Madrid, 22 sep. 16. AmecoPress/ Woman’s Week.- Albert Einstein, Isaac Newton, Charles Darwin, Blaise Pascal, Gustave Eiffel, Neil Amstrong, Steve Jobs o Mark Zukerberg. Todo el mundo conoce el nombre de estos célebres científicos e ingenieros que con sus descubrimientos consiguieron revolucionar a la sociedad. Sin embargo, ¿qué hay de las mujeres?
Más allá de la famosa física polaca Marie Curie, muy pocos
sabrían citar nombres femeninos que con su trabajo y esfuerzo han
contribuido al desarrollo de la ciencia y la tecnología a nivel mundial.
¿Quién ha oído hablar de la cosmonauta rusa Valentina Tereshkova, la
primera mujer que viajó al espacio en 1963 a bordo de la nave Vostok 6?
¿O de la informática estadounidense Margaret Hamilton, creadora del
código que permitió al hombre llegar a la luna? Lo mismo ocurre con
otras grandes figuras, como la ingeniera española Pilar Careaga, la
líder técnico del puente de Brooklyn, Emily Roebling o la matemática
Emmy Noether.
La
presencia de las mujeres ha sido, y todavía es, mucho más escasa que la
de los hombres en estas áreas. «El número de mujeres presentes en los
campos de la ciencia y la ingeniería está aumentando, pero los hombres
siguen siendo mayoría, especialmente en los puestos directivos». Así
arranca el informe «¿Por qué son tan pocas?», publicado recientemente
por la Asociación Americana de Mujeres Universitarias.
Obstáculos
La
retención del talento femenino en las disciplinas académicas, como la
ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus
siglas en inglés) es todavía un reto. Las condiciones de trabajo en esta
industria suelen ser incompatibles con la vida familiar, tanto por los
horarios como por la secuencia del trabajo que, generalmente, no
coincide con el ciclo vital de las mujeres. “Los retos en el desarrollo
técnico de las mujeres que trabajan en el ámbito STEM no son muy
diferentes a los retos que confrontan las mujeres creciendo
profesionalmente en dirección al tope de las organizaciones. Cuando las
mujeres tienen que decidir entre tener hijos o alcanzar la permanencia
académica, o entre mantener junta a su familia o el crecimiento
profesional, lo típico es que su carrera pase a un plano secundario y se
estanque. Las expectativas sociales para las mujeres y los hombres
están evolucionando, pero todavía hay definiciones simples o
estereotipos de género en los roles de proveedores y el cuidado de la
familia”, asegura Anne Marie Slaughter en su artículo Why Women Still
Can’t Have It All.
Algo muy parecido ocurre en el ámbito
tecnológico. De hecho, muchas empresas están preocupadas por la escasa
presencia de mujeres en este sector. Y no es para menos, ya que según el
informe Women active in ICT, si las mujeres participaran en la economía
digital al mismo nivel que los hombres, el PIB de la Unión Europea
subiría 9.000 millones de euros cada año. El documento también pone de
manifiesto que las empresas que facilitan que las mujeres accedan a
puestos de alta dirección son un 35% más rentables.
Sin embargo,
un informe realizado por la consultora McKinsey & Co. y LeanIn.org,
sobre el papel de la mujer en las empresas tecnológicas, asegura que van
por detrás de los negocios tradicionales cuando se trata de hacer
progresar a las mujeres: sólo el 9% de los puestos de dirección en el
ámbito de las Tecnologías de la Información está ocupado por una mujer,
tal y como señala el informe ‘La mujer directiva en España’ de PwC.
Los
investigadores aseguran que no se trata sólo de que las mujeres tengan
poca representación en todos los niveles de las compañías, especialmente
en funciones de ingeniería, productos y finanzas; sino que muchas creen
que su género les frena a la hora de ascender en el trabajo. De hecho,
han descubierto que un 36,8% de los puestos de trabajo menos
cualificados del sector tecnológico están ocupados por mujeres; en otras
industrias, representan casi la mitad.
Atraer talento femenino
Bajo patrones más o menos éticos, algunas
multinacionales están tratando de eliminar la brecha de género y atraer
mujeres al sector. Facebook y Apple ofrecen a sus empleadas pagarles los
procesos de congelación de óvulos para que inviertan más tiempo de su
edad fértil en el trabajo, pero sin sacrificar sus deseos de convertirse
en madres.
Otras compañías, como Cisco y Microsoft, invierten en
programas que animan y orientan a las mujeres jóvenes a estudiar
ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. Por su parte, Pinterest
ha introducido en sus procesos de selección la conocida ‘regla Rooney’,
que requiere que se entreviste al menos a una mujer o a una persona de
una minoría con baja representación para un puesto.
En relación a
Cisco, el objetivo es que los candidatos encuentren al menos a un
entrevistador de su mismo género o etnia, una práctica que ha aumentado
en aproximadamente un 50% las posibilidades de que se contrate a una
mujer para una posición determinada.
Netflix y Amazon, entre otros, han introducido nuevos permisos parentales para aliviar los problemas de conciliación.
