El amparo fue otorgado por la jueza cuarta de distrito del Centro
Auxiliar de la Quinta Región, con residencia en Culiacán, Sinaloa, y
obliga a las autoridades a implementar todas las medidas necesarias para evitar o mitigar el riesgo al medio ambiente en el que habitan las abejas
,
entre ellas prohibir las fumigaciones aéreas y el uso de agrotóxicos
como el fipronil y los neonicotinoides, así como declarar a las abejas
como sujetos de derechos.
La Jueza reconoció que las abejas no sólo son fundamentales para
los ecosistemas y la producción de alimentos, sino también parte del
legado biocultural de los pueblos mayas, quienes han practicado la
apicultura desde tiempos prehispánicos
, destacaron la Alianza Maya
por las Abejas Kaabnalo’on, el Colectivo Maya de los Chenes y el Centro
de Derechos Humanos Utsil Kuxtal.
La resolución obliga a las autoridades a contrarrestar los daños de las zonas donde se encuentran los apiarios, y a demostrar que han realizado acciones que tienen un impacto efectivo en la protección del medio ambiente y en el combate de la mortandad de las abejas en la región de Holpechén.
Entre las acciones que deben implementar se encuentran aplicar el decreto que restringe el uso del glifosato, investigar y sancionar deforestaciones ilegales que han devastado la región, y establecer un programa participativo con comunidades locales para crear corredores biológicos y restaurar los ecosistemas afectados.
Confiamos en que esta histórica sentencia no será impugnada y será
el punto de partida para atender la grave crisis de mortandad de abejas
que afecta a los ecosistemas, la integridad cultural y la economía de
apicultores y apicultoras mayas de la península de Yucatán
, señalaron con fundado optimismo las organizaciones involucradas. Que así sea.
El eje de dicho ejercicio es ¿dónde fueron a parar los enormes, históricos excedentes petroleros obtenidos durante los gobiernos de Fox y Calderón? (la decena trágica, la panista), porque en ese periodo no solo se incrementó brutalmente la extracción y exportación de crudo (más de 3 millones de barriles por día), sino que el precio superó con creces la barrera de los 100 dólares. De hecho, Borolas registró el mayor ingreso por envío de crudo mexicano al extranjero, con un precio que llegó a 120.25 dólares en julio de 2008.
¿Y a dónde se fue todo ese dinero?
, los excedentes petroleros,
preguntó la mandataria. Fácil: al despilfarro, al gasto corriente, a la
nómina de la burocracia dorada (creció 150 por ciento en la docena
trágica), a la creación de miles de puestos directivos para que los
amigos se incrustaran en la estructura gubernamental y a financiar la
voluminosa cuan creciente devolución de impuestos y la evasión
institucional que ambos gobiernos otorgaron y avalaron al gran capital.
Si se suman los ingresos que sólo por exportación petrolera que Fox (que llegó a exportar casi un millón 900 mil barriles por día) y Calderón (más de un millón 600 mil cada 24 horas) obtuvieron durante su estancia en Los Pinos, el monto se aproxima a 375 mil millones de dólares (la información es de Pemex), y a pesar de ello incrementaron sostenidamente la deuda de Petróleos Mexicanos, amén de que no construyeron infraestructura productiva ni beneficiaron a los mexicanos.
Cómo olvidar a Enrique Peña Nieto, quien se quejaba amargamente de que los derrochadores mexicanos
(así, en genérico, los mexicanos todos) mataron a la gallina de los huevos de oro; se nos fue acabando, se nos fue secando
. Olvidó mencionar que el régimen neoliberal se comió
los excedentes petroleros, endeudó a Pemex a niveles históricos,
exprimió hasta la última pluma de la gallina, y a la par rescató a
grandes corporativos y barones, y gastó a más no poder en la burocracia
dorada, en su faraónico ritmo de vida (cirugías estéticas incluidas) y
en abultar las cuentas bancarias de la clase político-empresarial. Y
todavía de quejaba de que la desplumada se secó
. Para eso utilizaron los excedentes petroleros.
Años atrás, quien fuera uno de los arquitectos de la privatización (especialmente la bancaria) y los rescates
privados con dinero público durante el régimen neoliberal, Guillermo
Ortiz Martínez (subsecretario de Hacienda con Salinas de Gortari;
secretario de Comunicaciones y Transportes, y de Hacienda con Zedillo;
gobernador del Banco de México con Zedillo, Fox y Calderón; y empleado
de la banca que rescató
) se quejó amargamente por el despilfarro
de los excedentes petroleros. Decía: “lo que hemos hecho en el tema
energético es inconcebible… La riqueza petrolera del país ha sido
desaprovechada para generar crecimiento económico; al menos 90 de cada
100 pesos de los ingresos extraordinarios obtenidos por exportación de
petróleo se han ido a gasto corriente. En otras naciones productoras de
crudo la bonanza de precios petroleros fue utilizada para fortalecer la
posición fiscal, mientras México cayó en un juego muy peligroso de crear
necesidades de gasto sustentadas en una fuente inestable de recursos”.
Y el quejoso fue operador del rescate
bancario (léase Fobaproa), corresponsable de los gasolinazos, de la descarada devolución de impuestos y la evasión fiscal institucionalizada para favorecer al gran capital, de los salvamentos
carretero y conexos. Pero, ¡lástima!, nunca se enteró ¿dónde quedaron los excedentes petroleros
?
Las rebanadas del pastel
De fondo, una fotografía de Ricardo Salinas Pliego. De
frente, el ex ministro Luis María Aguilar Morales, micrófono en mano, en
su despedida: nos enfrentamos a un futuro donde los poderes fácticos
podrían acechar la labor de quienes imparten justicia; se debe decir
así, con todas sus letras
. Entonces, ¿así o más cínico?
