Hemos
hablado de que si no hay un frente progresista verdaderamente amplio,
la próxima elección presidencial volverá a ser, como las tres
anteriores, entre el PRI y el PAN. Esos dos partidos perdieron muchos
votos en esta elección, y se requiere una ley más honrada.
El PRI cayó de 12.8 millones en la anterior elección intermedia, en
2009, a 11.6 millones ahora, aproximadamente un millón 200 mil votos
perdidos. También bajaron mucho el PAN y el PRD. Pero el PRI, con la
alianza formal con el Partido Verde al que se encargó el
trabajo sucio, con priístas en el mismo Verde, y aprovechando la dispersión de votos entre los
chiquitos, controla la Cámara de Diputados.
Es evidente la legislación mañosa, que remata con el intento de
asesinar al Partido del Trabajo, con el aumento de porcentaje requerido
para subsistir, y con las trampas en el recuento. Por cierto, es
imposible asesinar o borrar a un partido como este, que cuenta, entre
otras cosas, con 23 comités estatales, con su registro y su fuerza en
cada estado.
Si las fuerzas progresistas no se unen en un enorme conjunto, y dan
una lucha a fondo contra el fraude y la opresión, la Presidencia se
volverá a batir entre el PRI y el PAN, entre la derecha y la derecha.
Si no se suprimen ataques e insultos entre partidos de izquierda,
pero también si no se suprimen los acercamientos con el PAN y/o con el
PRI, como el Pacto por México, no será viable ese enorme conjunto.
Entre las tareas generales del proceso unificador, a tomar en cuenta, estarían, por lo menos, las siguientes:
Modificación de la legislación electoral. Se debe romper toda traza
de dependencia de los organismos electorales, en todos sus niveles, del
Poder Ejecutivo. Debe haber acuerdo de los principales partidos,
incluyendo al frente progresista que se forme, para evitar cosas como
las sucedidas.
Se debe poner en primer plano el interés de la patria y el de los
sectores populares, no el de funcionarios ni el de grandes empresas
trasnacionales.
Se debe devolver a la nación lo que planteaba el artículo 27 constitucional en materia eléctrica:
Corresponde exclusivamente a la nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines.
También debe respetarse el texto existente del artículo 27, que ha sido deformado, que dice entre otras cosas:
Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado, y la nación llevará a cabo la explotación de estos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva.
Debe
condenarse la entrega, por 30 años, de grupos de terreno marino de
Pemex, diciendo que eso permitirá recuperar la caída permanente de la
producción de crudo de Pemex. Esto es falso, primero, porque las
entregas de zonas petroleras a privados, y en especial trasnacionales,
en Burgos, Veracruz y Chicontepec, se han traducido en reducciones
importantes de la producción. Segundo, porque estos últimos contratos
empiezan por la exploración, y eso implica que la primera producción,
si la hay, tardará años. La caída permanente sólo se puede combatir
sustituyendo a los actuales funcionarios, que nada saben del petróleo
más que para entregarlo al extranjero.
Debe volverse a construir la industria petrolera de transformación,
que ha estado congelada o en proceso de destrucción. También la
exploración. En este último caso, de 29 pozos productivos terminados en
2009, se ha llegado a sólo cuatro de esos pozos en la primera mitad de
2015. Y en el sexenio del panista Calderón, se inició la construcción
carísima de una nueva refinería, y finalmente se tiró el dinero porque
no se hizo nada.
Debemos apoyar las luchas campesinas en curso. Debe aumentarse el
presupuesto al campo. No sólo debe defenderse la tierra y el agua de
las agresiones derivadas de la llamada reforma energética, sino que
deben ser estimuladas a la producción, especialmente de bienes de
primera necesidad. Se trata no sólo de bienestar para campesinos y
ejidos, sino de abaratamiento de la comida y su producción de calidad.
Debemos apoyar las crecientes organizaciones sindicales combativas.
Se debe estimular el empleo, sobre todo en áreas productivas. El
salario debe aumentar por encima de los precios básicos. El
sindicalismo debe ser democrático.
Todo esto debe ser parte del proceso que necesitamos hacia una
acción coordinada, y luego organizada, de las fuerzas progresistas. n
Nota. En el número del domingo pasado,
Para el cambio, acercamiento y organización, en el quinto párrafo de abajo hacia arriba desde el final, que empieza
Debe aumentarse la producción nacional de petróleo, debe cambiarse, agregando dos palabras a la frase
la producción de gas, por
la producción de electricidad con gasy ya sigue igual,
con la que usa agua, viento y geotermia.
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