Lorena, a pesar del dolor que supone perder a una hija por la violencia feminicida y la búsqueda incansable de justicia, se ha dado a la tarea de construir una colectiva que ha congregado a otras madres de quienes se acompaña para recordarle al Estado mexicano su responsabilidad frente a la violencia contra las mujeres.
Por lo que para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres este 25 de noviembre, la colectiva Madres que Luchan recorrerá el Monumento a la Revolución hacia el Zócalo capitalino junto a sus siluetas, una representación de cada mujer víctima de feminicidio en México.
Madres que luchan es una red de acompañamiento integrada por familiares de víctimas de feminicidio, desaparición forzada y sobrevivientes de varios tipos de violencia feminicida. Está integrado por alrededor de 60 mujeres y familiares que residen en distintos estados de la República Mexicana, según refirió Lorena.
La decisión de agruparse en una colectiva fue de Lorena después de que varias madres víctimas de feminicidio se acercaron con ella para solicitar su ayuda. Sin embargo, sólo podía contactarlas con abogados, acompañarlas en audiencias y recomendarles las medidas legales que le habían funcionado en el caso de su hija. Más tarde, formaron la colectiva.
El 2023 lanzaron una campaña titulada “Adopta una silueta” que consistió en una invitación a familiares de víctimas de feminicidio y a la sociedad civil a intervenir una figura de metal en Ciudad Universitaria y caminar junto a ellas en la marcha del 25N. En su primer como colectiva, continuarán empleando sus siluetas para exigir justicia al Estado.
Hoy, 25 de noviembre, algunas mujeres de la colectiva marcharán acompañadas y unificadas como Madres que luchan para “volverles a dejar en claro que sigue pasando” dijo Lorena refiriéndose a los feminicidios.
Aunque las madres apenas se consolidaron como equipa, ya cuentan con abogada y psicóloga. Sin embargo, aún planean que las integrantas adquieran conocimientos en derechos humanos y perspectiva de género para que puedan acceder a la verdad y justicia en los casos particulares de sus mujeres.
Lo que comenzó como un camino solitario para la familia, ahora se ha convertido en un acompañamiento a lado de la colectiva Madres que Luchan.
Desde el feminicidio de su hija Fátima, Lorena Gutiérrez siempre ha viajado desde su lugar de residencia hasta la Ciudad de México para asistir a las marchas feministas. Para ella, es la capital el lugar que concentra mayor cobertura mediática en el país y por lo tanto, una oportunidad de dar a conocer el caso de sus hijos a nivel nacional e internacional, según contó a Cimacnoticias.
“Para nosotros nuestra idea es trascender es el mundo, se entere de lo que le hicieron a los Fátima a Daniel y a la familia”
Lorena Gutiérrez
En 2015, Fátima fue víctima de feminicidio en el estado de México. A raíz de este evento, la familia de Lorena fue desplazada como parte de una medida de protección. Cuatro años después, su hijo Daniel, víctima colateral, falleció por negligencia médica de cuatro hospitales de Monterrey, tras ser “mandado a asesinar”.
Tras el feminicidio de su hija Fátima, Lorena y su familia se han enfrentado a desplazamiento forzado interno por parte del Estado, quienes querían sacarlos del país; Violencia institucional al cometer omisiones y obstaculizar el caso de Fátima; Incorrecta impartición de justicia con una sentencia de cinco años a uno de los feminicidas, quién era menor de edad; amenazas de muerte y ciberacoso a uno de sus hijos por parte de uno de los feminicidas; y una medida de protección ineficiente que los ha mantenido en aislamiento, desde hace 10 años.
“Nosotros no entendíamos el por qué teníamos que irnos en nuestro país si nosotros no habíamos hecho nada, al contrario, nos habían asesinado a Fátima“
Lorena Gutiérrez
Lorena, una de las defensoras más reconocidas en el país, también denunció la situación de orfandad por feminicidio. Recalcó el olvido del Estado mexicano a las infancias quienes perdieron una madre o hermana por la violencia feminicida, ya que no cuentan con apoyos psicológicos.