En realidad, es imposible saber qué pasa en los campos de batalla basándose en la versión de uno solo de los contendientes: según Kiev, por ejemplo, los misiles Atacms estadunidenses y los Storm Shadow y Scalp, británicos y franceses, dan todos en el blanco, lo que los rusos niegan; de acuerdo con Moscú, su nuevo misil hipersónico balístico es imposible de interceptar, mientras los estadunidenses aseguran que se trata de una modificación de versiones obsoletas en fase experimental, muy lejos de poder fabricarse en serie, que no causó, de creerse las imágenes satelitales de antes y después del ataque, ningún daño al consorcio de la industria militar de la ciudad de Dnipró.
Pero suponiendo que todos digan la verdad –que los misiles
occidentales de largo alcance sean un dolor de cabeza para Moscú y el Oreshnik ( Avellano)
ponga a temblar a Londres, París y otras capitales europeas–, es obvio
que ni Washington está dispuesto a entregar a Kiev todos sus cohetes de
ese tipo ni mucho menos armas mejores, igual que el Kremlin carece de
cientos de misiles de nueva generación
y tiene otros de similares características capaces de alcanzar cualquier país europeo con ojivas nucleares como el Iskander-M, el Kinzhal y el Kalibr, sin hablar de los misiles de más de 6 mil kilómetros de distancia.
Unos y otros, perdónese la analogía boxística, protagonizan una suerte de round de sombras para mostrar su musculatura en espera de que un nuevo boxeador, Donald Trump, suba al ring. Lo malo es que, de tanto provocar al contrario con golpes bajos y de responder con hacer alardes de su arsenal nuclear, se podría desatar, por error o por arrebato suicida, una conflagración atómica que no tendrá ganador.
¿Habrá una Tercera guerra mundial? Si prevalece el sentido común no es probable, pero mientras se siga tentando hasta dónde aguanta la paciencia del otro, es posible.
Teherán, que junto a Moscú provee el mayor respaldo internacional a Damasco, denunció el resurgimiento de los grupos
terroristas takfiris en Siria en los últimos días como parte de un
complot tramado por Estados Unidos e Israel con el propósito de
perturbar la seguridad y la estabilidad regional
Estas acusaciones encuentran sustento en la intensificación de los ataques aéreos israelíes dentro de territorio sirio, así como en las traicioneras violaciones por parte de Tel Aviv al acuerdo de cese al fuego acordado sólo horas antes con la milicia y movimiento político libanés Hezbollah. Coinciden también con las maniobras del presidente saliente Joe Biden para atizar conflictos en las semanas que le quedan como inquilino de la Casa Blanca.
Hasta el momento, ni Ankara, ni Washington, ni el régimen sionista de Benjamin Netanyahu han reivindicado la autoría de los ataques, pero la velocidad con que avanzaron tropas que llevaban al menos un lustro estacionadas, el grado de coordinación mostrado y la fuerza con que golpearon en las primeras horas al ejército, dejan pocas dudas acerca de la existencia de agentes externos en el repentino reavivamiento de las hostilidades. Sea quien sea el poder foráneo que apuesta por llevar el caos a Siria, queda claro su absoluto desprecio por las vidas civiles en un país que ya padece una de las mayores catástrofes humanitarias del planeta: desde que en 2011 Turquía, las petromonarquías árabes y Occidente decidieron convertir las legítimas protestas antigubernamentales del pueblo sirio en una carnicería sin fin armando y financiando a grupos terroristas –incluidos algunos a los que oficialmente combaten, como Al-Qaeda–, alrededor de medio millón de personas han perdido la vida, seis millones han sido víctimas de desplazamiento forzoso (en no pocos casos, varias veces) y otros seis millones han tenido que abandonar el país. La insensibilidad ante el sufrimiento humano se torna en franco sadismo si se considera que los mismos políticos que azuzan la guerra cierran las puertas a los exiliados.
padre de la patria chica. Nada de lo que había acontecido antes resultaría comparable con lo suyo…
Entre sus ideas geniales destacaba la de que iba a refundar Jalisco
,
y tantas y tantas cosas más. La verdad es que nunca entendimos cómo
podía hacerse esto y no dejó de inquietarnos hasta dónde podía llegar un
hombre tan visionario…
Faltan pocos días para que se vaya a Madrid y parapetarse precisamente en el pomadoso barrio de Salamanca, donde se encuentran ya una cauda de mexicanos que medraron a manos llenas de su encargo político y no se sienten seguros en su propia tierra.
De cualquier manera allá tampoco pueden prescindir de guaruras, pues ya se han topado con mexicanos que los han increpado e incluso intentado agredir.
Alfaro no tendrá pendiente, pues lo mismo que lo fue su señor padre, sabe defenderse y atacar, pero sí tendrá que soportar a más de un jalisciense que lo confronte, aunque sea de lejos…
Cabe dejar claro que la opinión general es que su gobierno ha sido uno de los peores de los últimos decenios, equiparable a los de Bebeto y Emilio, que ya es mucho decir.
Poco a poco iremos analizando los desfiguros, pero, de momento, no puede soslayarse la inseguridad, el desgarriate del tráfico vehicular en el área metropolitana de Guadalajara y una que otra ciudad menor. En este sentido puede decirse que no se sabe en qué se gastó el dinero, pues lo cierto es que quienes requieren de ir de un lado a otro para atender sus obligaciones, viven el peor calvario de toda la historia, de la que este gobernador formará parte como uno de los peorcitos.
También destaca en su curriculum gubernamental, entre una cauda de dagas, que su gente tuvo a bien realizar la única manifestación que se ha producido en el mundo para impedir que la gente pudiera asistir a una feria del libro.
Tuvo dos efemérides importantes por celebrar: el Bicentenario de la Consumación de la Independencia de nuestro país, para lo cual formó una comisión que no sirvió absolutamente para nada. Qué comparación con las fiestas que hizo Porfirio Díaz para el Centenario de la Proclamación y el de la Consumación, ya cuando se comenzaba a recuperar el país de la Revolución.
