Peor es imposible
Pablo Cabañas Díaz
Desde
el pasado 8 de noviembre, fecha en la que tuvieron lugar los comicios
en Estados Unidos, tanto en México cómo en el resto del mundo se ha
incrementado la incertidumbre sobre varios elementos que impactan la
toma de decisiones en el sector público y privado. Un ejemplo, que
ilustra lo anterior es que en los cinco días posteriores al triunfo
de Donald Trump, el valor de los bonos gubernamentales mexicanos en
manos de inversionistas extranjeros cayó 11.8 por ciento, equivalente a
12 mil 916 millones de dólares, con lo que ese indicador se ubica en su
menor nivel en cuatro años, según la información más reciente publicada
por el Banco de México. El portafolio de los extranjeros pasó de un
valor de 108 mil 899 millones de dólares a 95 mil 983 en una semana. La
caída registrada es por un monto similar a todo el déficit comercial de
México acumulado durante este año. De esta magnitud son los problemas
que enfrenta el gobierno de Enrique Peña Nieto en el cuarto año de
gobierno.
La
incertidumbre económica y financiera mundial, no se presenta solo en
México, lleva varios años a nivel global y se ha visto incrementada por
la crisis de las hipotecas sub-prime, que condujo a una crisis
financiera y económica en el año 2008, la cual a su vez detonó políticas
que incrementaron el endeudamiento y el déficit en Estados Unidos, y a
su vez precipitaron la crisis de deuda en la Unión Europea. En el ámbito
internacional durante los años 2015 y 2016, los eventos causantes de la
mayor incertidumbre persisten y en algunos casos se intensifican, como
la indefinición de incrementar las tasas de interés en Estados Unidos
debido a una falta de consenso sobre el desempeño económico de dicha
nación, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y la persistencia
de las crisis de deuda de Grecia que afecta a la Unión Europea.
Es
en este contexto internacional que la caída de los ingresos petroleros
en el actual sexenio, como componente central del presupuesto público
federal, es un riesgo al que se le minimiza en los medios de
comunicación, pero que es importante, en virtud de que al no haberse
ampliado la base fiscal, el único camino para compensarlos es recurrir a
más deuda. Los ingresos derivados de la exportación de hidrocarburos se
derrumbaron, primero, por el desplome en la producción de Petróleos
Mexicanos, debida a la falta de inversión y las malas gestiones, además
del derrumbe de los precios del petróleo desde finales de 2013. De
acuerdo con la Auditoría Superior de la Federación, el monto de los
ingresos petroleros pasó de 34.3 por ciento en 2012, a 13.5 por ciento
en el presente año.
La
depreciación del peso derivada del triunfo de Donald Trump en las
elecciones presidenciales de Estados Unidos, ha generado un freno o
retención de las inversiones públicas y privadas, según la calificadora
Fitch Ratings. Esta firma advirtió que de concretarse las medidas
proteccionistas anunciadas por Trump también habrá un mayor impacto
sobre el peso y con esto se crearán serias presiones inflacionarias. Las
políticas de migración y de comercio del próximo gobierno de Estados
Unidos, cualesquiera que sean, las veríamos hasta el primer trimestre
del 2017. Pero la incertidumbre que los cambios políticos van a generar
sobre nuestra moneda es un elemento cotidiano, que tiene un impacto
sobre el tipo de cambio. Los bonos del tesoro de Estados Unidos se
consideran dentro de los portafolios de inversión como uno de los
activos libres de riesgo más importantes a nivel mundial, de modo que un
incremento en el rendimiento de los mismos obligaría a que se venderían
activos financieros mexicanos que no cumplen con los requerimientos de
riesgo y rendimiento.
La
regularización de la política monetaria en Estados Unidos aún no se ha
dado vía tasa de interés, por lo que habría que esperar la reacción de
los mercados financieros o bien si la indefinición de la Reserva Federal
sigue creando un marco de incertidumbre que podría estar generando un
efecto de contagio financiero internacional. A este escenario, se suman
los niveles de violencia que se presentan en el país y el efecto que
están teniendo los mismos sobre la incertidumbre del gobierno de Peña
Nieto y de lo que será el gobierno de Estados Unidos a partir del 20 de
enero del 2017. Peor, imposible.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
Llamas en el “paraíso”
Siluetas
rulfianas, previo ascenso del diablo al paraíso: aquí todo va de mal en
peor (a la cuota de muertos se suma el “safari" contra políticos
corruptos como parte del espectáculo). Hasta “La Serpentina” (famoso
bovino de los textos del jalisciense) resultó un animal atarantado que
no se percató del peligro generado por el “mal clima” y engrosó la lista
de víctimas, justo en ese pueblo donde sólo se ven las “bocas de muchos
que se abren y se cierran y como que quieren decir algo, pero no se oye
nada”.
