10/09/2013

Los periodistas pal café . . .


Enrique Peña Nieto cedió al panismo un triunfo en materia de impuestos a las clases medias, con lo cual las agradecidas bancadas de blanco y azul quedan en agradecida predisposición plena para aprobar la reforma que realmente importa a Los Pinos: la energética.
El anuncio hecho ayer por Manlio Fabio Beltrones, en el sentido de que se corregirá la iniciativa peñista en cuanto a cobro de impuestos en colegiaturas, renta de viviendas e intereses hipotecarios, tiene como referente el súbito activismo de Gustavo Madero, focalizado en una de las delegaciones del Distrito Federal (la Benito Juárez), magnificado en términos mediáticos (en algunos diarios y noticieros tuvo más relevancia la movilización casi en solitario del chihuahuense que la dominical de miles con López Obrador) y supuestamente preparatorio de una escalada de protestas de cuadros panistas en todo el país.
El sonorense que coordina San Lázaro dejó constancia de que están en cartera otros ajustes respecto a temas que han causado controversia. Ya se verá si entre ellos están los que han hecho pasar a la ofensiva al sector empresarial, largamente acostumbrado a una condición de intocable en rubros como la consolidación fiscal (vía para la elusión de pagos mediante el acomodo de ganancias de ciertas firmas en las pérdidas de otras, para empatar cifras y pagar minucias a la hacienda pública) y el pago de impuestos en ganancias por operaciones como las bursátiles. No se veía tal desasosiego en las cúpulas del gran capital desde muchos años atrás (hay quienes creen que la efervescencia podría semejar a la que sostuvo ese mismo sector privado frente a José López Portillo), a tal grado que algunos representantes de grandes empresarios entraron en tratos directos con altos funcionarios gubernamentales para plantear sus objeciones y llegar a ciertos acuerdos.
Una mención especial merecen las principales embotelladoras, con Coca Cola en el liderazgo natural, consiguiendo firmas y apoyo contra la pretensión de imponerles otra carga fiscal a bebidas que forman parte de la más básica de las canastas energéticas en el país. Tan falsa y endeble es la representación popular partidista en México que una firma como Coca Cola tiene más capacidad de provocar, organizar y conducir una protesta, así sea efímera y acotada, en todo el país: gaseoso, pero a fin de cuentas un poder embotellado. Tanto que ayer mismo la Comisión de Economía de San Lázaro se pronunció contra ese impuesto especial de un peso por litro de refresco, cediendo al chantaje tradicional de que una medida así afectaría la cadena productiva en general y provocaría desempleos y pérdidas. En realidad, una de las novedades en esta coyuntura es la reaparición sin tapujos de la fuerza empresarial en general (no sólo la de las bebidas azucaradas) para sentarse a negociar con el priísmo gobernante. Nada de partidos, legisladores o pactos: el poder empresarial en pleno y en directo.
Pero, aparte de fortalecer en específico a Madero en su pretensión de conseguir un periodo más como dirigente, y en general al panismo, que así podrá hablar ante sus bases clasemedieras de haber triunfado en defensa de sus intereses, el giro de ayer ayuda a Enrique Peña Nieto a mostrarse receptivo ante las exigencias de cierta oposición (la que en el fondo le es aliada) y sensible ante la oleada general de descontento que se estaba generando. Algunos estrategas del gobierno federal justifican los pasos atrás en función de la falta de respaldo real de la izquierda electoral en sus diversas expresiones, PRD y Morena, especialmente (a AMLO le hicieron llegar un guiño en busca de apoyo a lo fiscal). Si Los Pinos no tenía el apoyo de esa izquierda para sostener y empujar una miscelánea fiscal que lesionaba a las clases medias y a los empresarios, explicable sería que volviera a los brazos de la derecha, argumentan. Por lo pronto, con los acuerdos pactados ayer en la Cámara de Diputados por representantes de los tres principales partidos, el PAN se fortalece pero, sobre todo, queda comprometido a apoyar en reciprocidad al PRI a la hora de votar la reforma energética. Dando y dando.