En el caso de Jalisco, todavía recuerdo la celebración del sesquicentenario de su natalicio (hace cincuenta años) con una serie de actividades indelebles.
El mismo dúo dinámico
, asaz inútil, que no hizo nada para la
primera celebración, reafirmó su inutilidad en este año de 2024, y el
gobernador quedó impávido. De no ser por el esfuerzo particular del
secretario de Gobierno, haciendo lo que no le correspondía, no habría
quedado huella alguna de tal sexenio. Su libro sobre el nacimiento de
Jalisco palió el desaguisado.
También habrá de tener presente lo que podría definirse como la última y nos vamos
:
al tres para las doce, haciéndole un triste favor a su sucesor –que lo
es contra su voluntad–: decidió lanzar la iniciativa de salirse del
pacto federal. De no ser porque lo trató de hacer en serio, podríamos
asegurar que era una excelente iniciativa para celebrar el Día de los
Santos Inocentes.
Bien cierto es que no hay mal que dure 100 años
, pero sí es el caso de que los hay a veces, unos que tienen un larguísimo sexenio de duración.
Una de las grandes lecciones para la humanidad es que la soberanía nacional es un concepto obsoleto, dijo hace año y medio un politólogo de la Universidad de Georgetown en la UNAM. Hace apenas dos meses, la secretaria general del PRI dijo en la tribuna del Senado, porque también es senadora:
La soberanía no es un valor absoluto, ni es un dogma religioso. En el siglo XXI, la soberanía tiene límites. Hace unos días, un ex legislador que fue sorprendido cobrando una pensión de adulto mayor contra la que había votado, auguró:
Trump es la esperanza de México.
Todos estos ataques se han visto apocados por la manifestación de la soberanía popular en la conformación del Ejecutivo y el Congreso y, por tanto, en la fuerza que le permite a la presidenta Claudia Sheinbaum fijar los alcances de la soberanía nacional y de su Estado. Desde los que propusieron arrodillarse frente al que todavía ni es Presidente en funciones de EU por una amenaza de tarifas, hasta los que rogaron por una intervención militar a México, la oposición se topó con una de las características de la soberanía: que aparece como voluntad general, tanto cuando se legisla como cuando se defiende de un agente extranjero. ¿Cómo es que aparece?
Antes de contestar a esa pregunta, me permito recordar la célebre
imagen de Rousseau sobre la voluntad general, que no es ni de una
mayoría política ni es divisible en poderes. Se le conoce como la imagen
de los charlatanes japoneses
y dice: Mas no pudiendo nuestros
políticos dividir la soberanía en su principio, la dividen en su
objeto; la dividen en fuerza y en voluntad; en Poder Legislativo y Poder
Ejecutivo; en derechos de impuesto, de justicia y de guerra; en
administración interior y en poder de tratar con el extranjero; tan
pronto confunden todas estas partes como las separan. Hacen del soberano
un ser fantástico, formado de piezas relacionadas; es como si
compusiesen el hombre de muchos cuerpos, de los cuales uno tuviese los
ojos, otro los brazos, otro los pies, y nada más. Se dice que los
charlatanes del Japón despedazan un niño a la vista de los espectadores,
y después, lanzando al aire sus miembros uno después de otro, hacen que
el niño vuelva a caer al suelo vivo y entero
. Lo que Rousseau está
explicando es que existe un poder real que fluye por el Estado, es
decir, la soberanía cuando está ligada a una fuente legítima, el pueblo.
No es, como quisieran sus críticos, sólo algo que se dice en las
constituciones para que sean democráticas. Tampoco es sólo un asunto de
fuerza. Es una reivindicación ante algo o alguien que la quiere reducir.
Lo que hemos visto en los primeros días del gobierno de Claudia
Sheinbaum es justo la manifestación de la soberanía, que es una forma de
poder –distinta a la autoridad, las leyes, o a la fuerza– que aparece
cuando se trata de limitar poderes externos: frente a la privatización,
al dogma del mercado, a las agencias autónomas, las minorías mediáticas,
los páneles internacionales, las agencias extranjeras, el presidente
electo de Estados Unidos. Es notable observar la restitución del Estado
en tiempo real, después de un periodo en que se le desmontó, vituperó
como obsoleto
, y se dividió su soberanía como el cuerpo del niño japonés.
La soberanía es algo que se puede defender sólo cuando se tiene el consenso. Por eso tuvimos sexenios en que los presidentes fueron informantes oficiales de la CIA o, más adelante, tapetes sin voluntad. La soberanía no se puede ejercer cuando no se posee. Es la fuente de la autoridad política y moral. Sin confundirla con mera fuerza o con ley, la soberanía es un instrumento estratégico para unir lo que es con lo que debería de ser. Se le invoca cuando hay un peligro de que ocurra una reducción del poder del Estado o cuando otro agente, privado o extranjero, quiere aumentar ese poder a sus expensas. Es una estrategia para asignar poder.
La historia de la soberanía popular y nacional es la sustancia misma de la historia de México. La defensa ante las élites coloniales se convirtió en enfrentar las invasiones de Francia y Estados Unidos. La lucha contra la oligarquía porfirista devino en asentar los alcances que la autodeterminación popular tenía contra los que buscaron limitarlos, como las compañías petroleras.
Esa historia, la de los esfuerzos por darle contenido a la soberanía,
no encarna una confusión conceptual o que hayamos estado hablando de
algo que no existe o es obsoleto
, sino que sus conflictos y
desenlaces tienen una profundidad histórica que emerge en situaciones
como las que vivimos, con toda la sensación de historicidad del
presente, como un puente entre soberanía popular y nacional. Sin ser una
teoría intangible o una sustancia que tiene tales o cuales rasgos, la
soberanía está hecha de historia. Es material. Aparece. La podemos
atestiguar en el cruce entre poderes legítimos e ilegítimos. No es nada
más una retórica: su ejercicio requiere contar con el consenso popular y
las emociones políticas que de él se derivan. Es la sensación de
historicidad en el presente.
