A un mes de las elecciones, la guerra sucia se ha envilecido más. El hijo del Canciller, como le decían en su etapa de comunista, suele acercarse a las campañas desde Salinas hasta Anaya. En este 2024, Jorge Castañeda ha recomendado a Gálvez el manual: atacar con chismes a la adversaria y pisotear las normas del árbitro electoral.
Ciudad de México, 4 de mayo (SinEmbargo).– En el 2006, el excanciller Jorge Castañeda quiso ser candidato presidencial. No lo logró y desde entonces ha estado detrás de las campañas de los aspirantes de la derecha de una u otra forma. Previo al segundo debate presidencial, por ejemplo, le aconsejó a Xóchitl Gálvez que debía irse directo a la yugular de la candidata de la izquierda Claudia Sheinbaum para que no se le fuera viva como la primera vez y, además, la instó a no respetar las normas del INE.
“La única estrategia es el ataque, constante e inmisericorde. Debe hacer caso omiso de las reglas del debate previamente acordadas por sus representantes, e interrumpir repetidamente a Sheinbaum, con una sola pregunta: ‘¿Por qué no contestas?’ No hay que esperar su turno: increparla, con un par de palabras”, escribió el miércoles 24 de abril en su columna de El Universal, donde presumió haber estado detrás de la preparación de debates de 1994, 2000, 2006 y 2018.
Y así fue.
Al arranque del debate, Gálvez interrumpió una y otra vez la morenista mientras tenía el uso de la voz, lo cual la distrajo y la hizo tropezar con unas cifras. La Senadora con licencia mostró letreros contra Sheinbaum cuando hablaban los otros, por lo cual la moderadora Adriana Pérez Cañedo le sacó la tarjeta amarilla. Y, en efecto, le cuestionó una y otra vez “por qué no contestaba sus preguntas”. Hasta que la exjefa de Gobierno aseguró:
—Es que no voy a contestar a las mentiras de la candidata del PRIAN, pero miren, vamos a hablar de desarrollo sustentable…
Este es un fragmento del texto de hoy de Mr. Go Negative @JorgeGCastaneda, que ahora le da consejos al equipo de Xóchitl para el próximo debate.
Y son tan básicos y vacíos que seguramente seguirán al pie de la letra estas recomendaciones.
Le van a apostar al show… pic.twitter.com/k12bGbFLOW
— Waldo Matus (@WaldoMatus) April 24, 2024
El monero Waldo Matus había previsto que eso pasaría; en un tuit publicó la columna y añadió que son “tan básicos y vacíos” que le harían caso. En entrevista, planteó que con ello la candidata Xóchitl no puede seguir diciendo que es ciudadana si siguió al pie de la letra las recomendaciones de ese grupo partidista e intelectual de derecha.
“Ni siquiera tienen la atención de hacerlo disimuladamente; primero lo hace en un programa a nivel nacional y después escribe un artículo para dar estas indicaciones. Si la población está recibiendo ese mensaje, qué esperan que va a pasar cuando vean el debate y justamente vean a Xóchitl Gálvez haciendo lo que le están indicando, pues van a decir que cómo pueden creer en ella, cómo pueden creer en el mensaje y actitudes que está tomando si ese comportamiento ya fue prediseñado con anticipación”, dijo.
Al siguiente día del debate, la candidata Xóchitl Gálvez tuvo un live con jóvenes, donde les compartió que recibió muchas recomendaciones, entre ellas, atacar. “Todo mundo te da consejos, todo mundo te dice qué hacer, cómo hacerlo. Unos ‘párale una madrina’, otros no, ‘queremos oír puras propuestas’ y tú escuchas y haces lo que crees que debes hacer”, aseguró en el live.
Castañeda, por su parte, comentó que debió haber sido incluso más incisiva.
“Sacó a relucir asuntos personales, de familia, de corrupción o de complicidad que, ciertos o falsos, sonsacaron a su adversaria. Violó las reglas unas dos o tres veces, tanto para subrayar la falta de respuestas como las evidentes falsedades. Para mi gusto, debió haberlo hecho con mayor insistencia, interrumpiendo, provocando y desequilibrando a la otra candidata, pero peor es nada”, resaltó en la revista Nexos, de su amigo Héctor Aguilar Camin.
Por la noche del lunes, desde París participó en Es la hora de opinar, un programa de Televisa conducido por Leo Zuckermann. Durante sus intervenciones por una videollamada entrecortada brilló esa sed de “golpear, golpear y golpear” como en el boxeo.