Por estos motivos, Lorena se movilizó para aprender sobre perspectiva de género, derechos humanos, leyes y la formación de la colectiva para que todas las madres y familias victimas colaterales de feminicidio, caminen unificadas.
Fátima
Fátima Varinia Quintana Gutiérrez tenía 12 años cuando tres hombres, entre ellos un menor de edad, la agredieron sexualmente y perpetraron en su contra violencia física indecible que culminó en su feminicidio el 5 de febrero de 2015, en la comunidad Lupita Casas Viejas, en Lerma, Estado de México.
Tras el crimen, la familia se vio amenazada por las familias de los presuntos feminicidas; situación que obligó a las y los 12 miembros de su hogar a huir para salvar la vida. Actualmente se encuentran en su cuarto desplazamiento luego de que en la tercera medida de protección Daniel, hermano de Fátima, perdiera la vida como consecuencia de negligencia institucional y médica.
En 2020 Lorena y Daniel peregrinaron en los hospitales Materno infantil de Guadalupe, el particular San Vicente, el Hospital Universitario y el Hospital Psiquiátrico, donde se ignoró el malestar estomacal de Daniel e incluso se decidió administrarle ansiolíticos. A raíz de lo anterior el joven de 16 falleció como consecuencia de una fisura en la cavidad abdominal derecha y debido a que sin intestino explotó.
Bajo una medida de protección Daniel fue asesinado, entonces ¿qué clase de seguridad nos brinda el Estado a las madres víctimas y a las familias?, se pregunta Lorena Gutiérrez Rangel.
Revictimización en todos los niveles
Tras perder a Fátima, la revictimización fue el día a día de la familia Quintana Gutiérrez, teniendo que suplicar a las autoridades ayuda para salvar su vida, obtener justicia para su hija y una reparación del daño por parte de los feminicidas que hasta la fecha sigue sin llegar. A esto se sumó el actuar de activistas que decidieron lucrar con su dolor, entre ellas Saskia Niño de Rivera, acusó Lorena Gutierrez.
Recientemente Niño de Rivera publicó el texto Maldita entre todas las mujeres, libro en el que narra casos de feminicidio, entre ellos el de Fátima Quintana, pero en la misma publicación decidió dar voz a los feminicidas. Exponiendo a las víctimas a una revictimización y provocando en las madres sensaciones de enojo, decepción y tristeza, mismas que las llevaron a concluir que fueron engañadas.
“Yo no he querido leer el libro, yo lo tengo, pero no lo quiero leer porque estoy segura, que uno de esos testimonios es el de Misael Atayde Reyes (uno de los tres feminicidas de Fátima)”.
Lorena Gutiérrez afirma que es criminal dar voz a los asesinos, además criticó el título que se colocó en el texto y calificó la imagen como “perversa”.
“Yo nunca la vi personalmente para contarle la historia de Fátima, todo fue por teléfono. Después de la publicación del libro yo por WhatsApp le mandé un mensaje y ella me contestó que no la estuviera amenazando y yo le dije: ‘por favor, señora, yo amenazándola a usted con todo el poder que tiene, no le estoy amenazando solamente le estoy diciendo que usted nos utilizó y que eso fue una traición que yo no esperaba’”
¿Dice que los feminicidas sufren en prisión?, se cuestiona Lorena. “Yo no imagino a los tres asesinos de Fátima sufriendo cuando le estaban picando más de 200 veces. Tanto la Fiscalía como usted son igual de perversos, traidores”.
Además, la madre narró que días antes personas que laboran junto a Saskia Niño de Rivera se comprometieron a agendarle una reunión con el gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, con el objetivo de buscar justicia para su hijo Daniel. Detalla que de un día a otro le indicaron que debía viajar para dicho encuentro, pero tuvo que negarse debido a que no contaba con los recursos económicos suficientes para el traslado. Después de esto no recibió otro mensaje.
Era 18 de octubre y se acercaba la presentación del libro en las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Lorena recibió un mensaje en el que se le dijo que no podría acudir al evento, pero que ella junto a las otras madres serían recibidas el 26 en la presentación a realizarse en el Senado de la República.