Al menos desde el Grito de Independencia de Hidalgo, la soberanía representa un principio de unidad que reúne la multiplicidad de poderes dentro del ámbito político, disipando la fragmentación de la autoridad al rastrear sus huellas hasta un punto de origen común. Ese punto es la irrupción popular. No es el mismo pueblo el de 1810 que el de 1857 o de 1910, pero es su capa geológica lo que hoy nombramos como soberanía.
Hoy es, qué duda cabe, el maremoto de votos y la participación que millones tenemos sobre este nuevo proceso de transformación. Es una unidad política, no sociológica. El pueblo no es la población. Pueblo es quien se define como tal en el conflicto contra las élites. En México, ese conflicto no es identitario, como en Europa y Estados Unidos, sino de clases sociales. Así se explica cómo los medios corporativos europeos y estadunidenses se admiraron con la carta de la presidenta Claudia Sheinbaum a Donald Trump: después de todo, la soberanía seguía existiendo en alguna parte del mundo, y el Estado no era un cachivache del siglo XX.
No queremos una España de proletarios, sino de propietarios. Desde entonces, rentar cosa de estudiantes y migrantes, gente pobre a la espera de acceder a la sacrosanta propiedad de una vivienda a través de un préstamo bancario. Pero esto está empezando a dejar de ser así. No socialmente, ni como aspiración, pero sí, cada vez más, en la práctica. El alquiler no se ha prestigiado, sigue siendo la alternativa de quienes no alcanzan a comprarse una vivienda, y sin embargo, cada vez más gente vive como inquilino en un lugar que no le pertenece.
Al menos en el mercado español hay un contrasentido infame. Las cuotas de un préstamo bancario ordinario son más bajas que lo que cuesta rentar un departamento; sin embargo, para acceder a un préstamo, es necesario adelantar entre 20 y 30 por ciento del valor de la vivienda. He ahí un círculo infernal: las personas que no pueden acceder a un préstamo para comprar una casa se ven obligadas a pagar más mensualmente por rentar un departamento, lo cual a su vez, les dificulta ahorrar algo para acceder a una propiedad.
El problema, por si alguien se aventura por aquí, no radica en la dificultad de tener acceso a una hipoteca. Las condiciones se endurecieron, con razón, tras la crisis de 2007, cuando la burbuja inmobiliaria estalló, miles de personas no pudieron pagar el préstamo y fueron desahuciadas. El problema, que nadie se engañe, es el precio de la vivienda, en general, y el del alquiler en particular, que no ha hecho más que subir y subir en la última década.
Tener una casa en propiedad no es un derecho, hay modelos
perfectamente viables, y posiblemente más justos, basados en una
vivienda pública de alquiler. Lo que es un derecho es tener un techo al
que poder llamar hogar sin tener que empeñar en ello la mitad del
salario y sin miedo a que te expulsen de un día para otro. En el caso
español, está reconocido por la propia Constitución, que en su artículo
47 blinda, teóricamente, el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada
.
Pero hace tiempo que el libre mercado colisiona frontalmente con la garantía de este derecho, y que el gobierno más progresista posible actualmente sea incapaz de dar respuesta, resulta descorazonador. El problema, en todo caso, es global, porque globales son los circuitos financieros que han encontrado en el sector de la vivienda un valor seguro en el que rentabilizar inversiones a costa de los inquilinos, pero la crisis adquiere características propias en cada lugar, y en España va camino de provocar una ola de indignación de derivadas inciertas. Las manifestaciones que en octubre tuvieron lugar en numerosas ciudades son un primer aviso. La que se celebró en Barcelona el 23 de noviembre fue un segundo toque de atención.
Un reciente estudio del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona ha puesto cifras e ideas a esta crisis. Por un lado crece la gente que vive de alquiler: son ya mayoría entre los 16 y 29 años (53 por ciento) y casi un tercio (32 por ciento) entre los 30 y los 44. Los porcentajes son muchísimo más altos entre la población migrante, y la mayoría de quienes viven de alquiler no confían en heredar una vivienda, lo cual desmiente uno de los mitos con que se combate la crisis: la gente vive de alquiler hasta que hereda la casa de sus padres. Muchas veces no es así.
Del otro lado de esa gente que no puede comprar una vivienda, está la que puede comprar cada vez más. Casi seis de cada 10 compraventas se hacen con dinero al contado, sin necesidad de hipotecas, y 15 por ciento fueron realizadas por extranjeros no residentes. Entre 2008 y 2020, casi la mitad de las viviendas inscritas en el registro de la propiedad fueron de empresas con más de ocho inmuebles. La renta se ha convertido en uno de los principales vectores de desigualdad social, ya que no hace sino traspasar rentas de pobres a ricos.
La explicación fácil dice que hay un exceso de demanda y una falta de oferta, ante lo cual se propone construir más. Habrá lugares concretos en los que sea una necesidad, pero a estas alturas se debería haber aprendido que el ladrillo no es la solución en el sexto país con mayor número de viviendas por habitante de toda la OCDE.
En realidad, no hay que inventar nada. Hay países del norte de Europa
y ciudades-modelo como Viena y Singapur que, sin cerrar la puerta a la
iniciativa privada, enseñan cómo organizar el sector para blindar el
derecho a una casa: un imponente parque público de viviendas para rentar
y un tope razonable al beneficio máximo que un particular puede sacar a
su propiedad, pero tampoco hace falta irse lejos. Bastaría con que el
gobierno siguiera leyendo ese artículo 47 de la Constitución española: Los
poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán
las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho (a la vivienda),
regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general
para impedir la especulación
.
