6/29/2024

Columnas y opinión del periódico La Jornada sábado 29 de junio 2024

 Columnas 

El retorno de la defensora Lolita Chávez a Guatemala 

¿Cómo se regresa colectivamente del exilio? ¿Dónde se acomoda la organización en adelante? ¿Y el sufrimiento de la no-casa a la que se fue obligada, como tantas otras indígenas del continente? Lolita Chávez, defensora del territorio k’iche, quien hace siete años fue forzada a salir de Guatemala, hoy responde junto a una delegación internacional y comunitaria con la que realizó el ejercicio político de un retorno incluyente, afectivo y combativo.

Queremos decirle al gobierno de Guatemala que Lolita ha vuelto, pero no ha vuelto sola. Queremos decirle al sistema judicial que Lolita ha retornado con todas nosotras y que no vamos a permitir más represión y más judicialización. Queremos dejar el mensaje para los grupos criminales y para los que atentan contra la vida de las defensoras y de Lolita, que así como dijeron las zapatistas, hemos acordado vivir. Y vamos a caminar juntas para estar vivas, dijo Adriana Guzmán, referente del feminismo comunitario antipatriarcal en Bolivia.

Este viernes, en la Plaza de las Niñas de Guatemala, nombrada así en homenaje a las 41 niñas asesinadas en un supuesto hogar seguro el 8 de marzo de 2017, se reunieron mujeres y hombres de distintas comunidades para recibir a Lolita y a la comitiva comunitaria e internacional que fue creciendo día con día desde México hasta la capital del país que la criminalizó por oponerse a las empresas madereras que estaban saqueando su territorio.

Retorno porque no soy una criminal, reiteró Chávez en medio de una significativa ceremonia tradicional maya con la que le dieron la bienvenida y en la que participaron integrantes de algunas de las luchas más representativas del mundo: las de los pueblos de Kurdistán y Euzkal Herria; la de los pueblos zapatistas de Chiapas y las que se libran en Bolivia, Honduras y Argentina, entre otras.

Dos mujeres cobijaron este camino que rompió fronteras y caminó el mundo: la luchadora lenca Bertha Cáceres, asesinada por su defensa del río Gualcarque, y Norita Cortiñas, de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, recientemente fallecida y recordada aquí por su mensaje internacionalista: la única batalla que se pierde, es la que se abandona.

Narcisistas malignos

Sicólogos y siquiatras estadunidenses ponen en duda la salud mental de Donald Trump, ya que su comportamiento cumple todos los rasgos del narcisismo maligno, trastorno de personalidad que, desde 1964, fue definido por Erich Fromm como la quinta esencia de la maldad humana; describió a los narcisistas malignos así: son personas con aires de grandeza, faltas de empatía y que disfrutan haciendo daño a los demás.

sicoanalista, sicólogo social y filósofo, testigo de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, Fromm consideró que el narcisismo maligno podría ser la peor de todas las patologías como germen de los comportamientos más lesivos para la humanidad. Actualmente, la personalidad narcisista está entre los trastornos del grupo B en el internacional DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales). Los rasgos más comunes son los siguientes: se autoperciben superiores (delirio de grandeza, que en realidad encubre sentimientos de inferioridad). No sienten empatía ni remordimientos. Desprecian los derechos de los demás. Son impulsivos, usan a las personas como instrumentos. Engañan, se autoengañan y tienen comportamientos destructivos. Tienen necesidad de ser siempre el centro de atención (su baja autoestima demanda refuerzos externos, validación y sentirse admirados). Tienen pensamiento paranoico que les hace creer que hay gente en su contra y son sádicos (no dudan en ser crueles, hacer crítica mordaz y disfrutan al manipular y humillar a los demás).

Para comprender cómo las experiencias infantiles pueden incidir en este trastorno, hay que leer a la prestigiosa siquiatra suiza Alice Miller: Por tu propio bien, El drama del niño dotado y otros.

En el caso de Donald Trump se cree que le afectó mucho cuando a los 13 años fue arrancado de su casa familiar y enviado a una escuela militar, en donde él y sus compañeros eran golpeados por hombres adultos. Seguramente hay en su historia otras experiencias dolorosas más tempranas, violentas o de abandono que afectaron su personalidad. Los narcisistas malignos –dicen otros estudiosos del tema– sólo necesitan las circunstancias adecuadas para convertirse en tiranos.

Este tema recuerda lo dicho por Stephen King Los monstruos son reales y los fantasmas también: viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan.