“Nos dijeron que nada más había lugar para 50 personas y casualmente entre esas 50 no estábamos contempladas quienes le habíamos dado el testimonio”.
La molestía que causó dicha decisión escaló, por lo que a las madres se les informó que serían recibidas previo a la presentación del libro por el ministro presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar.
“Llegamos antes de las cuatro y nos metieron inmediatamente a la SCJN. Estuvimos esperando como media hora hasta que a Saldívar le dio la gana de recibirnos, nos recibió a tres de las cinco víctimas del libro. Solo escuchó un caso de los tres y dijo que se iba a la presentación del libro en el salón contiguo, pero que en cuanto terminara la presentación regresaba. Con nosotros en la sala estaba Saskia, con una actitud arrogante, grosera, humillante hacia nosotros, ni siquiera nos dio el saludo. Y nos dejaron ahí esperando y todos los guardias cuidándonos de que no entráramos al salón donde se llevaba a cabo la presentación”.
Al volver, Zaldívar no se disculpó con las madres. Sin embargo, dejó en el aire la promesa de ayudar a Lorena y las madres que recurrieron a él para exigir justicia.
Una exigencia que no se detiene
Por el feminicidio de Fátima fueron detenidos los hermanos Misael y Luis Ángel Atayde, junto a José Juan Hernández Tecruceño, quienes eran vecinos de la niña en Lerma, estado de México.
Luis Atayde fue sentenciado a 73 años y cuatro meses de prisión, José Juan recibió prisión vitalicia, mientras que Misael Atayde fue sentenciado a cinco años de cárcel, ya que el feminicidio de Fátima lo perpetró cuando él era menor de edad.
Fue el pasado mes de junio cuando el feminicida salió de prisión, a punto de cumplir 25 años de edad. Sin embargo, Lorena acusa que desde un inicio el proceso estuvo plagado de irregularidades.
“Entonces nosotros no sabíamos lo que era la perspectiva va de género, pero la magistrada de menores no nos quiso apoyar para darnos una orden de presentación para el menor alegando que la carpeta estaba mal integrada, que no había pruebas suficientes para vincularlo. Fue así como él se fue libre el 19 de septiembre de 2015, posterior a esto dos años después lo capturan y es presentado ante el tutelar de menores”.
Cuando Misael fue ingresado al Centro De Internamiento Para Adolescentes «Quinta Del Bosque» Zinacantepec ya tenía 20 años. Sin embargo, cuando asesinó a Fátima estaba a tres meses de cumplir 18 años, no era mayor de edad, por lo que únicamente se le sentenció a cinco años.
El día que se dictó su sentencia su madre estaba presente junto a él. Se le indicó que debía pagar una reparación del daño a la familia Quintana Gutiérrez, pero tanto él como su mamá aseguraron que no contaban con recursos económicos para cubrir la cantidad solicitada, por lo que pidieron una prórroga e incluso la posibilidad de “pagar en abonos chiquitos”.
“Encima de todo no hay leyes que garanticen una reparación del daño por parte de estos asesinos”. Y es que lo anterior se repite con su hermano Luis Ángel, sentenciado en 2017. Sin embargo, al día de hoy tampoco se ha hecho efectiva la reparación de su parte.
Luchar desde la digna rabia
Ante este panorama, Lorena no ha dejado de expresar su digna rabia asegurando que el Estado mexicano aún tiene deudas pendientes con Fátima, su familia y con toda la niñez de México.
Ha renunciado al apoyo de activistas, pues afirma que únicamente lucran con su dolor y se llenan los bolsillos con dinero manchado por la impunidad.
“Es una vileza, una perversión y una traición tan espantosa de todos en contra de las madres de víctimas de feminicidio que luchamos por acceder a la justicia, de verdad que ya está rebasado todo”.
Pese a dichos obstáculos, ella junto a las madres de las miles de asesinadas en México, continuará en el camino por la justicia.
“Las mujeres asesinadas en este país, ellas son las que nos van a acompañar ahora en esta marcha en este peregrinar por acceder a la verdad y a la justicia que nos han negado y que nos tienen olvidadas porque esa es la realidad. El silencio también asesina”, sentenció Lorena.
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