Lo
único que faltaba para coronar el “edén” es que racistas, xenófobos,
extremistas y toda esa fauna fanática, suma de tragedias en la historia,
figuren al frente del país más poderoso del planeta, como si no fuera
suficiente con esa plaga, también exaltada, liderada por el Ogro Salvaje
(capitalismo neoliberal) y sus nefandas consecuencias.
Sobre
ello, todo indica que no fue un sentimiento de animadversión lo que
llevó al filósofo y científico social austriaco Karl Polanyi (La gran transformación)
a recomendar, a mediados del siglo pasado, ver a la Inglaterra del
economista David Ricardo para tratar de “comprender” el fascismo alemán,
y así es como habría que hacer en esta época con los apologistas de la
autorregulación del mercado (más libertino que libre) en un intento por
evitar que, como diría el antropólogo, la fe ciega en la ganancia
profundice la conversión de la sociedad y el individuo en meras
mercancías accesorias, de desecho, de los “mercados”, o provoque lo
indecible (ya ha sucedido).
Aferrarse
a aventar dinero al capital especulativo elevando tasas de interés para
saciar la codicia en menoscabo de cuentahabientes y deudores, como hizo
el Banco de México, es parte de la idea de un mercado autorregulado
que, como observó Polanyi en su momento y lo prueban hechos pasados y
actuales, “implica una utopía total”.
Tal
mercado “no podría existir durante largo tiempo sin aniquilar la
sustancia humana y natural de la sociedad; habría destruido físicamente
al hombre y transformado su ambiente en desierto”, dice el pensador, no
como profecía, sino sobre hechos analizados, los cuales hoy se replican
mediante “la acción corrosiva de un crudo utilitarismo combinado con una
aceptación irreflexiva de las supuestas virtudes autocurativas del
crecimiento inconsciente”.
¿Qué
queda cuando se han dinamitado las instituciones públicas, ocupadas por
administradores? Exacto: praderas de pobreza y grosera acumulación
incendiadas, y la notable ausencia de estadistas.
De
las tres formas de integración económica postuladas por Polanyi,
ninguna causa tanto resquemor entre los neoliberales como la
redistribución (las otras son la reciprocidad y el intercambio). Obvio:
eliminaría el robo en nombre de la autorregulación.
Lo que se escucha son los primeros flamazos de un infierno ya conocido.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** Tratados y nueva estampa del corsario
Ahora
que diplomáticos y sacerdotes del capitalismo salvaje están vueltos
locos por eventuales modificaciones a “tratados internacionales”
relacionados con el comercio, incluso eventuales cancelaciones, habría
que revisar con más detenimiento el asunto, hurgar tal vez a partir de
los siglos XVII y XVIII (lapso de la supuesta “época dorada de la
piratería”), cuando la doctrina comenzó a desplegar sus fundamentos: la
libertad económica está estrechamente vinculada con el desarrollo de las
sociedades (¿en serio?)
La
historia comercial de los últimos cuarenta años daría material a pasto
para renovar la imaginación de una narrativa “heroica” sobre
viejos-nuevos piratas, bucaneros y filibusteros espoleados por los
principios neoliberales, especialmente por el de “la ganancia a
cualquier precio” (un saqueo más, un saqueo menos, sumando miserables
por millones e igual el grueso de cadáveres, es una nadería frente al
progreso y el proceso civilizatorio, con el “1 por ciento” de ricos,
claro, encabezando esta nueva cruzada por la humanidad).
En
su origen, el término “pirata” se utilizó para definir a esa gente que
se mostró dispuesta a la aventura en busca de fortuna (algo así como el
especulador o “inversionista” que “arriesga” y al final, tanto en las
malas como en las buenas, busca el amparo del gobierno, y éste a su vez
lo hace sin sonrojo en los impuestos ciudadanos) y más tarde se
extendieron “licencias para el asalto” a gran escala, con lo cual los
corsarios quedaron debidamente institucionalizados.
A
las patentes de corso que se otorgaron y que hicieron impune cualquier
acto de pillaje por parte de mercenarios sin escrúpulos, mercaderes,
negreros, contrabandistas, etcétera, bien podría denominárseles, en
jerga estilizada y moderna, “tratados comerciales”.
Incluso,
legendarios salteadores de buques y otros, hoy pasarían como emblemas
de la innovación y hasta de la fatiga, desmintiendo así las “envidiosas”
y precisas descripciones veblenianas sobre la holgazanería.
De
esta manera la Doctrina del Destino Manifiesto desplegada en las
últimas décadas, con toda la sustancia del agandalle imperial, ya no es
desde luego territorial, sino comercial: “la expansión es buena,
certera” (y sin pago de impuestos en ningún lado es mucho mejor), se
dijo ayer, como se repite hoy sin que nada lo respalde.
