Culpa a “Martha” y afirma que tuvo una “relación consensuada”
Con
argumentos que descalifican, denigran y culpabilizan a las víctimas, la
Fiscalía Central de Investigación para Delitos Sexuales de la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) se niega a
investigar violaciones sexuales, incluso cuando los propios agresores
reconocen los hechos.
Es el caso de “Martha”, joven de 31 años y estudiante de doctorado en el
Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, quien fue víctima de
violación y exige justicia ante una Fiscalía que poco parece entender la
diferencia entre las relaciones sexuales consensuadas y la violación
sexual.
La joven, también adscrita a la Facultad de Ciencias de la UNAM, fue
víctima de violación sexual por estar alcoholizada, según argumenta la
Fiscalía para asegurar que se trató de “relaciones sexuales
consensuadas”, y que no hay delito que perseguir, así lo relató
“Martha” a Cimacnoticias.
LA HISTORIA
En mayo de 2014, ella y sus compañeros asistieron a la reunión anual de
la División de Información Cuántica de la Sociedad Mexicana de Física
(celebrada en Cocoyoc, Morelos), donde lograron un buen desempeño
académico y algunos obtuvieron un reconocimiento.
El 16 de mayo de ese año, ella y sus compañeros decidieron celebrar los
logros conquistados y fueron a comer pizza a un lugar cercano a Ciudad
Universitaria. De regreso en el laboratorio de Física Cuántica
decidieron que por la tarde continuarían la reunión en casa de uno de
los integrantes del laboratorio.
Fue así que ella y al menos cinco personas más se dirigieron al
departamento de uno de los compañeros de “Martha”. “Nos sentamos a jugar
cartas y a platicar, estábamos tomando las cervezas que compramos antes
de llegar al lugar”, contó.
A las 10 de la noche llegó al departamento Víctor Hugo Flores Soto,
llamado por sus compañeros con el apodo de “Cathan” y también
estudiante de posgrado del Instituto, y quien compartía el inmueble con
el compañero de trabajo de “Martha”.
“Mi amigo lo invitó a unirse a la reunión y yo cruce algunas palabras
con él, no éramos amigos pero nos conocíamos de vista; él fue por una
botella de plástico y aseguró que el líquido era mezcal de Guerrero; me
invitó un vaso y acepté; yo me lo empecé a tomar y es lo último que
recuerdo de ese día”, contó la estudiante.
Al día siguiente ella despertó sentada en un pequeño sillón junto al
cual había una bolsa de dormir manchada de vomito. “Martha” estaba
desorientada y con dolor en todo el cuerpo: “Fue como despertarme de una
pesadilla; no sabía en dónde estaba, ni lo que había pasado, no
recordaba nada y la sensación que tenía era que no había dormido nada en
toda la noche”.
Sin entender lo que había sucedido, la joven se dirigió al baño del
departamento y se miró en el espejo. “Al verme me espanté porque mi
cabello estaba completamente enredado, como si me hubieran hecho nudos;
estaba temblando, me puse agua en las manos y traté de peinarme con los
dedos, lo hacía y me dolía el cuero cabelludo como cuando te jalan”.
Prosiguió: “Mi blusa estaba sucia; yo había vomitado y no me acordaba;
cuando vi mi pantalón el cinturón sólo estaba sobrepuesto y el cierre
desabrochado; yo en esos días estaba menstruando y mi toalla femenina
estaba hecha bola y el líquido estaba diluido; yo lo atribuí a que
estaba súper mal y que me había hecho pipí; eso me puso muy triste, me
culpaba de haberme puesto tan mal y no haber sido capaz de ir al baño”.
La joven salió del departamento sin entender nada de lo que había
sucedido en la noche. Continuó sus estudios sin comprender la actitud
distante de una de sus compañeras: “Yo le pregunté a unos amigos que
estuvieron presentes en la fiesta que si había hecho algo malo, porque
no recordaba absolutamente nada, pero ellos me respondieron que sólo me
había quedado dormida”.
El 3 de octubre de 2014, durante una conversación con una de sus
compañeras presentes en la fiesta y quien era novia del dueño del
departamento, “Martha” se enteró de lo que había sucedido.
“Estábamos hablando de nuestra situación sentimental, cuando yo hablé de
los problemas que tenía con quien era mi pareja en ese momento. Yo le
dije que había cosas de las que yo me arrepentía, y ella me dijo ‘sí, yo
sé’; su contestación me sorprendió mucho porque yo estaba hablando de
cosas muy generales y abstractas.
“Le pedí que me explicara a que se refería y ella me dijo ‘pues a lo que
pasó con Cathan el día de la fiesta’; yo seguía sin comprender a qué se
refería, y le pedí más explicaciones; en ese momento me enteré de que
Víctor Hugo me había violado sexualmente”.
De acuerdo con el testimonio de la compañera de “Martha” y que obra en
el expediente penal FDS/FDS-2/T1/00568/14-10 cuya copia tiene
Cimacnoticias, después de tomar el vaso de mezcal la estudiante de
posgrado quedó en un estado de inconsciencia severo y empezó a hablar
incoherencias. Víctor Hugo se retiró a su cuarto aproximadamente a las
10 de la noche.