A
pesar de estas nuevas prestaciones, muchas mujeres creen que tendrán
problemas por ausentarse del trabajo. El contratiempo se acentúa cuando
una mujer no encuentra quien la oriente dentro de la empresa. Por su
parte, a algunos hombres les preocupa que los esfuerzos por ayudar a las
mujeres les perjudique a ellos.
Falta de directivas
El
techo de cristal también está muy presente en el ámbito asegurador. La
Unión Española de Entidades Aseguradoras (Unespa) patronal del sector,
reconoce que “la distribución del personal por sexos, en todo caso, es
diferente de acuerdo con los niveles profesionales. En los puestos más
altos, sobre todo entre el personal directivo, la presencia de los
hombres es mucho más elevada que la de mujeres”.
Así, aunque
aproximadamente la mitad de los empleados que trabajan en el sector son
mujeres, sólo el 6,12% ocupan puestos directivos.
Pero esta mayor
presencia de hombres en los altos cargos sólo se produce en las
empresas, puesto que la Dirección General de Seguros y Planes de
Pensiones (DGSFP), supervisor y regulador del sector, tiene al frente a
una mujer: Flavia Rodríguez-Ponga. Es más, la mayoría de los cargos que
en total componen el organigrama de la DGSFP, son mujeres.
El ‘Efecto Matilda’
La
principal pérdida de mujeres en el ámbito científico se produce en el
salto al escalafón más alto. Diversos estudios han señalado cómo las
mujeres científicas reciben menos reconocimiento por su trabajo que los
hombres, algo que se conoce como Efecto Matilda.
Ya en 1997, la
revista Nature publicó un estudio sobre unas becas de investigación
otorgadas por el Consejo de Investigación Médica de Suecia, en el que se
demostraba que las mujeres debían presentar hasta 2,4 veces más méritos
que los hombres para obtener la misma beca, algo que obligó al gobierno
sueco a replantearse este tipo de convocatorias.
En
investigaciones más recientes, como la publicada en PNAS en 2012, se
observó que cuando se mostraba un mismo curriculum a distintas
instituciones académicas de EEUU, si el curriculum obtenía mejor
valoración era de un hombre.
Una parte importante a la hora de
evaluar el curriculum profesional de un científico es el número de veces
que sus artículos científicos han sido citados. A mayor número de
citas, se sobrentiende que el trabajo del investigador ha sido más
relevante, lo que genera más opciones de promoción.
Pocas universitarias
La
presencia de las mujeres no sólo es escasa en el ámbito laboral, sino
también en la universidad. De hecho, el estudio Women active in ICT
sector, elaborado por la Comisión Europea, revela que de cada 1.000
graduadas universitarias en la Unión Europea (UE), tan solo 29 salen de
facultades relacionadas con enseñanzas de las tecnologías de la
información y comunicación (95 en el caso de los hombres). Según los
últimos datos del Ministerio de Educación, el 54,4% del alumnado
universitario está compuesto por mujeres, pero éstas representan
únicamente el 25’9% de los estudiantes de la rama de Ingeniería y
Arquitectura. Los colegios profesionales corroboran estos datos y
señalan que por cada dos ingenieras, hay ocho ingenieros en España.
Es
más, se ha detectado que en los últimos años se ha producido un
estancamiento en las carreras técnicas, e incluso se ha observado un
empeoramiento que afecta tanto a mujeres como a hombres. Sólo el 8% de
las mujeres que entran en la universidad se decantan por una carrera
técnica, mientras que en el caso de los hombres, el porcentaje asciende
al 31%.
Las ciencias, las ingenierías y la tecnología son áreas
claves para el desarrollo económico y social, la innovación y la
competitividad de cualquier país. Sin embargo, año tras año en todo el
mundo decrecen las vocaciones relacionadas con las Ciencias, la
Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas.
A
esto se añade que las mujeres todavía se resisten a cursarlas. Según la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el
problema estriba en la temprana edad a la que los alumnos deben decidir
su futuro profesional y la presión a la que son sometidos por los padres
y profesores. Este organismo recalca que, a los 15 años, «las alumnas
tienen menos confianza en sí mismas» en estas asignaturas y declaran que
no son buenas en estas materias. Además, muchos progenitores tienden a
mantener los roles tradicionales y ponen mayores expectativas en los
hijos que en las hijas a la hora de apoyarles a la hora de afrontar
Ingeniería o Matemáticas. Y esto ocurre incluso cuando ambos muestran el
mismo rendimiento académico. Un estudio publicado por el Harvard
Educational Review, revela que las mujeres dejan las áreas en STEM
durante los años universitarios «en parte por la inhabilidad de los
profesores de hacer las ciencias accesibles y alineadas a sus objetivos
de contribuir a la sociedad».
Asimismo, el informe ‘La falta de
ingenieros TIC, situación actual y perspectivas’, elaborado por Everys,
destaca que en la última década ha disminuido notablemente el ingreso de
estudiantes en las carreras TIC en España.
