Por: Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe
La lucha del pueblo indígena garífuna en
Honduras, de la Asociación Amigos de San Isidro Cabañas (ASIC) en El
Salvador o la resistencia de las mujeres afrocaucanas a las actividades
extractivas en el Norte del Cauca colombiano tienen un estrecho vínculo.
Son lideradas por mujeres que han hecho de la defensa de los
territorios, de las culturas locales populares y milenarias, y del medio
ambiente, su causa de vida.
En el caso colombiano y hondureño, además,
mujeres negras, que han antepuesto la defensa de las causas de los
pueblos a su propia vida, en un continente latinoamericano en el que la
defensa de la dignidad se paga muchas veces con la muerte.
Sin embargo, el miedo no las paraliza. “Berta Cáceres fue asesinada
por la falta de consulta por el proyecto Agua Zarca, y lo mismo está
pasando en todas las comunidades garífunas, en todos los pueblos
indígenas donde se persigue, se criminaliza, se encarcela. Tenemos
compañeros y compañeras que los encarcelan y judicializan, porque están
en la defensa de los bienes comunes”, dijo al Movimiento Madre Tierra –
Amigos de la Tierra Honduras la coordinadora de la Organización
Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), Miriam Miranda. La dirigente ha
sido amenazada de muerte en varias oportunidades.
Según relató Miriam, los monocultivos de palma aceitera y la
explotación de minas de carbón, entre otros factores, a manos de grupos
económicos transnacionales en numerosos casos, generan una grave presión
sobre los territorios y las comunidades garífunas que resisten en ellos
y conservan los bienes comunes de la naturaleza. “Dejamos de sembrar
frijoles y arroz para sembrar la palma africana incluso en laderas. Eso
ha afectado profundamente la soberanía alimentaria del pueblo
hondureño”, aseguró Miriam. Se trata de un “modelo neocolonial”, con el
apoyo de “sistemas de aplicación de justicia racistas, discriminativos y
que ignoran y desconocen los instrumentos internacionales que tienen
que ver con los derechos de los pueblos indígenas”.
En tanto, Rina Navarrete, directora de la Asociación Amigos de San
Isidro Cabañas (ASIC), departamento salvadoreño de Cabañas, aseguró en
nota brindada a CESTA – Amigos de la Tierra El Salvador, que “uno tiene
miedo, no voy a decir que no, pero se piensa en el futuro de los hijos y
nietos, para dejarles un mejor ambiente”. “Yo salgo, voy a reuniones y
uno tiene temor que le hagan algo y no logre regresar a su casa”, dijo
con tristeza y preocupación la luchadora social.
Rina, madre soltera de dos hijos, asumió la dirección de la ASIC en
2009, ante el asesinato de su compañero Marcelo Rivera, acribillado por
realizar graves denuncias contra las actividades de la minera de origen
canadiense Pacific Rim, ahora Oceana Gold. En el trabajo de resistencia a
esa corporación, la ASIC buscó mayor incidencia política congregándose
al Movimiento de Víctimas, Afectados y Afectadas por el Cambio Climático
y Corporaciones (MOVIAC). La lucha ambiental no le fue gratis a la
dirigente: “sujetos desconocidos llegaron a mi oficina a buscarme y como
no estaba amedrentaron a mis compañeros y a miembros de la Junta
Directiva, y exigieron que dejáramos de seguir trabajando en la zona”.
Otra de las luchas que Rina ha encabezado ha sido contra la
contaminación del río Titihuapa desde 2007.
Por su parte, para las mujeres afrocaucanas, en su resistencia a las
actividades extractivas, el río Ovejas es padre y madre, es una de las
principales fuerzas ordenadoras en la producción y reproducción de la
vida en el Norte del Cauca, dice una nota de CENSAT Agua Viva – Amigos
de la Tierra Colombia. “En torno a él se articulan construcciones
culturales de distintos Consejos Comunitarios y poblaciones afro del
departamento que han recuperado tierras y aguas para enraizar sus
sentires y saberes a un territorio, tras haber padecido por siglos la
exclusión resultante de un sistema de dominación múltiple”.
CENSAT relata que la lucha de las mujeres afrocaucanas ha sido de las
más valientes en los últimos años en Colombia. “Ellas, guardianas de la
alegría y la libertad, han contribuido a la articulación del Proceso de
Comunidades Negras (PCN) con resguardos indígenas para sacar las
retroexcavadoras de sus aguas y montañas, han posicionado denuncias
nacionales e internacionales y han entablado negociaciones con el
gobierno”, que no han alcanzado los resultados esperados. Además, las
mujeres realizaron manifestaciones estético-culturales y, tercamente,
inculcan su resistencia anticolonial, antipatriarcal y anticapitalista a
sus hijas e hijos.
En 2015, para ampliar la escala de su expresión particular de la
contradicción capital-vida, las mujeres afrocaucanas se embarcaron en la
Movilización de Mujeres Afrodescendientes por el Cuidado de la Vida y
los Territorios Ancestrales. Más de 100 personas, en su mayoría mujeres,
caminaron más de 500 kilómetros entre las cordilleras andinas que
separan a Bogotá, capital de Colombia, y el Norte del Cauca, con el fin
de visibilizar las amenazas a sus medios y modos de vida y exigir el
cese inmediato de esas amenazas.
En palabras de Miriam Miranda de Honduras, “las mujeres jugamos un
papel muy importante en las resistencias, con una doble o triple lucha, a
lo interno de la comunidad, sobre todo si son madres que deciden luchar
por la defensa de los bienes comunes de la naturaleza”. Para Rina en El
Salvador todo el esfuerzo ha valido la pena, especialmente luego que
algunos meses atrás el país aprobara una ley contra la minería metálica.
Por su parte, en Colombia, dice CENSAT, las mujeres negras
nortecaucanas han reconocido la sangre que se ha derramado por sus
tierras y las muertes que ha costado su libertad. “Por eso el
territorio, como concreción de la dignidad popular, no se vende. Ellas,
memoria viva, grito de las oprimidas, voz de los ríos y la tierra, son
también el territorio”.
ATALC homenajea a todas las mujeres afrodescendientes en su día. Pero
muy especialmente a aquellas que integran las diversas luchas de
nuestro continente en defensa de los bienes comunes, de la justicia
social y ambiental, de los derechos de los pueblos. Luchas herederas y
continuadoras de las luchas anticoloniales y anti racistas, también tan
actuales. En un contexto regional de persecución a los defensores de los
territorios y de los derechos humanos, su valentía y dignidad nos
inspiran.
* Las notas y entrevistas que cita este artículo fueron hechas especialmente para su realización.
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