De los primeros estados donde se pugnó por cuotas de género
Las mujeres activistas y de los partidos en esa entidad han sido
ejemplo de organización, para lograr reformas que les garanticen más
cargos de poder.
En Sonora, la reforma electoral de 2014 que elevó a rango
constitucional la paridad de género en candidaturas federales y
estatales (50 por ciento de mujeres y 50 por ciento de hombres), tuvo un
impacto sin precedentes en el aumento de la presencia femenina en
cargos públicos, al grado que por primera vez en su historia, la entidad
ya cuenta con una mujer gobernadora.
Pero de ninguna manera fue una concesión graciosa para las mujeres del
estado. Fue el logro también de una lucha de más de 20 años en la que
las sonorenses organizadas –desde la sociedad civil y los partidos
políticos– han pugnado por la igualdad sustantiva en los cargos de
poder.
Sin importar diferencias ideológicas entre partidos y priorizando la
sororidad de género, la insistencia de las mujeres dio su mayor fruto
hasta ahora luego de la elección del pasado 7 de junio.
Se trata de organizaciones como Mujeres por la Democracia, Grupo Plural
Pro Derechos Políticos de las Mujeres, Red Feminista Sonorense, y
Mujeres en Plural, que no cejaron hasta lograr el panorama que hoy abre
otro ciclo: el del avance significativo en la paridad “vertical” en las
candidaturas al Legislativo estatal y los municipios, donde ahora sí hay
presencia equitativa de ambos sexos.
COMBATIVAS DESDE HACE MÁS DE 20 AÑOS
Las sonorenses organizadas siempre han perseguido la igualdad en todos
los ámbitos, incluso el de las elecciones. Desde que en 1993 las mujeres
se propusieron impulsar acciones afirmativas para incluir las cuotas en
la ley electoral, se planteaban algo integral y por ello hablaban del
principio de “Equidad, paridad y alternancia”.
Consideraban que la paridad sola no serviría si no se especifica en dónde, quiénes, cuándo, en qué periodo y en qué orden.
A partir de los comicios locales de 1993 había una intención clara de
reformar el panorama electoral incluso desde las instituciones
encargadas de organizar las votaciones. Se hablaba ya de una
ciudadanización de los órganos electorales, candidaturas independientes,
partidos políticos regionales, y una nueva distribución distrital en
Sonora.
Organizadas en el Grupo Plural Pro Derechos Políticos de las Mujeres,
se acercaron a las dirigencias de los partidos para buscar un compromiso
con la paridad, pero lo que encontraron fue la resistencia común en
todo el país que consideraba que aplicar cuotas era dar “privilegios” a
las mujeres.
Lograron el compromiso del entonces gobernador de Sonora, Manlio Fabio
Beltrones, quien presentó la iniciativa de reforma que incluía la
precisión de que ninguno de los dos sexos podría ocupar más del 80 por
ciento de las candidaturas, con lo cual –aunque no lo mencionaba tal
cual– se plasmaban las cuotas de género.
A partir de ahí esta disposición, conocida como “80-20”, asignaba 20
por ciento de las candidaturas a las mujeres, como si en automático la
minoría debiera ser para ellas, mientras que los hombres conservaban la
mayoría.
Sonora se convirtió así en la primera entidad en instrumentar las
cuotas electorales de género, lo cual quedó plasmado en la Ley Electoral
del estado, promulgada en noviembre de 1993.
Tres años después, el entonces Código Federal de Instituciones y
Procedimientos Electorales incluiría la cuota 70-30 en el mismo sentido
que en Sonora.
Su redacción era: “Los partidos políticos nacionales considerarán en
sus estatutos que las candidaturas a diputados y senadores no excedan el
70 por ciento para un mismo género”. Luego, las reformas de 2002 y 2008
especificarían la cuota 60-40.
LUCHA QUE RINDIÓ FRUTOS
Todo lo anterior fue preámbulo para llegar al proceso electoral de 2015
en condiciones normativas de obligatoriedad, no de sugerencia. La
paridad “vertical” ha logrado que los resultados de las recientes
elecciones en Sonora impacten en una presencia paritaria sin
precedente.
Sin embargo, las mujeres organizadas continuarán la lucha, pues todavía
consideran que está pendiente lograr la paridad “horizontal” que
permita tener exactamente igual número de candidatas a las alcaldías por
parte de todos los partidos. Pues si bien las fórmulas incluyeron mitad
mujeres y mitad hombres, esto se hizo respetando la paridad “vertical”,
más no la “horizontal”.
Las alcaldesas electas en 2015 en Sonora gobiernan municipios de poca
población. Excepto Caborca –donde gobierna por primera vez una mujer–,
todos tienen menos de 10 mil habitantes. Destacan cuatro con una
población menor a 500 habitantes.
Un caso que quedará para la galería de mujeres que sufrieron violencia
electoral es el de Faustina Fuentes González, quien junto con su
suplente, Leticia Beatriz Ontiveros Flores, fueron agredidas por una
parte de su comunidad en el municipio de Cajeme, al rechazar que tomaran
posesión como regidoras indígenas.
Ellas fueron designadas para ocupar la regiduría plurinominal por la
etnia yaqui, lo que molestó a algunos de los miembros de esa comunidad,
quienes impidieron que rindiera protesta como su representante el pasado
14 de septiembre.
El Instituto Estatal Electoral había anunciado que Faustina y Leticia
Beatriz eran propietaria y suplente, respectivamente, de la regiduría de
representación proporcional que correspondía a la etnia yaqui. Sin
embargo, al presentarse a rendir protesta, algunos de sus compañeros
impusieron en su lugar a dos varones.
Las mujeres yaquis habían salido airosas del juicio de inconformidad
SG-JDC-11408/2015 interpuesto contra ellas y contra la instancia
electoral estatal. Aunque la Sala Regional de Guadalajara falló a su
favor, aún no logran hacerlo debido a los usos y costumbres de su
etnia.
Respecto al Poder Legislativo, por diferencia de una curul, habría un
Congreso casi paritario, con 17 varones y 16 mujeres, de acuerdo con la
votación y la asignación paritaria de las diputaciones plurinominales.
No obstante, varios fueron los casos que se judicializaron por parte de
otros candidatos que se sintieron afectados en sus derechos
político-electorales y que obtuvieron el fallo a su favor. El resultado:
tres curules menos para mujeres, tres más para varones.
Son 63 mujeres síndicas que habrán de ocupar la segunda posición más
alta en los 72 ayuntamientos del estado, lo cual es inédito. La cifra de
presidentas municipales aumenta sólo en uno, ya que de ocho alcaldesas
se pasó a nueve en el nuevo periodo. De las 864 regidurías, 432 serán
para mujeres gracias a la paridad “vertical”.
Y por primera vez en Sonora hay una mujer gobernadora: la priista Claudia Artemiza Pavlovich Arellano.
Por: Silvia Núñez Esquer, corresponsal
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.-
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