Frente
a Henry Morgan o Francis Drake (el primero pasó de carne de guillotina a
gobernador y otro fue elevado a rango de “Sir”) lo novedoso es el
recubrimiento sobrepuesto de éstos con logos de firmas multinacionales,
trazando una nueva imagen romántica, ideal y hasta benefactora de una
nueva era dorada de pretendidas hazañas.
Librecambismo
y proteccionismo han tenido sus etapas de colaboración estrecha, y en
todos los casos el resultado es invariable: la destrucción de la
industria local y la concentración de la riqueza (otra “minucia” que,
por supuesto, no figura en la agenda de las preocupaciones oficiales).
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
Los difíciles tiempos que vienen
Otra
vez el Fondo Monetario Internacional (FMI), nuestro patrón que continúa
elogiando las famosas reformas estructurales de Peña Nieto, las cuales
no han servido para nada, algo que tiene muy claro la gente por eso las
rechaza y ubica al funcionario con 24 por ciento de aprobación, dice que
nuestro crecimiento será de 2.1 por ciento.
Nuevamente
estaremos, en realidad, varados, ya que una cifra de esa magnitud hace
que la economía sea mediocre, algo que al inicio de este sexenio se dijo
que se resolvería ampliamente con el acuerdo en Los Pinos entre PRI,
PAN y PRD. El trío maléfico que ha engañado a la población y que se
reparte el poder con impudicia y sin freno.
Según
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 53 millones
de nacionales están en riesgo de caer en la pobreza. Lo que haría más
amplio el espectro de quienes no tienen lo elemental para vivir.
Entre
2000 y 2012, dice el mencionado programa, 46 por ciento de la población
tuvieron movilidad ascendente; o sea, mejoraron sus ingresos. Pero en
la actualidad, por diversos factores, de 5 a 7 millones bajarán en sus
percepciones.
Esto
se debe a que millones no tienen protección social, no obtienen
transferencias de recursos y no cuentan con seguro de desempleo. Más
aún, únicamente el 36 por ciento tiene pensión; aunque en muchos casos
es muy limitada, como observamos en un anuncio televisivo donde un
adulto mayor tiene que vender su auto de toda la vida por unos miles de
pesos.
Otra de las cuestiones que padecemos, lo sabemos hace tiempo, es que
los jóvenes no tienen posibilidades de estudiar ni de trabajar. Se trata
de 7 millones, en un país donde este tipo de personas son consideradas
el bono demográfico, ya que si obtuvieran empleo estarían contribuyendo
al presente y al futuro del país. Pero no es así.
Según
el especialista Carlos Fernández Vega (La Jornada, 21 de noviembre),
entre 2013 y 2017, el gobierno actual ejercerá la bonita suma de 25
billones de pesos. Una cantidad nunca antes vista y mal repartida.
Desgraciadamente, ya sabemos que la distribución es terriblemente
desigual, pues el uno por ciento rico se apropia de 47 veces más de lo
que obtiene el 10 por ciento pobre.
Simplemente
hay que ver los salarios de funcionarios, magistrados, gobernadores y
demás que son desmesurados en comparación con los países del TLCAN:
Estados Unidos y Canadá. Claro, si además le agregamos lo que se roban
los mandatarios, y la impunidad existente, la cosa es de pavor.
Un
solo caso. Fidel Herrera, el exgobernador de Veracruz, hoy cónsul en
Barcelona, y enriquecido por su relación con cárteles, al decir de
agencias estadunidenses, percibe cerca de 9 mil euros mensuales. Además,
su hijo es funcionario en Canadá, con un sueldo amplio pero no revelado
(Carlos Fazio, La Jornada, 21 de noviembre).
Hace
poco supimos que en 2015, Peña Nieto erogó 9 mil 619 millones de pesos
en los medios de difusión. 248 veces más que lo utilizado para la
defensa de los derechos humanos y nueve veces más que lo dedicado a las
escuelas de calidad (Sin Embargo, 22 de noviembre).
La
campaña gubernamental hace meses señala que lo bueno que hace el
gobierno no se cuenta, pero cuenta mucho. Lo cual quiere decir que la
propaganda a los medios es errónea, está mal dirigida o nadie la cree.
Empero, mucho de lo que se dice no es obra de una administración que
ayude a la gente, sino parte de un compromiso que se debe llevar a cabo y
no se hace correctamente.
En
el reciente presupuesto gubernamental que se aprobó para el siguiente
año, hay recortes de actividades sustanciales por todos lados. Un caso:
el Fondo de Cultura Económica tuvo que cerrar cuatro librerías por bajo
presupuesto. Algo que ocurrirá en otras áreas como salud, educación,
ciencia y tecnología y universidades.
