Yamina del Real*
Envuelta, obra de la fotógrafa , se exhibe desde anoche en la
Celda Contemporánea del Claustro de Sor Juana (Izazaga 92, Centro
Histórico), como parte de la exposición La humedad del silencio. El material en su conjunto está publicado en un libro, El silencio luminoso, en la colección Luz Portátil de Artes de México, acompañada con un texto de Sandra LorenzanoFoto Yamina del Real
No hay nada de lo
humano que no esté atravesado por el cuerpo. Y no hay nada en el cuerpo
que no sea límite. Intervención. La nostalgia del ser. El anhelo de lo
perdido. El cuerpo no es la metáfora de la humanidad, es la metáfora del
tiempo. Dónde la contradicción hace nido. No hay ficción más profunda
que el cuerpo.
El pensamiento más complejo es primero hambre, frío, amor, miedo,
sexo, deseo, supervivencia y todo esto existe en la carnalidad de la
existencia.
El cuerpo nunca aparece despojado de significado. Es un cuerpo
socializado, ideologizado, simbolizado. Vestido o desnudo. Enmarcado en
un entorno o aislado. Quieto o en movimiento.
Sobre todo en la ausencia, el cuerpo femenino.
Sabemos que una cosa no puede observarse a sí misma, es inanimada, es
para el que la posee o la mira. Cuando la cosa se mira, en este caso el
cuerpo femenino, se vuelve discurso y recurso. Apropiación.
No hay tarea más compleja que el conocimiento de sí. Para las mujeres
a través de siglos ni siquiera les fue permitido este conocimiento.
Nacían con un escrito sobre sus cuerpo dónde les era explicado lo que
eran. Lo que debían sentir. Pensar. Desear. Animales sin alma, como la
Iglesia y la filosofía las concibió por mucho tiempo. Sin embargo, la
animalidad nos salva, nos hermana. El deseo que no puede reprimirse con
la ablación, cómo no se reprime el lenguaje si te cortan la lengua. Ese
deseo se sublima, se expande. Sucede la humanidad en las mujeres.
Emergen como personas. No importa cuánto se las calle, se las mate o se
las desaparezca. No importa cuánto se las encierre en sus cuerpo. Las
mujeres en algún momento surgen.
Mi trabajo parte de la necesidad de hacer visible la relación
del cuerpo con el entorno. Poner en evidencia, cuestionar y reflexionar
sobre la alienación, la identidad, la cotidianidad, la intimidad, el
amor, el deseo, la sexualidad la violencia, la vulnerabilidad, el poder,
la mentira, la política.
* Fotógrafa
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