POBLACIÓN Y DESARROLLO
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Teresa Mollá Castells*
Cimacnoticias | España.- Es como volver la vista atrás. El Partido Popular (PP) tiene una extraña relación con la juventud en muchos lugares en los que gobierna.
Hace unos años, cuando llegó con mayoría absoluta a Ontinyent, dejó sin presupuesto el Consejo Local de la Juventud. Pero este órgano resistió como pudo y sigue funcionando.
Ahora y con su mayoría absoluta, pretende hacer lo mismo con el Consejo de la Juventud de España.
Los argumentos esgrimidos son múltiples y bien variados. Pero hay algunos que no se atreven a hacerlos públicos aunque tienen sus medios de comunicación que les hacen de “voceros” sin que ellos se manchen las manos.
Uno de los argumentos más ridículos que he leído aparece en el apartado “La Gaceta” de la web de Intereconomía (me niego a poner el enlace por temor a que se puedan colar virus ultraderechistas o radicales libres ultracatólicos en mi equipo informático. Supongo que se puede entender).
En este espacio y según palabras de Jaime Hernández, portavoz de “hazteoirjovenes”, se arguye que desde el Consejo de la Juventud de España se utilizan fondos públicos para “hacer campañas para fomentar el drama del aborto entre adolescentes y por el aborto libre y gratuito”.
Pero además, este joven se queda tan ancho cuando continúa manifestando que esta institución “se ha convertido en una trinchera ideológica que promueve la cultura de la muerte con el dinero de todos”, y que “si quieren una finca para difundir el aborto y la ideología de género que se la paguen sus directivos con su propio dinero”.
Y yo me pregunto: ¿No le dará vergüenza a este joven manifestar semejantes burradas? A ver, mientras el Tribunal Constitucional no tumbe la actual Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, o el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, la cambie, dicha ley está vigente e, ideologías aparte, es del todo legal hacer campañas para darla a conocer.
Sabemos las mujeres por experiencia propia que aquellos que hablan en nuestro nombre y, presuntamente buscan la protección de nuestros derechos, lo que realmente están buscando es mantener nuestro sometimiento a sus dictados. Y eso sencillamente es lo que está ocurriendo ahora también con la juventud.
El Consejo de la Juventud es un órgano participativo e independiente y ¿qué está haciendo el PP allá donde gobierna con los órganos participativos y/o de control? Pues disolverlos con la excusa de gastos innecesarios. Lo mismo que pretende hacer con la reforma de las administraciones públicas, dicho sea esto de paso.
Además, no podemos perder de vista la utilización del eufemismo “reforma” para, en realidad, aplicar recortes. Pero en este caso, en el del Consejo de la Juventud, lo hacen inversamente pregonando los recortes para reformarlo haciéndolo desaparecer.
En la propia web del Consejo de la Juventud (www.cje.org) se puede encontrar el manifiesto que esta institución, formada por diferentes asociaciones juveniles, ha elaborado desmontando los puntos argumentados por el gobierno.
Comentando este tema hace unos días con una amiga y maestra, me hablaba sobre un aspecto más duro todavía y ante el que tuve que darle toda la razón: este cierre encubierto del Consejo de la Juventud, el recorte en las becas universitarias y todos los recortes en las universidades es consecuencia del movimiento 15-M.
Y tiene razón mi amiga cuando afirma que lo que pretenden es que las aulas se llenen de los hijos e hijas de “los suyos” que no necesitan adoctrinamientos. De ese modo se evitan tener masas críticas dentro de la universidad y fuera de ella que puedan pensar, decidir y actuar de forma independiente a los mandatos que ellos dictan.
Con unas matrículas universitarias desorbitadas y sin becas, y pese al elevado paro juvenil, se tendrá pretendidamente una enorme masa acrítica, dispuesta a cualquier cosa para poder encontrar un trabajo aunque sea indigno e indecente, y para ello deberá comulgar con las ruedas de molino que se le impongan por parte de toda la sociedad.
Este y no otros podrían ser los verdaderos motivos para el cierre del Consejo de la Juventud: dejar sin voz y por tanto sin participación crítica a los mandatos del gobierno a toda la juventud del Estado español.
Con la expulsión de la universidad por precios impagables y sin espacios de discusión y participación, los únicos jóvenes que van a tener voz son los del Instituto de la Juventud, que es un órgano del gobierno y por tanto formado por gente joven que viene de la organización juvenil del PP, que como sabemos son las Nuevas Generaciones del Partido Popular.
Y esta gente joven, ni es representativa de la pluralidad de colectivos jóvenes que existen, ni mucho menos va a ser crítica con las decisiones que se tomen en el seno del partido.
Y un buen ejemplo de su implicación directa en el partido lo tenemos con los casos de Carromero, que al ser repatriado de Cuba por su implicación en la muerte del disidente cubano Oswaldo Payá y tras un breve periodo de tiempo en la cárcel inmediatamente fue contratado como asesor del grupo municipal del PP en el ayuntamiento de Madrid.
O en el de Ignacio Uriarte, que siendo dirigente de las Nuevas Generaciones del PP y tras ser imputado por un delito contra la seguridad vial en febrero de 2010 por conducir con una tasa de alcohol superior a la permitida y tener un accidente, no devolvió su acta de diputado en el Congreso y actualmente es patrono de la Fundación Humanismo y Democracia, vinculada al PP.
Con el recuerdo de estos dos casos de jóvenes vinculados a la política del PP, altamente cualificados por ser de “los suyos”, tenemos dos ejemplos de lo que buscan: jóvenes acríticos que les sirvan actualmente y a quienes delegar el gobierno futuro.
Tampoco podemos olvidar cómo se cebaron las fuerzas de seguridad del Estado bajo las órdenes de la delegada del gobierno en la Comunidad Valenciana, Paula Sánchez de León, contra la gente joven que protestaba contra los recortes en el IES Ausias March de Valencia.
No les gusta nada que les contradigan y por eso quisieron acallar violentamente sus voces, igual que lo pretenden hacer ahora de forma menos agresiva, pero igual de contundente.
No les interesa nada la crítica a sus políticas juveniles o a las políticas insolidarias que puedan venir de las organizaciones menos afines a sus dictados, y mucho menos les interesa aquella parte de la juventud librepensadora y que se cuestiona críticamente el modelo social en el que vivimos.
Por eso dejan sin fondos, lo que equivale a la desaparición encubierta, de los órganos de participación y control de la juventud. Sencillamente porque les molestan.
Aún así, la gente joven tiene la fuerza y la capacidad de la rebelión y de la lucha y esperemos que, con la ayuda de quienes ya no somos tan jóvenes pero tenemos espíritus críticos y otra visión de la sociedad, ganen estas batallas.
tmolla@telefonica.net
*Corresponsal en España. Periodista de Ontinyent.
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