Por Imelda García
La verdadera contienda electoral hoy se libra en las redes sociales. Si
antes se recurría a bots para difundir una campaña negativa, ahora se
manipula a ciudadanos para promover a un candidato y/o denostar a un
contrincante político
Los perfiles falsos se usaron en la pasada elección presidencial, pero
cuando se descubrió el truco, los bots quedaron descartados como estrategia
efectiva
“¿Cómo se ha logrado? Estas cuentas han sido creadas, nutridas y
manejadas de manera orgánica, es decir, no se utilizan softwares especiales
ni algoritmos que intenten burlas a Facebook o Twitter”
Hay un tipo de ‘influencers’ que son utilizados para trabajos de guerra
sucia. Se trata de perfiles similares a los de cuentas reales de gente famosa
Existen empresas que no operan en la clandestinidad, sino que realizan
campañas para posicionar temas en redes sociales y en medios de
comunicación, pero no siempre alcanzan su objetivo
El consejero del INE, Benito Nacif, dijo que se debe ser cuidadosos con la
tentación de regular el uso de internet y se deben observar los mecanismos
de autorregulación
Será en el 2018, para la sucesión presidencial, donde los partidos echarán
mano de todos los recursos a su alcance
El ‘Rusiagate’ se ha convertido en el más polémico affaire político
desde el famoso caso Watergate y ha ocupado, desde entonces a la fecha, las
primeras planas de los principales diarios
La adversidad entre norteamericanos y rusos que antes inspiró películas de
acción y espionaje se convierte ahora en hermandad cibernética
La
era de los bots está quedando atrás. Lo de hoy es hackear las redes con
“humanos”. Darle realismo a un espiral de actos falsos. Subirse a la
ola de lo inmediato para manipular la realidad.
La infiltración de
lo que se comenta y se viraliza en redes proviene muchas veces de
grupos de personas que, en su mayoría por diversión, impulsan temas que
en pocos minutos se convierten en tendencias a nivel nacional. Sucedió
en la elección de Estados Unidos y se replica ahora en las elecciones
mexicanas.
Estos “teams” han encontrado su nicho de acción en
Twitter, la red social que en 140 caracteres permite viralizar todo tipo
de mensajes, desde bromas sin sentido hasta provocar una psicosis
social –como ocurrió en enero pasado, con los saqueos.
Un grupo de
personas, que normalmente se conocen solo a través de internet y que
están en varias partes del país, se comunican mediante grupos de
Whatsapp y se ponen de acuerdo para impulsar hashtags en ciertos
momentos del día.
Ante la cantidad de mensajes, la etiqueta
rápidamente se posiciona como trending topic y, de pronto, ya otras
cientos o miles de personas están tuiteando sobre ese tema.
Así
surgen hashtags provocadores, divertidos, que suelen encontrarse en
internet en horas de tráfico intenso: #EstásPobrePorqueQuieres;
#MamáMiRegaloSera; #EsLeyQueBorracho; y cientos más.
De esto ya se
dieron cuenta los políticos mexicanos, que ahora quieren infiltrar esos
grupos ciudadanos para impulsar a sus candidatos o para hacer la guerra
sucia a sus adversarios.
Lo que busca la clase política es la
legitimidad que darían los mensajes posicionados por “personas reales”,
no por perfiles de Twitter recién creados o por robots informáticos.
“La
gente ya sabe identificar un mensaje que viene de una red de un partido
político. Por ejemplo, si hay un hashtag de apoyo al PRI, y al entrar
al timeline de quienes están tuiteando sobre eso te das cuenta que son
priistas o siempre están con el PRI, en automático lo descartas. Pierde
legitimidad.
“En cambio, si al ver el historial de estas personas
te das cuenta que son ‘reales’, que tuitean de otras cosas y unas veces
critican y otras no, que comparten información o sus opiniones, en
automático le das credibilidad, piensas que es auténtico, y entonces el
hashtag tiene efecto, más gente ‘normal’ se va a sumar o va a pensar que
es legítimo. Eso es lo que buscan ahorita los políticos; ese es el
laboratorio del 2017 viendo al 2018”, explicó Rodrigo Díaz, experto en
tecnología y redes sociales.
Pedro Montellano, de Inteligencia
Politika, no da por muertos a los bots, y señala que la experiencia de
los últimos años ha hecho que se borren las huellas de su presencia para
darles un perfil más humano. Ponerles rostro y personalidad.
“Han borrado un poco más la línea que divide a humano y máquina”, explica.
Todo
esto ocurre ante la falta de regulación para el uso de las redes
sociales, sobre todo en cuanto a su uso en la propagación del miedo o
para las campañas negras en las elecciones.
Es la guerra en la tierra de nadie.
Bots en vilo
El
uso de los bots –perfiles falsos creados con programas informáticos-
tuvo su boom en México en la pasada elección presidencial, en 2012.
Los
candidatos utilizaron ejércitos de bots para posicionar temas de apoyo a
su candidatura en Twitter y para simular popularidad con cientos de
miles de seguidores artificiales.
Una vez que se descubrió la
forma tan burda en que se operaba su emisión y la intención que tenían,
los mensajes dejaron de ser efectivos entre el público al que iban
dirigidos: usuarios de redes sociales, principalmente jóvenes.
Esto
provocó que los bots quedaran descartados como estrategia de campaña, a
riesgo de que si se utilizaban, surgieran críticas por querer engañar a
los tuiteros con temas artificiales.
A este rechazo se suma la
política de Twitter de eliminar cualquier conversación que sea impulsada
por bots. Por ello, ahora los políticos buscan que sean redes
verdaderas de tuiteros las que posicionen los temas que les interesan,
tanto para ganar legitimidad como para garantizar que el tema tenga “más
vida”.
“Ahora lo que ha sucedido es que los partidos están
encontrando la manera de usar grupos de personas y utilizarlos como una
especie de ‘bots humanos’. Como el comportamiento es humano, Twitter no
los puede rastrear; están haciendo que se generen tendencias en contra
de candidatos, en contra de sucesos, cada vez sucesos más grandes. Pero
se está haciendo de forma viral, no hay manera de detenerlo”, expuso
Rodrigo Díaz.
‘Robots’ humanos
Los grupos
desde donde impulsan campañas sucias y tendencias contra políticos son
conocidos como “teams” y son una especie de hermandad virtual. En ellos
se concentran grupos de 10, 15 ó 50 personas y tienen un nombre:
#ExiliadosTeam; #SpaceTeam; #ZombiesTeam; #DesobedientesTeam;
#NovatosTeamVIP; y un largo etcétera. Cada uno de ellos tiene un líder y
se manejan en una escala de mando totalmente vertical. Es ese líder
quien decide qué hashtag se impulsará.
Todo esto ocurre oculto al público, en chats de mensajes privados donde fluye la comunicación entre los miembros de los equipos.
Ya
desde hace algunos años, impulsan hashtags divertidos o entretenidos
que muchas veces banalizan temas –como la etiqueta #OrgulloMexicano que
se creó cuando Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, y a
través de él se viralizaron memes que hacían burla a lo mexicano-; o
sirven como marco para la propagación de mensajes de odio, racismo,
homofobia, misoginia y otras conductas antisociales –como los hashtags
#QuemaYMataUnGato; #EsDeIndigenasPrietos; #EsDeGordos, por mencionar
algunos.
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