Algo falla en la estrategia
gubernamental de comunicación o en la capacidad auditiva de algunos
integrantes del gabinete federal.Por eso, la nueva administración ha
caído en varias contradicciones, aunque, con oficio político, ella misma
ha intentado resolver los entuertos. Sin embargo, en otras ocasiones de
plano se dice una cosa y otros oyen algo totalmente distinto, y ayer se
registró uno de esos casos, que, dicho sea de paso, en nada ayudan a
que los ciudadanos y los inversionistas mantengan la calma, porque son
asuntos que afectan al bolsillo o a las inversiones, y eso a cualquiera
le pone los pelos de punta.
Como candidato, como presidente electo y como mandatario
constitucional, Andrés Manuel López Obrador repitió en innumerables
ocasiones que durante su administración –los seis años– no aumentarían
los impuestos en términos reales ni crearía gravámenes.
¿Y por qué no lo haría? Bueno, porque “el combate a la corrupción y
la austeridad nos permitirá liberar fondos mucho más de lo que
imaginamos; con esta fórmula sencilla, no habrá necesidad de subir
impuestos en términos reales ni aumentar los precios de los combustibles
más allá de la inflación; todo lo ahorrado por el combate a la
corrupción y por abolir los privilegios, se destinará a impulsar el
desarrollo del país. (Por ello) no habrá necesidad de aumentar impuestos
en términos reales ni endeudar al país. Tampoco habrá gasolinazos”.
En su campaña electoral, Andrés Manuel repitió tales conceptos y
compromisos a lo largo y ancho del país, y también en su discurso de
victoria el 1º de julio pasado, e incluso en su toma de protesta el 1º
de diciembre de 2018. Una y otra vez lo dijo. Así, a todos quedó claro
que se trataba de un compromiso sexenal.
Pero, a pesar de la reiteración del mensaje y de la insistencia del
compromiso, algún tímpano está dañado en la Secretaría de Hacienda,
donde parece que escucharon y entendieron otra cosa. Ello viene a
colación porque ayer el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera (el
mismo personaje que de un plumazo canceló la refinería de Dos Bocas, en
Tabasco), aseguró que
el gobierno federal cumplirá con la promesa del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de no subir impuestos en los tres primeros años de su sexenio, pero a partir del cuarto se modificará la estructura impositiva en el país( La Jornada, Enrique Méndez y Roberto Garduño).
Parece que el citado funcionario sólo alcanzó a escuchar la mitad de
lo dicho y reiterado por el presidente López Obrador, pues él habla de
un compromiso por tres años y no por seis. De hecho, Herrera se aventó
el siguiente tiro, al participar en el segundo Foro en materia
hacendaria, convocado por Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de la
Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados:
“Lo que el Presidente ha ofrecido es que no va a cambiar durante los
primeros tres años de su administración, y yo siempre recuerdo que la
promesa es sólo para los primeros tres años de su gobierno. Lo que él –y
voy a tratar de citarlo textualmente– ha ofrecido, es no subir las
tasas impositivas, lo cual quiere decir que para el tercer año de
gobierno nosotros tenemos que pensar cómo vamos a imaginarnos y a tener
una estructura tributaria diferente. Esa estructura deberá estar
construida bajo dos premisas claves: Una, tendríamos que recaudar más,
tenemos que pensar cómo vamos a rearmar nuestro tinglado impositivo;
será una estructura tributaria que mejore la equidad y disminuya la
desigualdad en nuestro país” (ídem).
Entonces, ¿a quién hacerle caso? Al quese comprometió a no hacerlo,
¿o al que sólo entendió la mitad de ese mismo compromiso y ya anuncia lo
contrario?
Las rebanadas del pastel
Pitonisa, la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros vaticina que 2019
no será un año color de rosapara la economía mexicana. Bien, pero ¿sería tan amable de precisar hace cuánto la economía nacional no pinta de ese color?
Twitter: @cafevega
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