El movimiento magisterial de oposición a la reforma laboral y administrativa llamada educativa, sigue adelante. La locomotora oaxaqueña, como bien le ha llamado Luis Hernández Navarro en La Jornada (http://bit.ly/1e76OSG), alista el regreso a clases la semana próxima, pero en un contexto de continuidad regional de las protestas, en un repliegue táctico, mientras en la capital del país llegan contingentes de otras entidades para realizar acciones, como la liberación de cobro en casetas de peaje de carreteras federales.
Con el Monumento a la Revolución como punto de mayor resonancia, el movimiento se desarrolla en entidades como Chiapas, donde ayer hubo tomas de edificios de presidencias municipales. Según el reporte de los propios partícipes, fueron acciones tripartitas, con profesores de la CNTE, padres de familia y estudiantes. En otros estados hubo manifestaciones contra las protestas magisteriales y en demanda de que ya haya clases.
Astillas
En Michoacán se vive un peculiar forcejeo por el poder. El gobernador constitucional, Fausto Vallejo, desea regresar al cargo que dejó a causa de una enfermedad grave de la que asegura ya haberse recuperado, mientras el sustituto, quien era su secretario de Gobierno, Jesús Reyna, desatiende las expresiones hasta ahora sólo verbales de su anterior jefe. Bastaría con que Vallejo presentara por escrito su solicitud de retorno a la gubernatura para que por sí mismo ese requerimiento resultara procedente, pero en la ciudad de México se estima que un nuevo cambio en el timón de la accidentada entidad solamente agregaría confusión e incluso retroceso… Y, mientras la Policía Federal anuncia que ha detenido una banda de 18 secuestradores, de los cuales 13 eran miembros en activo de esa misma corporación, ¡hasta mañana, con los paisanos presionando en Washington en busca de la reforma migratoria tan anunciada y prometida, como ahora descafeinada y relegada!
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El sector empresarial tiene su bancada en el Congreso. Un ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Mario Sánchez Ruiz, panista y seguidor de Josefina Vázquez Mota, encabeza la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados. Desde ese puesto defiende los intereses de su sector, no los de la ciudadanía que le paga sus elevados emolumentos. En el expediente del oligopolio refresquero obviamente Sánchez Ruiz ha tomado partido: se opone al gravamen de un peso por litro. Están llegando a extremos inauditos: ayer, Ramón Castellot, de la agencia de relaciones públicas Grupo Ventura, hizo llegar a esta sección un comunicado en el que dice que la Comisión de Economía ya había rechazado el impuesto. Una falacia. La comisión tuvo una reunión, pero no abordó el tema porque no es de su competencia, sino de la Comisión de Hacienda. Por otro lado, el maiceo de diputados está en su apogeo. Las iniciativas que se voten los próximos días responderán más a los intereses de los que vendan su voto que a los del país, lo cual, además, no es nuevo. En la gráfica pueden ver los nombres de los miembros de la Comisión de Economía que supuestamente iban a ser maiceados para que votaran en contra del impuesto a los refrescos que, según numerosos reportes médicos, son una de las causas de diabetes, obesidad, hipertensión y otras enfermedades.
A media luz
Ya otras propuestas del Consejo Coordinador Empresarial triunfaron. Aunque Beltrones dice que fue un acuerdo de los partidos políticos, la verdad es que los representantes del CCE negociaron directamente los ajustes con Luis Videgaray. A media luz los dos, sin presencia de los legisladores; esos reciben línea del Pacto por México, fue el mensaje. No se cobrará IVA en colegiaturas, renta, compra y venta de casa habitación, y habrá una tabla gradual para calcular 32% del ISR sobre ingresos mayores a 500 mil pesos al año. Sin embargo, se mantendrá la eliminación progresiva del régimen de consolidación fiscal, el gravamen de 10 por ciento a las utilidades por la venta de acciones en la Bolsa Mexicana de Valores y 7.5 a las utilidades de las compañías mineras, con medio punto adicional cuando se trate de extracción de oro, plata y platino. Si el oligopolio refresquero consigue eliminar el peso por litro, el triunfo del sector empresarial será sobresaliente.

