Por: Alejandra Buggs Lomelí*
En el marco del Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia,
Transfobia y Bifobia, deseo escribir sobre este importante, interesante y
necesario tema, para contribuir a la visibilización y reconocimiento de
las mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero y transexuales.
El 17 de mayo de 1990 la homosexualidad deja de incluirse en el catálogo de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud, y asimismo deja de aparecer en el DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) y ahora DSM-V, en México es hasta 2014 que se celebra por primera vez el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, siguiendo un decreto publicado el 21 de marzo del 2014.
Queda entonces prohibida toda forma de discriminación hacia una persona por su orientación sexual y/o identidad de género, a partir de ese momento, cada uno de los poderes federales e instituciones bajo su competencia tiene la obligación de llevar a cabo medidas de inclusión y políticas públicas contra la homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia.
En México, desde 1975 y gracias a las acciones del Movimiento Feminista, a través de la realización de la Primera Conferencia de Mujeres en Taxco, Guerrero, se entrevió por vez primera la palabra lesbiana en la agenda pública y política, empezando a reconocer a la población lésbica. Es entonces cuando el Movimiento Feminista, Homosexual y Lésbico se consolida en el siglo XX, ante la violenta represión que se ejercía en ese tiempo.
Aún con esos avances, es en la Ciudad de México donde seguimos encontrando el mayor número de asesinatos por: lesbofobia, bifobia y transfobia, un dato alarmante es que de septiembre a octubre de 2016, en un solo mes, asesinaron a 10 mujeres transexuales, de acuerdo a investigaciones realizadas por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Copred).
El común denominador entre mujeres lesbianas, mujeres bisexuales, mujeres transgénero, mujeres transexuales, ¿cuál es?, es ser MUJERES.
Ser mujer en una sociedad donde se privilegia todo lo masculino es un riesgo, también para las mujeres heterosexuales.
Si a ser mujer le sumamos ser mujer con una orientación sexual y/o una identidad de género diferente a aquella que dicta la sociedad, ser de una determinada etnia, raza, religión o clase social, no valorada por la sociedad, nos restan importancia como mujeres, hasta ser desdibujadas por la sociedad.
Como consecuencia, se nos dan insultos, golpes y somos asesinadas, por la violencia de género que nos lacera profundamente, violencia hacia lo que representamos y somos como mujeres.
La misoginia y la inequidad de género son factores determinantes para que las mujeres lesbianas sufran más violencia cuando son “percibidas” como lesbianas, o cuando expresan abierta y libremente su orientación sexual, afectiva y erótica.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), faltan denuncias significativas de los actos de violencia hacia mujeres lesbianas. Hasta ahora, lo reportado es que sufren violencia sexual y violaciones, es probable que con la terrible intención de “castigarlas” y “sancionarlas” por salirse de la “norma”.
También hay mujeres lesbianas que han sido víctimas de golpizas colectivas, atacadas con ácido e incluso internadas en “centros” que aseguran “modificar” su orientación sexual, a través de las terribles “terapias de conversión” o de “reorientación sexual”, que lo único que logran es dañar profundamente la integridad y dignidad de la mujer, afectando la salud emocional, ya que son una serie de métodos enfocados al cambio de la orientación sexual de homosexuales y bisexuales para convertirlos en personas heterosexuales o para eliminar o disminuir sus deseos y comportamientos homosexuales.
Para darnos una idea de lo delicado de esta situación experimentada por mujeres lesbianas, transgénero, bisexuales y transexuales, tomemos como parámetro un instrumento que refleja la realidad de muchos países en lo que a discriminación por orientación sexual e identidad de género, se refiere.
Este instrumento es la “Encuesta Nacional sobre Parejas Íntimas y Violencia Sexual” en los Estados Unidos en 2010, que reflejó: 61.1 por ciento de mujeres bisexuales fueron víctimas de violencia sexual, física o acoso, al menos una vez en sus vidas, 43.8 mujeres lesbianas y 35 por ciento mujeres heterosexuales.
En México el 71.2 por ciento de mujeres transexuales y 74.7 por ciento de mujeres transgénero han sido discriminadas, pero de acuerdo con datos del Copred sólo el 4 por ciento de las mujeres transgénero y transexuales que han sido discriminadas y/o violentadas, denuncia.
Este panorama es reflejo de los efectos nocivos provocados a través de una sociedad conservadora y heteronormativa, porque a una sociedad así le asusta, y mucho, la feminización del hombre que disfrute y le de placer sentirse mujer, ser femenino y, si así lo desea, usar tacones e identificarse más con la mujer.
Si una mujer lesbiana, bisexual, transgénero y transexual no se siente respetada y es discriminada, algunas de las consecuencias son las siguientes:
-Dificultad para desarrollar vínculos emocionales, afectivos y sexuales adaptados a sus verdaderas necesidades.
-Problemas de autoestima.
-Falta de autocuidados en la salud sexual que a veces llegan a la adquisición o transmisión del VIH.
-Aceptación de maltrato, a veces por parte de personas conocidas.
-Escasez de redes sociales de apoyo.
-Sobreesfuerzos por encajar en una relación heterosexual o en los modelos oficiales de feminidad y masculinidad según sea el caso.
-Depresión.
-Soportar burlas y agresiones constantes, especialmente en contextos académicos o de trabajo.
-Falta de información sobre cómo ejercer sus derechos.
-Falta de acceso a servicios de salud dignos y de calidad.
-Dificultad para realizar trámites.
-Falta de ambientes favorables y propicios para el pleno desarrollo y libre expresión de las mujeres lesbianas, bisexuales, transgéneros y transexuales, entre otras.
Necesitamos sensibilizar a toda la población, en lograr el respeto a las diferencias, para poner un alto total a la violencia hacia las mujeres, son insuficientes lo hecho hasta ahora.
Cierro mi columna recordando las palabras de Agnes Torres, mujer transgénero torturada y asesinada en México en 2009, por su orientación sexual e identidad de género, y de quien la autoridad dijo que fue hallada sin vida tras haber sido asaltada y robada.
“Sueño con vivir en una cultura mejor, una cultura, donde la hospitalidad y el respeto sean los valores principales” #SiMeMatan, es porque sueño con lo mismo que Agnes Torres, y muchas mujeres lesbianas, bisexuales, transgénero y transexuales, queremos respeto y sobre todo la libertad de ser quienes realmente somos, como seres humanos… como MUJERES.
*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género. Twitter: @terapiaygenero
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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