Es tanto el poder que
ha concentrado Luis Videgaray Caso, y tanta la influencia que ejerce
sobre el ocupante de la silla presidencial, que se ha esparcido con
fuerza la versión de que fue de su autoría la gran idea (ideota, pues)
de invitar a los candidatos presidenciales estadunidenses a reunirse, en
plenas campañas electorales, con Enrique Peña Nieto.
Y, en especial, se ha señalado que él tejió, organizó y empujó para
se recibiera con tapete tricolor al atrabiliario republicano, a pesar de
la oposición de una parte del equipo de Los Pinos, particularmente de
los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de
Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari (respecto
a esta funcionaria corre la muy insistente versión de que, a causa de
esa visita intempestiva y altamente contraproducente del empresario
nacido en Queens, Nueva York, presentó su renuncia al cargo, pero no le
fue aceptada).
Videgaray, nacido en la Ciudad de México un 10 de agosto de 1968, se
ha convertido en un virtual vicepresidente ejecutivo, obviamente por
encima de sus responsabilidades formales como secretario de Hacienda y
Crédito Público, y también por encima de sus demás compañeros de
gabinete. Al inicio de la administración peñista se hablaba de dos polos
de poder interno, encabezados respectivamente por Videgaray y Osorio
Chong, pero siempre con una notable desventaja para el ex gobernador de
Hidalgo, a quien se consideraba una especie de vicepresidente político
al que mucho mandado le comía el vicepresidente económico.
Esa dicotomía se vio flagrantemente desbalanceada en julio reciente,
luego de las derrotas priístas en seis estados, cuando Videgaray logró
imponer a uno de los suyos, Enrique Ochoa Reza, ni más ni menos que en
la presidencia nacional del PRI, en sustitución de Manlio Fabio
Beltrones Rivera, un costal sonorense de mañas políticas ante el cual
contrastaba la vacuidad de quien hasta ese momento era director de la
Comisión Federal de Electricidad y nunca había tenido cargos
medianamente notables en el partido de tres colores ni en la política
operativa, como legislador, gobernador o presidente municipal.La
designación de Ochoa Reza significó la entrega del proceso para la
próxima postulación de candidato presidencial priísta a un disciplinado y
agradecido subalterno de Videgaray, en evidente menoscabo del interés
de Osorio Chong por alcanzar esa misma postulación.
Pero más evidente ha sido la predilección presucesoria de Peña Nieto
por Videgaray en el episodio políticamente trágico de la visita de
Donald Trump a Los Pinos. El ocupante del Poder Ejecutivo federal
prefirió el punto de vista del secretario de Hacienda por sobre el resto
de los convidados a opinar sobre el tema. Y tramó todo con él,
excluyendo a los otros, ocultando los avances y evitando que se
enteraran del desenlace previsto hasta, literalmente, última hora (la
canciller andaba inaugurando un consulado general en Milwaukee).
Si Trump hubiera sido presidente de Estados Unidos (y en ese tenor,
reverencial, se le trató en Los Pinos), parecería que Peña Nieto quiso
avisarle de su confianza en Videgaray, quien fue el virtual jefe del
grupo que participó en la reunión privada con Trump, sin la presencia de
Osorio Chong. En otros sexenios, en el marco del juego sucesorio
practicado en el presidencialismo mexicano, se ha creído que la
presentacióndel elegido, pero aún no destapado, a los ocupantes de la Casa Blanca de Washington, es absolutamente indicativa del dedo por venir. En ese contexto especulativo, Videgaray habría sido señalado como la carta sucesoria por desembozar.
La catástrofe política que luego se vino encima, y la
potenciación de la candidatura republicana a costa del funcionario
mexicano que le dio legitimidad a sus agresiones y burlas, reduce las
posibilidades de que Peña, como jefe de ese equipo contrario a los
intereses nacionales, pueda imponer a una carta con sello propio en la
candidatura priísta por venir. En particular, Videgaray Caso es un
corresponsable ejecutivo de la mayor pifia del sexenio (tan cargado de
ellas) y de la peor de las cometidas desde la Presidencia de la
República cuando menos desde la etapa posterior a la Revolución.
