7/11/2013

La violencia en América Latina preocupa en la conferencia de Premios Nóbel Alternativos


Premios Right Livelihood

Los Nobel Alternativo, faros de justicia social y derechos humanos


Bogotá, 09 jul. 13. AmecoPress/SEMlac.- La primera conferencia regional de Premios Nóbel Alternativos finalizó el viernes en Bogotá con fuertes declaraciones contra la violencia sufrida por indígenas, campesinos y líderes sociales latinoamericanos. Hombres y mujeres galardonados con el Right Livelihood Award se reunieron durante cinco días en Colombia para debatir sobre los principales problemas que actualmente enfrenta la región y discutir soluciones prácticas que transformen la vida de la sociedad civil.
Catorce “Premios Nóbel Alternativo” compartieron experiencias y plantearon sus visiones sobre los actuales desafíos para América Latina, en la conferencia regional que los reunió en Bogotá (Colombia) entre el 1 y el 6 de julio. La confluencia de los poderes económico y político en desmedro de los derechos civiles fue un eje común en la diversidad de temas tratados. Fuertes declaraciones y propuestas de rápida acción conjunta resultaron de los encuentros a lo largo de cinco días.
Relacionando aspectos económicos y políticos, Martín Almada recordó que el pasado golpe de estado institucional de Paraguay estuvo vinculado a presiones de grandes empresas extranjeras con intereses sobre extensas porciones de territorio. Con profunda preocupación los galardonados refirieron también a los numerosos asesinatos de periodistas, intermediarios entre quienes luchan y el conjunto de la sociedad civil: “Desde nuestra posición como laureados debemos promover la protección de aquellos que trabajan en denunciar y ofrecer soluciones alternativas”, aseguró Raúl Montenegro, de Argentina.
Afirmando que “la economía ha matado más gente que todas las guerras juntas”, el economista chileno Manfred Max-Neef propuso la creación de un Tribunal para Crímenes Económicos contra la Humanidad. ”Son evidentes los estragos del sistema dominante actual. Debemos promover un nuevo paradigma de desarrollo basado en la felicidad, donde no hablemos del Producto Interno Bruto (PIB) sino de la Felicidad Interna Bruta (FIB), lo que supone vivir de manera sostenible con todo lo que somos”.
 En el marco de sus reuniones, los Premios Nóbel Alternativos suscribieron el documento titulado “Llamado de Bogotá“, que compila sus conversaciones sobre las necesidades observadas en materia de derechos humanos y ambientales, procesos de paz y memoria, participación democrática y autonomía de los estados latinoamericanos.
 La conferencia también tuvo lugar para el intercambio entre galardonados y organizaciones sociales locales, así como espacios para el encuentro con el público. El foro llamado “Creando un entorno favorable para la sociedad civil” fue una enriquecedora experiencia compartida entre laureados y asistentes interesados en los temas que allí que trataron: educación, desarrollo, crímenes de lesa humanidad, etc.
Participaron de esta confererencia regional los siguientes “Premios Nóbel Alternativos”: Manfred Max-Neef (Chile, 1983), Evaristo Nugkuag Ikanan (Perú, 1986), Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare, ATCC (Colombia, 1990), Comisión Pastoral de Tierra, CPT (Brasil, 1991), Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra, MST (Brasil, 1991), Helen Mack Chang (Guatemala, 1992), Juan Pablo Orrego (Chile, 1998), International Baby Food Action Network, IBFAN, (México, 1998), COAMA (Colombia, 1999), Grupo de Agricultura Orgánica (Cuba, 1999), Martín Almada (Paraguay, 2002), Raúl Montenegro (Argentina, 2004), Francisco "Chico" Whitaker (Brasil, 2006), Festival Internacional de Poesía de Medellín, FIPM (Colombia, 2006).
Su presencia en Colombia significó una expresión de solidaridad con las organizaciones de la sociedad civil, activistas, y galardonados locales: “Colombia vive una de las mayores tragedias humanitarias de la Tierra, con una guerra de más de medio siglo que ha dejado cinco millones de víctimas entre muertos, desaparecidos, heridos, mutilados y desplazados, constituyéndose en una de las más prolongadas guerras de la historia humana”, afirmó Fernando Rendón, director del FIPM.