Por
eso, organizaciones no gubernamentales dicen, con razón, que no es
posible atacar la obesidad si no hay presupuesto. Y hace mucho que
estamos en espera de que con el impuesto a los refrescos pongan
bebederos de agua en las escuelas primarias y secundarias, y no ocurre
así.
En
un reportaje del semanario Proceso (número 2090), encontramos que la
Secretaría de Hacienda determina cómo gastar sin freno. Y para que
aprueben su proyecto le da alrededor 20 millones de pesos a cada
diputado para que lo invierta en lo que le plazca. Una distorsión más
que hace de nuestro país una nación bananera.
Todo eso se agravará ahora que llegue Trump, ya que los políticos mexicanos siguen en las nubes.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
Golpe de Estado silencioso
La
intromisión de las fuerzas militares en la vida política y social del
país ha llegado a extremos intolerables que ponen en riesgo tanto la
institucionalidad democrática como la soberanía nacional. Hoy
atestiguamos el equivalente a un golpe de Estado subrepticio y
silencioso. Si la sociedad no detiene la militarización rampante, Los
Pinos pronto podría ser ocupado por un general.
El
Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha presentado en la Cámara
de Diputados una iniciativa que para una nueva Ley de Seguridad
Interior, que tiene el objetivo de normalizar la participación
inconstitucional de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública y
de control social interno.
La
aprobación de esta iniciativa implicaría una transformación radical en
el papel de los militares en la vida nacional. Normalmente, los soldados
solamente pueden participar en asuntos de “seguridad nacional”. Y el
artículo 129 de la Constitución es absolutamente claro: “En tiempo de
paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que
tengan exacta conexión con la disciplina militar”.
Sin
embargo, la propuesta del diputado César Camacho Quiroz, en
cumplimiento de órdenes giradas por Enrique Peña Nieto y el secretario
de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, habilitaría a los militares
para involucrarse también directamente en asuntos de “seguridad
interna”. Y este concepto lo define de la manera más abstracta y
general: cualquier asunto que “ponga en peligro la estabilidad,
seguridad o la paz pública”.
Con
la nueva ley, los militares ya no se dedicarían exclusivamente a
defender el territorio patrio y a suplir a las autoridades civiles en
casos de emergencia, sino que se transformarían en responsables
permanentes del “orden” interno y, por lo tanto, en una fuerza política
pluripotenciaria y autónoma capaz de intervenir por voluntad propia en
casi cualquier momento. Es decir, se autorizaría formalmente la
persecución castrense de la oposición política y los movimientos
sociales en todo el país.
Desde
que Felipe Calderón sacó a los militares masivamente a las calles en
2006, supuestamente para combatir al narcotráfico, el gobierno federal
ha dicho que la militarización de la seguridad pública era necesaria
como una medida estrictamente temporal, mientras se avanzaba en el
proceso de depuración y profesionalización de los cuerpos policiacos
municipales, estatales y federales.
Hoy,
10 años más tarde, vemos que Calderón mintió desde el primer momento.
La profesionalización policiaca nunca avanzó y ahora los partidos del
Pacto por México han decidido simplemente reemplazar a los policías con
militares.
Hace
unos meses, el PRIANRD ya reformó tanto al Código de Justicia Militar
como al Código Militar de Procedimientos Penales, con el fin de permitir
que los ministerios públicos y tribunales militares se entrometan de
manera indiscriminada en asuntos civiles, con cateos a domicilios
particulares y edificios gubernamentales, así como espionaje directo a
comunicaciones personales.
Con
la Ley de Seguridad Interior se consolidaría y se expandiría esta
lógica. La ley permitiría a los militares desplazar totalmente al
Ministerio Público en la investigación de delitos cometidos incluso por
civiles. También abriría la puerta para un sistema de espionaje
político-militar generalizado, al permitir a los soldados utilizar
cualquier medio de recolección de información.
Aún
más preocupante es que esta nueva ley busca darle la vuelta al
procedimiento plasmado en el artículo 29 constitucional para declarar la
suspensión de garantías en casos de “perturbación grave de la paz
pública”. Aquel procedimiento constitucional obliga al presidente a
recibir la autorización del Congreso de la Unión y requiere que la
suspensión sea forzosamente “por un tiempo limitado”.
En
contraste, la nueva ley permitiría al presidente de la república
realizar de manera unilateral una declaratoria de afectación a la
seguridad interna, y para un tiempo indeterminado. Es decir, se
eternizaría la presencia castrense en nuestras calles, con todo lo que
ello implica respecto de la violación sistemática de los derechos
humanos y la libertad de tránsito, de expresión y de reunión.
