Ahora que Donald Trump ha
confirmado su intención de ir a fondo en la renegociación de la parte
mexicana del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), es
necesario preguntarse si el decadente comité peñista tiene los mínimos
de legitimidad política para asumirse como auténtico representante de
los intereses mayoritarios de la nación o, por el contrario, la
impopularidad extrema de esa administración, el talante entreguista y
oportunista de los principales comisionados, con Luis Videgaray Caso a
la cabeza, y la diariamente comprobada ineficacia de ese ‘‘gobierno’’
constituyen un verdadero peligro para México.
Particularmente avasallador, ventajista e irrespetuoso con México,
Trump tendrá como contraparte a un grupo político particularmente
corrupto, voraz, debilitado y ansioso por canjear el oro nacional por
espejitos electorales, específicamente por el apoyo de Estados Unidos
para que continúe en el poder el bando de Peña y Videgaray o, en todo
caso, alguna fórmula de avenimiento con el PAN, que les brinde
impunidad, seguridad en sus negocios actuales y futuros, y la
expectativa de un turnismo de siglas que en uno o dos sexenios permita
el retorno del PRI a Los Pinos.
Es evidente la trascendencia de lo que se habrá de negociar y el
riesgo en que el interés nacional se encuentra. Por la vía de su
representante comercial, Trump ha hecho saber su intención de ahondar
(es decir, acomodar a las necesidades de Estados Unidos) en los rubros
laboral y ambiental y el de la lucha contra la corrupción, además de
extinguir todo cuanto a juicio de Washington represente ‘‘distorsión’’,
‘‘afectaciones’’ o ‘‘injusticias’’ para el interés comercial de la
potencia vecina. México, obviamente, ni siquiera ha fijado sus
prioridades, aunque es de suponerse que en su momento se montará una
campaña mediática para simular que hay un tigre mexicano cuando, en
realidad, sólo habrá una versión no futbolera de los ratones verdes.
En un esquema tan delicado, los actuales ocupantes de Los Pinos no
deberían acudir en solitario a las negociaciones en privado (ni manejar
clandestinamente esas negociaciones y los eventuales acuerdos), pues
carecen de apoyo popular (como lo demuestra cualquier encuesta de
opinión pública, con todo y lo manipulable que pueden ser), están en un
abierto conflicto de interés (pues les mueve la ambición electoral
inmediata, la de 2018) y, hasta ahora, su postura ha sido de un
entreguismo descarado (desde la recepción a Trump, como candidato, en
Los Pinos, hasta la designación de Videgaray como una especie de
empleado adjunto a la Casa Blanca).
Más que ‘‘negociaciones’’ del gobierno en turno, el peñista, se
requieren negociaciones y visión de Estado, lo cual obligaría a
incorporar a todas las fuerzas políticas y electorales relevantes; entre
ellas, marcadamente, Morena, cuyo precandidato presidencial es puntero
en intención de voto, y el Consejo Indígena de Gobierno que ha postulado
a la presidencia a Marichuy Patricio Martínez, así como organizaciones
realmente representativas de campesinos, trabajadores y comunidades en
riesgo por efecto de inversiones extranjeras.
El caso de Javier Duarte de Ochoa tiene ingredientes
peculiares, cuyo tratamiento con descuido, o con evidencias de
favoritismo por instrucciones superiores, puede afectar
significativamente la de por sí maltrecha imagen de Enrique Peña Nieto.
El ex gobernador de Veracruz forma parte, ciertamente, del amplio
muestrario de ‘‘servidores públicos’’ corruptos, en particular de la
cada vez más abultada sección de los gobernadores ladrones, que están
siendo buscados o detenidos hasta después de que cumplieron sus dañinos
periodos administrativos.
Pero, además de contar con el estigma de ser el más descollante de
ese escaparate de putrefacción política (y eso que tiene competidores de
gran nivel), Duarte de Ochoa posee el antecedente de haber hecho
sentir, durante largos años, que tenía una gran relación de
entendimiento, amistad e incluso camaradería con el actual ocupante de
Los Pinos. El propio Duarte presumía de la manga ancha (que los hechos
comprobaban) que el gobierno federal le otorgaba en Veracruz, con un
Peña Nieto que, aseguraba el entonces gobernador, nunca decía que no a
los planteamientos provenientes de Xalapa. En ese entorno se hablaba del
cuantioso apoyo económico que Duarte de Ochoa había proporcionado a la
precampaña y la campaña electoral del mexiquense, y de otro tipo de
ayudas económicas.