Ante el estado de “Martha” sus compañeros aún presentes (un hombre y una
mujer) decidieron recostarla en una bolsa de dormir para que
descansara, para después retirarse del lugar.
Aproximadamente a la medianoche de ese día (16 de mayo), el dueño del
departamento y su novia decidieron ir a su cuarto a descansar y dejaron a
la joven acostada en la sala.
Según el relato de la testigo, al poco tiempo comenzaron a escuchar
ruidos que provenían del lugar, por lo que decidieron asomarse; en ese
momento la testigo vio a Víctor Hugo sobre el cuerpo de “Martha”, quien
no tenía ropa en la parte baja del cuerpo y llamó a su novio.
El compañero de “Martha” salió y le dijo: “No mames wey, lo que estás
haciendo no está chido porque ella está muy peda (alcoholizada)”, a lo
que el agresor respondió: “¿Entonces me voy? ¿La dejo?”.
En ese momento, según el relato, “Martha” dijo “no, no”, por lo que sus
compañeros pensaron que estaba dando su consentimiento para la relación
sexual, y permitieron que Víctor Hugo continuara con el acto; nunca
contaron lo sucedido a la joven.
Cuando su compañera le contó lo que había sucedido, “Martha” respondió
que de ninguna manera había sido consensuado, que no recordaba nada de
lo sucedido, y pidió que la apoyaran para enfrentar a su agresor.
“Ese mismo día (3 de octubre) enfrenté a ‘Cathan’ y él admitió los
hechos; me dijo que sabía que podría tener consecuencias legales y me
aseguró que estaba dispuesto a enfrentar las consecuencias de sus
actos”, relató la joven a esta agencia.
Ante el temor de no ser atendida por las autoridades judiciales, la
joven denunció el hecho ante las autoridades universitarias, que
decidieron expulsar provisionalmente al agresor, decisión ante la cual
se amparó y tiene un proceso abierto.
La demanda penal se presentó el 24 de octubre de 2014 en el Ministerio
Público de Álvaro Obregón, y fue trasladada a la Fiscalía de Delitos
Sexuales, en Avenida Balderas.
El 7 de noviembre de ese año, “Martha” acudió a la sede de la PGJDF para
conocer cuál era el estado de su proceso, y hacer la ratificación de la
denuncia, pero el oficial secretario Paulino Maya Tirado, le dijo que
“su calendario estaba lleno hasta enero (de 2015) y la ratificación se
podría hacer hasta ese momento”.
Por los malos tratos, la joven presentó el pasado 22 de abril una queja
ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y
buscó asesoría legal, sólo así pudo presionar a las autoridades
capitalinas a atender su demanda de justicia, no obstante hasta el
momento se han negado a integrar el expediente y considerar que hay un
delito que perseguir, culpabilizándola por ingerir bebidas alcohólicas.
Melissa Lailson, abogada coadyuvante del caso, explicó a Cimacnoticias
que la denuncia penal se interpuso por violación sexual equiparada, pues
el estado físico de la joven la volvía incapaz de resistir el hecho,
pero aunque el MP tiene la obligación de representar a las víctimas,
está culpabilizando a la joven de lo sucedido.
El personal de la PGJDF –dijo la litigante– trabaja con una cultura de
crítica hacia las mujeres y hacia sus conductas: “La Procuraduría
argumenta que no puede integrar la investigación porque ella no se
acuerda de lo que sucedió, y todo el tiempo hace referencia a la ingesta
de bebidas alcohólicas, pero a una autoridad que dice trabajar con
perspectiva de género no debe importarle si tomas o no, porque aunque lo
hagas nadie tiene derecho a tocarte”.
La también maestra en Derecho dijo que han podido presentar pruebas y
testigos que relatan cómo pasaron los hechos y acreditan el grado de
inconsciencia de la joven y que la volvía incapaz de resistir la
agresión, incluso en su declaración Víctor Hugo reconoció los hechos.
“En su declaración, él narra que salió del cuarto y la vio sentada
vomitando, después ella se dirigió a la cocina, se lavó la cara y
regresó; entonces él le dijo que estaba muy bonita, comenzaron a besarse
y tuvieron relaciones sexuales”, explicó la abogada.
Es decir, él mismo agresor no está negando la relación sexual y admite
que la joven estaba en un mal estado, “eso es un delito y eso se
consigna en automático, pero no se quiere integrar el expediente”.
En este caso, aunque se han presentado pruebas periciales que acreditan
el daño psicológico de la joven estudiante, la fiscal Patricia Sanabria
Miranda ha descalificado a la víctima diciendo que no se puede comprobar
que el daño esté relacionado con los hechos, “porque ella no se acuerda
y es su culpa por ponerse así”.
Luego de la queja presentada ante la CDHDF, se logró cambiar de oficial
secretario, quien ya había mandado el expediente a la reserva y el caso
actualmente está en la mesa de la oficial secretaria Guadalupe Rosales,
en lugar de la de Paulino Maya Tirado. Sin embargo, Rosales también se
niega a integrar la averiguación previa.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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