CIUDAD DE MÉXICO. (Expansión) -
Enfermedades como la diabetes mellitus
tipo dos se encaminan a poner una vez más en jaque las finanzas del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que apenas hace tres años
consiguió salir de la quiebra y que atiende a 70 millones de
derechohabientes.
Proyecciones del IMSS arrojan que el gasto en enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes,
la cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, enfermedades
hipertensivas, insuficiencia renal y neoplasias malignas, crecerá en los
próximos años a una tasa promedio anual de 4% real hasta los 193,287
millones de pesos (mdp) en 2050.
“Hoy el riesgo se concreta en
tres grandes enfermedades que explican el 70% de la mortalidad en
México, diabetes, cáncer y cardiovasculares, están concentradas en un
segmento de 45 a 85 años", dijo a Expansión el director general del
IMSS, Mikel Arriola.
El Instituto destina en esos padecimientos
80% del gasto en enfermedades, unos 80,000 millones de pesos al año,
advirtió el funcionario.
Lo anterior en medio del cambio
demográfico y epidemiológico que enfrenta el país. En 2013 murieron
89,420 personas por diabetes mellitus,
siendo la principal causa de muerte en el país con una tasa de
incidencia de 75.5 defunciones por cada 100,000 habitantes y se calcula
que unos 11 millones de mexicanos padecen esta enferemedad.
A
esto se suma una mayor esperanza de vida, en 2015 fue de 74.9 años, más
del doble de lo estimado hace ocho décadas, cuando era de 35 años.
Las cifras de los daños son contundentes. "En 2010 población derechohabiente del IMSS perdió 11 millones de años de vida saludable
y el grupo de enfermedades crónicas no transmisibles fue responsable de
81% de estos", según el informe financiero del IMSS de 2014.
Arriola,
quien hasta febrero pasado fue el titular de la Comisión Federal para
la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dice que el principal
problema es que los enfermos llegan ya al IMSS presentando daños
crónicos y ahí es donde el sistema colapsa porque los costos son muy
altos.
Por ejemplo, en 2015 el gasto de diabetes sin
complicaciones en el IMSS se calcula en 11,656 mdp, con complicaciones
sube a 26,948 mdp, en tanto que el gasto en cáncer de mamá in situ es de 18 mdp frente a 291 mdp cuando se ha expandido
“A
medida que la población envejece utiliza más los servicios de salud que
ya están saturados. Esto genera tiempos de espera más largos y mayores
gastos para el sector salud porque se trata de enfermedades crónicas,
que son aquellas que una vez que se tienen no se curan y solamente se
controlan, esto implica que se tiene que estar en tratamiento toda la
vida”, dice la académica del ITAM, Sofía Charvel.
En este contexto, uno de los principales factores de riesgo para que se desarrolle la diabetes tipo dos, es el sobrepeso y la obesidad, se calcula que siete de cada 10 mexicanos sufren estas afectaciones, ante malos hábitos alimenticios y sedentarismo.
En
términos laborales, el IMCO calcula que el número de horas perdidas por
la diabetes tipo dos, sobrepeso y obesidad equivalen a entre 25% y 68%
de los empleos formales que se generaron en 2014. Esos costos recaen en
las empresas, en trabajadores asegurados, o directamente sobre las
familias porque los empleadores descuentan los días que faltan o dejan
de recibir un ingreso, en caso de que sean autoempleados.
A decir de Mikel Arriola,
el IMSS seguirá con la estrategia de prevención con programas como
PREVENIMSS que busca la prevención y detección oportuna de enfermedades.
“En
el segmento de los jóvenes damos un millón de consultas al año. De lo
que se trata es que si tienen algún problema de salud tengan a su
disposición el seguro médico del IMSS y que también sepan que tienen que
usarlo para prevenir, hacerse un chequeo de peso y talla dos veces al
año para saber si somos propensos o tenemos algún factor de riesgo de
diabetes, casi todos los factores están relacionados con el sobrepeso”,
dice Arriola.
Los especialistas consultados coincidieron en que
para evitar el avance de esta nueva epidemia la primer estrategia debe
ser educar a la población desde edad temprana acerca del cuidado de la
salud, las consecuencias de una mala alimentación y del sedentarismo.
Asimismo, también se requiere de un análisis de las políticas públicas
implementadas para ello.
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