intervención de fuerzas
gubernamentales, con la exigencia de que apareciera con vida el
sacerdote secuestrado, quien finalmente fue encontrado ayer, con vida
pero inconsciente, con ‘‘notables huellas de tortura’’, según el reporte
eclesiástico oficial.
Los estallidos y los incendios por razones políticas y sociales se
multiplican en este México que parece a la deriva. Ciudadanos que hacen
justicia por propia mano o, aún peor, que actúan con violencia criminal
contra presuntos infractores, aunque a veces no exista ninguna prueba de
que tuvieran alguna responsabilidad en las causas que han llevado a
esos linchamientos. No se ha generalizado el episodio del ‘‘justiciero’’
de La Marquesa, pero fue evidente la amplia aceptación que tienen ese
tipo de conductas. Es frecuente la ‘‘retención’’ de funcionarios,
políticos e incluso policías y militares, por inconformidad de
demandantes de respuestas oficiales ante problemas graves.
A ese panorama quemante habrá que agregar la amenaza de devolver de
Estados Unidos a gran cantidad de paisanos que trabajan allá y envían
dinero a sus familiares en México, con lo que ayudan a suplir o paliar
las deficiencias del Estado mexicano. En su cruzada contra los
migrantes, sobre todo los mexicanos, ahora marcadamente contra los que
cuenten con antecedentes criminales, Donald Trump amaga con asestar un
golpe seco a la estructura institucional mexicana que pasa por momentos
de especial debilidad e ineficacia. Ayer, por ejemplo, el
multimillonario neoyorquino mencionó, en entrevista con CBS News, que
con México podría haber alguna ‘‘esgrima’’ a lo largo de la frontera de
ambas naciones. Aunque el republicano Paul Ryan, vocero de la Cámara de
Representantes de aquel país, declaró que no se tiene contemplada la
operación de una fuerza especial para cumplimentar deportaciones, como
pretende sugerirlo con inmediatez ejecutiva el presidente electo de
Estados Unidos.
Cierto es que la letalidad anunciada del Huracán Trump parece
ir bajando de intensidad, aterrizada a los perfiles de la realidad
económica y política, condicionada por el hecho de que en el partido que
formalmente lo ha llevado al poder, el Republicano, las élites no están
de acuerdo con sus excesos retóricos y buscan demostrar la fuerza
condicionante que en el poder legislativo mantienen. Pero sean dos o
tres millones los migrantes con estancia irregular que fueran devueltos a
sus países de origen, según los ajustes aritméticos que va haciendo
Trump, el porcentaje que corresponda a México será más que suficiente
para agravar una crisis que en estos tiempos de Peña Nieto parece ya
insoportable.
No hay empleo ni posibilidad de atención adecuada para millones de
mexicanos que residen en su propio país, y ahora se prepara en Estados
Unidos una devolución de paisanos que no podrán ser acogidos
adecuadamente por el aparato institucional mexicano. Salvo discursos
insustanciales, llenos de voluntarismo y demagogia, nada firme y serio
proponen los políticos mexicanos, sean sus apellidos Osorio Chong, Ruiz
Massieu, Meade Kuribreña, Miranda Nava o Peña Nieto. En todo caso, lo
que parece estar a la vista son volcanes anunciados, incendios en
puerta. Brujerías que no vienen (solamente) de Catemaco.
Bucólico, herbal, floral y frutal, maderable y sembrador, en pleno
goce de los reinos vegetal y animal, Andrés Manuel López Obrador publicó
ayer un texto para un diario de la capital del país en el que, más allá
de las descripciones sobre las bellezas de la naturaleza y sobre las
disposiciones testamentarias familiares que ha tomado, escribió: ‘‘En
fin, si desgraciadamente nos va mal en el 18, seguiré sembrando plantas e
ideas hasta que fallezca, pero no volvería nunca más a ser candidato a
nada. Diría: quise ser como Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas, y no pude o
no supe hacerlo. Mientras viva, no dejaré de luchar por la justicia y
por la auténtica democracia, pero me retiraré del protagonismo político
para así, con humildad y arrogancia, al mismo tiempo, poder decir a mis
adversarios y a quien quiera oírlo, ya ven, no soy un ambicioso vulgar.
