La Gendarmería Nacional
y el Ejército Mexicano agredieron y golpearon a los trabajadores de la
educación, estudiantes normalistas e integrantes del pueblo solidario
que participaban, el 8 de diciembre pasado, en el boicot masivo contra
la evaluación punitiva del magisterio chiapaneco, la cual se
desarrollaba en la Escuela de Protección Civil, a la altura del crucero
Llano San Juan, municipio de Ocozocoautla, Chiapas, cerca de la capital
de la propia entidad, resultando muerto el profesor David Gemayel Ruiz
Estudillo, socio de la Sección 40 (estatal) del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación, varios compañeros heridos y detenidos
Alexander Lázaro Vicente, Óscar Oliver Espinoza Argüello, Eduardo de
Jesús Bolaños Nanguse, Jorge Luis Guzmán Siu, Faustino Gómez Hernández y
Luber Lauro López Domínguez. Estos hechos son un resultado directo de
la política neoliberal y antinacional de la administración peñista.
En la forma indicada, el presidente Enrique Peña Nieto y el secretario
de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, con la utilización de diversos
cuerpos policíacos y las fuerzas armadas, continúan intentando imponer
la llamada reforma educativa, que como lo han sostenido la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación, otros sindicatos democráticos,
partidos políticos de izquierda y analistas políticos e informadores,
es, en realidad, una vulgar reforma laboral y administrativa, que está
muy lejos de abordar los problemas centrales de la educación en México.
Nada tiene de raro, entonces, que tales métodos represivos
gubernamentales hayan producido muchos heridos y presos políticos.
Para asombro de los sindicalistas magisteriales del extranjero, por
primera vez en la historia universal un gobierno al servicio de la gran
burguesía mexicana y los gobiernos y empresas trasnacionales de Estados
Unidos, moviliza, en México, más policías y soldados que los
trabajadores “vigilados”, golpeados y aprehendidos. Ya se dio la
situación de que por cada maestro posible participante en la famosa
evaluación… ¡intervinieron más de tres elementos de las fuerzas
represivas! Con esto, seguramente, Aurelio Nuño debe haber roto más de
un récord en América Latina y el mundo.
En la historia de
México, jamás un bravucón de arrabal había lanzado tantas amenazas
contra un grupo de trabajadores como Aurelio Nuño Mayer. Este señor
mejor debería ser alcaide de una cárcel de alta seguridad y no
secretario de Educación Pública. Si este golpeador al servicio de la
oligarquía nacional y el capital extranjero se compara con Narciso
Bassols, Ignacio García Téllez, Gonzalo Vázquez Vela y Luis Sánchez
Pontón, queda reducido a su verdadera estatura política: un cantinflesco
burócrata, apoyado por gente armada para imponer… ¡una dizque reforma
educativa! A lo que han llegado los destructores de Petróleos Mexicanos,
la Comisión Federal de Electricidad y otras industrias entregadas a sus
contlapaches de Estados Unidos, Canadá y Europa.
Pese a la
agresiones ilegales y anticonstitucionales del gobierno entreguista de
Peña Nieto, el movimiento magisterial democrático se mantiene en pie y
con gran capacidad de convocatoria en Oaxaca, Guerrero, Chiapas,
Michoacán y otros estados. Con seguridad, sabrá responder en forma
correcta a la política criminal de los vendepatrias en el poder y
conducir a sus compañeros de gremio a la derrota y derogación de la
llamada reforma educativa, para, a la larga, implantar con la
participación de los profesores de base una verdadera reforma educativa,
en beneficio del pueblo mexicano y no de sus explotadores y opresores.
De cara a los hechos del 8 de diciembre, la Sección 7 del SNTE, que
agrupa a los trabajadores federales de la enseñanza del estado de
Chiapas, plantea que repudia y responsabiliza a los gobiernos de Enrique
Peña Nieto y Manuel Velasco Coello por la muerte de David Gemayel Ruiz
Estudillo “quien fue arrollado por un camión de la policía”; exige la
libertad inmediata e incondicional de los compañeros detenidos; proclama
responder a la política represiva oficial con las tácticas propias de
la lucha sindical; responsabiliza a los gobiernos federal y local de la
integridad de los trabajadores en lucha, y se pronuncia contra la
impunidad de la agresión.
Para el movimiento social democrático
de nuestro país es de cardinal importancia rodear de solidaridad activa a
los integrantes de la CNTE y a todo el magisterio en lucha.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
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