Salvar a miles de personas en riesgo de muerte por contaminación ambiental es tan importante como crear una vacuna. Lo mismo que comprometer a los guerreros a no disparar contra civiles en medio de su combate, o llevar a los tribunales a responsables de asesinatos cuando se trata de poderosos actores del conflicto.
Estos son algunos de los logros de los 14 latinoamericanos laureados con el premio Right Livelihood Award (también conocido como Nobel Alternativo), quienes se reunieron por primera vez durante la primera semana de julio en Bogotá, para compartir sus experiencias y visiones sobre la construcción de otra manera de vivir.
Right Livelihood (Buen Vivir) es un concepto indígena que significa vivir en armonía con los demás y con el entorno, en contraposición a la idea de que vivir bien es tener más cosas, según recordó Francisco "Chico" Whitaker, el brasilero cofundador del Foro Social Mundial y quien recibió el premio Nobel Alternativo en 2006.
Por ello los laureados, si bien han promovido experiencias exitosas en áreas muy disímiles, tienen en común el haber realizado el sueño de cambiar una situación para beneficio de los necesitados, aun desafiando poderes económicos, políticos y militares. Desde 1980 se han premiado 149 "proyectos de esperanza", de individuos y organizaciones de 65 países.
Una mujer que hizo historia
El sueño de Helen Mack Chang fue llevar a juicio a los autores intelectuales del asesinato de su hermana, Myrna, en medio del conflicto armado interno en Guatemala.
"Recibí una formación espiritual, la cual me marcó. La ’unidad de vida’ es vivir de acuerdo a como se piensa. Yo era una administradora de empresas que vivía acomodada, hasta que matan a mi hermana Myrna, quien era antropóloga. Ella había escogido no ser antropóloga de oficina", afirmó Helen Mack Chang, premio Livelihood Award en 1992.
Myrna creó la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala, desde donde realizó la investigación "Política institucional hacia el desplazado interno de Guatemala".
En ella exponía el drama humano de las comunidades víctimas de la violencia ejercida por el Estado contra campesinos, en la década de los ochenta, cuyos sobrevivientes se desplazaron hacia regiones selváticas y montañosas y enfrentaron el martirio del hambre, el desarraigo y la desprotección.
Este trabajo sacó a la luz tanto las condiciones de vida indigna de las personas desplazadas, como los bárbaros métodos de la Fuerza Pública en la guerra contra la insurgencia. El 11 de septiembre de 1990, Myrna fue asesinada, sin juicio previo, por el Estado Mayor Presidencial.
Helen se propuso esclarecer el asesinato de su hermana. Durante 13 años buscó que se hiciera justicia, primero mediante el juicio del autor material y luego de los autores intelectuales. En 1994 se sentenció al sargento especialista Noel de Jesús Beteta Álvarez a 25 años de presión por la autoría material y en 2004 se logró sentencia firme condenatoria por 30 años del coronel Juan Valencia Osorio, por la autoría intelectual.
Además, la Corte Interamericana de Derechos Humanos sentenció en 2003 al Estado guatemalteco por su responsabilidad en el asesinato, encubrimiento y denegación de justicia en el caso de Myrna Mack Chang.
"Los juicios me hicieron ver el miedo de la policía y de los jueces, pero también me mostraron la Guatemala profunda. Conocí la exclusión económica y social de la mayoría de los guatemaltecos y la enorme injusticia. Eso me revolvió. Me tildaron de comunista. Entonces dije: si defender la justicia es ser comunista, soy comunista. El premio Nobel alternativo me ayudó a salvar mi vida", agregó con la voz grave y firme que la caracteriza.