Va reforma al Poder Judicial // Piña se muerde la lengua // Justicia: ¿injusta o inexistente?
No hay vuelta atrás: la reforma constitucional va y comienza la demolición del Poder Judicial de la Federación tal y como lo conocen y padecen los mexicanos, para quienes la justicia es “cara, elitista, desgastante, humillante, lenta, inaccesible, inentendible, abusiva, misógina, racista, clasista, corrupta, parcial … En una palabra, es injusta”, como resumió la ministra Lenia Batres, amén de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) se convirtió en defensora de las élites, de la oligarquía, de los poderosos, de la comentocracia, de la derecha, como subrayó el ex presidente del máximo tribunal, Arturo Zaldívar.

Pésimo día y peor futuro para los actuales ministros, magistrados y jueces, pero excelente y con mucha luz para millones de mexicanos a quienes aquellos permanentemente les niegan la justicia por estar muy ocupados en velozmente atender las exigencias de los poderosos.

Algo más dijo Zaldívar (frente a él, Norma Piña y los 10 ministros restantes): desde la llegada de la actual presidenta de la SCJN, en enero de 2023, la decisión fue: destruyamos todo lo que se hizo y confrontémonos con los otros poderes del Estado. Entonces, se dejó de combatir la corrupción, se regresó al nepotismo como figura, se quitaron las políticas de paridad de género y de igualdad, la escuela judicial volvió a ser el club de amigos y el Instituto de la Defensoría Pública el patito feo del Poder Judicial, pero sobre todo se acrecentó la lejanía con el pueblo de México; olvidaron que el pueblo no es tonto y el pasado 2 de junio el pueblo mandó un mensaje contundente de que se requiere una profunda reforma judicial y que requerimos una justicia diferente.

En el mismo foro, en San Lázaro y al borde la lágrima, Norma Piña sólo alcanzó a pretextar que el paso veloz ante modificaciones estructurales sólo puede dar entrada a problemas mayores. En la reforma judicial no debe pesar más la celeridad que la idoneidad; las víctimas y quienes acuden al sistema de justicia merecen personas juzgadoras honestas, con vocación de servicio, empáticas y capacitadas. La justicia en México no es un monopolio del Poder Judicial; una reforma implica, como mínimo, reflexionar sobre el papel que desempeña como piedra angular para mantener la paz y la cohesión, y resolver de manera imparcial e independiente los conflictos que surgen en una sociedad democrática. Al concluir su exposición, se limpió la sangre acumulada en las comisuras de los labios.

A regañadientes, a los participantes de la oposición en los foros convocados por la Cámara de Diputados no les quedó de otra que asumir que, para ellos, la reforma constitucional al Poder Judicial es insalvable, por lo que se pronunciaron a favor de que se hagan las modificaciones pertinentes, pero con cuidado, porque, en línea con Norma Piña, si nos equivocamos, las consecuencias para el país pueden ser muy lamentables (¿qué mayores consecuencias lamentables que tener un poder del Estado al servicio de la oligarquía y en contra de los mexicanos?). Y en esa tesitura propusieron que los cambios requieren tiempos largos para la sana ponderación, y deben realizarse de manera gradual, escalonada, con suficiente análisis, sin prisas, en pocas palabras que cambie todo para dejar igual al Poder Judicial.

De pilón, el presidente López Obrador celebró que estén aceptando que hace falta la reforma en el Poder Judicial, eso es un avance importantísimo y es digno de reconocimiento, que ellos acepten que es necesario. Nada más no aplicar táctica dilatoria, no esperar a que se vaya el tiempo, como algunos están esperando. De todas maneras, nos vamos a ir, nada más que la transformación va a continuar.

Entonces, que no es por la vía del voto popular, como dicen algunos. Bien, pero no sólo es la negativa permanente. ¿Dónde están las propuestas, las alternativas, mediante cuáles mecanismos?, porque lo ineludible es la reconstrucción y saneamiento del Poder Judicial.

Las rebanadas del pastel

En Bolivia, el encontronazo de liderazgos es brutal: Evo Morales duda sobre el intento de golpe de Estado y cuestiona: ministros felices paseando en la plaza Murillo, tocando tanquetas, cero heridos, cero disparos, cero muertos; tarde o temprano dirá la investigación lo que ocurrió. Y en la tienda de enfrente, el presidente Luis Arce asegura que fue él quien notificó a Evo, porque estaba claro que venían por mí y después por él. Entonces, ¿quién dijo que el problema no está en el crecimiento de la derecha, sino en que la izquierda no ha sabido estar a la altura de la circunstancias?

