Ciudad de México. Desde hace tres décadas, las estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han exigido a las autoridades en turno el desarrollo de mecanismos para contrarrestar la violencia y el hostigamiento sexual hacia las universitarias, cursos de educación sexual en todos y cada uno de los planteles de la universidad, así como la realización y difusión de campañas contra el hostigamiento y violencia sexual.
Cimacnoticias hizo una revisión hemerográfica sobre las demandas de las universitarias en los movimientos estudiantiles de la década de los 80 y 90 en la que se constató que éstas y otras demandas, son las mismas que el rector de la UNAM, Enrique Graue, anunció el pasado 5 de febrero como “avances para atender la violencia en las aulas”.
Un reportaje de Ana María Altamirano publicado el 4 de junio de 1990 en el suplemento “Doble Jornada” -consultado por Cimacnoticias- documentó que más de 800 personas de la comunidad universitaria, entre académicas, trabajadoras y alumnas, participaron en un Congreso Universitario que se llevó a cabo el 17 de mayo de ese año.
Las universitarias consiguieron que el Anexo 1 de las propuestas a discutirse en ese Congreso se llamara “La mujer universitaria”. El documento contenía diversas demandas, entre las que destacaban la creación de una instancia legal que investigara los actos de hostigamiento y violencia; la expulsión y rescisión de contrato a quienes ejercieran violencia; mejorar el alumbrado, transporte y vigilancia en la UNAM; y cambiar las relaciones de poder entre profesores y alumnas.
Otras demandas eran no realizar el examen de embarazo al momento de ingresar a laborar a la UNAM; cursos con horarios flexibles para las embarazadas; y servicios ginecológicos en el Centro Médico de la universidad.
Comunicados de prensa emitidos por la Universidad consultados por Cimacnoticias, revelan que las estudiantes empezaron a organizarse por éstas y otras demandas, en Federaciones, al menos desde 1929.
30 años después, Graue dice: acciones están en proceso
Luego de los paros en distintas preparatorias y Facultades de la UNAM, por alumnas que han vivido violencia, el rector Enrique Graue, enlistó, en conferencia de prensa, los “avances” de al menos cinco acciones en las que trabaja para atender las demandas de las estudiantes en paro. Varias coinciden con las demandas de hace 30 años:
1) La ampliación del Tribunal Universitario con perspectiva de género. Avance: fue aprobada por la Comisión de Legislación Universitaria y en días siguientes será sujeta al pleno universitario.
2) La creación de un organismo autónomo de la Rectoría, que atienda los casos de violencia de género. Avance: “fue ya consensuado con los actores”.
3) El reglamento a la defensoría para fortalecerla y ampliarla: está lista para enviarse a la comisión de legislación universitaria.
4) Cursos y divulgación de material educativo para explicar los procesos para fortalecer la cultura de respeto de género: iniciados.
5) Propuesta para la incorporación de asignaturas con perspectiva de género en los distintos planes de estudio: “enviada a instancias correspondientes”.
El Rector dijo que desde junio de 2016, la administración de la UNAM comenzó un proceso “inédito” con la implementación del “Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM”, y que gracias a él, la violencia contra las mujeres ha sido visibilizada y cerca de 100 universitarios entre académicos, trabajadores administrativos y estudiantes han sido rescindidos o separados de la casa de estudios.
No obstante, las universitarias han manifestado su descontento con el Protocolo pues las revictimiza al tiempo que hay una protección a los agresores quienes como sanción únicamente son cambiados de escuela.
La incorporación de la perspectiva de género en la UNAM -creada desde 1910-ha sido lenta. El primer paso que dio para garantizar la participación igualitaria de las mujeres dentro de sus planteles fue hasta 73 años después de su creación, en 1992, cuando se creó el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), que en realidad fue un logro de un grupo de académicas.
En 2004, el PUEG –ahora convertido en Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG)– inició el desarrollo del proyecto Institucionalización y transversalización de la perspectiva de género en la UNAM.
Esto dio pie a que en 2005 (casi un siglo después de que se creó la universidad) se reformaran los estatutos de la UNAM para plantear que las mujeres y los hombres debían gozar de los mismos derechos en las aulas.
Y hasta 2010 se creó la Comisión Especial de Equidad de Género (CEEG), cuya función es promover políticas institucionales a favor de la igualdad de género. Esto dio como origen en 2013 a la creación de los Lineamientos Generales para la Igualdad de Género en la UNAM.
La UNAM todavía tiene pendiente crear Comisiones Internas de Equidad de Género, destinadas a la promoción de la equidad e igualdad de género, en todas las entidades académicas y dependencias universitarias.
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