7/08/2017

Reflexiones sobre el machismo y su combate

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Mariana Vallejo
El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. 
Engels, 1884
En la actualidad los movimientos feministas han cobrado importancia, lastimosamente, en algunos casos, solamente como un discurso hueco con argumentos superficiales. En ese discurso, se ha enfatizado que el feminismo es un movimiento que se coloca más allá de la lucha de clases, por lo que es necesario realizar algunas consideraciones que ayuden a entender de fondo el problema del llamado “machismo” y, por lo tanto, a imaginarnos un mundo que lo pueda superar.
Es necesario partir del hecho que la posición de sometimiento de la mujer surge a consecuencia de la división del trabajo y la búsqueda por acumular bienes, esto el hombre lo resolvió mediante la herencia, pero como tenía que estar seguro que los hijos fueran suyos, requirió someter a la mujer y lo hizo con el matrimonio, la monogamia y por la fuerza, siempre con ventaja para él. Este hecho se mantiene hasta nuestros días, con el paso de los años y el arribo de la supuesta modernidad, se ha planteado que dentro del sistema capitalista es posible romper con ese sometimiento de la mujer el cual tiene más 12000 años, además sin romper con las bases materiales que siguen manteniendo las condiciones de ese sometimiento.
Se ha buscado, por diversos medios, combatir al machismo, uno de ellos ha sido atacar los pilares donde se basa, como lo es la acumulación de riqueza, la apropiación del trabajo de otros, la explotación, etcétera; es decir los pilares del capitalismo.
No es posible plantear que, dando concesiones a las mujeres, estas van a dejar de estar sometidas, concesiones como aumentar la cantidad de mujeres en ciertos puestos -lo digo como una concesión porque no busca cambiar las condiciones que han llevado a las mujeres a tener menos oportunidades laborales que los hombres-. Ante condiciones desiguales, discursos de beneficiar a mujeres por el hecho de ser mujeres se vuelven argumentos machistas. Expresiones como “sería la primera mujer” “porque es mujer” “para que haya mujeres” como argumentos para apoyar a una mujer a realizar cualquier actividad, son ejemplos de esas concesiones que menciono. El sexo no puede nunca ser un argumento para designar un trabajo o una actividad.
Al no entender lo arraigado del machismo en nuestra sociedad nos lleva a seguirlo reproduciendo, es necesario aceptar que vivimos en una sociedad patriarcal, que las bases materiales persisten, que por lo tanto se expresa social y culturalmente. En ocasiones muestra su peor cara con violencia extrema pero también suele aparecer de manera velada y cotidiana, es ahí donde es más difícil reconocerlo y, por lo tanto, atacarlo.
Por ello, para ir avanzando en cambiar la relación desigual hacia la mujer, es indispensable trabajar en dos niveles: 1. El cotidiano, en el día a día, reconociendo y tratando de cambiar actitudes y acciones machistas que reproducimos tanto hombres como mujeres y 2. En lo estructural, derrocando las bases que sostienen al sistema capitalista.
Es importante no dejar de reflexionar sobre las condiciones y el papel de la mujer en la sociedad cuando nos pensamos en esa sociedad comunista, esa es una tarea que debe ser constante hasta llegar a la meta planteada, como dijo Rosa Luxemburgo “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”.

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