Twitter: @cafevegacfvmexico_sa@hotmail.com

Con las urnas en mente

El Parlamento de Georgia, república postsoviética del Cáucaso del sur, aprobó esta semana en primera instancia, con los votos de la bancada oficialista y la negativa de la oposición a participar, un proyecto de ley que restringe los derechos de la comunidad LGBT+, de por sí poco numerosa en esa región.

Reverencia del gobierno a la Iglesia ortodoxa georgiana, el proyecto es un documento cal-cado de la legislación de Rusia, que prohíbe la propaganda de relaciones sexuales entre personas del mismo género, el matrimonio de individuos de igual sexo, las operaciones de cambio de sexo, la adopción por parejas homosexuales y un largo etcétera de anulaciones de conquistas civiles que, después del colapso de la Unión Soviética, dejaron de ser vistas como pecado.

Las similitudes de la ley sobre los valores de la familia y la defensa de los menores de edad y las enmiendas a 18 disposiciones con la legislación rusa y con el hecho de que, junto con las controvertidas medidas para regular la transparencia de la influencia extranjera también aprobadas hace poco, es la segunda que se gestó en el Parlamento de Moscú, hacen que la oposición diga que ambas son una imposición del Kremlin para apartar a Georgia de la vía hacia su adhesión a la Unión Europea.

El partido gobernante Sueño Georgiano ya el año pasado había anunciado su intención de reformar la Constitución para enaltecer la homofobia, pero abandonó la idea al no contar con mayoría calificada de 113 de los 150 votos de los diputados. Ahora, a escasos meses de las elecciones legislativas, la adopción de la ley con mayoría simple más bien parece un arriesgado intento de captar el voto de los sectores más conservadores de la sociedad de ese país, cuya intolerancia alcanza casi 90 por ciento de rechazo a la homosexualidad, según encuestas recientes.

El riesgo se debe a que más de 80 por ciento de la población georgiana, de nuevo dicen los sondeos, anhela ingresar a la Unión Europea y, como ya advirtió Bruselas, las medidas restrictivas contra la comunidad LGBT+ son incompatibles con sus valores. Las urnas, en octubre, decidirán qué tan acertado para mantenerse en el poder fue para el Sueño Georgiano arremeter contra lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, intersexuales, cuir y demás identidades y orientaciones habidas y por haber.

EDITORIAL
 El desempeño del presidente Joe Biden en el primer debate que sostuvo con su rival para las elecciones de noviembre próximo, Donald Trump, encendió las alarmas dentro de su propio partido y entre todos los sectores que no desean el regreso del magnate a la Casa Blanca. No se trató sólo de que el demócrata careciera de la coherencia y la agilidad mental para refutar las mentiras vertidas por Trump durante cada una de sus intervenciones, así como para conducir la discusión a los temas en que el republicano resulta más vulnerable, sino de que buena parte de sus declaraciones fue llanamente ininteligible.

Lo cierto es que nadie puede llamarse a sorpresa: desde hace años, Biden experimenta episodios en los que parece perder la conciencia acerca de dónde se encuentra y qué está haciendo ahí. En grabaciones de actos públicos, que circulan profusamente en medios de comunicación y plataformas de redes sociales, se le puede ver desorientado, con la mirada perdida, sin saber cómo comportarse ni a dónde dirigirse. También son recurrentes los lapsus linguae en los que confunde personas y países o suelta frases sin relación con el hilo de su discurso.

Sin duda, la señal más conspicua de la degradación institucional y social que corroe a Estados Unidos consiste en el hecho de que un delincuente probado como Trump compita por la Presidencia en unas elecciones que, además, tiene grandes probabilidades de ganar. Washington asigna con ligereza la etiqueta de estados fallidos a países que viven crisis agudas o crónicas de gobernabilidad, pero hoy el conjunto de su clase política debería mirarse en el espejo y preguntarse cómo llamaría a un país en el que no hay o no se aplican los mecanismos legales para impedir la nominación de una persona que justifica en público la violencia sexual hacia las mujeres, desvía recursos de su propia campaña para pagar sobornos a una actriz pornográfica con el fin de que acallara sus relaciones extramatrimoniales, ha cometido fraude financiero y fiscal por décadas, llamó a sus seguidores fanatizados a asaltar la sede del Legislativo, presionó a funcionarios para que adulterasen los resultados electorales y secuestró documentos clasificados, entre otras faltas graves.

Sin embargo, es igualmente preocupante que desde el bando demócrata se pida a los ciudadanos que voten por una persona cuyas capacidades se encuentran en entredicho. La circunstancia de que, de triunfar en la contienda, Biden terminaría su periodo con más de 86 años tendría que haber bastado a sus correligionarios para emprender la búsqueda de un perfil más apropiado para la responsabilidad que implica gobernar a la mayor potencia militar del planeta. Si el sistema de partidos exige a los ciudadanos que elijan entre un fascista que azuza la violencia y un hombre que no puede sostener un debate, es inevitable que crezca el desafecto hacia la democracia y se fortalezcan las tendencias autoritarias que los estadunidenses ven en cualquier lugar, excepto dentro de sus fronteras.

