Por Ernestina Gaitán Cruz
Oaxaca, 9 oct 12 (CIMAC).-
En Oaxaca, la mayoría de las creadoras de cultura trabajan sin horarios
fijos, combinan sus horas de creación con los deberes laborales y del
hogar, y perciben menos ingresos económicos que sus compañeros hombres,
concluyó la antropóloga Alessandra Galimberti en el diagnóstico
“Cultura y género: La mujer creadora en Oaxaca”.
El trabajo
tomó en cuenta las cifras del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi) que indican que el 95 por ciento de hombres ocupados
en actividades artísticas sí percibe remuneraciones, mientras que sólo
el 45 por ciento de mujeres creadoras reporta retribuciones económicas
por las mismas actividades.
Asimismo señala que el tiempo que
destinan al desarrollo creativo, así como el lugar de trabajo son otros
factores que reflejan la inequidad entre hombres y mujeres, ya que
mientras el 42 por ciento de los artistas se dedican a la actividad
creadora durante el día, el 43 por ciento de las mujeres lo hace por la
noche, cuando ya están libres de actividades cotidianas que no tienen
que ver con el arte.
Otro aspecto que evidenció el estudio
financiado por el Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), es que el tema
de mujer y cultura no ha sido tomado en cuenta por las organizaciones
feministas ni por el sector cultural.
Las primeras no han
identificado en las artistas a un sector especialmente vulnerable,
urgido de su apoyo, así como tampoco han reconocido en la cultura un
campo de acción prioritario.
“Oaxaca no ha trabajado el papel
de la mujer en la cultura. Las organizaciones se abocan a temas de
maternidad voluntaria, derechos sexuales y reproductivos, temas
estelares, pero no atienden a las mujeres que crean”, dijo en
entrevista la también gestora cultural.
Alessandra Galimberti,
estudiosa de temas de género, diversidad, educación y minorías, explicó
que en cuanto al sector cultural, a excepción de algunas iniciativas
aisladas que se concretan en organizar actividades en torno a las
mujeres, como exposiciones o festivales, prevalece una clara
resistencia a “agarrar el toro por los cuernos y a plantear
explícitamente la problemática femenina”.
Y es que “más allá de
los derechos reconocidos formalmente, las mujeres no disponen en
igualdad de condiciones de los recursos necesarios para participar
activamente en la cultura e incidir en su desarrollo y por ende, en el
desarrollo de la sociedad donde se vive, lo que nos remite a la
problemática de la injusticia social y de la debilidad y trastabillante
democracia”, subrayó.
Sin embargo, a pesar de la poca
atención que reciben las hacedoras de cultura, comentó, su trabajo es
relevante porque reflejan el desarrollo de la sociedad e incorporan
nuevas formas de ver el mundo.
Pero hay algunas mujeres que
hacen cultura que triunfan, son exitosas y reconocidas, son las que
trabajan con la música porque es un arte que transmite socialmente
aceptación, porque en este ámbito cumplen su rol de perpetuar lo ya
existente, porque además triunfan con composiciones masculinas.
“SIN CONCIENCIA DE GÉNERO”
El
mundo del arte y la cultura no se caracteriza por la conciencia de
género. Las mujeres se han querido mantener al margen por el marido y
por miedo a que las encasillen, muchas por instinto de sobrevivencia no
quieren identificarse con la víctima y dicen estoy con los ganadores.
Las
jóvenes son más diplomáticas, están gozando lo hecho por sus
antecesoras y otras han accedido al arte de la mano de papá. Y es que
el hombre puede cultivar pasiones intelectuales y de recreación como
leer y estar al tanto de los deportes y estos aspectos los pueden
transmitir a las hijas.
En este sentido, dijo Galimberti, la
división tradicional de los roles de género asigna a las mujeres las
funciones reproductoras y al hombre las productoras, incluida la
cultura. Él ha de garantizar no solamente la producción de bienes
materiales, sino también de bienes simbólicos culturales.
Es
decir que la responsabilidad cultural femenina tiene que ver con la
perpetuación de cultura, mientras que la masculina tiene que ver con la
creación e innovación.
Por estas condiciones, Alessandra
Galimberti insistió en que la participación de las mujeres en la
cultura del estado de Oaxaca debe ir más allá de la simple asistencia a
actividades como consumidoras de cultura, sino como creadoras de ella.
Por
ello se deben construir las oportunidades para que sectores siempre más
amplios de población puedan aportar con sus bienes culturales al
capital simbólico de la sociedad.
En su opinión, el Estado y
las instancias culturales tienen la responsabilidad de asumir la
problemática y actuar mediante políticas, planes y programas para
revertir la situación y hacer efectivo el derecho de las mujeres a la
cultura; de ampliar el capital social incorporando el capital femenino
y haciéndolo valer como herramienta para dar los primeros pasos y
construir una democracia cultural, porque sin equidad no hay cultura ni
desarrollo.
La sociedad que no es incluyente pierde la posibilidad de tener otras expresiones sociales y de vida, otros caminos, dijo.
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