Sólo me importa estar bien conmigo mismo, con mi conciencia, con el
prójimo, con la nación y con la historia’’.
Y, mientras el calderonismo mantiene la presión sobre el presidente
del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya Cortés, a quien da de plazo
lo que resta del año para que escoja si quiere seguir en ese cargo o ser
candidato presidencial del blanquiazul, en una maniobra de
madruguete que pretende allanar el camino a la esposa de quien ocupó Los
Pinos de 2006 a 2012, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx • Fax: 5605-2099
Estamos a poco más de
un mes de Navidad y la fecha está asociada al aguinaldo. ¿Le gustaría
recibir uno de 140 mil 504 pesos? Para eso necesitaría ser uno de los
500 personajes que componen la Cámara de Diputados. En el presupuesto
que ellos mismos se autorizaron para 2017 establecieron que su ingreso
anual será de un millón 942 mil 911 pesos. Muy sensibles a la inflación,
se autorizaron un aumento de 33 mil pesos. Pueden ver sus ingresos
desglosados entre sueldo y prestaciones en la tabla. Peeero aparte,
crearon un fondo para los moches: 20 millones de pesos
para cada uno. No todos. Cuando el diputado Agustín Basave, el efímero
presidente del PRD, rechazó lo que le tocaba, pudimos conocer que son 20
millones, de los que no tienen que rendir cuentas. Coartada: son para
hacer ‘‘obra’’ en sus distritos. Es una nueva hornada de millonarios. Un
espectáculo la césarseñal del jefe de los priístas, Camacho Quiroz, cuando ‘‘sacó adelante’’ el presupuesto.
Miss Anticorrupción
Encontré, cuando revisaba la lista de aspirantes a ocupar
el puesto de fiscal anticorrupción que deberá ser seleccionado por el
Senado, un nombre que resulta familiar al gremio de abogados: Ricardo
García Villalobos. Es nieto del maestro del mismo nombre que fue
director de la Facultad de Derecho de la UNAM; su padre también fue
abogado. Tiene un currículo digno de análisis. Así otros de la lista.
Sin embargo, no son los que están sonando entre los favoritos. Se
menciona, por ejemplo, a la presidenta del Inai, Ximena Puente. Ha
desempeñado un papel discreto. Más bien sobresale –ver sus fotos en
Google– por su atractivo físico. Si fuera el concurso Miss Anticorrupción ella debería ganar, pero se necesita más que eso. ¿O no?
Las deportaciones
Causó alarma ayer en la mañana una declaración de Donald Trump en el programa 60 minutos,
de CBS, de que sacará a 2 o 3 millones de indocumentados con malos
antecedentes. Lo corrigió el presidente de la Cámara de Representantes,
Paul Ryan. A pesar de la retórica campaña de Donald Trump, los
legisladores no están preparados para formar una fuerza y deportar
migrantes indocumentados. El magnate volvió a hablar: sin soltar el tema
del muro, expresó que en algunas partes de la frontera podrían
levantarse vallas de alambre o también establecer vigilancia con drones.
(Ya existen ambos). Parece que el mundo y los mexicanos en particular
tendremos que aprender a vivir con alguien tipo Fox en la Casa Blanca.
Pantalla de Cristal
El festival Pantalla de Cristal 2016 otorgó un premio
especial al programa Azteca Opinión, de TvAzteca, por sus documentales
en torno a personajes y episodios de la vida nacional. Este año
destacaron tres: Maquío: rebeldía, seducción y tragedia;
Cárdenas: oportunidad, poder, desolación, y Salinas: ascenso, visión y
frustración. Recibió el premio la productora, Adriana Delgado, en nombre
de Benjamín Salinas Sada, director general de la televisora.
