7/08/2013

Reformas partidistas para que las militantes accedan al poder

NACIONAL


   No bastan los discursos de género, advierte experta

CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina

Por: la Redacción

Los partidos políticos en América Latina (AL) deben incluir discursos de equidad en sus programas y plataformas electorales, pero también deben promover reformas normativas al interior para la selección de candidaturas y puestos de dirección y así lograr que más mujeres accedan al poder.

En la publicación “Equidad de género y democracia interna de los partidos políticos. Políticas partidistas para la inclusión política de las mujeres en AL”, la experta en Ciencia Política Andira Hernández Monzoy explica que los institutos políticos son los principales responsables del acceso a cargos de representación en las democracias.

Por ello, en este cuaderno, editado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), precisa que además de la inclusión retórica de la igualdad es importante que los partidos tomen medidas normativas encaminadas a permitir que las mujeres tengan posibilidad de ser candidatas o tener un puesto directivo.

La investigadora destaca que de acuerdo con información del Banco Interamericano de Desarrollo y el Instituto por la Democracia y la Asistencia Electoral, que recopilaron datos de 94 partidos de AL, si se implementan algunas de estas medidas al final se obtendrá un mayor número de mujeres en política.

La investigadora destaca que incorporar un discurso sensible a la equidad de género y que condene la discriminación por sexo en los documentos oficiales del partido, crea un clima favorable para la inclusión política femenina.

En AL 59 partidos hacen mención en sus documentos oficiales de la importancia de la equidad de género o su preocupación por la discriminación por sexo. Una medida generalmente fácil de adoptar por las agrupaciones políticas, dice Andira Hernández.

En el caso de México, quienes cumplieron con esta acción fueron el Partido de la Revolución Democrática (PRD); Convergencia, ahora Movimiento Ciudadano (MC); el Partido Acción Nacional (PAN); el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Otra manera en que los partidos pueden responder de manera retórica a las demandas de representación política de las mujeres es la inclusión en sus campañas de temas que afectan directamente el bienestar de esta población, como los derechos reproductivos, la discriminación en el trabajo o la violencia de género.

En este aspecto hay muchos avances porque 63 partidos de la región trataron el problema de discriminación por sexo en sus programas de gobierno en las últimas elecciones presidenciales (al año 2009).

En México, los partidos políticos monitoreados están a la delantera en AL porque PRD, PRI, MC y PVEM incluyeron los temas de discriminación por sexo, violencia contra las mujeres, salud y educación sexual, y participación política de las mujeres. Sólo el PAN no incluye el tema de salud y educación sexual.

Los cambios en el discurso son importantes porque estas modificaciones pueden ir acompañadas de campañas de sensibilización de los miembros del partido ante la problemática de la desigualdad de género o la discriminación por sexo.

Hernández Monzoy detalla que el siguiente paso para fomentar la participación política femenina es la capacitación para formar líderes internas o candidatas, el reclutamiento de aspirantes a candidaturas o cargos de dirección, y la provisión de incentivos materiales para las mujeres.

Sin embargo la autora reconoce que estas “políticas flexibles” tienen la desventaja de quedarse en buenas intenciones, ya que se requiere voluntad política para proveerlas de los recursos necesarios para su implementación sostenida en el tiempo.

Un ejemplo de que la capacitación puede ser sólo una buena intención es que de los 65 partidos para los que hay evidencia que cuentan con cursos de formación para mujeres del partido, sólo 20 asignan fondos para su realización, y en algunos casos los recursos provienen de agencias internacionales y no del partido.

Para 2009 en México, el PRD no tenía cursos de capacitación; el PVEM sí los tenía, pero sin recursos, y sólo PAN, PRI y MC daban cursos y financiaban esta capacitación.

Las medias más efectivas, dice el texto, son la reglamentación de cuotas para cargos directivos del partido o candidaturas, o la creación de un organismo interno dedicado a la promoción de la equidad partidista.

No obstante, la publicación destaca que el funcionamiento de estas normas requiere de condiciones particulares, por ejemplo, en el caso de las cuotas para cargos de dirección internos funcionará si hay sanciones por incumplimiento y si hay una selección de candidatos abierta, explícita y estandarizada.

Por otra parte, un organismo interno a favor de las mujeres será efectivo si cuenta con atribuciones formales que les permitan influir en los procesos de toma de decisión del partido, así como de recursos necesarios a favor de la inclusión de las mujeres en la política partidista y electoral.

El texto concluye que para que las mujeres sean aceptadas y promovidas al interior de los partidos es determinante la presión de las mujeres activistas; la ideología política a favor de la igualdad y de los derechos de las minorías, y contar con criterios claros de selección de candidaturas.
  

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