Marta Reig González
Madrid. 18 de julio. 17. AmecoPress. Habla
de las injusticias impulsada por el optimismo y el sentido del humor.
Esta actriz ve el mundo a través del feminismo desde que era muy joven.
Por eso, expresa con gran nitidez cuáles son las luchas de las mujeres
que se dedican a la cultura. Berta Ojea lleva toda una vida dedicada a
la interpretación en el cine, el teatro y la televisión. Empezó
estudiando canto lírico y luego decidió ser actriz. “Mi vocación es la
de actriz, no he sido otra cosa en mi vida” afirma. Ha participado en
películas como La voz dormida, Las chicas de la sexta planta y Mortadelo
y Filemón. Ahora está a la cabeza de la Secretaría de Igualdad de la
Unión de Actores y Actrices, el sindicato más importante del sector.
Trabaja para visibilizar las desigualdades que sufren las actrices y,
aunque reconoce mejoras, señala que falta mucho trabajo por hacer. Evoca
a Hamlet para explicar que el teatro es un espejo distorsionado en lo
que se refiere a la igualdad de género.
¿Cómo surgió la Secretaría de Igualdad del sindicato?
Alrededor del 2003 yo estaba en la junta directiva. Recuerdo que
hablando con compañeras les decía que teníamos que crear una comisión
para investigar sobre igualdad de género en nuestra profesión. Percibía
que el trato hacia las mujeres no era el mismo. Yo soy feminista desde
que tenía 14 años y sabía que había desigualdad en muchos otros sectores
laborales. A pesar de que todo el mundo me decía que eso no pasaba en
el mundo de las actrices y de los actores yo, como soy también cabezota
además de feminista, insistí bastante.
Creamos comisión donde estábamos integradas varias actrices. Fue la
primera vez que la descubrimos la brecha salarial. Era muy difícil
porque lo investigábamos de una manera muy primaria. Íbamos viendo todo
lo que se había estrenado el año anterior y veíamos la cantidad de
personajes que había para hombres y los poquitos que había para mujeres.
A partir de ese trabajo que fuimos realizando creamos la Secretaría
de Igualdad en 2006, que ahora tiene más poder dentro de la junta
directiva. O sea que viene de lejos. Fue mucho trabajo, además al
Secretario General en aquel momento le costaba mucho aceptarlo, pero dio
el paso.
También creasteis unos premios a la igualdad.
Se llaman Mujeres en Unión. Fue un título que sugirió Pilar Bardem,
decía ya que estábamos en la Unión de Actores nos llamáramos Mujeres en
Unión. Se da cada año a una labor en favor de la igualdad en cualquier
terreno social o cultural. A una persona o colectivo.
Con la actual directiva, de la lista que encabezó Iñaki Guevara las
cosas fueron muy fáciles porque tenía totalmente asumido que esa
realidad estaba. Él me llamó para trabajar en la Secretaría de Igualdad.
¿Cuál es la labor de la secretaría?
Nuestra labor es la visibilización y la denuncia de la desigualdad.
Nos reunimos con el sector, organizamos ciclos y charlas. Considero muy
importante que la Academia de cine y ZAPAE (asociación de productores)
haya dado el paso a delante diciendo que no existe la igualdad en el
cine español.
En marzo hicimos una jornada, porque se cumplían 10 años de la Ley de
igualdad. Esta ley está un poco apartada, está metida en un cajón.
Actualmente no se está utilizando.
Su implementación es una de las demandas que hacéis al gobierno. ¿Hay algún apartado de esta Ley dedicado a la cultura?
Sí, claro. El artículo 26 está dedicado a la cultura y también es muy
importante que el artículo 11, que se encarga de la discriminación
positiva. Naciones Unidas reconoce que los sectores laborales que tienen
menos del 30% de mujeres están muy alejados de comenzar el camino de la
igualdad, pues según los datos de AISGE, que es la sociedad de gestión
de los actores y las actrices, los de 2015 demuestran que en el
audiovisual español solo un 20% de los personajes son para mujeres y
sólo son un 25% en el teatro. Por eso una de nuestras exigencias es el
cumplimiento de la ley, porque se avanzaría mucho.
En marzo, cuando se cumplían 10 años de la ley de igualdad, hicimos
un encuentro de mujeres en la cultura en los Teatros Luchana. Allí
estuvo el Presidente Zapatero que tomó el compromiso públicamente de
intervenir y mediar entre la industria y nosotras, las mujeres de la
cultura, actrices, directoras, dramaturgas...
Desigualdad de las actrices
¿Cuáles son esas dificultades concretas de las actrices? ¿Los componentes de la imagen y la edad agudizan esa desigualdad?