Sería una ofensa más a los mexicanos el pretender la utilización del
todavía esposo de Karime Macías (quien busca divorciarse, con la
intención de dejar a salvo la mitad de los bienes conyugales) para que
cante partituras antimorena o para simular un ataque de honestidad
justiciera en el último tramo de una administración federal
acentuadamente corrupta. Muchos indicios hay, ya, de maniobras en favor
de Duarte de Ochoa que han sido ejecutadas o autorizadas por el alto
mando federal. Ya se verá si el inicio del proceso judicial en tierras
mexicanas forma parte solamente de un libreto de simulación.
El Instituto Nacional Electoral prorrogó 24 horas la toma de
decisiones respecto del presunto rebase de gastos de campaña en
Coahuila. En particular, el alargue en el juego de partidos se concedió
para precisar lo correspondiente al pago, o no, que se habría hecho a
representantes de casilla (aunque todo mundo sabe que, a estas alturas,
ese pago, en efectivo y sin constancia formal, es casi institucional).
Sostener el triunfo oficial del PRI en Coahuila agrietaría la
relación de Los Pinos con el PAN, que les es vital para 2018, pero
fortalecería el espíritu dinosáurico, sobre todo de cara a la próxima
asamblea nacional del PRI. Anular la elección, permitiría al
Revolucionario Institucional nombrar un gobernador interino, posponer el
conflicto estatal (quitando de la próxima boleta al candidato
calderonista, Guillermo Anaya, al igual que al moreirista Riquelme) y
darle un poco de oxígeno al asfixiado INE. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastilleroFacebook: Julio AstilleroFax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Un nuevo fenómeno se presenta
en la infraestructura de telecomunicaciones: las operadoras tienden a
desprenderse de sus terrenos y torres para concentrarse en inversiones
directas a la atención a clientes, con la tecnología de punta que día
con día se desarrolla.
El caso más reciente es el de Axtel, empresa dirigida por Rolando
Zubirán, quien la semana pasada anunció la firma de un contrato para
vender 142 torres de telecomunicaciones a la firma MATC Digital,
subsidiaria de American Tower Corporation y arrendarle sus servicios
durante 15 años.
Esta operación es buena para MATC, porque la administración de
radio-bases es su especialidad y de un plumazo, sin burocracias y
permisos de por medio, fortalece su infraestructura en el país, la cual
puede arrendar a toda empresa que lo solicite. Pero a quien más
beneficia esta transacción es a Axtel, ya que, a cambio de la propiedad
de sus torres, recibirá cerca de 56 millones de dólares y se desprenderá
de activos no estratégicos que le permitirán crecer en forma sana para
darle valor agregado a sus clientes y a sus accionistas.
Socavón con socavón se tapa, y ahora todas las miradas se alejan del Paso Exprés para clavarse en el show
del ex gobernador veracruzano Javier Duarte, quien –todo apunta–
quedará igual de impune que los implicados, públicos y privados, en el
libramiento Cuernavaca –y cientos más a lo largo y ancho del país–,
porque al final de cuentas el
mal rato(Ruiz Esparza dixit) ya pasó, los deudos fueron indemnizados y, por si fuera poco,
no es tema(Peña Nieto dixit).
Todo en este país es circular. Las historias se repiten una y otra
vez. Por ejemplo, del estercolero salinista de la reprivatización
bancaria sólo uno terminó en chirona (Jorge Lankenau Rocha, el chivo
expiatorio por ser el más débil de la cadena) y ninguno del chiquero del
rescate, vía Fobaproa.
Cómo olvidar casos como el de Carlos Cabal Peniche (detenido en
Australia sólo para extraditarlo a México y del Benito Juárez directo a
su casa sano y salvo) y el de Ángel Isidoro Rodríguez, El Divino (enchiquerado en España con igual final feliz que el anterior).
En el inventario aparecen Óscar Espinosa Villarreal (ex regente del
Distrito Federal, aprehendido en Nicaragua, en donde pasó una temporada
sólo para ser extraditado y de allí directo a su domicilio en la Ciudad
de México sin mayor problema); David Peñaloza (acusado por Nafinsa por
fraude a la institución, y después
perdonadopor la misma entidad financiera; como en el caso de Gutsa, de los Gutiérrez Cortina, este personaje simplemente cambio de razón social –de Tribasa a Pinfra- y se mantuvo prendido de la ubre presupuestal, con todo y sus concesiones carretas otorgadas por su socio Carlos Salinas de Gortari y
rescatadaspor Ernesto Zedillo por medio del Farac).