Abramos el baúl-mundo con la más
penosa de las secciones: la funeraria. Sin orden cronológico o de
cercanía amistosa, quiero dedicar unos renglones a cuatro mexicanos
recién fallecidos, a los que tuve la oportunidad de conocer y tratar (a
unos más que otros), lo suficiente para expresar las explicables
añoranzas que estas desapariciones ocasionan aunque, a la hora del
deceso, tiempo, distancia y muchas otras circunstancias hayan diluido el
trato de otros tiempos.
Cuando yo era aceptado en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), Nicandro no sólo era expulsado, sino brutalmente reprimido,
juzgado y condenado. Fue el primer reo a quien se aplicó el engendro
fascistoide llamado delito de disolución social, enmarcado en los
artículos 125 y 125 bis del Código Penal. El 23 de septiembre de 1956 el
ejército irrumpió en el internado del Instituto Politécnico Nacional
(IPN) y desalojó con violencia a medio millar de estudiantes ( las gaviotas del Poli,
se les llamaba), quienes tenían su miserable nido en un cuchitril tan
infecto como la Casa del Estudiante, ubicada en la Plaza del Carmen, hoy
Centro Histórico (refugios, ambos, del más selecto lumpen estudiantil y
muchas veces simplemente juvenil). Las condiciones de hacinamiento,
insalubridad, carencia de agua, luz y servicios sanitarios me recordaban
la descripción que hacía Víctor Hugo del mercado de Les Halles o Corte
de los Milagros en su conocidísima novela Nuestra señora de París.
Pues para demandar una urgente y por demás justa mejoría de las infames
condiciones prevalecientes en el internado politécnico surge un
aguerrido y muy organizado movimiento cuyos reclamos eran estrictamente
estudiantiles: además de arreglos necesarísimos en el tugurio que
habitaban, pedían la revisión de los planes y programas de estudio,
laboratorios, talleres y ampliación del personal docente.
Crisis tras crisis, caída tras caída, recorte tras recorte, el discurso oficial se mantiene inamovible:
vamos por el camino correcto, las finanzas nacionales son sólidas y los fundamentos macroeconómicos como el acero. Esa es la versión gubernamental, ahora y siempre, y así le ha ido al país.
Con el huracán Trump la situación se pone color de hormiga, pero en
el gobierno no pierden la ilusión. Creen que el que cambiará de actitud
es el energúmeno que triunfó en las elecciones del pasado 8 de
noviembre. Que será él quien pida perdón y reconsidere, y con esa
pachorra tranquilamente esperan el milagro.
Bien, pero ¿qué dice la gente, los mexicanos de a pie que
cotidianamente la pasan negra para terminar el día, con todo y que desde
hace ya no se sabe cuánto machaconamente les repiten que
vamos por el camino correcto? ¿En serio el rumbo es el adecuado?
Recién salida del horno, la encuesta Situación económica de México,
levantada y divulgada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión
Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados, documenta exactamente lo
contrario de lo que afirma el discurso oficial y recoge las respuestas
de los mexicanos de a pie, resumidas en lo siguiente:
la mayoría de la población entrevistada afirma que la situación económica del país ha empeorado mucho o ha empeorado poco durante los últimos 12 meses (81 por ciento de las respuestas; 7 por ciento respondió que sigue igual y sólo 11 por ciento consideró que ha mejorado mucho o poco).
De igual manera, 71 por ciento de los encuestados
mencionó que su economía personal ha empeorado poco o muchoen el mismo periodo. Catorce por ciento consideró que su situación personal de mantiene igual y sólo 15 por ciento que mejoró mucho o poco.
Lo anterior ni por aproximación sustenta el citado discurso oficial,
aunque cierto es que en el gobierno siempre buscan frases de colección
para hacer como que no oyen ni entienden. Así, ante el rechazo
mayoritario de los mexicanos por los cada vez peores resultados
económicos –actuales y acumulados–, en el Olimpo burocrático simple y
llanamente inventaron que todo se trata de
una percepción equivocadade los sobrevivientes.