Las actrices atraviesan tres brechas. Dos, como la mayoría de los
sectores, que son la laboral porque hay muy poco trabajo, muy pocos
personajes. Y la salarial, desde los papeles más pequeños hasta los más
grandes siempre hay una diferencia con respecto a sus compañeros
actores. En la medida que los sueldos son más altos hay una diferencia
salarial mayor aún.
La otra brecha, que nos preocupa mucho y se da tanto en cine como en
el teatro, es la brecha por edad. Significa que en el mundo audiovisual
una mujer a partir de los 40 años ya es vieja. Y a industria empieza a
llamarla menos. En el mundo del teatro ocurre lo mismo, a partir de los
cuarenta las mujeres interpretan papeles como la madre o la abuela. Y
esto es porque los personajes que se están construyendo son todos en
relación al hombre, el protagonista.
¿Cómo son los personajes femeninos en su mayoría?
Son personajes de mujeres que no tienen oficios. Son las que aman,
nos siguen colocando en un papel muy tradicional. Cuando la sociedad ya
va por otro lado muy distinto. Está mucho más avanzada que la cultura y
esto tenemos que revisarlo. Ahí tenemos un problema grande, la cultura
tiene que ser un espejo del mundo que muestre dónde nos encontramos,
para ir más adelante. Sin embargo, lo que está ocurriendo es lo
contrario. Por ejemplo, en cuanto a las relaciones entre hombres y
mujeres estamos mostrando un espejo completamente desfasado de la
realidad.
Hay un dato laboral que es muy importante: con la crisis, los puestos
de trabajo de las mujeres en la cultura han disminuido muchísimo y, por
lo tanto, su capacidad adquisitiva. En la cultura, hemos pasado a estar
seis puntos porcentuales por debajo de la media de mujeres que
trabajan en los otros sectores laborales. Es una barbaridad. Porque ya
en los otros sectores las mujeres estamos un 23 por ciento por debajo de
los hombres. Quiere decir que en general la cultura es el sector que
menos trabajo genera para las mujeres. El trabajo que en el sector
cultural se perdió desde 2013 se está recuperando para los hombres, pero
las mujeres siguen estancadas.
En el teatro se da la paradoja de que hay muchas mujeres trabajando,
dirigen, escriben y hacen papeles protagonistas, pero lo hacen en un
terreno muy precario. En el que no se cobra, en salas muy pequeñitas.
Donde existe la precariedad hay muchas mujeres, donde existe el dinero
hay menos mujeres.
Pero, el público de cultura es mayoritariamente femenino. ¿No?
Un dato muy curioso que acaba de aparecer del instituto “Geena Davis”
en EEUU sobre el audiovisual confirma que un 13 por ciento del público
asiste más a ver cine producido por mujeres. Pero la industria hace como
que no ha visto es dato. El problema real es que la industria, en el
punto donde empieza la cadena, es muy conservadora.
Las mayores consumidoras de cultura en toda la Unión Europea son las
mujeres. ¿Por qué no nos dirigimos a ellas? Yo llevo mucho tiempo
preguntándomelo y hablando con gente de la industria, con productores.
Si son las mayores consumidoras, dirígete a ellas.
He recibido respuestas tan frívolas como: “a las mujeres les gusta
ver a un hombre guapo de protagonista”. Ese es un prejuicio puramente
machista. Ahora el audiovisual está cambiando y yo creo que de manera
vertiginosa. No sé cuándo va a dar sus frutos pero hay una conciencia.
Sin embargo, en el teatro todavía no.
Jessica Chastain dijo en Cannes que el cine que vio durante
el festival no refleja a las mujeres fuertes y activas que ella conoce.
¿Qué consecuencias tiene que el modelo de mujer que trabaja, que
persigue un objetivo no exista para las espectadoras de teatro y cine?
Ese es uno de los problemas fundamentales. Es la razón por la que
queremos que las actrices trabajen. Es importante que las mujeres estén
en el imaginario colectivo desarrollando una vida plena, una vida
profesional. Por eso también tenemos que cambiar los contenidos, para
que las mujeres no sean la novia de alguien. Para ello tenemos que
cambiar las historias.
El futuro de las niñas y las jóvenes depende de la cultura. Las
series tienen mucho poder, las jóvenes ven constantemente una imagen de
la mujer dependiente y enamorada. Está caro que la educación es
fundamental, pero también lo es la cultura. Puesto que educa en lo
simbólico y esa experiencia que se queda marcada. Es muy difícil que
erradiquemos la violencia de género si no cambiamos nuestras películas,
nuestras series, nuestras funciones de teatro...