Lo
más grave, sin embargo, es el daño que esta nueva ley significaría para
la soberanía nacional. No es ningún secreto que las fuerzas armadas
mexicanas hoy no sólo siguen órdenes de las autoridades mexicanas sino
que también obedecen a los mandatos de Washington. Fue el gobierno de
Vicente Fox quien acomodó a la milicia mexicana dentro del marco del
Comando Norte de Estados Unidos (NORTHCOM) en 2002. Y un porcentaje cada
vez más grande de generales, comandantes y cadetes militares mexicanos
reciben una parte importante de su entrenamiento militar en Estados
Unidos.
El
secretario de la Marina, Vidal Soberón, recientemente fue nombrado
comandante de la Legión de Mérito del Gobierno de Estados Unidos y tiene
comunicación constante con los altos mandos castrenses en aquel país. Y
hace unos meses Soberón le entregó personalmente al jefe del NORTHCOM,
William Gortney, la Medalla de Distinción Naval y Mérito Militar Primera
Clase de México.
Así
que si los vende patrias del PRIANRD logran la aprobación de su nueva
Ley de Seguridad Interna, el pueblo mexicano no solamente estará sujeto a
la constante intromisión de las fuerzas militares en nuestras vidas
sino que nuestra información y nuestras libertades también se colocarían
bajo el control directo de Donald Trump.
En
lugar de aumentar la intromisión de un fascista en nuestros asuntos
internos, hoy es un buen momento para recuperar nuestra larga tradición
de dignidad nacional y solidaridad latinoamericana. Hay que dirigir
nuestras miradas hacia el sur.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
Muerte civil capitis diminutio
Muchas
vueltas le dan esos que solicitan la muerte civil de los corruptos, y
hasta se remontan a la vieja Roma y mencionan al ínclito Ulpiano para
hablar de la capitis diminutio. Si en México se cumpliera la
ley, esos que roban y saquean el erario público irían a la cárcel y su
sentencia los privaría de derechos políticos y civiles. No necesitan
usar fórmulas y nombrar caras comisiones para que se ocupen del caso. Ya
hay muchos muertos en el país. La propia Constitución y las leyes
penales se ocupan de la llamada muerte civil, con el mandato la primera;
con la aplicación de la ley a través de la sentencia, la segunda. Esta
puede contener la suspensión de los derechos políticos y civiles junto
con la pena por un delito cometido. O la sentencia en si misma puede
ser la pérdida de esos derechos. El que los derechos humanos de los
presos deban ser estrictamente respetados, no significa que el asunto se
relaje. Ante la abstención electoral y dado que tenemos cárceles
repletas de presos, hubo alguien que en semanas anteriores –debe ser un
priista que resintió la pérdida de las cinco gubernaturas–, propuso que
se les dé el voto a los presos. Les convendría si metieran a las
cárceles a los funcionarios corruptos, porque entonces tendrían muchos
votos. En el derecho romano se aplicaba la capitis diminutio máxima
a los delincuentes, lo que los privaba de sus derechos ciudadanos. Pero
los excelsos civilistas de la ciudad eterna, machos como eran,
extendían la capitis diminutio –sin la máxima– a las mujeres solteras y a veces a las esposas de los pater familias.
O sea esas mujeres carecían de derechos ciudadanos, como suele a veces
suceder. En Grecia eran más prácticos: dictaban la inexistencia o
aplicaban el destierro, cosa esto último que rechazó Sócrates y prefirió
beberse la cicuta. Grandes personajes de la historia murieron
desterrados, el gran Dante entre ellos. En México la que lo aplicaba a
destajo era la Inquisición que se daba el gusto de sacar de nuestras
tierras que ellos llamaban de Indias, a todos los herejes, opositores o
que no creyeran en su Dios. Aquí, ahora, ese destierro es voluntario:
los corruptos toman sus millones y se van a disfrutarlos por una
temporada. O los pobres, los olvidados de las instituciones, los que de
hecho han sido siempre inexistentes, se mudan de sus tierras o se van al
extranjero en busca de otra vida. Ser migrante es ser un desterrado.
Vivir en el exilio. Pero la inexistencia o el destierro son risibles
para los políticos. A Felipe Calderón que se robó la Presidencia
cometiendo así uno de los más graves delitos políticos y que con una
decisión mal tomada envió al país a la guerra, lo premian públicamente.
