Conforme
la conflictividad magisterial adquiere grados de mayor tensión con los
desalojos a cargo de la Policía Federal y la capitalina de los
campamentos ubicados en los exteriores de las secretarías de Gobernación
y de Educación Pública, Aurelio Nuño da muestras de endurecimiento del
discurso, particularmente el que pronuncia los lunes en escuelas
primarias y para lo cual interrumpe clases. Y como jefe llega tarde a la
cita impuesta a los alumnos.
El lunes 23, con las
actitudes que lo distinguen juró que “ni siquiera tiene sentido”
sentarse a dialogar con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación, mientras “su propuesta siga siendo la impunidad, la violación
de la ley y pretender echar abajo la reforma educativa”.
Anunció
que esta semana empezarán a llegar las notificaciones a los 3 mil 243
profesores “que serán despedidos” y los que se mantengan en paro
“también podrían ser separados del servicio”. No se entiende, por
cierto, que si el fracaso del paro es contundente como divulga la SEP,
anuncie despedir a tantos trabajadores y use la represión para desalojar
los plantones.
Además de la inexperiencia en el
decisivo y complejo ramo educativo, de dónde sale tanta sordera e
insensibilidad de Nuño Mayer, si nos atenemos al juicio del eminente
especialista Ángel Díaz Barriga, del Centro de Investigaciones y
Servicios Educativos: “El señor secretario tiene insensibilidad ante la
cantidad de atropellos que se han ido concatenando a partir de esto que
se está llamando en la sociedad mexicana ‘evaluación del desempeño’. Hay
violaciones a los derechos humanos y hay que decirlo, y lamentablemente
el sindicato no ha hecho nada, se ha cruzado de brazos”.
De
dónde. En primera instancia Enrique Peña considera que la educativa es
la madre de todas sus reformas, pero las otras 10 no están
materializándose a rajatabla, sólo con el garrote y en demérito de la
zanahoria, sin el uso y abuso de las redes clientelares y corporativas,
de la aceitada maquinaria de la corrupción, que tanto critica Nuño a la
Sección 22, pero que le permitieron a su amigo despachar en Los Pinos.
No
falta quien apueste a que Otto Granados, salinista confeso, está detrás
del endurecimiento del maestro en estudios latinoamericanos. Flaco
favor le hace el hidrocálido al defeño de la Condesa, porque la
precandidatura presidencial ya se le fue de las manos. Y la
conflictividad en el sector tiende a incrementarse en las normales
rurales, varias vocacionales del Politécnico continúan en paro por una
torpeza burocrática del titular de la SEP y en El Colegio de México un
grupo de alumnos de maestría reclamó en una manta con la foto de Nuño:
“¿No qué no? ¡No a los recortes en educación superior!” Esto porque en
septiembre les aseguró que “El Presidente ha dado la instrucción de que
no se hagan recortes ni en la educación superior, ni en el gasto en
ciencia, ni en innovación y tecnología”. Y la reducción se produjo en
0.4 por ciento, al pasar de 120 mil 770 millones de pesos en 2015 a 116
mil 131 millones para 2016.
A pesar del valor de
la palabra presidencial, es oportuno retomar la propuesta de Díaz
Barriga: “Se requiere más sensibilidad política, (…) los investigadores
se lo pedíamos al secretario, por qué no se suspende la evaluación del
desempeño por uno o dos años y nos damos tiempo como sociedad como
académicos, como Instituto Nacional de Evaluación a reorganizar hacia un
sistema de evaluación que realmente evalúe el desempeño”.
@IbarraAguirreEd
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