El manejo del tema Trump en Los Pinos es un estigma difícilmente
superable para un tecnócrata como Videgaray, pero, al mismo tiempo,
afectará los cálculos electorales priístas de por sí escuálidos. La
crisis económica mundial y su impacto en México, los impactantes
recortes presupuestales por anunciarse, y ahora la coautoría ejecutiva
del asunto de Trump, reducen la posibilidad de continuidad del peñismo
en el poder, ya fuera con Videgaray o con alguien de su bando, como José
Antonio Meade o Aurelio Nuño, o con Osorio Chong o cualquier otro
priísta de esa misma franja del copete.
Hay incluso priístas que están empujando para que en próxima asamblea nacional de su partido se
redefinanlas propuestas para el futuro electoral inmediato, y hay quienes auguran, tal vez como aspiración y no necesariamente porque haya condiciones para ello, una
rebelióntricolor, densa en sus intenciones y eventuales postulaciones.
Desde luego, la cotización a la baja de las expectativas priístas de
continuidad en el poder favorecen a lo que en esta columna se clasificó
de bote pronto como un
bipartidismo inducidoen julio pasado, luego que el PRI había aceptado, con irreconocible prontitud y pasividad, seis derrotas estatales ante el PAN. Si todo lo que se ha visto desde esos comicios hasta ahora, incluyendo la autofulminación priísta a causa de la extraña visita de Trump, termina favoreciendo a Acción Nacional y, en específico, a Margarita Zavala Gómez del Campo, el siguiente sexenio no será tan malo para el hoy todopoderoso Videgaray (al que algunos columnistas incluyen en un hipotético paquete de cambios que aseguran que Peña debería ya haber hecho), pues su esposa es Virginia Gómez del Campo, prima de la citada Margarita y de la senadora panista Mariana Gómez del Campo. Las penas, con PAN familiar, serían menos. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Los partidos políticos
hablan de cortar el gasto público, lo cual es una necesidad imperiosa,
pero ninguno habla de sacrificar sus intereses. El nuevo periodo de
sesiones del Congreso es una oportunidad para que los senadores y
diputados hagan un severo ajuste a su presupuesto. Podría comenzar por
recortar su número. Son 500 diputados; sobran 200. Son 128 senadores,
dos por cada entidad serían suficientes. Todos por elección directa, no
más plurinominales. Tal vez la crisis por la caída del precio del
petróleo podría dejarle al país ese buen efecto. Lo mismo se haría con
los congresos locales. Entonces si creeríamos que las voces para detener
el crecimiento de la deuda en el Congreso son más que palabrería. Se
han pronunciado contra la idea de contraer más deuda Armando Rivera
Castillejos, del PAN; Rocío Nahle, de Morena; Francisco Martínez Neri,
del PRD. Vamos a ver qué tanto están dispuestos a sacrificar a la hora
de votar el nuevo presupuesto.
Los canadienses frente a Trump
De fuera y dento del país le han llovido coscorrones a
Peña Nieto por su infausta reunión con Donald Trump. Inclusive se habla
de una ruptura en su gabinete y de un intento de renuncia de la
secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, porque no fue
tomada en cuenta. Sin embargo, hay escasas opiniones respecto de lo que
debió hacer Peña Nieto, además de no hacer nada. Tal vez sirva de
inspiración –tardía– lo que ha hecho el joven primer ministro de Canadá,
Justin Trudeau. Él ha guardado distancia. Ha enfatizado que las
relaciones de Canadá con su vecino no dependen de un individuo –en
referencia a Trump. Lo más que se ha acercado al tema fue en una
entrevista con Bloomberg el pasado 8 de marzo:
No voy a agarrar pelito con Donald Trump ahora, como tampoco voy a apoyarlo, obviamente. Ahora bien: Trump no se ha atrevido a decir que los canadienses son unos
violadoresni los ha amenazado con echarlos de su territorio. Brincar el principio de no intervención suele ser costoso, como acabamos de ver. A nadie le gustaría que Hillary o Trump, quienquiera que gane, viniera en 2018 a territorio mexicano a hacer campaña por Osorio Chong, López Obrador o Ricardo Anaya, o cualquiera otro de los aspirantes. Ahora, si no habrá más remedio que pagar el muro, Peña Nieto podría pedir presupuesto de la famosa muralla, aprovechando su viaje a China.