Salvo los escasos sobrevivientes de las
tribus originarias y los mexicanos que quedaron en los territorios
arrebatados a México – la mitad de lo que era nuestro país – la
población de Estados Unidos, toda, tiene origen migrante... para este
continente son aliens y por lo visto muchos de corta memoria histórica.
La población inmigrante –residentes nacidos fuera de Estados Unidos–
se estima en 43.6 millones (2014, último año con información para
análisis), un quinto de su población total.
De éstos, 32.5 millones, el 74.5%, son inmigrantes legales (43.6
naturalizados, 26.9 residentes permanentes y 4.0% residentes
temporales); y 11.1 millones, el 25.5% son inmigrantes no autorizados
(sin documentos o ilegales) (Gráfico 1).
Con cambios metodológicos ligeros, el Pew Research Center establece
que los migrantes en Estados Unidos eran 42.2 millones en 2014, de los
cuales 11.7 m (27.7%) nacieron en México, 11.1 m (26.4) en Asia, 5.8 m
(13.6%) en Europa y Canadá, y el resto en otras regiones del mundo
(Gráfico 2).
El arribo de inmigrantes a Estados Unidos era de escasas 2 mil
personas al año en la década de los 60s, cuando el capitalismo social
aun funcionaba, subió a 433 mil en los 70s, 560 mil en los 80s, y 1
millón 145 mil en los 90s; de ahí bajó a 878 mil inmigrantes anuales en
la primera década del siglo y a 580 mil entre 2011 y 2014 (Gráfico 2).
Algunos dicen que es
el fin de un Estados Unidos semicivilizado, otros dicen que aquí tronó
el viejo sistema político bipartidista, otros creen que acaba de
aparecer el diablo –
gusto en conocerte, espero que hayas adivinado mi nombre, lo que te está confundiendo es la naturaleza de mi juego– y otros creen que no pasará nada con esta cosa fea resultado de la contienda más asquerosa en la historia moderna (dixit la gran mayoría del electorado), ya que todos –incluso el peligroso bufón anaranjado– acabarán siendo sujetados por el gobierno permanente y obligados a portarse más o menos bien.
Todos están sorprendidos. No funcionaron sus modelos, ni sus
programas ni los infinitos datos con que alimentaban sus computadoras.
Los expertos –politilógos, veteranos de campañas, los que entienden
matemáticas y estadísticas, viejos lobos de la política y casi todo
periodista– ofrecían sus espléndidos análisis de cómo era esa extraña
cosa llamada
puebloo
electorado, de cómo se comportaba y cómo reaccionaba ante los gritos, engaños y manipulaciones de diversos irritantes llamados
candidatos. Los científicos entendían casi todo hasta que el pasado martes se mostró que no entendían casi nada.
En el Hospital General
de Tijuana no hay medicamentos para atender a pacientes, básicamente a
todos los registrados en el Seguro Popular. Aunque es un problema que se
inició en la actual administración, a cargo de Francisco Kiko
Vega de Lamadrid, hace un par de semanas el cuerpo de gobierno de dicho
nosocomio –formado por médicos de distintas áreas– decidió hacer una
denuncia pública ante la situación apremiante.
Mientras en promedio morían 60 pacientes al mes en el área de
urgencias, en la actualidad la cifra es de cien; se han debido posponer
de manera indefinida muchas cirugías por falta de personal, equipo e
insumos y la unidad de cuidados intensivos pediátricos, inaugurada en
2008, cerró por las mismas razones.
Los médicos denunciaron que no hay especialistas para las distintas
áreas, tampoco camilleros y personal de enfermería. En su reciente
comparecencia ante el Congreso, el titular de la Secretaría de Salud,
Guillermo Trejo Dozal, reconoció que en el estado hay sólo un
neuropediatra en todo el sistema de salud estatal.