El debate entre políticos cada vez menos lúcidos

El debate presidencial de los estadunidenses exhibió la decadencia gradual del cada vez más machista, racista y solitario imperio.

Un par de políticos cada vez menos lúcidos, ambos arrogantes y llenos de un profundo odio mutuo.

Donald Trump lució como el más cínico y descarado de los dos con su preocupante actitud de white supremacist y su racismo especialmente enfocado hacia los mexicanos violadores; un macho impresentable que intentó un golpe de Estado además de estar declarado como un criminal culpable de delitos por un sistema judicial controlado por los ultraconservadores antifeministas en la Suprema Corte politizada para favorecerlo.

Joseph Biden simplemente hecho un Joe débil, al que se le fue la onda cada minuto del debate.

Si los demócratas no sustituyen a Biden como su candidato presidencial, el futuro será cien por ciento trumpiano y quien no lo entienda y acepte, es que no se ha enterado de la propia decadencia del pueblo estadunidense dispuesto a elegir a ese candidato misógino.

Todo indica que habrá pésimas noticias para México desde posibles persecuciones y deportaciones masivas de indocumentados hasta un adiós al nearshoring, pues el neoyorkino cerrará su economía con obsoleto proteccionismo to make america great again y optar por everything made in the USA.

Está claro que con el cada vez más ignorante, insensible pero más poderoso trumpismo existente en rednecklandia sufriremos las consecuencias todos los habitantes del planeta y desgraciadamente en especial los mexicanos, y aún más aquellos paisanos que han migrado. Cuánta razón tenía Porfirio Díaz... Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos.

Sólo espero que el gobierno y los ciudadanos estemos a la altura de las circunstancias y no nos sometamos a la arrogancia y desprecio del imperio que hipócritamente nos manda armas y violencia para que se le sigan surtiendo drogas.

Se necesitará la solidaridad de todas y todos los mexicanos dignos, frente a la creciente locura yanqui... al tiempo.

Ernesto Arnoux

México no debe confiarse, el enemigo siempre acecha

La vileza del imperio de Occidente no tiene límites cuando se trata de destruir a los gobiernos progresistas que se resisten a entregar las riquezas naturales a los oligarcas; el intento de golpe de Estado en Bolivia para disponer de sus recursos naturales, particularmente el litio, es muestra fehaciente.

En complicidad con militares sin escrúpulos, como lo hicieron con Evo Morales, nuevamente pretendieron arrebatar el poder al gobierno legítimo recuperado recientemente por un pueblo humilde y sencillo, pero organizado y consciente.

Sirva la mala experiencia ajena para estrechar medidas precautorias en nuestro país a sabiendas de que el enemigo principal de la democracia y la paz con justicia siempre está al acecho para satisfacer los apetitos insaciables de minorías abusivas, perversas y criminales bajo el cobijo del gigante más rapaz, salvaje y depredador de los últimos dos siglos: Estados Unidos, nuestro vecino y socio comercial.

Daniel Moctezuma Jiménez

Titular de la Sedena debe ser un patriota

No existe, en América Latina golpe de Estado o asonada que no sea auspiciada, propiciada o apoyada por la embajada estadunidense en turno.

En México el nombramiento del nuevo secretario de la Defensa deberá recaer en un personaje patriota y soberanista probado, y cuidar al personal diplomático y agencias estadunidenses que operan en México.

Saludos al valiente pueblo hermano de Bolivia.

Alejandro Cardiel Sánchez

La rebelión urbana y la transformación

Las ciudades siempre fueron objetos de reflexiones, de utopías y de rebeldía, pero también centros de acumulaciones de riquezas y de espacios de lucha, así como la organización de la vida cotidiana de diversas corrientes profundas del cambio y transformaciones políticas.

Con la industrialización emerge la sociedad urbana ligada a un proceso y a una praxis que abren el camino a la rebelión urbana, que no implica necesariamente acciones violentas, pero tampoco las excluye, a través de transformaciones discontinuas, las antiguas formas urbanas estallan, nos dice Henrí Lefebvre (1970)

Mucho antes del movimiento estudiantil popular del 68 las ciudades del país y varias urbes del mundo se habían convertido en focos de la política revolucionaria por el cambio.