Si bien las mujeres son víctimas, en muchas formas, durante los conflictos armados, también cosechan aprendizajes. "En Guatemala, el liderazgo femenino empezó a resurgir por la búsqueda de justicia en casos de asesinato y desaparición forzada. Las mujeres se organizaron en los momentos más difíciles y salieron a la palestra. Me parece que las mujeres sienten de manera más fuerte su integridad y la defienden, y salen con más fuerza", aseguró.
Mujeres que logran cambios
Esta apreciación la comparte el argentino Raúl Montenegro, premio Nobel Alternativo 2004, quien ha impulsado campañas antinucleares como la que culminó con el cierre de la mina de uranio Los Gigantes (Argentina), así como actividades para la creación y protección de seis parques naturales en ese país, además de múltiples acciones exitosas para detener la disposición de basura tóxica, polución por químicos y distribución de agua contaminada a comunidades.
"Creo más en los cambios liderados por mujeres", afirmó Raúl Montenegro. "En los diferentes países donde he desarrollado campañas, quienes conducen los cambios son las mujeres".
Expuso como ejemplo que, en Argentina, durante un corte de ruta (bloqueo de carretera), una mujer organizó un desfile de modas en la ruta en medio de la noche. "A la mañana siguiente, llegó una jueza con una orden para desalojarlas. Y las mujeres que habían pasado toda la noche allí a la intemperie le contaron lo que ellas vivían; entonces la jueza se fue llorando sin siquiera sacar la orden de su bolsillo".
"No fue una lucha intelectual, ni de fuerza. Fue una lucha de seres únicos, donde todos son necesarios y al fin, ninguno es líder", puntualizó Montenegro.
Dialogando inclusive con el gatillo en la sien
"Un día llegó un capitán y nos dijo: ’ustedes se van para la guerrilla o con los paracos (paramilitares), o se van de la región’. Yo tenía familia y solo la tierra para trabajar. ¿Para dónde me iba a ir? Así que me quedé".
"Éramos como 40 que nos quedamos e hicimos un pacto de que jamás… (el llanto lo obliga a hacer una pausa) dispararíamos contra nadie, aunque habíamos visto morir a muchos, no íbamos a vengarlos matando", relató Jorge Suárez, un campesino de unos 70 años con apenas quinto de primaria.
Él es uno de los fundadores de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare, laureada con el premio Nobel Alternativo en 1990 por su "sobresaliente compromiso con la paz, la familia y la comunidad en medio de la mayor violencia".
El Carare, región ubicada al noreste de Colombia, comenzó a ser escenario de guerrillas en 1965. Luego llegaron los batallones de contrainsurgencia y, en la década de los ochenta, aparecieron grupos ilegales antiguerrilla, llamados paramilitares.
Además, estaban los "pájaros", pistoleros de los extractores de esmeraldas del municipio de Muzo, así como traficantes del cartel de Pablo Escobar. "Todos nos daban palo (nos atacaban), cuando no nos mataban", agrega Suárez. Para 1987, 500 campesinos y campesinas habían sido asesinados.
La Asociación nació bajo el lema "Por el derecho a la vida, la paz y el trabajo". No pedían nada extraordinario, pero cuando se está en medio de cinco grupos armados en combate, esta solicitud exigía mucho valor y estrategia. Su táctica fue dialogar con todos.
"En 1987 logramos sentar a todos, excepto a los ’pájaros’ de Muzo, y llegamos a comprometerlos en un pacto de no agresión a los civiles", afirmó Donaldo Quiroga, de la asociación. Pero la disminución de la violencia no significaba la paz.
Entonces presentaron un Plan de Desarrollo al gobierno, en el que hacían énfasis en la necesidad de mejorar y ampliar la educación, las carreteras y la organización comunitaria.
Dado que los y las campesinas del Carare sufrieron la violencia de manera generalizada como región, hoy es una de las organizaciones que se prepara para exigir la reparación integral colectiva en el marco de la ley de Víctimas y Restitución de Tierras. "Este es un reto muy grande -concluye Quiroga- pues implica que haya garantías de no repetición y de dignificación de la vida".
Foto: Archivo AmecoPress. La activista guatemalteca Helen Mack Chang, premio Livelihood Award en 1992.
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