Han circulado diversas versiones sobre las circunstancias en que Lucio murió. Al respecto, decidí señalar dos: la que considero más apegada a la realidad, publicada por Luis Hernández en su libro La pintura en la pared, que se sustenta en una entrevista con Vicente Estrada Vega, y la versión literaria creada por Carlos Montemayor en su novela Guerra en el paraíso, advirtiendo que en ambos casos edité para reducir el espacio.
Vicente Estrada estudió en la Normal rural Raúl Isidro Burgos. Estas son sus palabras: AYOTZINAPA es todo
.
Allí hice amistad entrañable con Lucio Cabañas. Caí preso un mes antes
de que muriera Lucio. Todavía algunos piensan que se suicidó. No es
cierto. Lucio murió peleando. Lo supe porque, estando en la cárcel, hay
un compañero de Atoyac al que le decíamos El Costa Grande, y él me contó los últimos momentos de Lucio y el grupo armado que lo acompañaba, pues ahí donde los mataron era su terreno.
“Lucio cometió un error político. Murió por una delación. Resulta que
tenían secuestrado a Figueroa, y después de una discusión decidieron
dejarlo en libertad e hicieron un plan militar. En ese momento el grupo
debe haber tenido unos 200 hombres en armas, estaba muy cargado de gente
porque en los pueblos ya no los dejaban estar. El plan consistió en que
el grueso de los guerrilleros se quedó en el campamento central y
dejaron ir a Figueroa. Pero para descontrolar al ejército, Lucio y
algunos más iban a desplazarse al ejido de Santa Rosalía, los estaban
esperando los hermanos Anacleto e Isabel Ramos porque se estaban uniendo
a la lucha. Para ese momento los militares ya intuían que Isabel Ramos
salía con tortillas al monte para abastecer a los guerrilleros.
Entonces, cuando llegó el general Ruíz (me parece), le dijo: Hay
sospechas de que tú sabes dónde está el grupo. Ya están desaparecidas
tus dos hijas. Si tú me entregas a Lucio, las suelto. Y si no, no las
vas a volver a ver
. Al día siguiente, Isabel le avisó al ejército
dónde estaba Lucio. Una sección, unos 30 soldados, rodeó temprano el
lugar. Todavía en lo oscurito se acomodaron. Como a las 8:30 de la
mañana empezó la balacera. Lucio logró levantarse y trató de hacerse en
medio de dos piedras, desde donde estuvo tirando. Pero le pegaron un
balazo en el maxilar y otro en el costado. Lo mataron. Tal y como él
dijo que iba a hacerle, murió peleando. Fue consecuente hasta el último
momento de su vida. Para nosotros esa es la historia.”
La novela de Montemayor concluye con el capítulo que recrea los últimos momentos del guerrillero.
“Lucio despertó escuchando el rumor del viento. Un rumor profundo, extenso, que parecía concentrarse en la cañada, en las piedras, en la abundante maleza. Pensó en Isabel, en su boca tersa, caliente. Ahora, su hija con Isabel tendría un mes y medio.
“Levantó la vista hacia la sierra. El sol se elevaba ya como un ojo enorme y deslumbrante. Se incorporó. Sintió prisa, hambre. Pasaban ya de las siete de la mañana. José Isabel Ramos aún no llegaba. Lucio se encaminó hacia la hamaca y se sentó en ella, sintiendo la difusa corriente de dolor que lo amenazaba desde el centro de la cabeza. Cerró los ojos.
“Pasaban ya de las ocho de la mañana. Miró a René subir por la pendiente de algodoncillos.
“–Está confirmado, Lucio –dijo René, agitado–. Los campesinos que contactó Fidencio aseguran que los Ramos tratan de traicionarnos desde hace mucho tiempo.
“Lucio sintió la ligera presión en la boca del estómago. Miró hacia arriba, hacia el monte. Vio al grupo de hombres que subían. Junto a René y Roberto venían los dos campesinos. Uno era viejo, de cincuenta años quizás.
“–Ellos mataron a Óscar –explicó el más viejo.
“–Óscar supo de los planes de los Ramos con el ejército. Cuando trató de regresar a Atoyac, ellos lo entregaron. Toda esta región está ocupada por gente de ellos. Estamos seguros de que los tienen vigilados. Por eso venimos, para ayudarlos a salir de aquí –dijo el campesino joven.
“Lucio se llevó la mano a la frente. Luego asintió.
“Lucio creyó primero que se trataba de un aviso de amigos, de una contraseña. Luego escuchó otro disparo, y después una ráfaga, pero distantes. Ráfagas de Fal y de M-2 comenzaron a desprenderse desde lo alto del monte. Cerca de la cabaña estalló una bomba. Los soldados comenzaron a aparecer entre los árboles; Escuchó entonces los motores. Eran helicópteros.
Lucio avanzó y se detuvo ante una roca grande, lisa, que podía
ofrecer resistencia. Disparó desde ahí. Sintió entonces una punzada muy
aguda, en la espalda. Oyó que Arturo gemía con un sonido ronco. Quiso
volverse a ayudarlo, pero algo extraño le impedía incorporarse, levantar
el brazo, el costado donde seguía ardiendo un grito, una furia de
tierra. Luego estalló en su cuerpo una segunda punzada. Sintió que su
gruesa chamarra se iba empapando. Sintió otro golpe en la garganta. Era
un dolor como la oscuridad que doblega las rocas. Caía con su cabeza
caliente sobre la peña limpia que parecía ascender hacia él como una
mano dura, de tierra, pero que no sentía como piedra. Y le parecía caer
una vez sobre ella, y luego otra, sobre el mismo sitio, como un destino
que se imponía, cerrando el camino, el día, la misma lucha que brotaba
del grito que ardía en su boca, en su espalda, en su pecho; la sangre
que sentía brotar como todo lo que tenía qué hacer, lo que faltaba por
hacer; una prisa gritando con el mismo calor, negándose a caer con el
mismo ojo incólume de soles que trataban de brotar desde sus manos
apoyadas en la tierra, en la roca, gritando que falta mucho por hacer,
por hacer, por hacer.