En México, el principal agente de la Cuarta Transformación en el marco de la política urbana es por el cambio de las conciencias, el movimiento social por el reclamo lacerante contra la corrupción en los aparatos del Estado.

Con la simulación que va de la mano con la traición a los postulados de la Revolución Mexicana, pero también el movimiento exponía a los ciudadanos por el derecho a la ciudad.

Por lo tanto, no era una propuesta anticapitalista ni un urbanismo que trata de moldear el espacio como una obra de arte. Lo que se pretende es moldear el espacio político.

Rubén Cantú Chapa

Invitaciones

Cierre de temporada con la obra Vitam Mortem

El Albergue del Arte Invita al cierre de temporada de la compañía Teatro Ñeque, con la obra Vitam Mortem, de Gabriel Ortega, y la dirección de Mauricio Martínez y Miguel Ángel Morales.

Para todos los mayores de nueve años o menores, pero que aguanten la oscuridad, vengan a mirar esta farsa cómica.

Hoy a las 19:30 horas en el Foro El Albergue del Arte, Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán. Reservaciones al teléfono 55-55-54-62-28. Entrada libre.

El Plan económico de Claudia Sheinbaum

El Círculo de Reflexión, Buzón Ciudadano A. C., invitan a la reflexión y análisis: El Plan económico de Claudia Sheinbaum, con el economista de Azufre: Óscar Rojas Silva. La cita es el sábado 29 de junio a las 12 horas, en el foro del parque del Cartero José Refugio Ménes, de la colonia Postal, cerca del metro Villa de Cortés, atrás del mercado.

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Círculo de Reflexión Buzón Ciudadano a. c. X, antes Twiter.

Imelda Beristain, Víctor Flores, Rosa María Almanza, Luciano Aguilar, David Villa, Salvador Munguía, Maru Nieto, Xóchitl Salazar, Inti Ernesto Salas, Tania Jiménez, Yolanda Macedo, Esperanza Espinosa, Israel Hernández C. Nadia Beatriz Olivares y Antonio Villegas

Invitación a eventos en el CECISATI

EL sábado 29 de Junio de 2024 habrá dos actividades culturales en el Centro Cultural Independiente Sarah Tisdall; 1) A las 13 horas se presentará el libro de poesía Clivajes: del poeta y artista plástico Arturo Reyes Mata; 2) a las 18 horas Neorama presentará el conversatorio de rock con el legendario músico experimental Joseph Álvarez, conduce Joel Gustavo, además participa La Rene Arkestra. El domingo 30 de junio de 2024 El canto de la Alondra editorial llevará a cabo la segunda sesión de El Caminar de las calles I, poesía y cuento, primera fiesta de letras Juan Galván Paulin a partir de las 11 horas. La cita es en Leandro Valle 14, Centro, CDMX Arturo Reyes


Desde que los gobiernos emanados de la revolución mexicana empezaron a relacionarse con el exterior, fueron estableciendo unos cuantos principios básicos que normaron durante mucho tiempo tanto la conducta de cada uno de los diplomáticos mexicanos en el extranjero como las directrices mismas de la propia Cancillería.

Destacaron en tiempos remotos personajes como Isidro Fabela, Genaro Estrada, Narciso Bassols y, poco después, Jaime Torres Bodet, quienes le dieron a nuestra política exterior un sello que, además de ser motivo de orgullo de la nación entera y un legítimo motivo para presumir, dio por resultado la salvación de muchísimas vidas humanas, asaz valiosas en su mayoría, así como proporcionar cobijo seguro y un hábitat razonablemente cómodo a tantos y tantos perseguidos de muchísimas partes. El derecho de asilo era en verdad un motivo de presumir para los mexicanos y de gratitud para los perseguidos que fueron acogidos por nosotros.

Hablar de México durante muchos años, en el ámbito internacional, era referirse también al derecho de autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los asuntos internos de las naciones, la solución pacífica de las controversias, en fin: el respeto al derecho ajeno.

Hasta fines de los años ochenta me tocó incluso sentirlo en carne propia, en diferentes campos, México era un país muy respetado en el ámbito internacional.

Al comenzar los noventa la burra empezó a torcer el rabo y cada vez fuimos de mal en peor, para que culminara la degradación gracias al presidente Vicente Fox cuando, incluso, por andar de barbero con la derecha española de marcada tendencia fascistoide, cometió la atrocidad de entregarle gente que se había asilado en México en años anteriores. No pienso en los republicanos, por supuesto, sino enemigos modernos de la dictadura. Algunos de ellos, lo cual fue en verdad monstruoso, ya tenían la nacionalidad mexicana e hijos nacidos aquí.

La mata siguió dando echando a perder el prestigio anterior y perdiendo del todo la dignidad hasta que, un buen día, gente de ideas antiguas volvió a encargarse de las relaciones exteriores. Quien hacía cabeza era un tal Marcelo Ebrard y se empezó a recuperar la dignidad. Recuérdese que, por ejemplo, gracias a México y Uruguay, no se cometió el atentado de la OEA contra Venezuela, entre otras cosas...

Y la mata ha seguido dando, aunque tantos años de neoporfirismo dieron pie a que se incrustaran muchos indeseables en el servicio exterior mexicano, que no es fácil erradicar porque ya sentaron plaza, pero al menos en terrenos que conozco hay consulados como el de Barcelona en los que resucitó la dinámica y la dignidad.

Doña Alicia Bárcena substituyó a Ebrard y mantuvo el mismo ritmo, de manera que, desde afuera, casi no se notó la permuta. Antes bien, cobró nuevos bríos.

Todo parece indicar que será sucedida por otra carta excelente: Juan Ramón de la Fuente, después de un intenso entrenamiento en la Organización de las Naciones Unidas, donde también se hizo sentir que México volvía a las andadas, de manera que las esperanzas de que los viejos y nuevos principios sigan campeando en el edificio que se llama Tlatelolco, aunque se halle en la avenida Juárez.

Mi admirado Juan Ramón, para colmo, tiene la experiencia de haber capitaneado con mano firme y sabia un monstruo llamado UNAM y lo hizo muy bien. No me cabe duda de que su gestión resultará también para la recuperación cabal del prestigio que México tuvo antaño.

Dicho de otro modo, doña Claudia, para mí, empieza con el pie muy derecho.

A unos 100 días del término de su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo algo que me dejó pensando: Cuando se lucha por una causa justa se debe estar dispuesto a pagar cuotas de humillación. Sin duda, los últimos seis años han repartido de otra forma los reconocimientos sociales. Para poner dos ejemplos: se apreció por primera vez a los migrantes mexicanos en Estados Unidos y se despreció a los intelectuales neoliberales de la transición democrática, la misma que se cimentó con varios fraudes electorales. Al Presidente mismo, a sus hijos y esposa también, se les ha –digamos– difamado, por no adjetivar de otra manera la millonaria campaña orquestada por la ultraderecha, para situarlo como aliado de narcotraficantes. Y, de hecho, la frase del Presidente fue su reacción a que el patrocinador del Prian, Claudio X. González, le llamara enano moral. Pero el tema de la humillación no es menor. Ser ofendido y despreciado, avergonzado públicamente, son acciones, como escribió Hannah Arendt, del ámbito político, no del personal. Por ello, el Presidente la desplaza hacia la causa justa.

En el ensayo que le dedicó al tema, a partir de un libro de memorias de Stefan Zweig, Arendt establece una diferencia crucial: El hombre de negocios sólo conoce el éxito o e1 fracaso, y su única deshonra es la pobreza. El escritor, por su parte, solamente conoce 1a fama o el anonimato, y su única deshonra es el anonimato. Honor y deshonor son conceptos políticos. Con cierta rudeza innecesaria ante las memorias del escritor judío suicidado, Hannah Arendt critica la burbuja vienesa que se infla con la despolitización de sus artistas: la veneración hacia el genio, la vida pública como un teatro o una opereta decidida de antemano por los poderes oligárquicos, la celebridad como única vía de los excluidos para ser aceptados por una sociedad cada vez más jerárquica, disciplinaria, antisemita, guerrerista y creyente en la superioridad racial. Una decadencia que Europa experimentó en 1933 y que hoy, a casi 100 años, parece volver sin el menor descrédito.

Lo que la filósofa alemana y estadunidense trata de entender del escritor austriaco que se creyó miembro del selecto grupo de las celebridades cosmopolitas es el cambio en una sociedad que lo encumbró y luego lo dejó sin nacionalidad, deshonrado por ser judío y orillado a una emigración sin pasaporte. Lo que está tratando de entender es, al fin de cuentas, su suicidio, al que sólo menciona una vez. Describe, entonces, una ignominia que no es hacia la persona de Stefan Zweig ni a su evidente talento literario, sino hacia su despolitización, a su incapacidad para ver cómo ser y permanecer célebre era la única forma de pertenecer a una sociedad tan excluyente. Escribe Arendt: “Ni su propio éxito ni la fama alcanzada por sus obras bastaron para saciar una vanidad que, aunque escasamente relacionada con su carácter y hasta posiblemente contraria a él, estaba profundamente enraizada en una visión de1 mundo que, impulsada por la búsqueda del ‘genio natural’, del ‘poeta hecho carne’, consideraba que la vida sólo valía la pena si se desarrollaba en medio de una atmósfera de fama, en el seno de la élite de elegidos. La insuficiencia del propio éxito, el deseo de convertir la fama en un ambiente social, de crear una especie de casta de hombres ilustres, una sociedad de celebridades, esto es justamente lo que define a los judíos de aquella generación y lo que los distingue esencialmente de la manía del genio propia de la época. Entre los excluidos de la sociedad, entre los apátridas, la fama, el éxito fue un instrumento para procurarse un entorno, una patria”.

El cosmopolitismo de esa burbuja de celebridad internacional se transforma con la Segunda Guerra Mundial en la errancia de los cientos de miles de refugiados que se apilan en barcos, estaciones migratorias y hoteles de paso para escapar de Europa. Como el propio Zweig, que termina suicidándose en 1942 en Petrópolis, Brasil. Hannah Arendt lo despide con estas palabras: No existe duda alguna de que fue precisamente para esto para lo que Stefan Zweig se entrenó durante toda su vida, para estar en paz con el mundo, con el entorno, para mantenerse elegantemente alejado de toda lucha, de toda política. Para este mundo, con el que Zweig hizo las paces, ser judío fue y es una deshonra, para la que ya no hay escapatoria individual alguna en la fama internacional, sino única y exclusivamente en la política y en la lucha por el honor de todo el pueblo.

Pero hay otra dimensión a esta diferencia entre la caída en desgracia personal y la deshonra pública. Para entenderla quizás sea justo recordar que nace cuando se incluye a los plebeyos en cargos como el Senado romano. Hasta el siglo IV antes de nuestra era, los cargos públicos eran exclusivos de la élite económica. Pero a partir del plebiscito Ovinium, un plebeyo puede acceder a ellos por sus virtudes públicas. La contraparte es la ignominia, el descrédito civil y la exclusión de los cargos antes asegurados por haber nacido privilegiado, cuando no la expulsión de un gremio o una comunidad. Maquiavelo hace la distinción entre calumnia y acusación. La primera, cualquiera la hace. En la segunda se necesitan pruebas y testigos. Donde priva la calumnia es donde hay menos acusación, escribe. Es justo de lo que hablamos cuando hablamos de la apariencia y la verdad. No se puede humillar con una calumnia. Sólo hay ignominia en una acusación.

La conciencia de ser un paria obtiene en Marx una dimensión colectiva cuando escribe a los 25 años: La opresión real hay que hacerla aún más pesada, añadiéndole la conciencia de esa opresión; hay que hacer la ignominia más ignominiosa, publicándola. A lo que se refiere es a compartir la humillación con los otros oprimidos y dejar de sentir vergüenza personal. Lo que propone Marx es un cambio desde la culpa individual hacia la deuda social. La humillación se convierte en reclamo. Es por eso que me quedé pensando en la frase de Andrés Manuel. Los que se quejan de ser rechazados en sus mañaneras no son capaces de ver las décadas de exclusión de los demás, los más pobres y vulnerables. Ven sólo su nombre propio, su credibilidad individual, expuesta por decir mentiras, hacer comparaciones inútiles o fabricar noticias falsas.

Tomar conciencia de la injusticia significa, en primera instancia, compartirla. Y, sin duda, todas las calumnias contra el Presidente las han sentido como propias los millones que lo respaldan. De ahí que este texto sea, también, de afinidad.

Branko Milanovic, siempre provocador, acaba de escribir que Adam Smith, presentado habitualmente como padre del capitalismo, sería considerado hoy en día un economista de izquierdas. Y lo argumenta subrayando su preocupación por la desigualdad y la concentración de la riqueza. Hasta donde sabemos, Smith, que vivió en el siglo XVIII, no ha cambiado sus postulados después de muerto, por lo que el juego que propone Milanovic sirve para medir el drástico desplazamiento de las tesis capitalistas a postulados cada vez más extremos e inhumanos.

Francamente, cuesta imaginar a Adam Smith hablando de un monstruo horrible, empobrecedor, llamado justicia social, como lo hizo la semana pasada el presidente argentino, Javier Milei, de nuevo de visita en España. Esta vez fue invitado y homenajeado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, una figura siempre incómoda y amenazante para el líder de la derecha española, Alberto Núñez Feijóo.