También los tóxicos y depredadores magnates de la minería, como en el caso de Germán Larrea y su Grupo México, el
premiadoAlberto Bailleres, de Peñoles, o Alonso Ancira y su imperio del acero y el carbón (gracias a sus relaciones con CSG), y los asociados al mundillo financiero –libre de impuestos–, como Roberto Hernández, Alfredo Harp, Lorenzo Zambrano, Juan Diego Gutiérrez Cortina, Eugenio Garza Lagüera, entre otros.
Junto a ellos la pléyade de inquilinos de Los Pinos y sus respectivas
parentelas y gabinetazos (todos ellos inmersos en los jugosos negocios
con bienes de la nación, privatizados
por el bien del país y de los mexicanos, según la propaganda oficial),gobernadores, ex gobernadores, diputados federales y locales, senadores, alcaldes, abogánsters de todos los colores y olores, magnates marca Forbes,
líderespartidistas y demás fauna de la clase político-empresarial. Todos de la famiglia (capisci).
Y ello no sorprende a nadie, aunque nadie mueve un dedo para
evitarlo, porque esa es la historia nacional de muchísimas décadas y el
aceite del sistema, que parece eterno. El círculo inicia y se cierra
sexenalmente, siempre mejorando al inmediato anterior.
Dice Noam Chomsky que
la corrupción endémica en América Latina amenaza los procesos progresistas en la región, aunque en realidad tal práctica los ha ido cancelando o, en el mejor de los casos, minimizando, vía cooptación. México es un ejemplo puntual de ello, aunque la corrupción es como la humedad y ha penetrado en naciones otrora límpidas, porque se han sumado a la depredadora práctica de
socializar las pérdidas y privatizar las ganancias(el propio Chomsky dixit).
La fotografía y la nota publicadas por La Jornada en
su edición de ayer (autoría de Javier Salinas Cesáreo) da cuenta de
hasta dónde llegan los negocios privados y la protección gubernamental
que se les otorga: “con la construcción del Nuevo Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México en más de 5 mil hectáreas del ex
lago de Texcoco, la vida y el entorno de los habitantes de pueblos
aledaños se ha alterado significativamente con la explotación
indiscriminada de minas para extraer materiales pétreos usados en la
cimentación… Del lado norte de la zona de explotación, las laderas se
acercan a la zona urbana y al poniente ya tiene las casas a 50
centímetros del socavón”.
La constructora del
Paso Exprés de Morelos es la misma que edifica el hospital Hidalgo, la
misma a la cual se le condonaron alrededor de 15 millones de pesos.
Epccor ha sido señalada por incumplimientos en la reparación de la
Autopista del Sol y en proyectos con Pemex, y por el incremento de
costos de la Estela de Luz en la Ciudad de México. A esto se suma que la
Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha hecho observaciones al
hospital Hidalgo por 33.5 millones de pesos, lo que no ha detenido la
llegada de recursos federales para la obra. La misma ASF ha encontrado
deficiencias en la obra y a pesar de ello el gobernador Martín Orozco,
continuador del proyecto que dejó al término de su mandato Carlos Lozano
de la Torre, sólo atinó a declarar:
Lo más preocupante para mí, independientemente de los procesos jurídicos y de las irregularidades, es terminar rápido la obra civil.
Con estos antecedentes, tanto la obra como los recursos públicos y la
seguridad de las personas están en riesgo, pero ello refleja claramente
que ni las tragedias logran erradicar la negligencia, y que los
implicados están a la espera de nuevas víctimas.
La muerte de dos personas en el socavón del Paso Exprés volvió
a poner en evidencia la corrupción que vive el país. Esta tragedia no
es un
mal ratoo un
gaje del oficio, como ha señalado el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, o, peor aún, como ha coincidido el gobernador de Aguascalientes al señalar que primero se tiene que acabar el hospital Hidalgo porque es un compromiso presidencial, antes que investigar si la obra en manos de Epccor puede tener fallas, transformarse en un socavón más de la administración panista, de lo que podrá culpar al Partido Revolucionario Institucional –como suele hacerse por estrategia–, sin considerar las vidas ni la dignidad de las personas.