Carmen, taquillera
Sus presentaciones personales son muy contadas, pero
llena los lugares. Carmen Aristegui sostuvo una plática con Luis Felipe
Restrepo, director de la revista Gatopardo, en Querétaro, como
parte del programa del Hay Festival. Por supuesto, no faltó el tema de
la vista de Trump. Su opinión: le comió el mandado a Peña Nieto. También
abordó el tema del plagio de la tesis. Carmen dijo que la UNAM debería
manifestarse al respecto, ya que la Universidad Panamericana adelantó
que pediría su asesoría técnica.
El plagio no es un asunto menor para una universidad. Lo ético y lo académico son los ejes rectores de una universidad. Como les decía antes del fin de semana, la periodista sufre acoso judicial: cinco demandas en tribunales civiles y mercantiles.
Cuando comencé a platicar
sobre el cardenal Rivera invité a la multitud a que si tenía algún
punto de vista que quisiera compartir, me lo hiciera llegar a la
dirección que anoto al final de la columneta. Procuro contestar cuanto
comentario llega. Algunos, si hay espacio, dentro del texto. Los demás,
de manera directa. Si alguien piensa que no leí su mensaje o no lo
contesté, ofrezco disculpas y ruego me hagan el favor de repetir su
comentario u opinión por crítico que sea. Cuando firman con su nombre,
así les contesto. Si emplean seudónimo que resguarde su identidad, lo
respeto. Y las veces que mandan recuerdos familiares los guardo para las
épocas de contrición, sacrificio y perdón (por ejemplo, la llamada
Semana Mayor, que pese a los románticos deseos del maestro Manzanero
sigue, como las demás, constituida exclusivamente por sólo siete días). O
las bellas y cálidas fiestas navideñas, cuya alegría ayuda a no
registrar los agravios recibidos durante el año que termina. Bueno, pues
aunque más de un amigo de los que semanalmente me atormentan con
sanos y bien intencionados comentariosopinan que ya fue suficiente de crónicas cardenalicias, mi obligación es dar cabida a los comentarios a los que yo invité. El primer correo lo firma mapradobocanegra@hotmail.com. Es una airada protesta contra las autoridades de la hermosa Catedral Metropolitana. Lean ustedes si su muina no está plenamente justificada: “Me sentí convocado a hacer alguna aportación a la biografía del ínclito cardenal y su corifeo Hugo. Fui de visita a la Catedral Metropolitana. Una policía me impidió la entrada. ‘Sólo que vaya a misa’, vociferó. Protesté. Le dije que es casa de Dios y, por ende, de todos los cristianos católicos. Pasados pocos días me atreví a escribir a D. Hugo en la página de su FB. Afortunadamente me contestó exactamente dos años, tres meses y seis días después. Me pidió que le repitiera lo que escribí en mi mensaje anterior. Tan tan”. Así termina Miguel Ángel Prado su mensaje, repicando una campana a la que debe tenerle justificado enojo, por convocarlo y no cumplirle. Aquí interviene Arturo rensendis@yahoo.com.mx, quien recomienda a don Hugo una infusión de tila, seguramente muy benéfica para el colon irritable. Sobre todo, si el uso de supositorios puede producir adicción.
Adentro y afuera se han encendido los
focos rojos por el vertiginoso crecimiento de la deuda pública en el
sexenio de Enrique Peña Nieto, pero en la Secretaría de Hacienda (la
responsable de contratar y
administrar dicho débito) aseguran que no hay razón para preocuparse.
