El análisis de la equidad y las desigualdades en la sociedad ecuatoriana desde una perspectiva de género constituye una prioridad, concuerdan estudiosas y personas investigadoras locales
Quito
– Ecuador, 08 jul. 14. AmecoPress/SEMlac.- El análisis de la equidad y
las desigualdades en la sociedad ecuatoriana desde una perspectiva de
género constituye una prioridad, concuerdan estudiosas e investigadores
locales.
En
opinión de María Amelia Viteri, doctora en Antropología Cultural, se
trata de enfocarse en una visión más amplia, en la cual la etnicidad,
la clase y otros indicadores de desigualdad deben tomarse en cuenta a
la hora de evaluar cualquier proceso social.
Una mirada de
ese tipo, más compleja y abarcadora, debe preferirse en los análisis
desde el género, explica Viteri, partidaria de aprovechar las
posibilidades como una herramienta como la perspectiva de género para
generar el cambio estructural en muchos ámbitos.
La estudiosa
enfatiza en que, además, la educación es uno de los sectores donde
resultan muy notables las diferencias entre hombres y mujeres,
establecidas a partir de concepciones discriminatorias de clase, sexo,
etnia y género, entre otras.
Viteri, quien
es investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales (FLACSO) en Quito,
argumenta que, con frecuencia, en los análisis de género son muy
recurrentes conceptos como equidad y diferencia; sin embargo, carecen
estos enfoques de una perspectiva compleja que abarque los diferentes
indicadores sociales que median estos fenómenos.
Francisco
Cadena, presidente del Consejo de Evaluación, Acreditación y
Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES) en
Ecuador, sostiene que existe la necesidad de mejoras en el campo
epistemológico, para dejar de tenerle miedo al cambio. "La ciencia, la
cultura, la universidad es eso: diferencia", señaló.
Para Cadena,
la equidad social y de género aún son asignaturas pendientes y es
necesario tomar en cuenta la interconexión de estos procesos, tanto en
el plano conceptual como institucional.
Coinciden ambos estudiosos en que los cambios culturales son los más difíciles, pero también los más permanentes.
Otro punto en
común en sus planteamientos es el referido a cómo se evalúa el avance
en este sentido en la educación. Para el presidente del CEAACES, aún
hay insatisfacciones con los métodos de evaluación, que no deben
limitarse al análisis cuantitativo de políticas y normativas. Viteri
considera, en tanto, que el principal cuestionamiento está en cómo se
enfoca el acceso a la educación como indicador exclusivo de cambio.
La
investigadora de FLACSO señala que "sin una conciencia de género a
nivel de administradores públicos, funcionarios y funcionarias
gubernamentales, estudiantes, profesores y actores principales en las
Instituciones de la educación superior, las medidas que se adopten
servirán de "curita" y no para trastocar la estructura educativa que
habilita las desigualdades de género".
Viteri
considera que un análisis enfocado solamente en las formas de acceso y
datos estadísticos no podrá incorporar los cambios requeridos para una
equidad de género, si no se toma en cuenta su impacto en las diferentes
etapas de la formación educativa.
Tampoco podrá
hacerlo si no se consideran las desigualdades propias del entorno
académico y el rol de hombres y mujeres en reproducirlas al interior de
las instituciones educativas y sociales, en sentido general.
La
investigadora aboga por una equidad menos formal, para abordar
críticamente las múltiples formas a partir de las cuales los propios
programas, departamentos y universidades refuerzan las inequidades
alrededor del género.
A la par,
aboga por evaluar las formas de producción, distribución y circulación
de conocimientos en la academia, asentadas en una base desigual a
priori, regida por los mismos patrones socioculturales que
históricamente han marginado a las mujeres.
Los análisis
de las desigualdades, en este y otros ámbitos, permiten ahondar más
allá de las cifras y evaluar cómo se mantienen y reproducen los
presupuestos que les dieron origen, aunque se materialicen múltiples
estrategias formales.
Se trata, para
Viteri, de establecer prácticas diferentes, respetuosas de las
diferencias, y métodos de evaluación que incorporen la complejidad del
proceso en sus análisis, que en conjunto lleven a un cambio de las
estructuras de desigualdad.
Para ello,
argumenta la investigadora de FLACSO, resulta imprescindible asumir los
postulados de las teorías de género en su compleja intersección con
otros indicadores de equidad y desigualdad como clase y etnia, entre
otros.
Foto: Archivo AmecoPress. María Amelia Viteri, doctora en Antropología Cultural.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario