AMLO en el Zócalo el 1 de diciembre. Foto: Octavio Gómez |
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Es inevitable un
balance, el de un año, del nuevo gobierno, el cual llegó con grandes
expectativas y demasiados problemas estructurales y de coyuntura.
Tenemos un país donde la injusticia se ha ido acumulando durante cuatro
décadas.
La reversión de la pérdida del salario es un campanazo que impacta la
economía en su sentido más amplio y verdadero. Este proceso se ha
iniciado, lentamente, es cierto, pero ya está entre nosotros.
El inicio de la fusión entre política social y política económica es
un proceso en curso, por vez primera en 50 años o más. Los programas
sociales dejaron de ser una forma de clientelismo directo y se han
convertido en un método de reconocimiento de derechos. El incremento de
la capacidad de consumo de sectores depauperados incide en el mercado de
bienes de producción nacional, es decir, promueve el mercado interno.
La educación superior como ineludible tarea social del Estado es un
vuelco en tanto que rompe con la idea de que las familias deben sufragar
crecientemente ese gasto, al tiempo que enfatiza su carácter social y
derecho de todos. El elitismo de la enseñanza superior ha sido un factor
de freno del desarrollo social y del progreso nacional.
La reivindicación de la atención médica universal como deber del
Estado ha empezado a traducirse en reformas, aún tímidas, pero con
perspectiva de dar un vuelco en materia de salud para todos.
La cancelación de subsidios corporativos a favor de organizaciones
gestionadas por burocracias parasitarias y la ampliación de apoyos
directos en la producción agropecuaria es la inauguración de una nueva
forma de apoyar al campo en sus segmentos debilitados. Así se ha de
fomentar la agricultura y ganadería para el mercado interno y la
autosuficiencia nacional de granos básicos.
La nueva política de las industrias de energía es un rompimiento con
su privatización y entrega de recursos naturales para favorecer la
autosuficiencia nacional. Ningún país puede afrontar los retos del mundo
actual bajo dependencia energética estructural. Siempre se había
sabido, excepto por el neoliberalismo de la pobreza y el atraso que
atascó al país de objetivos contrarios a los intereses populares y
nacionales.
El inicio de la lucha contra el Estado corrupto es una respuesta
histórica a un fenómeno devastador. En todas partes del mundo hay
corrupción, pero sólo en algunos es parte fundamental de la forma de
gobierno. El primer paso es tener un gobierno que no sea corrupto, a
partir de lo cual tendrá que mantenerse la lucha a favor de la
desarticulación del viejo Estado.
Reivindicar la austeridad es un golpe contra la alta burocracia
parasitaria, exageradamente bien pagada y derrochadora, que azotó al
país. Hay mucho más que hacer en este sentido, pero ya se inició el
proceso de construcción de un funcionariado diferente que vaya cerrando
la inmensa brecha que le ha separado de la sociedad.
Las grandes empresas han dejado de regir al gobierno y al Congreso.
El diálogo, el debate, la convergencia y la diferencia entre los poderes
políticos y los capitalistas son elementos distintivos de las nuevas
relaciones en el país. No hay una política expropiadora pero tampoco
otra promocional y corruptora como había sido hasta hace un año.
La crítica va y viene desde los medios, redes, partidos,
organizaciones sociales y no gubernamentales, sin emolumentos de origen
oficial, pero también fluye desde el gobierno, el Congreso y sus
partidos. Si todos son libres, lo es también la fuerza gobernante. Así
se construye una democracia sin hipocresía.
No se ha producido una reforma fiscal que fortalezca el proceso de
redistribución del ingreso y aumente las inversiones públicas. Los
lacerantes privilegios fiscales siguen vigentes en su mayoría. Tampoco
se ha planteado un nuevo pacto fiscal entre entidades federativas y
Federación. La ineludible nueva reforma del sistema electoral sigue
estando pendiente. La seguridad pública es aún el pantano que el
gobierno heredó de los anteriores con su cauda de horror y sangre.
Hay más temas para un balance.
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