La única respuesta al señor Zoe Robledo, priista convertido en
perredista, ante la propuesta que hizo en el Senado: que mejor proponga
el cese de la impunidad. La literatura está llena de casos de muerte
civil, destierros, persecuciones y exilios. Horacio Quiroga el excelente
escritor uruguayo considerado el maestro del cuento latinoamericano,
tiene un libro apabullante, Desterrados (Porrúa, 1976), del
cual sacamos el relato que lleva el título de libro acerca de dos negros
expulsados de su tierra por el odio y el desprecio, que regresan a
morir en la más absoluta miseria. Quiroga fue un desterrado de su patria
y lo consignó en la que es considerada su mejor obra. Juan Rulfo, en El llano en llamas
(Planeta, 2007) da una idea en varios relatos, de las fugas políticas
de los cristeros, del migrante que se va a Estados Unidos porque no
tiene ni para comer y el del viejo que había matado a uno que lo
transaba y huye durante años, muerto en vida. Él es el que suplica a su
hijo en el dramático título, ¡Diles que no me maten! Son seres
abandonados de la suerte sin patria y sin derechos, no como los
políticos engordados por nuestros recursos que viven la vida felices a
nuestras costillas ¡Que muertos en vida van a ser! En alguna época,
quizá en la Cristiada, el destierro se aplicó. Aquella canción que fue
muy famosa lo denuncia:
Desterrado
Desterrado me fui por el muey
Desterrado por el gobierno y al año volví
Por aquel cariño inmenso de aquella mujer
Me fui con el fin
de por allá quedarme
solo el amor de esa mujer
me hizo volver.
Desterrado por el gobierno y al año volví
Por aquel cariño inmenso de aquella mujer
Me fui con el fin
de por allá quedarme
solo el amor de esa mujer
me hizo volver.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
La venganza es mía
La
impunidad está creando graves secuelas en el país. Es preocupante que
la medieval venganza privada se reproduzca cada día con más fuerza. Muy
seguido sabemos de linchamientos y de agresiones de diferentes tipos a
presuntos delincuentes que son sorprendidos por miembros de una
comunidad que ejercen la justicia por su propia mano. Un pasajero acaba
de matar a cuatro asaltantes en la carretera México-Toluca y unas
mujeres mataron a ladrillazos a un presunto ladrón en Aguascalientes; se
desnuda a presuntos ladrones, se les golpea y recientemente les
cortaron las manos a varios de ellos, en hechos de los que las
autoridades suelen hacerse las omisas como respaldando esas conductas.
Las que por cierto están inspiradas precisamente en la omisión de esas
autoridades que han implantado la impunidad o una justicia en la que
muchos no creen lo que obliga a usar medidas por mano propia. Algo que
llama la atención, es la exacerbación en la redes para que se practique
esa conducta y que sean personas de cierto nivel cultural las que la
apoyan. Aquella vetusta venganza privada que se apoyaba en el llamado
Juicio de las Ordalias o en la Ley del Talión, mecanismos que no daban
ninguna salida real al infractor, fue superada supuestamente por la
venganza pública apoyada por teóricos como el Marqués de Beccaria y los
enciclopedistas franceses, que tenía como punto de partida la ley. Solo
se podía sancionar a partir de tipos penales previamente diseñados. Los
conflictos, sin embargo, siguieron porque el problema no es la teoría
sino el ser humano. Surgieron tesis más avanzadas, la humanitaria, la
científica y otras de corte más moderno, pero la tortura sigue, las
desapariciones siguen y las cárceles están llenas de reos que padecen
prácticas inhumanas. Los poderes en función no han entendido la vieja
teoría de Beccaria, de que el humanismo aplicado incluso al ser más
infame, se proyecta a una sociedad y ésta vislumbra otra forma de
comportamiento. Quien es humano con lo peor de un entorno, con más razón
lo será con los demás. En México eso ha pasado de noche, los reportes
de Amnistía Internacional sobre el aumento de la tortura, son un
ejemplo. La venganza pública se expone no solo a través de la ley: se
aplica políticamente a los opositores, como se vio en el caso de los
maestros. Lo de Ayotzinapa y Tanhuato son otros ejemplos, pero además se
hace a través de declaraciones como acaba de hacerlo la cúpula militar
para vengar el caso de los soldados muertos en Sinaloa. Otro caso
absurdo es el planteado por el PAN para darle la Medalla Belisario
