Luis Hernández Navarro
El fantasma del comunismo
revolotea en el país. A 100 años de la fundación de la sección mexicana
de la Internacional Comunista, el espectro saltó inesperadamente en la
vida política nacional y ha hecho todo tipo de travesuras en
conmemoraciones, homenajes, debates y nostalgias.
Apenas el 5 de septiembre, Luciano Concheiro Bórquez, militante del
Partido Comunista Mexicano (PCM) desde 1967 hasta su liquidación en 1981
y hoy subsecretario de Educación Superior de la SEP, consideró que es
esencial festejar el comunismo desde México. “Debemos –dijo– proponernos
el comunismo como sociedad emancipada de toda explotación del ser
humano y de la destrucción de la naturaleza.” El comunismo –añadió– es
necesario para transformar el México actual.
El escobazo revoloteó el avispero. Carlos Alberto Montaner,
periodista cubano exilado en Miami, colaborador de Otto Reich e
integrante de la red terrorista de Orlando Bosh, vio en las
declaraciones del funcionario mexicano la confesión pública de un, hasta
ahora, no admitido pecado: la agenda de López Obrador en México
consiste en instaurar el comunismo.
Desgarrándose las vestiduras y sin poder ocultar la fragancia de las
sacristías, la Unión Nacional de Padres de Familia pidió a Esteban
Moctezuma que tomara medidas para evitar que las convicciones de Luciano
Concheiro afectaran el actuar de la subsecretaría a su cargo. Las
palabras del funcionario –denunció– son
inaceptables.
Curiosamente, las quejas contra Concheiro no vinieron sólo de la
derecha más rancia, sino también de las mismas filas de la Cuarta
Transformación (4T). Públicamente, Moctezuma le dio un coscorrón. En un
video, el titular de la SEP le advirtió que:
Cuando alguien declara sobre alguna ideología, tiene que tener muy claro que la SEP, como institución, y el servicio público, como actividad, es algo que no se puede dejar colgado en el armario y salir con declaraciones, aunque sea en un grupo íntimo de académicos o amigos, ya que siempre se relacionará a la persona que está expresando algo con su cargo.
De manera menos atropellada que el ex investigador de la UAM, los
viejos comunistas anotaron un tanto en favor de su causa en la Cámara de
Diputados de Sinaloa. A propuesta de Morena, en sesión solemne, la 63
Legislatura inscribió en letras doradas el nombre de Arnoldo Martínez
Verdugo en el Muro de Honor del Salón de Sesiones del Congreso local.
Originario de la entidad, figura clave en la renovación, conducción y
disolución del PCM, ingresó a éste en 1946, en 1959 pasó a formar parte
de su dirección nacional y, entre 1963 y 1981, fue su secretario
general.
Y –lo que no es poco– doblaron el marcador en su favor con el anuncio
presidencial de declarar a Martínez Verdugo y Valentín Campa hombres
ilustres e inhumar sus restos en ceremonia solemne en el más alto
panteón de la patria.
Concheiro reivindicó la pertinencia del comunismo en los tiempos
actuales en una mesa redonda organizada por El Colegio Nacional para
debatir sobre el centenario de la fundación del PCM. El acto, al igual
que el reconocimiento a Martínez Verdugo, fue parte de actividades de
instituciones académicas y fuerzas políticas para reflexionar sobre la
efeméride. Parte de ellas busca reivindicar el partido y su lucha por la
unidad de la izquierda y la democracia como uno de los factores que
abrieron el camino para que se hiciera posible el triunfo de López
Obrador y la entrada a la 4T. Por el contrario, otras aspiran a hacer de
la fecha un momento en la reconstitución del comunismo en México como
fuerza política.
Aunque el PCM se disolvió formalmente en 1981 para dar paso a la
formación de otros partidos que utilizaron su registro para intervenir
en elecciones, núcleos de activistas cuestionan lo que juzgan fue la
liquidación de ese organismo, reivindican su permanencia y la necesidad
de su refundación, reorganización o reconstitución. Casi, ninguno de
ellos reivindica que su herencia forme parte de la 4T.
Entre otras islas, el archipiélago comunista en México que sobrevive
al margen (y en contra) de Morena está integrado por el Partido
Comunista de México-Marxista Leninista; el Partido Comunista de México,
reorganizado en noviembre de 1994; el Partido de los Comunistas; el
Movimiento Comunista Mexicano; el Partido Comunista Mexicano Marxista en
Reconstrucción-Patria Roja, y otros.
Curiosamente, contra lo que podría esperarse, muchos de los
militantes de estas agrupaciones son jóvenes que aún no habían nacido
cuando el viejo PCM decidió fusionarse con otras organizaciones. Y su
presencia política dista de ser testimonial. Participan en algunos de
los más importantes movimientos populares del país.
Los antiguos militantes del PCM y cada uno de estos partidos o
movimientos han celebrado y discutido, cada uno a su manera, los 100
años de esta corriente política. El debate sobre su legado se ha
reabierto. No debe cerrarse. Es mucho lo que está aún por esclarecerse.
Twitter: @lhan55
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