Entonces, perpetúan el mito del amor romántico que está en la base de la violencia machista.
Claro. Y sobre todo debemos pensar cuáles son las aspiraciones de las
mujeres. No puede ser sólo el amor. ¡Alemania está gobernada por una
mujer! Las mujeres tienen oficio, se desarrollan y, como los hombres, se
pueden enamoran. Es muy difícil explicar a un hombre solamente
enamorado de una mujer. Si lo pensamos al revés nadie nos creería, pero
tiene que ser lo mismo con ellas. En el teatro se están haciendo grandes
esfuerzos, pero va más despacio.
¿Por ejemplo la Liga de Mujeres Profesionales del Teatro?
La Liga de Mujeres Profesionales del Teatro es muy interesante pero
creo que necesitamos que sea la industria la que abra el sitio.
Necesitamos que desde las grandes producciones hasta las más pequeñas
las mujeres tengan un papel protagonista. Porque si no entramos en la
industria estaremos construyendo un montón de cosas pero serán
precarias. Esto es una de las cosas que está pasando en el teatro. Hay
más libertad para montar una obra entre varias actrices, pero estamos
fuera de la industria, en la Precariedad.
En estos casos, ¿qué ocurre con la seguridad social de las actrices?
Eso es fundamental. Algunas están creando cooperativas para que esté
todo el mundo asegurado. Es que si no estás dado de alta lo que haces no
es trabajar de manera profesional. Y hay muchas mujeres que han sido
llevadas a este lugar más precario, parece que las mujeres para ser
creativas no puedan cobrar. Digamos que las mujeres tienen más poder
cuanto más precaria es la situación. Es la demostración de que estamos
fuera de la industria. El reparto de poder es muy difícil, pero lo
conseguiremos.
¿Cuál es la situación de las pensiones de las actrices que a
partir de los cuarenta empiezan a poder trabajar menos? ¿Reciben alguna
ayuda?
La Unión de Actores y actrices ha presentado un Estatuto de Artista
para hacer un modelo similar al francés, donde la intermitencia
funcione. Para que tengamos seguridad social, laboral y fiscal. Este
modelo a las mujeres les beneficiaría.
Hemos conseguido que el Estatuto llegue a una subcomisión en el
Congreso y ahora estamos trabajando en un plan de igualdad. Porque
aunque la ley es igual para todos, a nosotras nos desfavorece. Las
mujeres somos retiradas antes de la profesión y la mayoría llega a
pensiones muy pequeñas. La sociedad de gestión AISGE está ayudando a las
que tiene las pensiones más pequeñas. Pero no tenemos que ayudar. Tiene
que hacerse cargo el Estado, favorecer el trabajo de todas las mujeres,
porque las actrices lo tienen muy difícil.
La obsesión por la juventud se ve en muchos sectores, pero no es tan
terrible como en este. ¿Por qué se operan las actrices de Hollywood?
Porque se les acaba el trabajo. Tiene que ver también el concepto
ideológico de que una mujer que cumple años deja de ser deseable. Las
mujeres están siempre excesivamente sexualizadas en relación al deseo de
un hombre.
La Unión es un sindicato, por lo que no tiene los medios para dar
ayudas. Pero planteamos el Estatuto del Artista, que se está debatiendo
en muchos sectores para que llegue a todos los artistas. Por que el
trabajo de escritores, pintores, directores siempre va a ser
intermitente. Es fácil de entender y no requiere más dinero. Requiere un
cambio de sistema en la seguridad social. Los partidos políticos tienen
que comprometerse con su cultura en el terreno de la igualdad.
Paridad en los teatros
En relación a esto, ¿crees que deberían existir cuotas en los teatros públicos?
Absolutamente. Lo público tiene que dar el primer paso. La
programación ha de ser paritaria. Y hay que aplicar la ley, que no se
refiere solo a los teatros públicos sino a toda la producción cultural.
Aunque los teatros públicos deberían tener un compromiso de absoluta
paridad.
Hay asociaciones que han firmado una carta para que se vaya
incrementando la presencia de mujeres poco a poco, como en Francia. Lo
que ocurre es que se firman cartas pero luego la programación a la
temporada siguiente es menos paritaria.
Es hora ya de una programación paritaria. Porque se puede. Incluso en la
sociedad que vivimos algunos personajes masculinos pueden ser
interpretados por mujeres.
¿Sería un reflejo más real de nuestra sociedad?