Domínguez al ingeniero Gonzalo Rivas, fallecido en una gasolinera en
2012 durante un bloqueo de normalistas. Se ve como una forma de quitarle
impacto al terrible caso de los 43 normalistas, en forma de venganza
encubierta culpándolos del deceso. La propia esposa del ingeniero se
lanza contra los normalistas, sin pruebas plenas. La venganza pública
se escuda no solo en el concepto sino en algo que va más allá, el deseo
de demostrar poder contra adversarios, una forma de castigo, como fue,
por ejemplo, el refrendo de Alfredo Castillo en la Conade cuando miles
exigían su despido. Ese más allá puede encubrir el caso de Guzmán Loera
–cuya esposa ha denunciado mala atención–, al que se aplica no solo la
venganza de la ley a través de la cárcel, sino algo que puede tener la
intención de que no pueda ser extraditado a Estados Unidos. De entrada
el viejo Testamento parece pronunciarse en contra de la venganza
privada, aunque le deja a Dios esa tarea (cosa que teóricamente debería
de ejercer el Estado moderno al aplicar la ley). En Romanos 12 versículo
19 se publica: “Nunca os venguéis vosotros mismos, sino dar lugar a la
ira de Dios, porque está escrito, mía es la venganza, yo pagaré, dice el
señor”. También en el Deuteronomio 32/35 se usa la frase y de hecho se
mencionan alrededor de 30 versículos en los que se habla de la venganza
de Dios. Algunos autores han utilizado la frase para titular sus obras,
uno de ellos el inglés autor de libros para niños Roald Dahl, en el
libro humorístico, La venganza es mía S.A. (Editorial Debate, 1995). Otro libro que fue famoso hace tres o cuatro décadas, es La venganza es mía
de Mickey Spillane, el creador del detective Mike Hammer que tuvo
incluso un programa de televisión. Spillane quiso competir en la novela
negra con los grandes del género pero nunca llegó a tanto. Además se le
calificaba de escritor anticomunista. No obstante ese libro y Yo, el jurado, con título de alegoría bíblica también, le dieron cierta cobertura. Una venganza en esos casos, estrictamente personal.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
Puntos suspensivos
La
Mexicana fue la primera revolución social del siglo XX porque la
Constitución reconoció los derechos individuales y colectivos generados
por el trabajo. Gran logro que busca no sólo atenuar los efectos
perniciosos de un inevitable cuanto tardío capitalismo, sino avanzar
hacia la emancipación de México en la idea de ser una nación soberana y
libre de la explotación humana. El tripartismo ha sido la vía mexicana
para que las contradicciones del proceso económico den lugar, mediante
la intervención del Estado, al diálogo social que se ha traducido en
instituciones fundamentales, entre ellas las Juntas de Conciliación y
Arbitraje cuya supresión está en curso. Sin argumentos, sólo con la
percepción superficial de que son corruptas y sin un diagnóstico de los
mecanismos de esta suposición, estamos a punto de tirar el agua sucia de
la bañera con todo y el niño. Todos los principios invocados para
justificar la nueva figura judicial podrían introducirse en las Juntas
con una sola excepción: la imparcialidad, pues lo que está en juego son
derechos de los trabajadores que el Estado está obligado a tutelar. Lo
mismo puede decirse del conciliador cuyo vínculo con la
soberanía popular se disuelve en una autonomía fuera de lugar. El
Ejecutivo será excluido de la justicia laboral y las partes quedarán
enfrentadas en instancias “imparciales y autónomas” donde el que tenga
más saliva comerá más pinole. La receta culmina dictando que los
sindicatos elijan a sus dirigentes, diriman sus controversias y procesen
sus demandas por voto directo y secreto, lo que viola la libertad y la
independencia sindicales, pone a nuestro país al margen de la
Organización Internacional del Trabajo e impone a los trabajadores
procedimientos ajenos a la naturaleza de sus organizaciones. El voto
secreto y directo estimula las diferencias y permite intromisiones ahí
donde los trabajadores deben unificarse para defender de sus derechos y
su identidad clasista. Todas las clases, sectores y grupos sociales
tienen libertad de asociación, la que se pretende conculcar a los
trabajadores ¡en el artículo 123 de la Constitución! Un siglo estuvo
México en la vanguardia del Derecho del trabajo; la contrarreforma al
123 podría ponernos a la cola del mundo civilizado.
