Pedro Echeverría V.
1. Mexicanos, argentinos, peruanos, colombianos, viven en el sistema capitalista que los manipula como le dé la gana. Todos los presidentes de aquí o allá adecuan (¿adecúan?) sus discursos a la medida de las inquietudes de las masas que controlan. Calificar de fascistas, derechistas, neoliberales, de izquierda, generalmente sin conocer o explicar su significado, es la peor demagogia, porque se habla y mucho, para tapar la ignorancia. ¿Algún gobierno de América, producto de elecciones, con los tres poderes, autocalificado de derecha, de izquierda, neoliberal o “facho”, en los 100 años recientes, ha propuesto y en su práctica? ¿alguna vez, ha luchado por la igualdad económica, política y social de sus habitantes? Ninguno, repito, ninguno podrá demostrar que haya reducido la pobreza por lo menos a la mitad en su periodo de gobierno; algunas veces ha empeorado.
2. Desde la campaña presidencial de López Mateos en 1958 –cuando comencé a usar el marxismo para mis análisis- he conocido uno a uno, “con pelos y señales” como dicen aquí, a todos los presidentes y al círculo de políticos que los ha rodeado; ya hablábamos entonces de izquierda y derecha. Del discurso demagógico de López Mateos y luego el autoritario de Díaz Ordaz, de la demagogia de Echeverría y luego el derechismo de López Portillo, hasta llegar a De la Madrid y Salinas donde el PRI y el PAN profundizaron su alianza en 1988 con acuerdos firmados por Álvarez, Cevallos y Salinas. ¿Quién era fascista, de derecha de izquierda o progresista? Obviamente que como hoy, todos los presidentes tienen que obedecer al sistema capitalista de beneficia a empresarios y cuya fuerza autoritaria mundial son los gobiernos yanquis.
3. Así que el triunfo de Milei, el gobierno de López Obrador, el de Petro de Colombia y la golpista de Perú, son más de lo mismo; son igual que los viejos Lula de Brasil, Chávez de Venezuela, Evo de Bolivia, Ortega de Nicaragua y la misma Kirchner de Argentina. Son “la misma gata revolcada” que nunca han hecho ni podrán hacer nada importante. Al terminar su gobierno de cinco o seis años volteas a ver y te das cuenta que son exactamente más de lo mismo: lo he vivido activamente y con mis reflexiones. Los discursos –con diferencias en chismes personales- ni siquiera son diferentes porque hay prohibiciones absolutas: Nunca acusar al capitalismo, no hablar mal de los inversionistas, no expropiar nada en beneficio de los trabajadores y como en México, aunque haya un 80 por ciento de población pobre y miserable el presidente gana 200 mil pesos al mes y el trabajador siete mil.
4. El pleito de AMLO con la presidente peruana son por tonteras legaloides; lo mismo por decirle “facho” a Milei. Sólo falta que este responda: todos somos iguales en discursos porque en la práctica somos iguales de HP a nuestros antecesores. En México son tan ignorantes políticos y candidatos que no saben que el liberalismo es hijo del capitalismo y el neoliberalismo es el hijo modernizado. El gobierno de AMLO es el capitalismo que Juárez impuso en México vendiendo las tierras del clero y entregándoselas a nuevos ricos después de perseguir y asesinar a campesinos comuneros. La derecha verdadera fue siempre el clero y los militares; hoy son la misma cosa: los llamados liberales se transformaron en más de lo mismo. Así que habría que decirle al presidente y sus seguidores que olviden la historia oficial elemental, que estudien y se hagan pensadores críticos libres sin cobardía. (21/XI/23)
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