* Historiador
¿Significa esta evolución que ha perdido la mitad de su apoyo? No,
porque el dato de imagen positiva de los primeros meses, para cualquier
presidente, siempre es engañoso. Jamás debe ser entendido como un respaldo verdadero
.
Es más: este indicador en el inicio del mandato está completamente
sesgado por una suerte de efecto ‘luna de miel’ posvictoria electoral.
El problema está cuando el presidente en turno se lo cree y actúa embriagado por esta supuesta abrumadora aprobación, que casi siempre resulta siendo pasajera.
Lo importante en estos casos es analizar qué ocurre a medida que pasa el tiempo y se le comienza a juzgar por su capacidad de resolver problemas, en vez de por su relato, como si siguiera en campaña electoral, echando la culpa de todos los males a los otros.
Según las últimas encuestas, la imagen de Noboa y su evaluación de gestión está en tendencia sostenida a la baja. Y no sabemos hasta dónde llegará. Por ahora, cruzó el umbral de 40 por ciento.
En relación con la intención de voto, también viene cayendo, aunque todavía conserva más de lo que obtuvo en primera vuelta (pero mucho menos de lo que logró en segunda vuelta).
A estas alturas del partido, la cuestión que nos ocupa a todos es la siguiente: ¿llegará Noboa con un valor relativamente competitivo a las elecciones presidenciales del 9 de febrero, en las que vuelve a postularse como candidato?
Resulta ciertamente difícil metabolizar (democráticamente) que un presidente inútil pueda tener alguna posibilidad de tener suficientes votos como para estar en segunda vuelta.
Sinceramente, algo se nos debe estar escapando como para comprender que, con tantas muestras de incapacidad, aún esté en carrera, aunque cada día su cotización electoral vaya a menos.
Después de ser el máximo responsable de que no haya luz en el país
durante estos últimos meses; después de empeorar la situación económica,
tanto en lo cotidiano como en lo macro; después de su insolvencia para
resolver el tema de la inseguridad y el narcotráfico a pesar de haber
gobernado a golpe de estado de excepción; después de haber subido el
iva; después de haber incumplido múltiples promesas de campaña; después
de haber violado la legislación internacional al invadir
la
embajada mexicana en Ecuador; después de haberse sacado de encima a su
vicepresidenta, primero mandándola a Israel y luego a Turquía hasta su
destitución ilegal; después de haber proscrito de la carrera electoral
al candidato que más le podía quitar votos (véase el caso de Topic);
después de tanta incompetencia e ineptitud, Noboa se presenta con el
único argumento de que ha tenido poco tiempo para hacer algo.
Y lo que no entiende el presidente ecuatoriano es que la paciencia es un privilegio únicamente de unos pocos que tienen tanto-tanto como para poder pacientemente esperar. Las expectativas y el relato tienen un límite: la realidad.
Además, Noboa sigue creyendo que por ser el único candidato frente a la principal fuerza política del país (el correísmo), con eso le basta para revalidar su relección.
Sin embargo, se equivoca. Los números comienzan a no darle; la tendencia a la baja es palmaria. Y por otro lado, no hay que descartar que en el tramo final –como ya pasó en 2021 y 2023–, cualquier otro candidato afín ideológicamente a él se cuele en la escena electoral y le desgaje una buena parte de su actual intención de voto.
Veremos qué pasa en estos próximos meses en Ecuador. Ojalá no
tengamos que inaugurar ninguna cátedra nueva en las ciencias políticas
que nos tenga que explicar el siguiente enigma: Lo Inútil como atributo positivo en Democracia
.
* Doctor en economía,director ejecutivo de Celag Data
“Zapata: Ya han dicho a usted todos los compañeros: siempre lo dije, les dije lo mismo, ese Carranza es un canalla.
Villa: Son hombres que han dormido en almohada blandita. ¿Dónde van a ser amigos del pueblo, que toda la vida se la ha pasado de puro sufrimiento?
Zapata: Al contrario, han estado acostumbrados a ser al azote del pueblo…
Villa: Para que ellos llegaran a México fue para lo que peleamos todos nosotros. El único ejército que peleó fue el nuestro… Los que por allá pelearon muy duro fueron estos huertistas; llegó a haber batallas donde hubiera poco más de cinco mil muertos.
Zapata: ¿En Zacatecas?
Villa: En Torreón también pelearon como 18 mil hombres. En toda la región lagunera pelearon como 27 días. Pablo González, que hacía más de un mes estaba comprometido conmigo para no dejar pasar federales, me dejó pasar once trenes; pero todavía nos corrió la suerte de que pudimos con ellos y todavía les tomamos Saltillo y otros puntos, y si acaso se descuida ese González, lo tomamos hasta a él (risas)… Yo no necesito puestos públicos porque no los sé lidiar. Vamos a ver por dónde están estas gentes. Nomás vamos a encargarles que no den qué hacer.
Zapata: Por eso yo se los advierto a todos los amigos, que mucho cuidado, si no, les cae el machete (risas). Pues yo creo que no seremos engañados. Nosotros nos hemos estado limitando a estarlos arriando, cuidando, cuidando, por un lado, y nosotros, a seguirlos pastoreando.
Villa: Yo muy bien comprendo que la guerra la hacemos nosotros los ignorantes, y la tienen que aprovechar los gabinetes, pero que ya no nos den quehacer.