Sí. En la Compañía Nacional de Teatro Clásico su directora Helena
Pimenta va incorporando ese cambio de roles. Quizá porque ella tiene esa
sensibilidad como mujer, aunque creo que también hay muchos hombres que
lo comprenden. La igualdad es una realidad en la que tenemos que vivir
todas y todos. La lucha la tenemos que llevar conjuntamente. En este
caso Helena lo está haciendo, aunque es muy difícil. Un espadachín puede
ser una mujer, ¿por qué no? Hoy podemos verlo. Ahora tenemos la
libertad y los espectadores lo demandan.
Yo siempre tuve la fantasía como actriz de que quería morirme en un
escenario o haciendo cine, pero no te permite la industria porque ya vas
teniendo años. Y sin embargo ves que las carreras de los hombres
siguen. Tendremos que ver cuántas mujeres jóvenes de ahora siguen
trabajando dentro de un tiempo. Algunas como Concha Velasco o Lola
Herrera lo consiguen, pero son muy pocas.
Decías que el teatro tiene que ser un espejo, ¿Cómo
espectadora te sientes representada en las historias y los personajes
femeninos?
Ese es el centro de la diana. Yo como ciudadana y como espectadora de
cultura tengo el derecho a verme representada. No me veo representada
en la historia de mujeres que están enamoradas de alguien y con esa
diferencia de años de entre 20 y 25 años.
Cultura y política
¿Por qué crees que es importante que tú, como actriz, hables de feminismo y de tu actividad política?
Bueno yo soy feminista. El feminismo es una manera de ver el mundo.
Seguramente yo no estaría en la Secretaria de Igualdad si no fuese
feminista. Y tampoco estaría defendiendo la igualdad si no lo fuese. Yo
creo que la gente de la cultura tiene un compromiso político. No me
refiero a los partidos, si no a cuál es la mirada tienes sobre la
sociedad.
Yo pienso que la política y la cultura son dos terrenos muy
apasionantes. La política se ocupa de lo que hacemos y la cultura se
ocupa de los que somos. La cultura tiene un poder simbólico que te
atraviesa. Te lleva a hacerte preguntas que tienen que ver con la
existencia, con la vida. Dice Hamlet a los cómicos: “mostrad un espejo
al mundo”. Ese es el verdadero fin del arte dramático. A pesar de ello
en el terreno de la igualdad estamos mostrando un espejo descompuesto.
Distorsionado.
Desde muy jovencita, cuando una amiga me llevó a una reunión
feminista, entendí enseguida que había una realidad del mundo distinta
para las mujeres y para los hombres. Y me parece que se han logrado
muchas cosas. Hay una conquista muy fuerte que incorpora a las mujeres a
la política, a la comunicación... Hay otra mirada y el mundo es
incompleto sin esa mirada.
Hay que saber que las mujeres no somos un colectivo, somos más de la
mitad de la población humana. Por ello tenemos el derecho a mirar y a
contar el mundo. Es una larga pelea en la que sin duda alguna yo soy
optimista porque se ha avanzado muchísimo. Las conquistas de las mujeres
sobre su cuerpo, de su sexualidad son fundamentales.
Y como decíamos las viejas feministas: “para las mujeres lo personal
es lo político”. Porque el amor es político para nosotras. Todo amor
que nos encierra y que nos lleva a la violencia es político. No queda en
el terreno personal. Cada una de las conquistas sobre tu cuerpo y sobre
quién eres es política, aunque sea personal.
¿La cultura puede ser un altavoz de esa reivindicación de las mujeres?
Mi vocación es la de actriz, no he sido otra cosa en mi vida. He
sentido más interés por lo que tenía que expresar sobre una historia o
un personaje que por lo que yo pudiera decir.
Creo que todos debemos ser feministas incluidos los hombres, porque
el feminismo es el derecho de dos miradas que están en el mundo, es
necesario que esas miradas las tengamos. La de la mujer y la del hombre,
porque el mundo va a ser mas rico y mejor. Y es esencial para
solucionar muchas otras cosas.
No tendremos unas democracias reales, no tendremos unas libertades
reales si seguimos teniendo una brecha tan grande entre los hombres y
mujeres. No podemos defender nuestras democracias cuando las mujeres por
el simple hecho de ser mujeres cobran menos. Cuando se las asesina. No
tenemos que olvidar que el terrorismo machista lleva 800 víctimas, más
muertos que la propia Eta. Se sigue matando a mujeres y se te pone la
carne de gallina cuando ves que cuesta tanto que se llegue a un pacto de
Estado profundo para luchar contra la violencia de género.
Fotos archivo AmecoPress tomadas de twitter.com/bertaojea
No hay comentarios.:
Publicar un comentario