Todo está bajo control, según su versión.
A saber qué tipo de ansiolítico consumen en la citada dependencia,
pero el hecho es que cada día que pasa no sólo crece el saldo del
endeudamiento público sino que, por consecuencia, aumenta el pago por
concepto de amortizaciones e intereses, que alcanza niveles
verdaderamente alarmantes.
Será que el
ministroanda muy ocupado
arreglandola política exterior del país y, por lo mismo, no tiene tiempo para dedicarse a lo que oficialmente le corresponde, pero al revisar la estadística que acompaña al cuarto Informe de gobierno de EPN la única reacción posible es el horror.
Lo anterior, porque entre diciembre de 2012 y junio de 2016 de las
arcas nacionales salieron más de 125 mil millones de dólares (algo así
como 2 billones 375 mil millones de pesos, equivalentes a la mitad del
presupuesto federal del presente año) para dar
servicio(pago de capital e intereses) a la deuda externa del sector público federal. De ese monto, poco más de 102 mil millones de dólares se destinaron a amortización de capital y 23 mil millones y pico al pago de intereses.
Y a pesar de ese descomunal monto erogado, en el mismo periodo que se
cita la deuda externa del sector público federal se incrementó 44 por
ciento, al pasar de 121 mil 659 millones de dólares al cierre de
diciembre de 2012 a 175 mil 386.7 millones al término de junio de 2016. Y
las cifras son de la propia Secretaría de Hacienda.
Así es: en el lapso de referencia se pagaron más de 125 mil millones
de dólares, monto más que suficiente para cubrir la deuda externa
heredada por Felipe Calderón. Pero lejos de ello el gobierno de EPN
endeudó al país con alrededor de 54 mil millones adicionales de billetes
verdes, y contando.
Lo mismo ha sucedido con la deuda interna del sector público. Cuando
EPN se instaló en Los Pinos el saldo era apenas menor a 3.8 billones de
pesos; a junio de 2016 ya superaba los 5.4 billones, es decir, un
crecimiento de 42 por ciento, con todo y que en el periodo se pagaron
cantidades multimillonarias por intereses. Para dar una idea de qué se
trata, sólo en el primer semestre de 2016 el pago de intereses sobrepasó
los 158 mil millones de pesos (más de 2 mil y pico de millones por
comisiones).
Lo peor del caso es que ese brutal nivel de endeudamiento no ha sido
útil para el desarrollo nacional. Al contrario, ha sido uno de los
lastres por la simple razón de que se ha utilizado para (¡sorpresa!)
pagar el servicio de la deuda. Cierto es que la descrita no es práctica
exclusiva de los actuales cuan relajados funcionarios de Hacienda
(aunque de una u otra suerte todos pertenecen al mismo establo), sino
que se ha hecho cotidiana desde que Carlos Salinas de Gortari decretó
(en 1990) la
solución definitiva del problema de la deudamexicana.
Pues bien,
solucionadodicho problema, en las últimas dos décadas y sólo para cubrir los compromisos de deuda externa del sector público federal (gobiernos de Zedillo, Fox, Calderón y lo que va de Peña Nieto) en números cerrados de las arcas nacionales salieron alrededor de 725 mil millones de dólares para cubrir el servicio de la deuda, algo así como 14 billones de pesos a precios actuales. De ese total, 142 mil millones de billetes verdes se pagaron sólo por concepto de intereses.
En la primera mitad del año,
el país acumuló un déficit en Cuenta Corriente de –15 mil 449 millones
de dólares sólo parcialmente compensado en esta ocasión con un ingreso
neto de recursos externos en la Cuenta de Capital de 15 mil 259 mdd. La
cobertura de la diferencia entre ambas cifras (190 mdd) y del incremento
de la Reserva Internacional neta (673 millones) se restan del Ajuste de
ésta por valoración (–2 mil 234 mdd), lo cual arroja un saldo en
Errores y Omisiones de –1 mil 371 millones (Gráfico 1).