Narraciones paralelas. Kaili blues: canción del recuerdo es el
primer largometraje de Bi Gang, joven realizador chino formado no en la
célebre Academia de Cine de Pekín, de donde ha egresado la mayor parte
de los cineastas con presencia vigorosa en festivales internacionales,
sino en una pequeña universidad de la comunicación, desde la cual ha
dado el salto a una modesta compañía productora privada, Heaven
Pictures. Importa señalar lo anterior debido al tono personalísimo,
formalmente innovador y libre, de su debut fílmico, una suerte de poema
en planos fijos muy largos; uno de ellos, con duración de 40 minutos,
que lejos de ser una ocurrencia estilística, tiene como función
primordial hacer progresar el relato en temporalidades distintas,
creando de paso una atmósfera onírica –entre hiperreal y surrealista–
que confiere al filme una calidad plástica insoslayable.
Ayer, en una conferencia
impartida en la sede del gobierno municipal de Montevideo, el pensador
estadunidense Noam Chomsky señaló que los gobiernos progresistas de
Sudamérica no han tenido capacidad para enfrentar y combatir la
corrupción, una falla que amenaza con hundir y revertir los avances
logrados en casi dos décadas de proyectos soberanistas y con sentido
social.
Trabas en Programa Mentor
El 28 de abril pasado, el
presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Relaciones Exteriores,
Luis Videgaray, anunciaron el Programa Mentor, un proyecto concebido,
aprobado y presupuestado en las últimas semanas de la gestión de Claudia
Ruiz Massieu, destinado a ayudar a los miembros del Servicio Exterior
Mexicano de carrera jubilados, consistente en actividades modestamente
remuneradas de información y capacitación de nuevas generaciones del
Servicio Exterior. A cerca de tres meses del anuncio, el inicio del
programa está trabado en la burocracia de la SRE. Quizá haya que esperar
a que el próximo presidente la rescate y eche a andar.
La derecha brasileña ha
engendrado el golpe en contra de los gobiernos del Partido de los
Trabajadores (PT), pero ahora no sabe qué hacer con su gobierno. La
izquierda ha producido a Lula y la derecha no sabe qué hacer con Lula.
Tras el show
mediático montado por el candidato Aurelio Nuño para presentar
públicamente la Estrategia de Fortalecimiento y Transformación de las
Escuelas Normales, el presidente del INEE, Eduardo Backhoff, en una
clara muestra de descoordinación entre el instituto que preside y la
SEP, dijo desconocer en qué consiste la propuesta completa y si ésta
recupera las recomendaciones que habían realizado desde 2015. La misma
desinformación ha prevalecido desde que se impuso esta reforma
constitucional en el ámbito de las escuelas formadoras de docentes, pero
que hoy son sujeto pasivo de cambios anunciados de manera vertical.
Samuel Moncada es el canciller de la República Bolivariana de Venezuela. El pasado domingo declaró a Vicente Fox persona no grata. No hay novedad en ello. Lo sorprendente es que los mexicanos no lo hayamos hecho antes.
Las olas crecen gradualmente,
pueden ser de tamaño impresionante, alcanzan un culmen y después se
desvanecen. Tras una ola sigue otra. La ola social de la que hablaremos
no tiene la regularidad del mar. Pero en el presente y el futuro
previsible es probable que tengamos nuevas olas sociopolíticas nacional
populares (o populistas); las experiencias vividas no se mueren, no
podrá haber una simple restauración al régimen neoliberal anterior.
El colapso de unos
metros cuadrados de pavimento no es un suceso excepcional en el
asfaltado mundo contemporáneo. Deslaves y reacomodos de terreno y suelos
casi siempre dinámicos provocan la aparición de hoyos de todos los
tamaños en muchos países y latitudes, y a veces esas depresiones súbitas
se tragan casas, automóviles y gente. Lo extraordinario en el caso del
socavón del Paso Exprés, con saldo de dos muertos, varios vehículos
destruidos y decenas de miles de afectados por el obligado cierre de esa
peligrosísima vía rápida, es que hizo inocultable la pudrición del
modelo de negocios del grupo que detenta el gobierno.
El presidente de la
Comisión de Educación del Senado de la República, Juan Carlos Romero
Hicks, resumió así la reunión celebrada el martes pasado en la que
participaron activamente estudiantes de posgrado de distintas
instituciones de investigación en México:
Por primera ocasión en la historia de este país, se ha abierto la posibilidad de un diálogo interactivo entre lo que piensan las autoridades académicas, gubernamentales y los alumnos; se ha creado un espacio republicano en el que la deliberación ha sido libre, plural y hemos encontrado en momentos crítica propositiva y comprometida.
Llegó a las 10 de la mañana, como quien no desea que le celebren una vuelta más del trompo que es la vida.
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