Pemex se encuentra en su peor momento
con pérdidas históricas, paros en refinerías, deudas asfixiantes,
recortes a su presupuesto, despidos y caídas en la producción, pero a
pesar de ello, el próximo año contratará más directivos y mejor pagados.
Las repetidas llamadas del Gobierno a apretarse el cinturón no afectarán a los altos ejecutivos de la petrolera estatal mexicana. Lastrado
por el desplome del precio del crudo y la inestabilidad financiera
internacional, México suma tres tijeretazos consecutivos, a cual más
profundo, para adelgazar el gasto público.
Para el año que viene la tala será
de 12.000 millones de dólares, y el principal damnificado vuelve a ser
Pemex, hasta no hace tanto, el buque insignia de economía del país. El
42% del ajuste, más de 5.000 millones, recaerá sobre la petrolera,
ahogada en unas pérdidas de 36.000 millones solo el año pasado y con una
inmensa bola de deuda sobre sus hombros de 160.000 millones.
Pemex ha ido recortando su plantilla que
provenía de subcontratas, pero el despido de personal propio, más de
125.000 empleados, era hasta ahora un tabú. El proyecto de presupuestos
de 2017 prevé una reducción de más de 9.000 trabajadores. El grueso del
ajuste se centra en los puestos medios y bajos. En término salariales,
la franja afectada se mueve entre los 600 y 6.000 dólares al mes.
Los puestos ejecutivos, directores,
subdirectores y gerentes, ven aumentado sin embargo su número. Hasta 63
gerentes, 26 subdirectores y 10 directores nuevos engordarán la parte
alta de la gigantesca pirámide laboral de la empresa.
“Con el barril en mínimos, los problemas
financieros, el parón en varias refinerías y la producción registrando
un retroceso de más de 20 años, es a todas luces incongruente”, apunta
Dante San Pedro, abogado y antiguo funcionario de la Secretaría de
Energía.
“De hecho, desde que se iniciaron los
ajustes, el gasto en directivos ha subido. Porque no es solo el sueldo
del ejecutivo, sino de todo su equipo: asesores, secretarios, choferes.
El resto de petroleras desde luego no están incrementando su plantilla”,
añade. La empresa estatal mexicana tiene, por ejemplo, siete veces más
personal que la noruega Statoil.
Trabajadores Pemex
|
2016 |
2017 |
% |
AJUSTE |
PLANTILLA TOTAL |
125,598 |
116,601 |
-7% |
-8,997.00 |
ALTOS MANDOS |
452 |
541 |
20% |
89.00 |
TRABAJADORES FIJOS |
119,720 |
111,363 |
-7% |
-8,357.00 |
TRABAJADORES TEMPORALES |
5,423 |
4,694 |
-13% |
-729.00 |
TRABAJADORES DESPEDIDOS |
|
|
|
-9,086.00 |
Datos tomados de El País
En paralelo al aumento de plazas
directivas, también se elevan los nuevos salarios, que oscilan desde los
13.500 hasta los 9000 dólares al mes. El resultado final de esta
particular rebaja laboral es que la masa salarial, la cantidad a pagar
en concepto de nóminas y sueldos, de los altos cargos no disminuye sino
que aumenta un 4% con respecto al año pasado.
Los dos recortes sucesivos de la
inversión pública en la petrolera tienen como contrapartida la inyección
directa de capital por parte del Gobierno, propietario al completo de
las acciones pese a la liberalización del sector energético. La
recapitalización de Pemex, que a su vez soporta una carga fiscal de
cerca del 70%, ya va por más de 4.000 millones de dólares.
El hundimiento del crudo llegó en el
peor monumento posible. El efecto llamada hacia inversiones extranjeras
de la apertura energética, defendida como la panacea que desataría el
potencial perdido de Pemex, se vio además doblemente diluido por el
resbalón cambiario del peso.
Pese a mantener a la titularidad
pública, la reforma también ha modificado la estructura de la petrolera.
Un consejo de administración con menos presencia del Gobierno y una
división de sus estructuras en dos nuevas cabezas, exploración y
división por un lado, y trasformación, por otro, y cinco filiales que
penden de ellas. Unos cambios que buscaban una mayor eficiencia y que
paradójicamente son señalados como una de las causas de la proliferación
de altos mandos. “Al crear más divisiones se incentiva la creación de
muchos puestos ejecutivos. Antes del cambio de estructura no existían
tantos directores”, sostiene Dante.
La debacle productiva y financiera costó
a comienzos de este año la cabeza de Emilio Lozoya como director
general. Su sucesor, José Antonio González Anaya, considerado un mago de
las finanzas públicas, tiene el reto de hacer malabares para salvar al
transatlántico petrolero de la peor crisis de su historia.
Pemex se encuentra en su peor momento
con pérdidas históricas, paros en refinerías, deudas asfixiantes,
recortes a su presupuesto, despidos y caídas en la producción, pero a
pesar de ello, el próximo año contratará más directivos y mejor pagados.
Las repetidas llamadas del Gobierno a apretarse el cinturón no afectarán a los altos ejecutivos de la petrolera estatal mexicana. Lastrado
por el desplome del precio del crudo y la inestabilidad financiera
internacional, México suma tres tijeretazos consecutivos, a cual más
profundo, para adelgazar el gasto público.
Para el año que viene la tala será
de 12.000 millones de dólares, y el principal damnificado vuelve a ser
Pemex, hasta no hace tanto, el buque insignia de economía del país. El
42% del ajuste, más de 5.000 millones, recaerá sobre la petrolera,
ahogada en unas pérdidas de 36.000 millones solo el año pasado y con una
inmensa bola de deuda sobre sus hombros de 160.000 millones.
Pemex ha ido recortando su plantilla que
provenía de subcontratas, pero el despido de personal propio, más de
125.000 empleados, era hasta ahora un tabú. El proyecto de presupuestos
de 2017 prevé una reducción de más de 9.000 trabajadores. El grueso del
ajuste se centra en los puestos medios y bajos. En término salariales,
la franja afectada se mueve entre los 600 y 6.000 dólares al mes.
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