En este semestre la Cuenta Corriente presenta déficits en: Balanza
Comercial (–7 mil 116 mdd), B de Servicios no factoriales (–2 mil 695
m), y B de Servicios factoriales (–18 mil 637 m); así como el
tradicional superávit en Transferencias (casi todo remesas de los
migrantes) que sumó 12 mil 999 mdd.
La balanza petrolera elevó su déficit a –5 mil 375 mdd en el semestre
(Gráfico 2), por mayores importaciones y menores exportaciones, cuyos
ingresos se han desplomado de 26 mil 917 mdd en 2012 a 8 mil 103
millones en este año (Gráfico 3).
Por intereses de la deuda externa el país pagó a los acreedores extranjeros 13 mil 280 millones este semestre (Gráfico 4).
La buena noticia que restaura
un tantito la fe en el pueblo estadunidense: una amplia mayoría repudia a
ambos candidatos presidenciales. O sea, prefieren que ninguno de ellos
los represente.
En el sondeo más reciente del Washington Post/ABC News de
finales de agosto, aproximadamente seis de cada 10 perciben de manera
desfavorable a Donald Trump y Hillary Clinton. El sondeo registró el
nivel más bajo de aprobación de Clinton (sólo 41 por ciento tienen una
percepción positiva, mientras 56 por ciento la ven desfavorablemente;
Trump goza de 35 por ciento favorable, y 63 desfavorable). O sea, esto
sigue siendo un momento sin precedente en la historia moderna del país,
en que ambos candidatos padecen de un repudio mayoritario.
El problema, y es enorme, es que esa mayoría no tiene adónde ir, ni
dónde expresar su repudio (hay dos candidatos más, uno del Partido
Libertario y otra candidata del Partido Verde, pero por ahora son
marginales). Con ello, el resultado es que los que no aguantan a Clinton
están contemplando votar por Trump aunque no compartan sus posiciones, y
los que temen a Trump están pensando en votar por Clinton aunque no le
tengan confianza.
Es fácil entender por qué después de meses en que ambos han
manipulado, engañado, mentido al pueblo estadunidense –desde asuntos de
su comportamiento y personal hasta su manejo de negocios, a sus
posiciones políticas–, no sean bienvenidos por el pueblo que desean
representar.
Como resultado, muchos se preguntan cómo fue que las opciones
políticas en favor de la democracia se han reducido a elegir entre un
protofascista y una representante de la cúpula política y económica tan
ampliamente repudiada y desprestigiada en este país.
El sistema ya no quiere ídolos,
prefiere herederos. Sin embargo, espíritus hay que luego de desplegar
en vida su fuerza y sus aptitudes, seduciendo a unos e inquietando a
otros, continúan obteniendo victorias después de muertos, como si las
convicciones y sello que imprimieron a sus actividades se prolongaran
tras su partida física. Filias y fobias apenas importan.
Antes de morir de un flechazo recibido la víspera de una batalla en Valencia, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid
(1048-1099), ordenó a sus allegados que embalsamaran su cuerpo, le
pusieran casco y coraza, ataran la espada a su diestra en alto y lo
montaran sobre su caballo para, sujeto a un bastidor de madera, cabalgar
al día siguiente delante de sus hombres, con lo que ya sin vida obtuvo
otra victoria sobre el desconcertado ejército enemigo.
En su discurso de la reunión cumbre del
grupo de las mayores economías del planeta (G-20), inaugurada ayer en
la ciudad de Hangzhou, el presidente chino, Xi Jinping, advirtió sobre
los peligros que enfrenta la economía mundial, la insuficiencia del
crecimiento global, la depresión de la demanda y la inversión y la
persistente volatilidad de los mercados financieros, y destacó,
asimismo, el escaso dinamismo de los intercambios comerciales y el brote
de tendencias proteccionistas. Tales factores, indicó el anfitrión de
dos decenas de jefes de Estado y de gobierno allí reunidos, colocan la
economía mundial en
un punto crítico.