Menos interés por las TIC
En
2010 se matricularon un 44% menos estudiantes en carreras
universitarias TIC y un 35% menos en los ciclos superiores de
informática que en 2001. Y se calcula que en el año 2019 habrá un 40%
menos de nuevos titulados en carreras y ciclos formativos de grado
superior de Tecnologías de la Información en el país.
Paralelamente,
la brecha de género entre los estudiantes y profesionales de
ingenierías y tecnologías sigue aumentando, aunque, por otra parte,
crece el número de mujeres consumidoras de ‘gadgets’ o usuarias de
dispositivos tecnológicos.
En esta misma línea, el estudio
‘Factores influyentes en la elección de estudios científicos,
tecnológicos y matemáticos’, afirma que “seguramente como efecto ligado a
la crisis, se ha reducido considerablemente la demanda de titulaciones
del ámbito de ingeniería, industria y construcción, y se ha producido un
incremento importante en la demanda de enseñanzas de salud y servicios
sociales”.
Asimismo, según señala este informe, “cabe destacar la
pérdida de vocaciones (demanda) en el ámbito de ciencias, así como una
ligera reducción en la oferta y en la matrícula. Las titulaciones de
esta rama están en caída, a pesar de tener muy buenos resultados en el
ámbito de la investigación, de los sexenios de los profesores y de la
inserción laboral en el medio plazo”.
Entre
los factores que inciden para que las adolescentes ni siquiera se
planteen la posibilidad de cursar estudios científico tecnológicos,
están las ideas preconcebidas acerca de estas disciplinas; los
estereotipos que señalan que las tecnologías son sólo aptas para hombres
y están encasilladas como profesiones exigentes, difíciles, con altos
volúmenes de trabajo y horarios agotadores.
Pero también
intervienen los prejuicios y roles de género que dicta la sociedad desde
la infancia. Entre otros ejemplos, la diferenciación de juguetes
diferenciados según sexo. Para comprobarlo, basta ver las webs de
tiendas de juguetes infantiles.
A los chicos se reservan los kits
de herramientas o mecánica, vehículos de construcción o circuitos de
coches. De esta forma, se refuerzan sus capacidades de iniciativa,
acción, decisión o asertividad.
En cambio, a las chicas se suelen
reservar juguetes como muñecas, princesas, bebés, accesorios de
cuidados, set de vestidos o de maquillaje. De esta forma, se les
transmite que ellas son aptas para los cuidados, la comprensión y la
entrega.
Otra variable que incide en esta situación es la falta de
políticas educativas que promuevan la igualdad efectiva entre hombres y
mujeres, de manera que desde los primeros cursos escolares se promueva
la elección de carrera en función de los intereses y no del sexo.
De
esta manera, se dejaría de reforzar entre las chicas la femineidad y
los valores asociados de protección, cuidado, o atención a los
dependientes y al hogar, y la masculinidad entre los chicos, asociada a
la producción, la toma de decisiones y la acción.
Precisamente
para tratar de vencer o mitigar esos prejuicios, IBM ofrece a sus
empleados formación en barreras o prejuicios inconscientes que pueden
afectar a la productividad y al desempeño de las personas que conforman
la empresa.
Apostar por la información
Los
expertos proponen aumentar las acciones informativas en los centros
educativos, a ser posible explicadas por las propias mujeres, así como
incrementar las actuaciones para reforzar en las chicas la confianza en
sí mismas. Asimismo, piden dar formación de género a los docentes, crear
más programas de ingeniería social y más estrategias en universidades y
en empresas.
Estos programas cuentan con una gran tradición en
Estados Unidos (la NASA, por ejemplo, tiene dos que se centran en las
mujeres, a las que llaman Girl Scouts Astronauts); en Canadá (Futures in
Skilled Trades and Technology Program y los Youth Apprenticeship
Programs), y en Australia (Restoring the focus on STEM in schools
initiative).
En
España han comenzado a desarrollarse acciones de este tipo. Por
ejemplo, la Universidad de Granada organiza el Campus Tecnológico para
Chicas, con el objetivo de aumentar la presencia femenina en las
carreras técnicas.
Otras universidades, como las de Valencia,
Zaragoza, Oviedo y Rovira i Virgili (Tarragona) celebran el Girl’s Day
(día de la mujer) que, a través de charlas y debates, intenta que
apuesten por unas titulaciones en las que actualmente son minoría.
También
es importante que las empresas faciliten el acceso de los recién
titulados al ámbito laboral. Para contribuir a ello, Hewlett Packard
Enterprise ha creado HPE University, un programa formativo en materia de
soluciones tecnológicas y habilidades empresariales que ofrece a los
recién licenciados una oportunidad laboral y formativa. Desde que la
iniciativa se puso en marcha en el año 2002, más de cuatrocientos
jóvenes han participado en el programa. Además, la compañía ha logrado
disminuir la edad media de su plantilla y ahora el 27% de los
trabajadores tienen entre 20 y 30 años.
Fotos: Woman,s Week. 1. Valentina Tereshkova fue la primera mujer que viajó al espacio en 1963.
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