4/29/2017

Rubiciela Cayetano comparte información “para la vida”

Coordina el Centro de DH Nääxwiin


7 Cada vez que Rubiciela Cayetano Pesado mira a los adolescentes ir a la escuela piensa que “una persona mayor informada por lo menos lo piensa dos tres veces” y por esa razón ha dedicado 17 años de su vida a difundir información sobre salud sexual y reproductiva en las escuelas del municipio de Matías Romero, en el estado de Oaxaca.

“Nos dedicamos a promover los derechos de las mujeres indígenas, particularmente trabajamos con mujeres indígenas porque vimos la necesidad que tienen en conocer y reconocer que tienen derecho porque existe mucha discriminación”, dice a Cimacnoticias esta mujer hablante de mixe y  coordinadora del Centro de Derechos Humanos Nääxwiin.

Con el nuevo siglo, en el año 2000, un grupo de mujeres indígenas provenientes de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), una agrupación con más de 30 años de experiencia en procesos organizativos, decidieron salir de esa red y conformar un espacio propio enfocado en los derechos de las mujeres.

Entre estas mujeres estaba Rubiciela quien desde niña vio con un interés cómo su madre participaba en Ucizoni, hasta que ya a los 19 años se integró a esta organización. Así comenzó su trabajo en favor de los derechos de las mujeres, una actividad que, dice, le forjó el futuro porque le permitió estudiar, decidir cuándo casarse y cuántos hijos tener.

“Estar dentro de la organización digamos que me abrió puertas, me abrió puerta a la vida, por lo menos he decidido mi futuro o mi vida. Pienso que mi vida cambia  cuando entro a la organización porque me da el espacio para seguir estudiando, trabajando a la vez”.

“TODAS CABEMOS”

Las mujeres que fundaron Nääxwiinc, palabra mixe que significa “espacio donde todas cabemos”,  imaginaron que era posible tener una red donde se apoyara a cualquier mujer y no sólo a las socias como ocurría en Ucizoni y además soñaban con un espacio donde se valorara la capacidad y las propuestas de las indígenas

Rubiciela, Dora Ávila, Chayo Revueltas, Estela Vélez, Leticia José, Constanza Cruz y Cibeles García no perdieron el tiempo y comenzaron a dar forma a su idea hasta que en el año 2000 lo consiguieron.

En la región del Istmo donde era y es común que las mujeres sean golpeadas porque salieron de casa o la comida no está caliente, Rubiciela se dio cuenta que los hombres justificaban los golpes como una “llamada de atención a la mujer”; como algo normal, incluso ellas así lo veías, “que si eran maltratadas era porque no cumplían los roles que la sociedad les pedía”, dice.

“Empezamos en 2003 a trabajar la prevención de la violencia que anteriormente no se hablaba como un tema, la violencia. En las comunidades se conocía como un maltrato y no se reconocía como un problema, sino como algo normal, como algo natural en que los hombres tenían ese poder de maltratar a las mujeres cuando supuestamente no obedecían”.

La organización decidió trabajar la prevención de la violencia pero desde el tema de la salud de las mujeres, porque cuando llegaban a las comunidades y decían: “vamos a hablar de violencia”,  las mujeres no lo reconocían y los hombres lo veían como algo malo.

No podíamos hablar de derechos, poquito a poquito fuimos metiendo el tema de derechos: las mujeres tienen derechos a la educación, salud, los derechos básicos. CIMACFoto: César Martínez López.

"No podíamos hablar de derechos, poquito a poquito fuimos metiendo el tema de derechos: las mujeres tienen derechos a la educación, salud, los derechos básicos pero en particular los derechos como mujeres, que las mujeres también valemos lo mismo que los hombres y poco a poco se empieza a hablar de estos temas en la región”.

Hoy en día es más común que las defensoras de Derechos Humanos hablen de estos temas, den talleres o pláticas al respecto y aunque todavía hay algunos hombres que no lo ven bien, se ha extendido la idea de que las indígenas tienen derechos y valen lo mismo que sus pares varones.