Apoyan lucha del Maes por su derecho a la educación
El derecho a la educación no
se acaba cuando se le dice a un joven que no puede estudiar, y menos
cuando uno de ellos niega y reniega que su destino sea la exclusión
social. Ha llegado a nuestros oídos el estruendoso y modesto ruido de un
grupo de jóvenes del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación
Superior (Maes) que decidieron no parar en su lucha por el derecho a la
educación y hoy apelan al reconocimiento de sus estudios en la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La fotografía que apareció en la
primera plana de los principales diarios de la Unión Americana tal vez
cuenta sólo una parte de la historia, pero es la que a Trump le
interesaba destacar. El presidente Enrique Peña Nieto aparece saludando
cortésmente al protagonista de una de las oleadas más insultantes en
contra de México y los mexicanos que viven en ambos lados de la
frontera. Esta es la imagen que el candidato republicano necesitaba para
parecer como lo que no había logrado parecer en su propio país:
presidenciable.
Los medios de Canadá,
Estados Unidos y México en las semanas recientes se han ocupado de
comentar los propósitos de los dos candidatos a ocupar la Casa Blanca en
enero próximo en torno al Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN) firmado por los gobiernos de los tres países y en vigor
desde el primero de enero de 1994. El señor Donald Trump, con la
ignorancia que lo distingue, promete acabar con él. Por su parte la
señora Hillary Clinton, que conoce mucho mejor lo que pasa en el mundo y
México, es partidaria de revisarlo.
La idea de invitar a México a los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, según pelos y señales que proporciona el semanario Proceso,
surgió de Luis Videgaray, ante un silencio no bien explicado de Claudia
Ruiz Massieu y, por supuesto, ante la plena aceptación de Enrique Peña
Nieto, jefe de todos ellos y quien ahora, debe decirse, no ha evadido la
responsabilidad.
El presidente Enrique Peña
Nieto es el timonel de un barco que navega errático por el mar
proceloso de la política, nacional e internacional, hostigado por los
huracanes de la economía que nos tienen en bancarrota y por el mar de
fondo de la inseguridad, la corrupción y la amenazante delincuencia
organizada. Ante este panorama desolador, invitar a Donald Trump y
actuar en forma tan mediocre ante él, fue dar un golpe de timón que
empeoró la situación del buque y puso en riesgo a capitán, tripulantes y
pasajeros.
Todavía no sabemos cuál es la cifra de muertos y desaparecidos por el desastre detonado por los “remanentes del huracán Earl”
y el gobierno de Rafael Moreno Valle ya fijó los montos que pretende
manejar para la supuesta reconstrucción: 2 mil 44 millones de pesos.
Mandó 29 municipios a la lista de siniestrados, esos que deben ser
atendidos con los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden),
cuando los daños verdaderos se presentaron sólo en siete.
Sobre la reunión del
G-20 en Hangzhou, China, pende la duradera condición de lento
crecimiento de la economía mundial que se ha asentado desde la crisis de
2008. China, que tiene altas tasas de expansión productiva: 14.2 por
ciento en 2007 y 9.2 en 2009, creció 6.9 por ciento en 2015 (cifras del
Banco Mundial). Las previsiones de aumento del PIB en el mundo para este
año y el siguiente se han reducido a 3.1 y 3.4 por ciento,
respectivamente, y se espera que haya otra corrección a la baja en
octubre (Fondo Monetario Internacional).
Sigue la tragicomedia
que está dando al traste con la que fuera, en el sentido amplio de la
expresión, la mejor difusora de música y cultura en el país, y daba
estatura a la casa de estudios de la que forma parte. La renuncia del
insufrible Nicolás Alvarado como director de Tv UNAM podría blindar a la
aún más escandalosa administración de Renato Dávalos al frente de Radio
UNAM, disimulándola para el escrutinio público. Las designaciones de
ambos (quienes no son universitarios) hace unos meses fueron simultáneas
y gemelas, y habrían sido impuestas al rector Enrique Graue por el
presidente Enrique Peña Nieto directamente, según él reconoció ante un
grupo de colaboradores.
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