Zapata: Los hombres que han trabajado más son los menos que tienen que disfrutar de aquellas banquetas. Nomás puras banquetas. Y yo lo digo por mí: de que ando en una banqueta hasta me quiero caer.
Villa: Este rancho está muy grande para nosotros; está mejor por allá afuera. Nada más que se arregle esto, para ir a la campaña del Norte. Allá tengo mucho qué hacer. Por allá van a pelear muy duro todavía… Mis ilusiones son que se repartan los terrenos de los riquitos. Dios me perdone, ¿no habrá alguno por aquí?
Voces: Es pueblo, es pueblo.
Villa: Pues para ese pueblo queremos las tierritas…
Zapata: Le tienen mucho amor a la tierra. Todavía no lo quieren creer cuando se les dice: Esta tierra es tuya
. Creen que es un sueño. Pero luego que hayan visto que otros están sacado productos de estas tierras dirán ellos también: Voy a pedir mi tierra y voy a sembrar
. Sobre todo, ese es el amor que le tiene la gente a la tierra…
Villa: Ya verán cómo el pueblo es el que manda, y que él va a ver quiénes son sus amigos.
Zapata: Él sabe si quieren que se las quiten las tierras. Él sabe por sí solo que tiene que defenderse. Pero primero lo matan que dejar la tierra…
Villa: Pues hombre, hasta que me vine a encontrar con los verdaderos hombres del pueblo.
Zapata: Celebro que me haya encontrado con un hombre que de veras sabe luchar.”
Este diálogo sincero, sin filtros, pinta de cuerpo entero a los dos más importantes líderes campesinos de la Revolución Mexicana. Se ha escrito mucho acerca de lo ahí expresado. Se ha dicho que ese diálogo prefiguraba la derrota que sufrirían sus ejércitos ante el constitucionalismo. Se ha insistido en que Villa y Zapata no querían tomar el poder, que lo delegaban en sus intelectuales, que su papel era vigilarlos para que no se desviaran, que no entendían la importancia de la capital del país, por su regionalismo, que les impedía comprender el problema del poder y del Estado nacional. Y sin embargo, Villa y Zapata estuvieron a punto de ganar la guerra civil y ser los triunfadores de la Revolución. Su derrota no fue una fatalidad histórica por el hecho de representar una revolución campesina, sino por la falta de recursos económicos para mantener a sus numerosos ejércitos cuando las fuentes productivas en Chihuahua y la zona zapatista se habían exahustado, mientras el constitucionalismo controlaba las principales regiones productivas de carbón, minería, petróleo y henequén además de los principales puertos.
Pero además, la práctica revolucionaria del villismo y el zapatismo en las regiones que controlaban nos muestra otra cosa: expropiaron a las clases propietarias, pusieron esos recursos al servicio de la revolución, tomaron en sus manos la administración de las haciendas, fábricas y empresas, establecieron su propio gobierno, controlaron su territorio, su economía, emitieron su propia legislación y moneda y administraron la justicia en favor de los más pobres. En los hechos, estaban construyendo un Estado emergente, de carácter popular. Era una verdadera revolución, cuya práctica decía mucho más que las palabras de sus dos máximos dirigentes.
La primera de esas malas decisiones fue aprobar un nuevo marco para mercados de carbono. La segunda, que se impuso sin consenso en el último momento de la conferencia, fue una paupérrima meta de financiación para apoyar a los países del Sur Global a enfrentar la crisis.
Es paradójico que un organismo de la ONU decida dar nuevo aire a los mercados de carbono, un invento que ha mostrado ser dañino e inútil para enfrentar el cambio climático y cuyo valor cayó en picada el último año, luego de la revelación de múltiples fraudes y violación de derechos humanos en esas operaciones.
Un artículo de la revista científica Nature del 14 de noviembre de 2024, mostró que menos de 16 por ciento de los proyectos de mercados y compensaciones de carbono tuvieron impacto en la reducción real de emisiones de gases de efecto invernadero. El estudio se basó en el análisis de 2 mil 436 proyectos de ese tipo. Encontraron, por ejemplo, que los proyectos de plantaciones y manejo forestal no tuvieron ningún efecto adicional al papel que los bosques ya jugaban en el control del cambio climático, pero algunos de ellos, como REDD+, tuvieron impactos sociales negativos (Probst,B.S. et al, Nature Communications 15, 9562, 2024, https://doi.org/10.1038/s41467-024-53645-z).
De ese ínfimo 16 por ciento de proyectos que tuvieron algún efecto para reducir emisiones relacionadas al cambio climático, 11 por ciento fue mejora de estufas de cocina rurales, 16 por ciento fue eliminación de gas SF6, y 68 por ciento para eliminación de uso de clorofluorocarbonados (HFC, por sus siglas en inglés) usados en refrigeración, causantes del agujero de la capa de ozono. Esos tres rubros no son comercio de créditos de carbono, sino pagos para dejar de usar ciertos elementos.
Lo cual muestra que casi la totalidad de los créditos de carbono que se comercian no han servido para nada, salvo para crear un negocio a empresas y agentes de mercados especulativos, pero de ningún modo para enfrentar el cambio climático. Al contrario, como esos créditos los compran empresas altamente contaminantes para aparentar que están disminuyendo sus emisiones de carbono aunque siguen aumentándolas, en realidad es un mecanismo que empeora el cambio climático.
En los últimos dos años se han revelado varios escándalos relativos
al engaño de las mayores certificadoras de créditos de carbono, como la
empresa Verra, que actúa también en México. Una investigación del diario
The Guardian mostró que 94 por ciento de los créditos certificados por Verra eran fantasmas
, es decir, inventados por métodos de medición exagerados para generar créditos de carbono que en realidad no existen (https://tinyurl.com/49z5z7x8).
