La fuerza feminista crece en Argentina
Revista Pueblos
Cada 18 horas una mujer
es asesinada en Argentina a causa de la violencia machista, una
estadística que ha ido empeorando pese al alerta, las manifestaciones y
las denuncias que se vienen realizando en el país. Los motivos no han
sido esclarecidos por nadie, pero, como si se tratara de un efecto
dominó, cuanto más se conoce y se repudia un hecho otros tantos
aparecen. Algunos de los homicidios muestran un nivel de perversión
inimaginable. Los medios de comunicación se nutren del morbo y
estigmatizan a la mujer.
La tragedia
Gabriela Parra,
María Eugenia Lanzetti, Agustina Salinas, Laura Vázquez Proveste,
Daiana García, Elizabeth Angélica Wilson, Abril Wilson, Tamara Micaela
López, María Eugenia Villafañe, Lola Chomnalez, Gabriela Fassio, Noelia
Akrap, Priscila Hartman, Melina Romero, Rosa del Valle Luna, Paola
Acosta, Suhene Carvalhaes Muñoz, Nicole Sessarego Borquez, Serena
Rodríguez, Cynthia Filippone y Micaela García.
Ellas son algunas
de las más de 130 mujeres [1] asesinadas en el país desde que comenzó
2017. Es una cantidad y es una frecuencia que espantan a esa misma
sociedad argentina en la cual prevalece la cultura machista en todos los
ámbitos. De hecho, ante cada caso los medios de comunicación suelen
indagar en la conducta de la mujer en vez de señalar al victimario.
Y
aunque se va avanzando por el camino de la concientización, de la
denuncia, del reclamo de justicia, no hay análisis que aborden de manera
global, en toda su complejidad, los factores que inciden socialmente en
el incremento de la frecuencia de los femicidios.
De acuerdo a
la oficina de la mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación [2],
el Registro Nacional de Femicidios de 2016 da cuenta de 254 femicidios,
mientras que en 2015 fueron asesinadas por razones de género 235
mujeres y en 2014 la cifra fue de 225.
“Si en verdad nos hallamos
en un brote femicida, lo cierto es que la pena perpetua (con todo lo
justa se sea) no lo contiene, y si bien las marchas y manifestaciones
son necesarias, positivas y útiles, su naturaleza de lucha cultural
demorará su efecto en el tiempo y, en tanto, clama la razón más
elemental que es indispensable hacer algo diferente para evitar nuevas
muertes. Ante todas estas dudas, una sociedad en la que predominen
actitudes racionales debería preguntarse muy en serio qué es lo que está
sucediendo, para encarar con máxima eficacia la prevención de los
femicidios”, dice en un artículo de opinión en el diario Página 12 [3], en mayo pasado, el ex juez de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni.
Lo
que este profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires plantea es
la realización de un trabajo de investigación de campo cuyos datos sean
analizados por un equipo interdisciplinario que pueda acercar
conclusiones sobre todos esos factores que se suman a la cultura
machista y desembocan en esta realidad horrorosa. “Y a la realidad de lo
que sucede en una sociedad se llega sólo por vías racionales, siguiendo
técnicas con material y elementos humanos de los que disponemos en
abundancia”, añade.
Esto permitiría elaborar políticas
preventivas basadas en datos concretos y no en especulaciones de toda
índole. No obstante, es claro que ninguna línea de acción es viable si
no existe la decisión política de llevarla a cabo.
3 de junio, la historia de una lucha que crece
La primera convocatoria del Ni Una Menos
se hizo en el Museo del Libro y de la Lengua en marzo de 2015. Se trató
de una Maratón de Lectura organizada por su directora, María Pía López,
y un conjunto de escritoras que se conocían y tenían contacto a través
de Facebook. “Como siguieron ocurriendo asesinatos realmente espantosos,
a un grupo de periodistas que habían participado de la maratón, pero
también a otras que se movían principalmente en Twitter, se le ocurrió
iniciar una campaña llamando a una movilización Ni Una Menos para
el 3 de junio de 2015. Nos llaman a nosotras, las que habíamos
organizado la Maratón de Lectura, y nos preguntan: ¿Por qué no lo
movemos todas juntas? Hasta ahí lo único que teníamos era una
convocatoria de Facebook. Así que el primer 3 de junio confluyen dos
grupos: el Maratón de Lectura y las periodistas que se movían en
Twitter, que eran más bien periodistas de grandes medios”, explicó
López.
“Ese primer grupo era muy heterogéneo. Llegamos juntas con
muchas discusiones. Al mes hicimos un balance y empezamos a tener
posiciones distintas respecto de cómo intervenir en la coyuntura, cómo
ir siguiendo los casos. Nosotras teníamos una posición más de que no se
puede discutir femicidios sin discutir todas las razones de la
violencia, los modos en los que la violencia se entrama con la vida
social, económica y política del país. Esas diferencias fueron creciendo
hasta que empezamos a funcionar directamente como dos grupos separados.
El grupo Ni Una Menos, que es el que yo integro, que convocó a
la marcha del 3 de junio del 2016 y después al paro nacional del 19 de
octubre y al internacional del 8 de marzo y luego a este 3 de junio; y
el grupo Twitter, que llamó a un acto en Tribunales, diferente al
nuestro”, contó la escritora.