“Tienes que ir a matar, para eso son los debates. Los debates no son para presentar una propuesta diferente, son para ir a destruir –si puedes– y sino destruir por lo menos criticar, atacar, debilitar al adversario. En ese sentido, Xóchitl estuvo mucho mejor”, aseguró. “Sigue la decisión de Xóchitl y de su equipo de seguir con lo que les funcionó el domingo en la noche de la agresividad, de la negatividad, de los golpes, de los ataques, de buscarle, de investigarle asuntos a Claudia Sheinbaum, pueden ser ciertos o no lo son, pero eso es lo que sirve; seguir con ese camino y ver si así se cierra la brecha”.
Desde marzo pasado, en un artículo de la revista Nexos y en ese mismo programa televisivo, Castañeda sugirió recurrir a “el manual ‘go negative’ con Claudia, no con López Obrador o también con López Obrador pero ya con ella, con investigación de oposición, con chismes con todo. No lo están haciendo”.
Al respecto, el Presidente López Obrador comentó en una conferencia de prensa cuyo video el INE solicitó bajar por violar la ley electoral: “(Castañeda) fue Canciller de Fox y luego fue asesor en la pasada elección presidencial de Ricardo Anaya. No solo eso, recientemente ha estado asesorando al jefe de todo el bloque conservador, que no crean que son los dirigentes de los partidos, no, el jefe es Claudio X. González. Y él está vinculado con Claudio X. González”.
Gran, gran dibujo. https://t.co/iJXXU8aRuH
— Rafael Barajas (@fisgonmonero) April 30, 2024
COMUNISTA E HIJO DE CANCILLER
Jorge Castañeda pasó una niñez viendo a su padre hacer política exterior; desde temprana edad ha tenido una vida en la élite política entre vinos franceses, choferes de Relaciones Exteriores, empleadas domésticas y pares en Polanco y Pedregales, dos de las colonias más acomodadas de la Ciudad de México. Su padre Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa fue el Canciller mexicano durante el sexenio de José López Portillo. Su madre Oma Gutman era una bioquímica judía que migró de un poblado ruso-polaco huyendo de los nazis.
Ella, traductora en la ONU, fue quien impulsó al padre al servicio exterior mexicano, lo que le implicó para Jorge una infancia entre México y EU. Su primer remembranza política fue haber visto por la televisión a sus siete años la contienda electoral entre los candidatos Nixon y Kennedy, de cuyo homicidio se enteró en Egipto cuando su padre era Embajador.
En el movimiento del 68, con 15 años, su participación fue mínima. El 2 de octubre, se acercó a la plaza de las Tres Culturas, pero al ver militares y tanques, huyó al lujoso sur donde residía.
Egresado del Liceo Francomexicano, de la Universidad de Princeton y, sobre todo tras varios años estudiando en París, a los 25 años el economista ingresó al Partido Comunista Mexicano luego de haber estado en su versión francesa. Ahí se enemistó con Pablo Gómez, actual titular de la Unidad de Inteligencia Financiera.
“Durante un largo periodo, desde la primavera de 1979 hasta el 19 Congreso del PCM, en marzo de 1981, participé en el intento de actualización del comunismo mexicano”, escribe Castañeda en su autobiografía Amarres perros (Alfaguara, 2015).
Con tres años de membresía en el Partido, quiso postularse para la dirección, pero el requisito eran cinco años de antigüedad. Luego de intentar cambiar los estatutos a su conveniencia, salió del PCM. Su padre, el Canciller, lo reclutó para coadyuvar en la relación México-Centroamérica en tiempo de las guerrillas y en tiempos del espionaje desde el búnker de Fernando Gutiérrez Barrios.
Si hubiera logrado la dirección del partido, “quizás me habría vuelto lúgubre comunista y nos hubiéramos ahorrado las consecuencias de mis aventuras”, ironiza en su autobiografía.
Aunque también era simpatizante y estuvo en algunas giras con Cuauhtémoc Cárdenas, en los noventa se relacionó más íntimamente con el expresidente Carlos Salinas de Gortari a través del escritor mexicano Carlos Fuentes. Aunque llegaron a tener encuentros con alcohol de por medio, Castañeda confesó que la interlocución con Salinas lo inhibía, lo destanteaba; nunca acabó de creer que podía confiar en él.
“En un par de ocasiones disfruté largos ratos con Fuentes y Salinas, una vez en Nueva York, el año siguiente en compañía también de García Márquez, de Ángeles Mastretta y Héctor Aguilar Camín, de donde salimos arrastrándonos este último y yo. Otra vez, nos reunimos en Londres con Roberto Mangabeira, amigo norteamericano brasileño de Salinas y mío y profesor de derecho en Harvard”, comparte Castañeda.
