VIOLENCIA
CTA está rebasado; carece de personal especializado en género
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.- Pese a ser la primera entidad en emprender acciones para detener el acoso sexual en espacios laborales, el DF está lejos de cumplir su objetivo pues aún no se diseñan las herramientas integrales para que –sin temor a represalias de sus patrones o compañeros de trabajo– las mujeres puedan acceder a la justicia.
En marzo de 2012 se publicó en la Gaceta Oficial capitalina el Protocolo de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación del Acoso Sexual en la Administración Pública del Gobierno del DF (GDF), que, a decir de académicas, es un avance para las trabajadoras, pero a más de un año de su publicación se deben realizar algunas mejoras en busca de un proceso más eficiente, cercano y que no exponga a las víctimas a nuevas agresiones.
El documento establece que cualquier persona que se vea afectada por una “conducta que sea susceptible de constituir acoso sexual, podrá denunciar y tendrá derecho a obtener una respuesta”.
Define una serie de acciones para investigar y sancionar la conducta, que serán iniciadas en el Centro de Terapia de Apoyo (CTA), adscrito a la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito y Servicios a la Comunidad de la Procuraduría General de Justicia del DF.
La Cátedra UNESCO de Derechos Humanos de la UNAM-México (CUDHM) realizó un foro para impulsar la erradicación del acoso sexual en niveles educativos medio y superior. En el evento se abordó el documento del GDF como un ejemplo de iniciativa para erradicar esta práctica que, según el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, padecen 7 de cada 10 capitalinas.
Gloria Ramírez, coordinadora de la Cátedra UNESCO, recordó que el protocolo fue resultado del esfuerzo conjunto entre integrantes de la academia e instancias de gobierno, y surgió de la necesidad de detener la impunidad en los casos de acoso sexual.
Dio a conocer que para la elaboración del protocolo se realizó un diagnóstico en las instancias de la administración pública del DF, mediante el cual fue posible detectar que en este campo existen “márgenes de impunidad brutales”, toda vez que los acosadores no eran sancionados o siquiera investigados.
Añadió que fue posible detectar que las pocas denuncias que se realizaban de acoso sexual terminaban en el despido o indemnización de la víctima, y no en una adecuada sanción del agresor.
“Existían casos en los que lo más que se hacía era trasladar de lugar o área de trabajo a quien cometía el delito, pero estas medidas no garantizan que no vuelva a incurrir en el hecho”, advirtió Ramírez.
Resaltó el esfuerzo del GDF, pero señaló que no se sabe si esta medida repercutió en que se disminuyeran los márgenes de impunidad, pues no se ha realizado una nueva evaluación del panorama de acoso sexual en las dependencias capitalinas.
La asistente académica de la CUDHM Ibeth Huerta, resaltó que a poco más de un año de su creación, el protocolo sigue a prueba, por lo que es necesario afinarlo para que cumpla con su objetivo.
Al señalar que no se cuentan con centros especializados que brinden atención y den seguimiento a las denuncias al interior de las instancias capitalinas, es indispensable que el CTA cuente con personal capacitado para potenciar debidamente la perspectiva de género con la que fue planeado el protocolo de atención.
Huerta agregó que se deben prever acciones que garanticen que la mujer que denuncie acoso no quede vulnerable de ser señalada por sus compañeros de trabajo, y que durante el tiempo que dure la investigación goce de todos sus derechos laborales sin el temor a ser discriminada.
Acotó que en caso de que la víctima y el agresor compartan el mismo espacio de trabajo podría incluso plantearse medidas en las que se trasladaran de área sin perder su trabajo mientras se realiza el procedimiento.
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