GUATEMALA (apro).- El exgobernador de Veracruz Javier Duarte salió
extraditado de Guatemala como llegó: envuelto en el misterio.
Pero nada en el paso de Duarte por Guatemala fue fortuito, desde su
elección del país para ocultarse, por las conexiones que tenía, hasta
cómo se manejó su salida este 17 de julio.
Después que las autoridades guatemaltecas habían organizado un
espacio para que la prensa pudiera filmar y fotografiar al exgobernador,
una vez entregado a las autoridades mexicanas, éstas lo introdujeron al
avión que lo transportaría a México antes que la prensa ingresara a la
pista para filmarlo. Esta fue la explicación que Hilda Mérida, vocera
del Ministerio de Gobernación, ofreció a los periodistas.
El vuelo, un avión del gobierno mexicano, despegó a las 9:17 de la
mañana con rumbo a México. Duarte será internado en el Reclusorio Norte,
según datos ofrecidos por un funcionario de la Procuraduría General de
la República (PGR), que no se identificó.
Tres meses para extraditar a un exfuncionario mexicano es casi un
récord cuando otros extraditables, que aceptan su traslado, por lo
general no son enviados al país que los requiere antes de seis meses.
El viaje de la cárcel de Matamoros hacia las instalaciones de la
Fuerza Aérea Guatemalteca ocurrió a las 4:30 de la madrugada. Cuando los
primeros periodistas llegaron, a las cinco de la mañana, Duarte ya se
encontraba resguardado en el lugar. Para las nueve de la mañana ya se
habían congregado unas 40 periodistas, fotógrafos y camarógrafos que no
pudieron captar la imagen de Duarte. Las pocas fotografías que se
consiguieron fueron compartidas por la oficina de prensa del Ministerio
de Gobernación.
Que la extradición de Duarte ocurriera mucho antes de lo previsto por
su abogado Carlos Velázquez se atribuye a que hubo presiones de los
gobiernos de Guatemala y México.
Desde la última audiencia del 4 de julio pasado, Velázquez anticipaba
que su cliente no saldría antes de finales de julio. Un oficial de un
tribunal que aprobó uno de los pedidos de extradición de Duarte dijo que
habría sido clave la reunión que el presidente de México Enrique Peña
Nieto tuvo con miembros de la Corte Suprema de Justicia en Guatemala,
durante la visita del mandatario a este país hace dos meses.
El ministro de Gobernación, Francisco Rivas, dijo que el gobierno de
Guatemala tenía interés en que Duarte fuera enviado a México lo antes
posible. El hecho de que el exgobernador posea información privilegiada
de casos de corrupción lo hacía un blanco. El ministro reveló haber
recibido información de que la vida del exmandatario podría correr
peligro. Tener a Duarte encarcelado en Guatemala era como tener una
brasa en las manos.
Cuentas pendientes
El 17 de abril pasado, la fiscal general de Guatemala Thelma Aldana
anunció que el empresario Juan Eduardo Barillas Canella pidió declarar
en relación a por qué arrendó a Duarte el departamento o suite en la que
se ocultó en el hotel Riviera de Atitlán, en Sololá, donde fue
capturado dos días antes.
Barillas dijo que el departamento es propiedad de Ricardo Estrada y
su arrendamiento fue solicitado por Lizardo Marroquín, aunque lo
ocuparon Duarte y su familia bajo un nombre falso.
Marroquín no fue identificado con otros datos, pero en los registros
del Ministerio Público (MP) aparece un “René Lizardo Marroquín
Ramazzinni” que estuvo acusado de conspiración para la estafa, estafa
propia y usurpación de funciones en 2013. Aldana dijo que se abriría un
expediente por el caso de la ayuda que Duarte recibió y, según los
elementos disponibles, decidiría si el MP guiaría una investigación al
respecto. Desde entonces el MP nada ha divulgado del caso.
El MP tampoco ha divulgado si este empresario es el mismo que ayudó a
Duarte a ocultarse durante los seis meses que permaneció prófugo en
Guatemala. Cualquier otra persona que le haya ayudado podría ser sujeta a
un proceso legal por encubrir a un prófugo, aunque el prófugo en
cuestión no enfrente cargos en el país.
Duarte podría haber sido deportado porque, según lo indicaron
autoridades de la PGR, entró ilegalmente al país. De haber portado
documentos falsos, también podría enfrentar cargos por falsedad
material, pero la Policía Nacional Civil nunca reveló qué documentos le
incautaron al exgobernador después que condujeron una requisa en el
departamento donde se ocultaba.
Aldana explicó en abril que Duarte no fue deportado porque México ya
había solicitado su extradición. Sin embargo, la policía tenía ubicado a
Duarte desde enero, cuando siguió sus pasos mientras se movilizó en la
capital guatemalteca, hacia la Costa Sur, la ciudad de Guatemala, y
Panajachel, Sololá. Para entonces, su extradición formal no estaba
solicitada pero ya existía un pedido internacional de captura por medio
de la Interpol.
Duarte fue llevado a México después de seis meses como prófugo en
Guatemala, tres meses en la cárcel, y tres audiencias judiciales de
extradición, el 19 de abril, 27 de junio y 4 de julio.
El exmandatario veracruzano se allanó a los dos pedidos de
extradición, uno por cargos federales, delincuencia organizada y
operaciones con recursos de procedencia ilícita, y otro por cargos
estatales, abuso de autoridad, incumplimiento de deber legal, peculado,
tráfico de influencias y coalición.
“He decidido allanarme al pedido de extradición formal de México en
relación a los delitos federales (…), ya que no cometí tales delitos”,
dijo el 4 de julio pasado. Siete días antes dijo que las otras
acusaciones eran “irrisorias” e “infundadas”. Nunca explicó por qué huyó
entonces de México y se ocultó en Guatemala. La PGR lo acusa de la
apropiación ilícita de múltiples millones de pesos de fondos públicos en
Veracruz.
El exgobernador es el quinto mexicano extraditado desde Guatemala a
su país en los últimos dos años en casos ajenos al narcotráfico. Los
otros casos involucraron pedidos de entrega por delitos de crimen
organizado, homicidio, robo con violencia, e incumplimiento de
obligaciones de asistencia familiar.
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