Álvaro Delgado Gómez
Es tal la descomposición, mediocridad y falta de proyecto de la oposición en México que sus líderes como Xóchitl Gálvez, Claudio X. González, “Alito” Moreno, Vicente Fox y Felipe Calderón tratarán de salir del hoyo imitando al anarcocapitalista Javier Milei, próximo presidente de Argentina, y esto implica que Claudia Sheinbaum y la coalición que encabeza deben ratificar con mayor nitidez y énfasis el plan que ofrecen a los mexicanos.
Y justo cuando en Argentina una mayoría de 55.69% elegía al estridente “libertario” que sin duda trabajará para las mismas élites económicas de siempre, Sheinbaum reiteró que continuará, “sin zigzagueos”, el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador por una razón de sentido común y de definición política: “El modelo funciona”.
Lo hizo este domingo 19 en su primer discurso como precandidata presidencial, en el World Trade Center de la Ciudad de México, donde definió la “visión estratégica para la continuidad”, que ella llama “el segundo piso de la transformación”, una serie de 17 puntos que deberán ser puestos a discusión para su enriquecimiento o, si es el caso, rectificación.
Me llamó la atención que el tema de la seguridad, que sigue siendo un pendiente del presidente López Obrador, no mereció atención mayor de Sheinbaum. En el punto 16 lo menciona como parte de una concepción integral, también con una enunciación general: “Gobernabilidad, paz y seguridad como fruto de la justicia en todos los ámbitos”.
Y en el último de los 17 puntos, subrayó el tema que este año ha caracterizado el discurso de López Obrador sobre el Poder Judicial. Ella misma le dio énfasis a la necesidad de ganar también la mayoría calificada en el Congreso para lograr ese y otros cambios: “No crean que se me olvidó: Plan C, reforma al sistema judicial y las reformas pendientes”.
Los otros 15 puntos tiene que ver con la políticas instrumentadas por el gobierno federal, en el ámbito social y en el económico, y que Sheinbaum pretende profundizar, con un énfasis político que contrasta con el discurso opositor que acusa destrucción y caos. “El modelo funciona”.
Y por eso se propone continuar el plan de cero corrupción e impunidad y de erradicación de los lujos en el gobierno; combatir a los que no pagan impuestos: mantener el apoyo a 12 millones de adultos mayores, a 12 millones de estudiantes, a 2.5 millones de jóvenes aprendices; aumentar los salarios mínimos, mantener la prohibición a la subcontratación y fortalecer los proyectos del Tren Maya, el Tren Interoceánico y la Refinería Olmeca.
“El modelo funciona —dijo Sheinbaum—: El crecimiento económico está superando las predicciones; la inversión extranjera directa está en su máximo histórico, mientras que los pagos de la deuda externa están disminuyendo; el peso ha sido una de las monedas más apreciadas a nivel mundial frente al dólar, confundiendo a los especuladores que apostaron repetidamente en su contra, y el desempleo está disminuyendo a pesar del aumento en las tasas de interés”.
El mensaje de Sheiumbaum fue claramente a los volubles mercados financieros, a los que reiteró la división entre poder político y poder económico, con énfasis en lo social:
“Se mantendrá la autonomía del Banco de México, el equilibrio razonable entre deuda y Producto Interno Bruto, no habrá condonación de impuestos a grandes contribuyentes y continuará el combate a la evasión fiscal. Mantendremos la obligada división, esencia de la transformación, entre el poder económico y el poder político y seguiremos con la política de erradicación de la corrupción y el principio de impulsar la economía desde abajo. Los árboles —enfatizó— se riegan desde la raíz”.
Además de hacer suyo el proyecto de transporte de pasajeros en tren, con las siete rutas que anunció el gobierno federal, Sheimbaun enfatizó que continuará el apoyo a la educación y a la consolidación de la salud gratuita a todos los niveles, pero también ofreció estímulos en áreas donde el lopezobradorismo tiene muchos detractores:
“Impulsaré el desarrollo científico y tecnológico y el desarrollo y promoción de la cultura. Aceleraremos la transición energética hacia fuentes renovables de energía, garantizando soberanía para el desarrollo”.
En la parte final de su mensaje, también envió un mensaje para los que hablar de reconciliación, dentro y fuera de la coalición de izquierda:
“Ya ven que los adversarios hablan de la reconciliación, las y los mexicanos estamos unidos. Lo que no queremos es reconciliarnos con la corrupción, con el conflicto de interés, con la guerra, con la represión y el autoritarismo, o con el pasado de privilegios. Las y los mexicanos, todas y todos, con excepción de unos pocos que añoran el pasado, saben que hay rumbo, hay proyecto, y que hay mujeres y hombres honestos, de convicción dispuestos a defenderlo y fortalecerlo”.
Y finalmente, ante el discurso que imitará a Milei, Sheinbaum preguntó:
“¿Qué somos? ¿Populistas, comunistas? No, sencillamente somos humanistas que amamos nuestra patria y tenemos un profundo amor al pueblo de México. Nos indigna la desigualdad y la pobreza y lucharemos hasta el último día de nuestras vidas porque las y los mexicanos puedan comer tres veces al día comida saludable, porque puedan tener acceso a la educación, a la salud, al vestido y a la vivienda.
Y finalizó con el lema que es el sello de López Obrador: “No creemos en el consumismo ni el poder del dinero, no nos arrodillamos frente al poderoso. Creemos que la prosperidad es compartida o no es prosperidad, creemos y anhelamos el bienestar y la felicidad del pueblo de México, creemos que, por el bien de todos, primero los pobres”.
Después de que Morena y sus aliados consumaron sin rupturas las candidaturas a nueves gobiernos estatales, aunque faltan las conflictivas al Congreso y a presidencia municipales, Sheinbaum tiene una base sólida para iniciar la etapa hacia la elección presidencial.
En seis meses, habría todavía muchos imponderables, incluyendo las acciones de los resentidos internos, pero Sheinbaum como líder del movimiento lopozobradorista tiene proyecto y está pendiente sólo su equipo que también debe contrastar, en calidad, con sus rivales fascinados por los MIlei, los Abascal y los Bolsonaro…
Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.
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