Una muerte feliz
(Trotta, 2016), el libro más reciente del teólogo suizo Hans Küng, a
quien en 1979 el Vaticano le retiró la licencia eclesiástica por
cuestionar la infalibilidad del Papa, vuelve a la carga argumentativa en
favor del derecho a la eutanasia y afirma:
“Nadie va a hacerme creer que por voluntad de Dios tendría yo que
aceptar finalmente una vida en un nivel vegetativo. Y precisamente, como
cristiano que soy, tampoco quiero que se les haga creer eso a otras
personas afectadas… Me gustaría morir consciente y despedirme digna y
humanamente de mis seres queridos. Morir feliz para mí significa una
muerte sin nostalgia ni dolor por la despedida, sino una muerte en
completa conformidad, profunda satisfacción y paz interior”.
Una redención azarosa. Harvey Magallanes
(Damián Alcázar), un ex soldado quien en los años 80 combatió a la
insurgencia armada en Perú, es el personaje taciturno y misterioso cuya
ocupación central consiste ahora en ser el chofer de su antiguo
superior, el coronel Rivero (Federico Luppi), un anciano muy hermético
que padece Alzheimer.
En sus ratos libres, Magallanes opera el taxi de un amigo y su vida
transcurre sin grandes incidentes, siempre en una morosidad completa. Su
encuentro fortuito con Celina (Magaly Solier), una pasajera a la que
reconoce como una antigua víctima de vejaciones y abusos sexuales en
tiempos de la dictadura militar, lo sume en un doloroso conflicto
interior.
El asunto de Magallanes, primer trabajo como realizador del comediante peruano Salvador del Solar, y coproducción con Colombia y México, procede de La pasajera, novela corta de su compatriota Alonso Cueto, y plantea su trama como una combinación de melodrama social y thriller político con la memoria histórica y las dificultades del perdón como principales ejes temáticos.
La madrugada misma en que se
anunció el triunfo electoral de Donald Trump se hizo presente en la
sociedad de Estados Unidos una polarización que no ha dejado de crecer
en los días siguientes. El miércoles 9 las redes sociales reportaron un
súbito incremento en las agresiones raciales, particularmente en contra
de musulmanes y de latinoamericanos: desde hostigamientos verbales en
lugares públicos hasta leyendas amenazadoras en automóviles y
residencias de integrantes de minorías. Particularmente lamentables
fueron los episodios en aulas de escuelas primarias en las que grupos de
niños gritaron consignas en contra de los inmigrantes y corearon
¡construye el muro!, en referencia al que el ahora presidente electo ha prometido erigir en la frontera común mexicano-estadunidense.
Solicitan regularizar predios en Coyoacán
Miguel Ángel Mancera Espinosa, jefe de Gobierno de la Ciudad de México:
Aunas horas del comienzo de
una pesadilla que pudiera durar por lo menos cuatro años, la pregunta
obligada es: ¿cómo tantos pudieron estar tan equivocados en el resultado
de la elección? Es difícil contestar de un solo plumazo. Hay varias
respuestas que con el tiempo pudieran dar las claves para entender lo
que pasó. Habrá que revisar la larga lista de las razones de por qué las
encuestas que favorecían a Hillary Clinton estuvieron equivocadas.
Merecidamente se elogia al
Rodolfo Stavenhagen sociólogo, antropólogo, profesor, creador de
instituciones, premio Nacional de Ciencias y Artes, funcionario de
organizaciones internacionales y defensor de los derechos humanos de los
pueblos indígenas. Se citan sus textos principales, en especial el más
polémico, publicado hace medio siglo: Siete tesis equivocadas sobre América Latina. Sin embargo, menos su trabajo como investigador de los problemas agrarios del país.
