Encuentro en Los Pinos
Se mostró como
estadista valienteal estar cara a cara con un mandatario extranjero
El presidente Enrique Peña Nieto y Donald Trump, aspirante a ocupar la
Casa Blanca, durante su encuentro en la residencia oficial de Los PinosFoto Cristina Rodríguez
David Brooks
Periódico La Jornada
Donald Trump consiguió justo lo que deseaba de su sorpresivo viaje a México: presentarse como
estadista, capaz de hacer una movida
audazy hasta
valienteal estar cara a cara con un mandatario extranjero en su casa para decirle, en este caso, que desea una relación de cooperación, pero con un muro de por medio.
El consenso entre los observadores políticos aquí fue que Trump logró una excelente actuación en el
teatro políticoelectoral con su primer viaje formal como candidato presidencial al extranjero (antes realizó un viaje
personala Escocia, a su campo de golf). La maniobra tenía poco que ver con la relación bilateral y casi todo con el juego electoral dentro de este país.
Durante las últimas 24 horas Trump logró acaparar el ciclo de
noticias políticas en Estados Unidos, con incesantes comentarios sobre
si esto lograría mejorar sus pésimos niveles de apoyo entre los votantes
latinos en Estados Unidos, acerca de si se veía más
presidenciablecon este acto –los comentaristas, algunos sorprendidos, coincidieron en que sí– y si esto lo ayudaría con sus propias bases (a la vez, cada vez que se intentaba identificar a Peña Nieto para el público estadunidense, una y otra vez se hacia referencia a que padecía de los peores niveles de aprobación en la historia reciente de México).
El propósito del viaje fue justo eso. Stephen Bannon, el nuevo
ejecutivo en jefe de la campaña de Trump y ex director del medio
derechista Breitbart News, fue quien promovió el viaje como una oportunidad de presentar sus propuestas populistas sobre migración con un acto
audaz, y que la invitación de Peña Nieto (enviada a ambos candidatos el viernes pasado) ofreció una oportunidad para generar titulares y presentarse como un
estadistaque podría
negociar directamente con México, reportó The Washington Post, el primer medio en revelar los planes para el viaje esta semana.
A pesar de los titubeos y preocupaciones de la embajada de Estados
Unidos en México sobre aspectos de logística y seguridad de un viaje tan
precipitado y sin gran preparación, los representantes de Trump
insistieron en que él no estaba dispuesto a postergar su plan de viajar
el miércoles.
Más aún, el Post y otros medios indicaron que varios altos
funcionarios mexicanos, incluso gente que trabaja con la canciller
(Claudia Ruiz Massieu, quien el martes, cuando se anunció la visita,
estaba en gira de trabajo en Milwaukee), no se habían enterado de la
invitación a los candidatos ni de las discusiones sobre el viaje de
Trump.
Joe Arpaio, el famoso sherif antimigrantes del condado de Maricopa en Arizona, declaró ayer a la CNN:
qué gran día fue este; Trump
mostró su valentíaal ir a México, donde sus posiciones fueron
respetadas.
Otros promotores de Trump elogiaron el viaje como una muestra de que es
el maestro de la negociación, al presentarse ante un mandatario extranjero y establecer así que tiene cualidades para ser presidente.
Hillary Clinton, en un acto de campaña hoy, criticó a Trump por
carecer de las cualidades de liderazgo que se requieren en el ámbito
internacional, y en referencia a su viaje a México, declaró:
seguramente requiere más que intentar reparar un año de insultos e insinuaciones al visitar a los vecinos por unas horas y después volar de regreso a casa. Así no es como funciona.
La campaña de Clinton reconoció que había recibido una invitación del
presidente Enrique Peña Nieto, recordó que se conocían y que hay
contacto entre su equipo de campaña y el gobierno mexicano, pero que por
ahora no hay plan para viajar al vecino país.
Al mismo tiempo, la campaña de Clinton envío una serie de tuits recordando las frases antimexicanas de Trump a lo largo del último año y otra que decía:
Hay un viejo proverbio mexicano que dice: dime con quién andas y te diré quién eresjunto con
no hay otro Donald.
Observadores debatieron si la apuesta riesgosa del viaje lograría
cambiar la dinámica electoral actual para Trump, quien sigue perdiendo,
según las encuestas.
Daniel Drezner, profesor de política internacional en la Universidad Tufts, especuló en The Washington Post
que la decisión surge de una campaña que está perdiendo y, por tanto,
se atreve a apostar sobre un posible éxito como este viaje, donde sólo
requiere de
buenos visualesy usarlo para responder ante críticas de que no puede actuar en el ámbito internacional.
Otros especialistas, como Jake Novak, de la CNBC, señalaron que tal
vez el líder extranjero menos esperado acababa de ofrecerle al candidato
republicano la oportunidad de proyectar una imagen presidencial con el
evento en México, lo que uno calificó de
jonrónpara Trump.
Pero, más allá de México y los migrantes, hubo otra noticia para los
contendientes: Clinton ahora es tan impopular como Trump ante el
electorado estadunidense.
Una nueva encuesta de ABC News/Washington Post difundida
ayer revela que sólo 38 por ciento dice tener una opinión favorable de
Clinton, lo que representa un desplome de ocho puntos desde principios
de este mes; Trump mantuvo el mismo nivel de aprobación, con 37 por
ciento.
La ex secretaria de Estado ahora padece de una opinión desfavorable
de casi seis de cada 10 votantes (59 por ciento), frente a 60 por ciento
negativo para Trump.
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