EDUCACIÓN PARA EL FUTURO 

Además de la prevención de los derechos de las mujeres Nääxwiinc también promueve la salud sexual y reproductiva. Las mujeres van a las escuelas a dar talleres con los jóvenes para hacer conciencia de sus derechos, de su cuerpo, su plan de vida y de las implicaciones de la maternidad a edades tempranas.

“Nosotras que estamos trabajando con las escuelas, también damos platicas a madres y padres de familia para hablar sobre temas de sexualidad. Por ejemplo, un papá te dice 'los maestros están mal informando a nuestros hijos, hasta dibujos tiene de cómo va a tener relaciones sexuales', pero  más bien se está informando”.

Ahora la estrategia que están implementado, cuenta Rubiciela, es trabajar dos años con las y los jóvenes y la planta docente, en dos ciclos escolares para tener mejores resultados. “Cuando trabajamos con ellos es trabajar su plan de vida ¿que están pensando a futuro, están  pensando en formar una familia, en seguir estudiando?”.

La idea, dice, es hacer un trabajo coordinado, con maestros, familias y estudiantes.  “A ellos mismos a veces les da pena hablar del tema de sexualidad o a veces no cuentan con la mayor información o con las herramientas; a veces también por el miedo y el temor a los padres de familia”, asegura.

Además la educación puede cambiar la vida como le pasó a ella, una mixe que pudo ser madre adolescente y quedarse en casa pero el destinó y sus deseos de ver más allá de su casa hizo que después de varios malabares lograra terminar la secundaria abierta y estudiar enfermería, una especialización que le dio herramientas para apoyar a sus hermanas indígenas.

VIOLENCIA SEXUAL

Como las indígenas viven situaciones diversas, ahora en Nääxwiinc han conocido de casos de abuso sexual a niñas, la activista dice que quizás antes no había estos casos no porque no sucediera sino porque era algo normal, natural y privado y ahora que la organización tiene una presencia consolidada en Matías Romero, una ciudad estratégica en la región, conocen de estos casos.

Este fortalecimiento también es porque coordinan la Casa de la Mujer Indígena, un proyecto que tomaron en 2013 cuando la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) comenzó  con esta iniciativa de crear espacios para promover la igualdad de género en las zonas rurales.

Recientemente Rubiciela, quien es madre de dos hijas, conoció de un caso que le hizo reafirmar su interés de seguir en una agrupación de la sociedad civil. El caso de una niña de 12 años violada sexualmente por su padre. Ella denunció cuando presentó un embarazo pero llevó a terminó la gestación y tuvo a su bebé.

El proceso de denuncia, investigación y sanción duró dos años, al final su padre fue condenado a 27 años de prisión pero, dice, con el nuevo sistema de justicia de juicios orales se confrontó varias veces con su agresor. “Imagínate, una chica de 12 años y estar recordando constantemente, enfrentándose con su papá”.

Una historia de esta naturaleza prácticamente nunca tiene un fin que se acerque a la satisfacción. Este caso no fue la excepción. La niña se convirtió en madre, pero además se llenó de una culpa que no era suya. A la niña le quedó la sensación de que esa agresión obligó a su madre, quien se dedica a hacer totopos, a trabajar más y más para mantener a sus hermanos.

A la niña, hablante de mixe, se le brindó apoyo psicólogo y jurídico pero eso de nada sirvió para evitar que ahora tenga que trabajar para mantener a su hijo.

Al recordar aquel testimonio, la defensora asegura. “La violencia es un problema social que no se le está dado la atención o la importancia porque el sector salud no hace nada de prevención, las instituciones de justica mucho menos, cuando llegan estos casos lo alargan”.

Si ella piensa qué es lo que se puede hacer ante esto, ella responde que es necesario continuar con la sensibilización, decir qué significa hablar de estos temas, hablar de la importancia de nuestro cuerpo, de la salud y el contexto de la situación.



CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anayeli García Martínez Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

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