La herencia
Con
mucha pena y ninguna gloria, la segunda parte de la reforma laboral que
Calderón dejó como herencia pasó por el Congreso. Alguien ha de haber
recordado que en México nació el derecho social que reconoce los
derechos individuales y colectivos generados por el trabajo y obliga al
Estado a tutelarlos, gran conquista del pensamiento y de la lucha social
que previene y resuelve los conflictos de clase y encauza, para
beneficio de la sociedad, la energía generada por las contradicciones de
la economía. Pero nuevos “principios” como imparcialidad,
transparencia, profesionalismo, autonomía, etcétera, ajenos por completo
a la idea constitucionalista, usurparon el lugar del compromiso del
gobierno con la justicia social. La supresión de las Juntas de
Conciliación y Arbitraje liberará al Ejecutivo federal y a los
ejecutivos estatales de la monserga de garantizar justicia a los
trabajadores, y puede suponerse que está en la línea modernizadora a la
que nos obliga nuestra adhesión al difunto TTP. Pero es inadmisible que
el artículo 123 de la Constitución ordene que las elecciones sindicales
sean con voto universal, directo y secreto, útil para resolver algunas
titularidades del poder político, y a menudo inoperante en las
instituciones y organizaciones sociales. Las iglesias, las
universidades, las empresas, las cámaras patronales, los clubes de
servicio, los colegios profesionales, las academias, las organizaciones
estudiantiles, los clubes deportivos, las asociaciones culturales, los
partidos políticos, el Poder Judicial, suelen definir sus liderazgos por
medios distintos al voto universal, directo y secreto, en ningún caso
obligatorio salvo en los sindicatos, lo que somete a los trabajadores a
un régimen de excepción. Y que el Estado dicte las formas de
organización sindical y por consiguiente intervenga para que ese dictado
se acate, nada tiene que ver con la democracia y es cercano al
fascismo.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
El resultado de la mala calidad académica
José Manuel Gómez Porchini / México debe salir adelantejmgomezporchini@gmail.com/ http://mexicodebesaliradelante.blogspot.com
La
instrucción escolar, la preparación que se entrega a los alumnos en las
aulas, obedece a planes estructurados desde las más altas esferas de la
política educativa. Y más aún, la instrucción escolar que se imparte en
México, atiende a dictados de fuerzas ajenas a nuestra realidad
nacional, como son la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos, OCDE por sus siglas, así como muchos otros indicadores
internacionales que han marcado el rumbo en políticas educativas.
Sin
embargo, no por el hecho de ser extranjero algo ha de funcionar y menos
aún, resulta ser la panacea para todos los males. Para nuestros
próceres, los que ahora están en el poder y que han estado los treinta y
cuatro años, todo lo que viene de fuera es mejor que lo nuestro.
Cierto,
algunos hijos de México salieron a estudiar al extranjero en sus años
mozos y aprendieron otras culturas, otras formas de vida y escenarios
distintos. Pero el mal no es privativo de nuestro país y para muestra,
baste y sobra decir que apenas ayer 5 de noviembre de 2016, Francia
anuncia que volverá al sistema tradicional, al antiguo, de enseñanza,
regresándole su vigor y fuerza a las materias que se habían eliminado:
etimologías, civismo, lectura y redacción, comprensión lectora, ética.
Claro, ahora vuelven por sus fueros los concursos de lectura en atril,
de velocidad lectora y de comprensión. Algo que los que dirigen las
políticas educativas en México no conocen y nunca han conocido.
Y
para no ir muy lejos quiero comentar con usted algunas experiencias de
los últimos días, algo cercano, para que esté usted en posibilidad de
comprender mi dicho.
Acudo
a una notaría pública, negocio de años, a realizar un trámite y cuando
veo lo que están haciendo, me dio pena ajena. Aquello era una porquería
de escrito, lleno de errores de ortografía y al señalarlo, me dicen: En
el juzgado lo corrigen…
Ese
creer que siempre habrá alguien más que se encargue de corregir los
yerros de uno, es parte del problema que nos aqueja. Aun cuando sea
tarea del juzgado revisar la redacción de un escrito, quien lo hace es
responsable de que esté bien hecho.
Mas
¿cómo es posible pedirle a alguien que no sabe hacer una cosa que la
haga bien? Hace poco, en clase, encargué a mis alumnos un ensayo, pero
antes pregunté si sabían hacer ensayos. La respuesta sonó así, como
obvia y con suficiencia: ¡claro, profe!
Cuando
comencé a recibir los trabajos, empezaron los problemas. Al hablar con
ellos, me dijeron: ─es que usted está calificando algo que nadie nos ha
explicado nunca. Y tuve que comenzar desde el principio, a explicar qué
es un ensayo y cómo se hace.
Y
les comento que reviso ortografía, redacción, originalidad,
concordancia y todo eso que viste un escrito. De inmediato surgen las
preguntas: ¿qué significa cada una, profe?
Es
increíble encontrar gente a nivel licenciatura o posgrado, que acentúan
examen porque suena fuerte la a. Ignoran por completo la regla de
ortografía, pero la culpa no es de ellos, es del sistema que omitió
enseñar esa parte. Y la culpa más bien, es del sistema social, como la
muerte del angelito.
Ahora
hay que luchar por brindar a los jóvenes la posibilidad de salir
adelante, con las herramientas que necesitan para esta modernidad que ya
es el presente. Son nuestro futuro. Hay que apoyarlos.
Vale la pena. Me gustaría conocer su opinión.
***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** ***** *****
Forum en Línea sigue gracias a usted
Deposite a Forum Ediciones SA de CV
BBVA Bancomer: 04 49 49 84 00
CLABE (por internet): 01 21 80 00 44 94 98 40 02
BBVA Bancomer: 04 49 49 84 00
CLABE (por internet): 01 21 80 00 44 94 98 40 02
No hay comentarios.:
Publicar un comentario