Por si fuera poco, en muchas de las comunidades donde se han llevado a cabo estos proyectos, se han comprobado todo tipo de violaciones de derechos humanos, desde apropiación del manejo territorial por parte de ONG y empresas, a violaciones sexuales y desplazamientos de comunidades. Un mapa global de proyectos de compensaciones de carbono muestra que existen abusos contra comunidades indígenas en 72 por ciento de esos proyectos (https://etcgroup.org/es/content/stop-carbon-offsetting-now).
Las normas aceptadas en la COP29 están bajo el artículo 6 del Acuerdo
de París del convenio sobre cambio climático (CMNUCC), que permite a
los países cooperar
para reducir emisiones. Por ejemplo,
transferir o vender los créditos de carbono que se obtengan por reducir
emisiones en un país del Sur a otros del Norte o a empresas, para que
los segundos reporten menos emisiones de las que realmente tienen.
Pese a los repetidos escándalos de fraude y alertas de que el mercado
de carbono es nocivo para el cambio climático, se aprobó un estándar
muy vago y laxo para su funcionamiento, presentado por el Cuerpo
Supervisor del artículo 6.4. En este se incluyen las llamadas remociones
de carbono, formas de capturar y almacenar carbono una vez emitido a la
atmósfera. Éstas no previenen que se sigan emitiendo y aumentando los
gases de efecto invernadero, solamente crean un negocio para las
empresas de tecnologías de geoingeniería que afirman, sin pruebas, poder
capturar y almacenar en forma permanente los gases luego de emitidos,
lo cual es una falacia ambiental y climática de alto riesgo (https://tinyurl.com/2rjeysr6).
Finalmente, las trasnacionales y países del Norte Global, principales causantes del cambio climático, impusieron una meta absurda de financiación a los países del Sur para enfrentar la crisis climática que sufren, pero no provocaron. Los países del Sur manifestaron que necesitan un mínimo de 1.3 billones de dólares anuales en financiamiento público y predecible, pero la cifra impuesta fue de 300 mil millones, que puede ser financiamiento privado, como mercados de carbono. O sea que esa financiación incluso puede empeorar la crisis, en lugar de ayudar a enfrentarla. Para dar una idea de la desproporción: un estudio publicado en Nature en 2023, estima que los daños por cambio climático a los países del Sur alcanzarán 170 billones de dólares en 2050 (https://tinyurl.com/ympsmwwf).
* Investigadora del grupo ETC
Un elemento importante de este soundtrack es que, a
diferencia de los dos anteriores, contempla la participación destacada
de un solista, que es el gran violoncellista de origen chino Yo-Yo Ma.
Desde el primer acorde y el primer arpegio, se percibe de inmediato el
estilo inconfundible del compositor, ese sonido Glass
que a
tantos nos fascina y que a tantos otros enfurece. Más temprano que en
las dos películas anteriores, se escucha la voz, también inconfundible,
del bajo profundo Albert de Ruiter, repitiendo como un mantra el título
del filme. En lo general se trata de un score cinematográfico que tiene más tracks contemplativos de lo que pudiera esperarse considerando el tema central que aborda Reggio en Naqoyqatsi,
prueba de que el contraste y el choque entre música e imagen que
preconizaba Sergei Eisenstein sigue estando muy vigente. Ello no impide a
Glass soltar las riendas al tempo y al compás cuando Reggio desata lo
esencial de su guerra de imágenes. A diferencia del espléndido soundtrack que compuso Glass para Powaqqatsi, no hay aquí estilizadas referencias a diversas músicas del mundo, sino un discurso más abstracto, si bien en el track titulado Religión en
el cedé correspondiente hay claras referencias, a través de los
teclados de percusión, a la evocativa música que Glass compuso entre
1993 y 1999 para el ballet Aguas da Amazonia, grabada subsecuentemente por el grupo brasileño Uakti. En contraste con las bandas sonoras de Koyaanisqatsi y Powaqqatsi, que contienen importantes y expresivas partes corales, en Naqoyqatsi la
presencia vocal humana está señalada apenas por la presencia de una
solitaria voz femenina (de la mezzosoprano Alessandra Montano) en Tiempo intensivo que vocaliza una nostálgica melodía, y unos cuantos compases vocales en el track titulado A quemarropa. Por lo demás, la música de Glass para el tercer filme de la trilogía Qatsi es
abundante en los pulsos insistentes (regulares o no) típicos de su
lenguaje, y en una armonía tonal que en momentos clave presenta
inesperadas modulaciones.
Y he aquí un detalle significativo para el resultado final de este soundtrack: en
los créditos finales aparecen varios de los sospechosos usuales,
encabezados por Kurt Munkacsi, productor musical, y el ya mencionado
Michel Riesman, director musical del Ensamble Philip Glass, ambos con
una muy larga y fructífera trayectoria de colaboración con el músico de
Baltimore. Y en el ensamble mismo aparecen los nombres, ya legendarios,
de algunos de sus miembros más destacados, también con sólidas
participaciones en numerosos proyectos de Glass: Lisa Bielawa, Jon
Gibson, Richard Peck, Andrew Sterman, Eleanor Sandresky. Más aún: en la
orquesta que refuerza el ensamble hay varios músicos que también
participaron en la grabación de las músicas de Koyaanisqatsi y Powaqqatsi. Por cierto: el título de la película, Naqoyqatsi es, como los títulos de las otras dos, un constructo derivado de la lengua hopi, que significa la vida como guerra
.
Una observación postrera y crepuscular para paliar la inquietud de los puristas: en el primer párrafo de este texto escribí que las películas de la trilogía son de Godfrey Reggio y Philip Glass, y sostengo lo escrito. Los tres filmes resultaron de una estrecha colaboración entre ambos, a través de la cual resultó que la música de Glass fue determinada por las imágenes e ideas de Reggio tanto como el montaje de éstas fue definido por la música que aquel iba componiendo. Exitosa simbiosis artística, sin duda.
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