Eduardo Ibarra Aguirre
Los estudiantes y/o provocadores que el lunes 13 atacaron la puerta principal y Mariana de Palacio Nacional con petardos, cohetones, vallas metálicas y piezas del mobiliario urbano, provocando heridas a 26 policías, 25 con hospitalización y de ellos la mayoría mujeres –ojo feministas–, sólo se “equivocaron” por 20 metros de la distancia en que se encuentra la Suprema Corte, en donde los jueces realizan una consistente labor de zapa desde que la preside Norma Piña contra los esfuerzos ministeriales, no exentos de errores, y del Ejecutivo federal para documentar los graves ilícitos que cometieron decenas de presuntos delincuentes en contra de los 43 desaparecidos de la normal de Ayotzinapa, la medianoche del 26 y 27 de septiembre de 2014.
Resulta que el viernes 10 salieron en libertad provisional ocho militares acusados de delincuencia organizada y la jueza federal Raquel Duarte Cedillo consideró que la Fiscalía General de la República “no aportó suficientes elementos” para probar las ligas de aquéllos con el grupo criminal Guerreros Unidos, acusado también de la desaparición de los estudiantes. Ésta es, por cierto, la segunda ocasión que Duarte pone en libertad a los soldados, previa fianza de 100 000 pesos, firma quincenal y vaya usted a saber si estuvo de por medio una indicación de los superiores de la jueza.
En el contexto de la coyuntura electoral y las oposiciones conservadoras cada vez más beligerantes y hociconas, agrupadas en Fuerza y Corazón por México, alrededor de Xóchitl Gálvez y con una dirigencia que raya en la desesperación ante los malos resultados que avizoran más allá del discurso harto triunfalista, nada es recomendable descartar en el uso y abuso de los montajes, provocaciones, propaganda negra que rebasó hace rato los extremos de 2006 con “López Obrador es un peligro para México”, agua contaminada, candidatos “emboscados”, crecientes presiones al Tribunal Electoral del Poder Judicial…
El hecho es que los estudiantes que llegaron a Palacio para “solicitar una audiencia” con el presidente Andrés Manuel y como obviamente no se las dieron, hicieron gala de su capacidad vandálica sin que fueran molestados por las valientes guardianas del orden que recibieron la indicación de resistir y “no caer en la provocación” porque buscaban ser reprimidos para exhibir al tabasqueño de Tepetitán como represor.
En ambos extremos reprimir o resistir existen otras opciones, destacadamente la contención, en la que integrantes de los cuerpos policiacos capitalinos dieron amplias muestras de experiencia sin que nadie salga herido. Esto es oportuno repetirlo porque los estudiantes no son ningunos improvisados, en la organización que militan se rinde culto estatutariamente al marxismo leninismo y la dictadura del proletariado, discursos que desde hace medio siglo muchos comunistas y socialistas los abandonaron.
De acuerdo con voces consultadas por los reporteros Alonso Urrutia, Emir Olivares y Laura Gómez algunas madres y padres dijeron que no estaban enterados de lo sucedido afuera de Palacio Nacional. Y 24 horas después ni las familias, la asamblea o los organismos acompañantes se deslindaron de los hechos ni los reivindicaron.
Hasta el diario La Jornada reconoce: “En suma, este ataque no sirve a quienes desean esclarecer el caso y obtener justicia, sino que da argumentos a los partidarios de la represión y a quienes sostienen, con razón o sin ella, que el movimiento de Ayotzinapa es objeto de manipulaciones políticas. Más vale muy tarde que nunca.
Acuse de recibo
López Obrador obtiene 70% de respaldo ciudadano en la más reciente encuesta, como no lo logró ningún presidente de México desde que se hacen estas mediciones, a 4.5 meses de terminar su gobierno… El doctor Francisco José Paoli Bolio, fracasado político panista y hoy analista “independiente”, observa alarmado que “El culto a la personalidad (de Obrador) está desbordado”. Por lo visto era invidente cuando sus camaradas Vicente Fox y Felipe Calderón encabezaron la docena trágica… E hizo una cerrada defensa de las corruptelas de María Amparo Casar en Pemex, apoyado por Sergio Aguayo (“El rostro de los derechos humanos”), José Antonio Crespo y Leonardo Curzio… Del periodista Moisés Edwin Barreda: “Mi estimado Ibarra, la presea que muy merecidamente recibiste es firme evidencia de lo que siempre he dicho: la libertad de expresión no está al arbitrio de nadie y nadie la conculca, es como mujer siempre dispuesta a entregarse sin remilgos a quien la usa, pero no al que la usa y abusa de ella ahora que tenemos régimen por voluntad popular y no hay represión de ningún género, como la hubo durante 102 años de dictadura de la oligarquía y tú también padeciste por apoyar la cruzada del general (José Francisco) Gallardo enfrentándote al entonces intocable Ejército Mexicano. Los ‘defensores de la libertad de expresión’ no son más que chayoteros que así sirven a quienes movidos por ambición sin límite, traficaron la riqueza nacional...”
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