Previamente, había tenido contactos con José Córdoba Montoya, el operador y consejero de Salinas desde su destape, a quien asesoró en temas internacionales.
EL CONSEJERO DE FOX
En 1999 el empresario de derecha Vicente Fox invitó a Jorge Castañeda a colaborar en su campaña presidencial para darle visión del mundo y contactos globales, invitación antecedida por varias reuniones cuando era Gobernador de Guanajuato, cuando, recuerda, el cocacolero aún se comportaba como provinciano.
“Fox me brindó una oportunidad única: pertenecer al primer círculo de sus consejeros, colaboradores o contactos, cosa que resultaba imposible con el PRI. Al delegarme Fox como su portavoz en la televisión, actuaba con mayor picardía de la que suponían los panistas y otros miembros del equipo. Así me gané el ingreso a la ronda final de candidatos a un puesto de gabinete”, evoca al respecto Castañeda en su libro de memorias.
Una vez consumada la victoria electoral y la alternancia, Castañeda recibió en el reparto la Cancillería, como su padre.
Algunos empresarios no vieron con buenos ojos a un “izquierdista” en el Gobierno federal, por lo que Fox le recomendó mejorar sus relaciones con los empresarios y ser menos exigente con los colaboradores de Marta Sahagún.
Como el mismo Castañeda lo plantea en el libro, la relación con Cuba fue la que más tiempo y cobertura mediática ocupó durante sus dos años de gestión en Relaciones Exteriores. En 2002 fue Castañeda quien sugirió a Fox invitar a Fidel Castro a una cumbre internacional donde también estaba invitado el Presidente estadounidense y anticastrista, George Bush. El panista tuvo que negociar y ofrecer opciones a Castro para que aceptara acudir.
“Si la frase no hubiera existido, habría que haberla inventado, como Dios para Voltaire: ‘Comes y te vas’. Le debemos a Carlos Marín de Milenio haber imaginado una exclamación jamás pronunciada por Fox, pero que sintetiza a la perfección el mensaje”, escribió sobre la charla telefónica de Fox con Fidel Castro previo a una conferencia internacional en Monterrey que derivó en los reclamos públicos del cubano por acotar su estancia en el país.
A los pocos días, el 22 de marzo de 2002, el diario oficialista cubano Granma publicó un editorial titulado: “El culpable de lo sucedido en Monterrey fue Jorge Castañeda”. Aun así, no dejó la Cancillería hasta después. Presentó su renuncia el 10 de enero de 2003 para contender por una candidatura presidencial en 2006.
EL “MAQUIAVÉLICO” CASTAÑEDA
El candidato favorito de Vicente Fox era Santiago Creel, el Secretario de Gobernación. Sin dedazo, Jorge Castañeda intentó ser candidato independiente cuando la ley electoral aún no lo permitía. Presentó amparos, realizó caravanas de norte a sur en el “Güeromóvil” y contó con financiamiento de empresarios, no obstante, terminó tirando la toalla.
Luego hizo su lucha para entrar al gabinete de Felipe Calderón haciéndole un favor. Anhelaba la SEP o la Sedesol, pero no se concretó.
“En julio de 2006, durante la protesta de López Obrador contra el supuesto fraude electoral, Calderón me pidió que le asistiera en el ámbito externo para neutralizar la campaña de AMLO de denuncia con los comicios”, comparte Castañeda en su autobiografía.
Sin embargo, en ese libro publicado hasta 2015, omitió que abonó a la guerra sucia contra López Obrador. En una columna de Reforma llamó a los medios de comunicación a amplificar la campaña de “miedo” y ganarle “a la buena, a la mala y de todas las maneras posibles”.
La estrategia la repitió cuando fue el asesor principal del panista Ricardo Anaya en 2018, a quien vimos rudo contra López Obrador en los debates (“contesta o no, contesta o no”) e incluso, previo al último encuentro, publicó un video golpeando una pera de box, al estilo Castañeda.
Ya como Presidente de México, López Obrador recordó lo de 2006 así:
“Un intelectual, bueno, académico, que habla muy bien francés e inglés y escribe, Castañeda –que no quiere decir que sepan de política– llegó a decir en su momento que a mí debían detenerme como fuera y sino, que era válido eliminarme. Así como se los estoy planteando. Al grado de que, como hubieron protestas por ese posicionamiento, él tuvo que ofrecer disculpas”
A un mes del día de la votación, la guerra sucia se ha envilecido más y Castañeda, desde Francia o desde su comentocracia, ha sido parte de ese lodo. Solo el 2 de junio se sabrá qué tan eficaz es tirar a matar.
Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
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