Una marcha que hizo temblar la tierra
Miles
de mujeres se movilizaron el último 3 de junio al centro político de la
Ciudad de Buenos Aires, en una marcha que transcurrió desde el
Parlamento hasta la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada (de
gobierno). Al mismo tiempo, otras manifestaciones se sumaban en los
distintos puntos del país para unirse en un grito contra el patriarcado y
los femicidios.
Pañuelos violetas, pañuelos verdes de la campaña
a favor del aborto legal, carteles de diversos tamaños, proyección de
videos con las fotos de algunas de las mujeres víctimas de femicidio,
cantos contra el patriarcado, performances emocionantes de
distintos grupos. Fue una marcha colorida, alegre por la unión y la
fuerza de mujeres que luchan con un mensaje claro y una realidad que
repudian.
“Ni una menos, vivas nos queremos. El Estado es
responsable”, decía la consigna del encuentro marcando una clara
posición ante el gobierno de Mauricio Macri y las políticas en términos
de femicidios.
“Describimos la violencia patriarcal, sus
mecanismos, sus vínculos con la desigualdad económica, la represión
política, las lógicas del racismo, del colonialismo y la explotación no
como enlace entre términos abstractos, sino encarnados en la vivencia de
nuestros propios cuerpos, en las ataduras, en las huellas del dolor, en
las sumisiones que nos exigen, en las tristezas del empobrecimiento. Ni Una Menos
está escrito en nuestros cuerpos, nuestras demandas pueden leerse en
las cicatrices que implican, ahora, en este tiempo, ser mujer, vivir
como mujer. Por eso cada vez que salimos a las calles las desbordamos.
Nadie habla por nosotras en las marchas, construimos discurso con
nuestros cuerpos en la calle”, expresa un texto del Ni Una Menos del 12 de junio.
“Ni
antes ni ahora que nuestra fuerza se consolida, aceptamos reconocernos
sólo en el lugar de víctimas. Por eso, sobre todo después del último 3
de junio, la reacción machista se expresa en una fuerte operación
mediática de demonización y persecución. Denuncian que nos politizamos o
que somos agitadoras radicalizadas. Y sí, nos politizamos desde el
principio. Pero Ni Una Menos no es una agrupación partidaria.
Hace política porque construye un discurso público, una agenda de
demandas y acciones callejeras, y apuesta a una fuerza feminista capaz
de torcer el rumbo asesino del patriarcado”, agrega.
El documento, publicado en Facebook, afirma que “durante estos dos años, el grito Ni Una Menos
profundizó su sentido de denuncia a la violencia patriarcal y a la
complicidad y responsabilidad del Estado por acción y por omisión frente
a la amenaza constante a nuestra integridad, a nuestras vidas. Hoy
liberaron a Higui, que el Poder Judicial machista detuvo por defenderse
de una violación masiva y correctiva. La sacamos entre todas, en esta
trama que seguimos construyendo”.
Analía de Jesús, conocida como
Higui, obtuvo la libertad extraordinaria a la espera del juicio en el
que se la acusa de homicidio. Higui se defendió mientras era víctima de
un ataque de diez hombres que querían “corregirla” de su lesbianismo y
le dio una puñalada a uno de los agresores, quien luego murió. El hecho
sucedió el 16 de octubre de 2016. La metieron presa el 8 de noviembre de
2016 y fue puesta en libertad el 12 de junio de 2017.
El rol de los medios de comunicación
Más allá de la campaña mediática que denuncia el grupo Ni Una Menos,
hay un accionar cotidiano que se expande en los periodistas y en los
medios de comunicación: la estigmatización de las mujeres asesinadas.
Hay
artículos enteros que indagan en la forma de vestirse, en el
comportamiento, en el consumo o no de drogas o alcohol de las víctimas.
No se habla de defensa de las mujeres sino de resistencia de la víctima a
una violación. Y los victimarios aparecen sindicados, habitualmente,
como enfermos y no como asesinos.
En esa misma línea se
observaron en los últimos días reportes periodísticos que dan lugar al
victimario o a la familia del atacante. Uno de los casos fue el del
femicida Fernando Farré, quien fue entrevistado por dos medios después
de haber sido condenado a prisión perpetua por asesinar a su esposa,
Claudia Schaefer, de 74 puñaladas. En tanto, en el caso de Higui, un
medio de comunicación entrevistó a los familiares del agresor muerto el
día en el que ella salió en libertad.
Estos comportamientos, que
se alejan de la responsabilidad social que debería perseguir el
periodismo, van construyendo en el imaginario a una mujer que de alguna
manera abrió la posibilidad a ese “destino fatal” o, para citar un
argentinismo, “se la buscó”.
Notas:
[1] Hasta el 2 de junio se habían registrado 133 femicidios.
[2] Informes disponibles en los siguientes enlaces: www.csjn.gov.ar/om/docs/femicidios_2016.pdf, www.csjn.gov.ar/om/docs/femicidios_2015.pdf, y www.csjn.gov.ar/om/docs/femicidios_2014.pdf.
[3] Zaffaroni, E. Raúl (18/05/2017): “Femicidio”, Página 12. Ver en www.pagina12.com.ar/38399-femicidio.
Rosaura Audi es periodista. Forma parte de la asociación Comunicadores de la Argentina – COMUNA y del consejo de redacción de Pueblos-Revista de Información y Debate.
Artículo elaborado para Pueblos
en el marco del proyecto “Tendiendo Puentes desde Extremadura para la
construcción de una ciudadanía global en defensa de los DDHH y de las
mujeres”, financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación para el
Desarrollo (AEXCID).
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