Pues nada, que tampoco en 2014 –ya no se diga en 2013– saldrá a flote el México que todos queremos (Peña Nieto dixit). Así es, se mantendrá en mera ilusión, en sueño guajiro, pues el recorte de las perspectivas de crecimiento económico está a todo lo que da y las estimaciones para el corto plazo muy alejadas están del mínimo necesario para que el país y sus habitantes comiencen a salir del hoyo, en el que llevan sumidos apenas tres décadas.
Tocó el turno al Fondo Monetario Internacional (uno de los principales promotores de las reformas que –según la versión original– llevarían a México al primer mundo de forma acelerada), organismo que de nueva cuenta sacó la tijera y para 2013 recortó la perspectiva de crecimiento económico para el país. Lo mejor del caso es que esta República de discursos no está en recesión, sino apenas en una profunda desaceleración (CCE dixit).
Lo peor del caso es que la perspectiva económica del FMI para México no sólo resulta tres veces inferior a la originalmente comprometida por el gobierno entrante, sino que confirma que este navío de gran calado (como presumía el antecesor de Peña Nieto) será el que, a nivel del continente americano y junto a Venezuela, reporte los peores resultados en el presente año, al tiempo que es considerado entre las naciones con perspectiva más reducida para 2014.
Resulta que reformas van y reformas vienen (30 años al hilo), y nada de nada: México reporta un crecimiento económico verdaderamente raquítico, con un costo social enorme, cuyo promedio anual se desplomó de 6 a 2 por ciento, y descontando, en la época de las reformas, siempre con la desinteresada asesoría del vecino del norte y de organismos como el Banco Mundial y el propio Fondo Monetario Internacional. Eso sí, el tiradero se lo dejan a los mexicanos.
Comenzó el festivo gobierno peñanietista con la oferta de crecer 3.5 por ciento en 2013 (proporción que de cualquier suerte no sirve ni para comenzar a sacar del hoyo al país), pero pasaron los meses, crecieron los desaciertos (por decirlo suavemente), salieron a relucir las tijeras y la perspectiva de avance se convirtió en un verdadero conteo de KO boxístico: 3.5, 3.1, 1.8, 1.7, 1.43 por ciento… ¡fuera! A estas alturas, si bien termina el año, tal crecimiento resultaría 60 por ciento inferior al originalmente comprometido.
Pero lamentablemente no queda allí la cosa: ayer el FMI divulgó su informe Perspectivas de la Economía Mundial, y en él deja en claro que si bien le va a México en este 2013 su economía a duras penas crecería 1.2 por ciento, o lo que es lo mismo tres veces menos con respecto a la oferta original del gobierno entrante, y entre los aspectos negativos que, de acuerdo con el organismo, contribuyeron a tal desplome, resalta la disminución del gasto público, el cual, según los voceros oficiales y oficiosos, resulta normal en una administración que recién inicia. Pues allí está el resultado normal.
El cálculo del organismo monetario podría sufrir variaciones, pero a la baja, porque aún faltan dos meses y pico para que concluya 2013, y el resultado puede ser peor. Pero en vía de mientras, el FMI coloca a la economía mexicana entre las de peores resultados en América, sólo ligeramente por arriba de Venezuela (1.2 y 1 por ciento, respectivamente). Entre las 20 naciones consideradas en el citado informe, la nuestra ocupa el escalón número 19.
Para 2014, y ya considerada la nueva tanda de reformas, el FMI pronostica un crecimiento de 3 por ciento (contra 3.9 ofrecido por el gobierno mexicano en sus Criterios Generales de Política Económica para ese año), lo que, en el mejor de los casos, reubicaría a la economía mexicana en el escalón número 16 de 20 posibles. Cierto es que estaría por arriba de la economía estadunidense (la estimación para el próximo año es de 2.6 por ciento), pero muy por debajo de Perú (5.7 por ciento), Bolivia (5), Paraguay (4.6) y Colombia (4). Así, de concretarse el cálculo fondomonetarista, tampoco el próximo año veríamos el México que todos queremos.
Para que lo anterior se concrete, de acuerdo con los criterios del FMI, la recuperación (como le llama) del crecimiento económico dependerá de que repunte la manufactura gracias al desempeño de la demanda estadunidense, recobre ímpetu el gasto público y comiencen a dar fruto las reformas estructurales en curso. Sin embargo, el crecimiento estimado para el vecino del norte (2013-2014) es exactamente el mismo que el pronosticado para México en igual periodo, de tal suerte que no sería previsible un cambio destacado en la dinámica registrada hasta ahora.
En fin, todo apunta a que el México que todos queremos no trascenderá el eslogan de campaña. En cambio, parece confirmarse que, como va, en el presente sexenio la economía mexicana crecerá aún menos que en los anteriores: en tiempos de Salinas la tasa anual promedio fue de 3.9 por ciento; en los de Zedillo de 3.5; en los de Fox 2.3 y en los de Calderón 1.8. Y para el recuerdo queda aquel 6 por ciento anual sostenido, que no se registra desde la llegada de Miguel de la Madrid y sus tecnócratas. O como cantaría Gardel: si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser (Cuesta abajo).
En términos generales, el informe del FMI señala que la economía mundial ha comenzado nuevamente una transición. Los países avanzados se están fortaleciendo gradualmente y, al mismo tiempo, el crecimiento en las economías de mercados emergentes se ha desacelerado. La confluencia está generando tensión, y las economías de mercados emergentes se enfrentan al doble reto de la desaceleración del crecimiento y el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales. La economía estadunidense sigue siendo el centro de los acontecimientos. La demanda privada conserva solidez, aunque el crecimiento se ha visto obstaculizado este año por una consolidación fiscal excesiva. Los factores políticos están generando incertidumbre en torno a la naturaleza y la magnitud del ajuste fiscal.
Las rebanadas del pastel
La OCDE otorgó a México la medalla de bronce por su alta inflación, la tercera entre las naciones que conforman dicha organización. Lo mejor del caso es que el principal factor para alcanzar tal honor es el alza permanente de los precios internos de la energía, es decir, aquellos que, según aseguran los genios tecnocráticos del gobierno, no son inflacionarios.
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Al presentar la más reciente edición de su Panorama Económico Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo a 1.2 por ciento la expectativa de crecimiento de la economía mexicana para este año, lo que representa una baja de 1.7 puntos porcentuales respecto de la previsión formulada por ese organismo en julio pasado.

Desobediencia al pueblo debe ser castigada, dice
Ayer se publicó la declaración de que el presidente Enrique Peña Nieto ...asume el costo político de las reformas... Respecto de la propuesta energética es sabido por todos que la mayoría no quiere que se privatice el petróleo, tan es así que el Poder Ejecutivo no realiza ni realizará la encuesta nacional que el caso demanda, sino consciente de esto se apresta a consumar dicha privatización, desobedeciendo al pueblo de México. Da fe de esto el artículo 41 de la Carta Magna, que dice: el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión...; el Ejecutivo es uno de los instrumentos de que se sirve y que, por tanto, debe ser obediente.

Dos guerras, una de ellas internacional, tres actos de nacionalización revolucionaria luego de otras tantas usurpaciones, dos golpes de Estado, un referéndum vinculatorio y 83 años de resistencia popular anticapitalista marcan la historia del petróleo y el gas en Bolivia.

El anuncio de Roma de que el próximo 27 de abril, se llevará a cabo una doble canonización de dos notables pontífices contemporáneos es muy reveladora a la luz de los cambios y transiciones que vive el Vaticano. Por un lado, la inevitable santificación de Juan Pablo II (1920-2005), y por otro, el reconocimiento de Juan XXIII (1891-1963) el papa del concilio. Ambos comparten además del nombre una singular capacidad carismática que ha dejado huella en la historia; sin embargo, entre los personajes existe un notable diferencia, tanto en el estilo de gobernar como en la visión del papel de la Iglesia en el mundo. Mientras Roncalli es el Papa del aggiornamento o la puesta al día de la Iglesia, en contraparte el papa Wojtyla es una especie de Napoleón eclesiástico, como algún vez, en tono de broma, lo calificó Giancarlo Zizola. Para Juan XXIII fue imperativo que la Iglesia dialogara con apertura los grandes problemas y anhelos del mundo moderno. Mientras Juan Pablo II, por el contrario, ante el fin de la guerra fría, fue portador de un proyecto eclesiocéntrico del cual hoy el actual pontífice Francisco se desmarca.

Cuando la sensiblería política pondera el legado de un Mahatma Gandhi, tiende a excluir los de un Ho Chi Minh, un Augusto César Sandino, o el del recientemente fallecido general Vo Nguyen Giap. Y así, frases como “ make love, not war”, intervencionismo humanitario y otros vagos melindres filosóficos, distorsionan o echan un manto de olvido sobre las recurrentes prácticas genocidas del humanismo occidental.

El presente no ha sido, a pesar de la propaganda venida de fuera, un año para esos que dicen saber hacerla. Tropiezos de variada índole han eclipsado sus maniobras pactistas de prevención y aprobatorias. De las famosas reformas estructurales apenas quedan algunos jirones rescatables. El núcleo de las mismas se deshace con el paso de los días y los pormenores tramposos les imprimen un oloroso rastro de falsedades. Factores que, cuando se analizan a fondo y en detalle, muestran, sin pudor alguno, los notables contrastes de la realidad con las grandilocuentes promesas lanzadas por el oficialismo. Por variados ángulos afloran serias sospechas de componendas, duros hechos negativos y la evidencia de múltiples favores al empresariado de nivel. Poco, muy poco, es el remanente que queda en beneficio de los de abajo. No importa que se trate de las telecomunicaciones –tan celebrada en sus días inaugurales– como de las más dañinas para los intereses populares como la legislación laboral. La educativa, aprobada con la enjundia de los pactistas y el entusiasmo evaluatorio de la clase media, sufre, como pocas iniciativas, el ataque frontal de una porción creciente del magisterio, actor sustantivo de su éxito o fracaso.

Existe un lugar en el que se entrecruzan todas las crisis y se llama hambre. En ese espacio se encuentran la crisis económica, la especulación financiera, la crisis energética y el paradigma quebrado del neoliberalismo. Las instituciones del poder buscan siempre esconder las raíces y la magnitud del problema.

En el paquete de reformas, entregado al Congreso por el presidente Enrique Peña Nieto (EPN), están las iniciativas de decretos de reforma constitucional y de las leyes de pensión universal y de seguro de desempleo, que garantizarían la seguridad social universal. Son propuestas confusas y poco transparentes que requieren de un análisis a fondo.

Uno podría estar de acuerdo con Ernesto Cardenal cuando dice que en general es mala la poesía que actualmente se escribe en español.


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