La coyuntura mexicana ante
la elección de Donald Trump se caracteriza por una debilidad extrema
del gobierno para enfrentar la situación. A casi dos años de terminar su
periodo sexenal Peña Nieto enfrenta la reprobación, desde la derecha
organizada y desde la izquierda, de su actuar como administración
federal y los nulos resultados en materia económica y de seguridad,
principalmente. Los continuos errores como jefe de Estado y de sus
subalternos lo colocan como uno de los peores gobiernos que ha tenido la
República. En la historia solamente hemos tenido un gobierno y una
clase política conservadora, tan proclive a entregarse a los
estadunidenses como la actual; fue después de la guerra de Estados
Unidos contra México, 1846-1848, en la que perdimos la mitad del
territorio, y luego con la venta de La Mesilla, 1853-54 (conocida como Gasden purchase
por los estadunidenses), que enajenó otro buen pedazo del territorio.
En el primer caso, Antonio López de Santa Anna fue llamado para defender
militarmente a México de la agresión y así nos fue; en el segundo,
fungía de presidente.
La SEP, en 1971, cuando se ocupaba
de proporcionar a estudiantes de educación media y superior, y en
general a toda la población libros accesibles y de buena factura,
publicó del periodista e historiador mexicano Gastón García Cantú uno
titulado Las invasiones norteamericanas en México. Hay que
leerlo. En especial, es recomendable a los políticos mexicanos, al
Presidente de la República, a la secretaria de Relaciones Exteriores, a
los senadores. Leer libros no es malo; si los gobernantes mexicanos
leyeran más, al menos un libro al mes o de perdida tres al año, si se
ocuparan de algo más sustancial que de los chabacanos discursos
preparados por asesores y no se concretaran al teleprompter, otro gallo nos cantara.
¡Se realizó lo increíble, el escándalo!
¡Aquello que parecía imposible tuvo lugar! ¡Y ahora, claro, todas las
mentes se preguntan cómo y por qué tuvo lugar, cómo fue posible lo
imposible! Al igual que toda campaña electoral, no parece haber
respuesta en los puntos de referencia acostumbrados, en la explicaciones
más obvias, sino más bien en ciertos fenómenos y hechos secretos, en el
arcano. Y esa circunstancia secreta y no evidente parece encerrarse en
una frase, también secreta y no evidente: en el movimiento anti establishment, que parece haber penetrado profundamente en muchas sicologías y voluntades también de los ciudadanos estadunidenses.
Hasta ahora el único
efecto concreto de la elección presidencial en Estados Unidos sobre la
economía mexicana ha sido la fuerte depreciación del peso. En la semana
anterior se depreció 15 por ciento frente al dólar. Es previsible que
siga perdiendo valor. El banco central deberá tomar alguna decisión al
respecto en la próxima junta de gobierno. Los bancos esperan que eleve
la tasa de interés de referencia hasta en uno por ciento (la TIIE a 28
días es 5.23 por ciento).
Hoy no podemos minimizar nada de lo
que ocurre en las arenas públicas donde rifa el poder político, ese que
al final no sabemos a quién obedece ni desde dónde le ordenan. Sabemos
los mexicanos que el mando real no está aquí hace años, los rostros que
vemos son de prestanombres convenencieros, agentes o tontos útiles. Pero
una cosa es ser colonizado a la PRI y otra tener raíces polkas o nazis
sin solución de continuidad generacional, como ocurre con los panistas
que gobernaron el país de 2006 a 2012 y pretenden regresar. Esto,
suponiendo que se fueron.
Los toros de Xajay
aparecieron en el ruedo de la Plaza México y rasgaban el aire a
cornadas. La pinta, el pelaje, el morrillo de luto y una muerte en cada
asta cortaban el aliento de los ruiseñores nocturnos. Los ruiseñores de
la plaza la obscurecieron. La Plaza México afilaba sus sombras y los
ángulos de sus miradores. Miradores de los palcos y otros miradores.
Balcones que se abrían al abismo vida muerte. Abismos que en luces se
rompían para alumbrarse. El drama de cauce oscuro en una plaza en todo
su esplendor.
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