Pedro Echeverría V.
1. Mientras más ignorantes en política, economía, reflexión, sean las masas, mejor para que los dirigentes de partidos para brincar de un cargo a otro. Incluso las mujeres más oportunistas –en años recientes- se han aprovechado para reclamar su 50 por ciento de cargos. ¿Por qué sucede? Porque ningún partido –ni Morena pasado un año de gobierno- se ha preocupado por preparar, capacitar, educar políticamente a sus millones de afiliados por miedo a que se rebelen de alguna manera. La escolaridad formal en México –según información internacional- es de las peores del mundo en lectura, matemáticas, ciencias, etcétera; además la educación política, histórica, filosófica y ética está por los suelos. Si los partidos dedicaran millonarios recursos a la formación política de cuadros mediante cursos, círculos, seminarios libres, sería fundamental.
2. En Morena deberían estar funcionando por lo menos 500 escuelas políticas; una decena obligatoria en cada estado y un centenar en la CDMX. Si bien tiene mucha razón López Obrador en poner 90 por ciento de honradez para nombrar a funcionarios, éstos deberían tener la obligación de pasar por cursos intensivos adecuados. Debería darle vergüenza a los directivos de Morena no haber conseguido el presupuesto necesario para la educación política; deberían ser condenados si los militantes de Morena comienzan a transitar para otros partidos por ignorar las diferencias entre las posiciones políticas e ideológicas. Sabe que los dirigentes de PRI, PAN, PRD, son muy corruptos, pero no conoce la estrategia de los medios de información (prensa, radio, TV, revistas) para engañar y manipular a las masas y servirlas en bandeja de oro a los partidos.
3. Los dirigentes de Morena, así como el gabinete de López Obrador, debe conformarse con la gente más honrada, pero también las de mayor capacidad política; deben ser verdaderos dirigentes que pudieran enfrentarse en cualquier polémica. Sólo bastaría escuchar a un dirigente –aunque no se esté de acuerdo ideológicamente con él- las brillantes expositorias del ecuatoriano Rafael Correa desbaratando a sus entrevistadores: la española Ana Pastor y particularmente al mexicano Leo Zuckermán, a quien hizo trizas dejándolo avergonzado. El partido Morena debería ser la garantía de fuerza y seguridad de López Obrador, pero realmente es la vergüenza nacional que paraliza toda actividad política, sobre todo en los estados. No sé si están esperando una verdadera sacudida para despertar; aunque puede avivarse cuando no haya remedio. (4/XII/19)
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