Como tantas otras veces, Milei calificó de verdaderamente aberrante y profundamente injusta y violenta la justicia social, una idea a la que, al menos retóricamente, nadie renuncia en las filas conservadoras europeas. Marine Le Pen, la líder de la extrema derecha francesa cuyo Rassemblement National (RN) podría ganar las elecciones legislativas que se celebran a dos vueltas este domingo y el siguiente, defiende la justicia social sin problemas. Eso sí, circunscrita a los franceses blancos.

Hay veces que programas como los de Milei y Le Pen pueden parecen antagónicos, pero a menudo basta con enfocar correctamente las aversiones de cada quien para que todo vuelva a alinearse. Milei odia a los pobres y descarga contra ellos sin ningún pudor el resultado de sus dantescas políticas económicas. Sus números cuadran, porque los pobres no entran en su contabilidad. Le Pen odia a los migrantes y vuelca sobre ellos la misma furia. El falso proteccionismo que suele achacarse al programa de RN apenas es un programa para elevar la calidad de vida de los franceses, a costa migrantes y minorías, en un marco que no cuestiona para nada el neoliberalismo financiero. No son lo mismo, pero no son tan diferentes como a ratos pudiera parecer.

Las diferencias, a lo sumo, están en los métodos. Le Pen lleva años probando diferentes combinaciones que le permitan abrir la caja fuerte del poder sin que nadie se sobresalte. Milei llegó, envolvió la caja fuerte de dinamita y prendió la mecha para hacerla saltar por los aires. Pero ambos caminan una misma vía, basada en el despojo de derechos de los más vulnerables y el blindaje de los privilegios de una minoría.

Al otro lado del tablero, cabe decir que si Le Pen gana no será por incomparecencia de la izquierda. Lo digo porque siempre hay voces dispuestas a cargarle el muerto a la izquierda, como si tres décadas de neoliberalismo desacomplejado no tuvieran nada que ver. Prácticamente todo el arco parlamentario progresista se ha unido en el Nuevo Frente Popular (NFP), desde la France Insoumise de Mélenchon a los verdes, pasando por un Partido Socialista que en las elecciones europeas dio signos de cierta recuperación. En algunos casos, además, las fuerzas francesas han dejado atrás su inveterado chovinismo y, en lugares como el País Vasco francés, han aceptado que candidatos de fuerzas independentistas de izquierda como EH Bai encabecen la candidatura del Nuevo Frente en alguna circunscripción.

A contrarreloj, este NFP ha hilvanado un programa económico interesante que busca una síntesis siempre difícil entre la necesidad de elevar las condiciones de vida de los trabajadores y la urgencia de actuar contra una crisis climática que va a hacer que nada sea igual.

El programa contempla derogar la polémica y empobrecedora reforma de las pensiones de 2023, la congelación de los precios de bienes básicos y un aumento de las pensiones y el salario mínimo, con el objetivo de igualarlos a la subida de los precios causada los últimos años por la inflación. Habrá grandes ayudas para acompañar la transformación ecológica, área en la que se habla sin demasiados reparos de planificación, al tiempo que se propone un relanzamiento industrial que permita sacar la cabeza entre el desembarco chino y la deslealtad estadunidense. Para financiar todo esto, el NFP propone un banco público capaz de vehicular ahorros populares, así como la recuperación de varios impuestos derogados por Macron, como el de patrimonio. También se propone, en general, una política fiscal más progresiva que dé pie a una redistribución más justa de la riqueza.

Es un plan ambicioso y, al mismo tiempo, es un programa de mínimos. Suena bien, pero no es ninguna revolución. Quizá lo firmaría hasta el propio Adam Smith. Pero es lo que marca la diferencia. Es lo que rompe la falsa equidistancia en la que busca situarse Macron cuando critica los dos extremos. Es lo que reivindica el carácter emancipador y solidario de una propuesta pensada para el bienestar de todos. En el fondo, es simple: frente a quienes limitan derechos y sostienen privilegios, sólo cabe destruir privilegios y reforzar derechos.


La democracia está sustentada en el poder que el pueblo confía en las personas que eligen como representantes. Para prevenir los abusos de las autoridades se constituyen los tres poderes de gobierno como un ejercicio de equilibrio, vigilancia y observancia entre ellos sobre su actuar. Aunado a ello, cada poder cuenta internamente con distintas instancias de control y rendición de cuentas sobre las decisiones que realizan en cada parte de los procesos legislativos, jurídicos y ejecutivos.

Es importante mencionar que el avance de los movimientos y acciones de derecha en América Latina durante la reciente década ha generado detrimento en diversos ámbitos, principalmente, en esta dinámica institucional tripartita. Ahora, en México se ha iniciado la discusión sobre la propuesta de reforma al Poder Judicial enviada desde el Ejecutivo federal y es indispensable que, más allá del número de jueces que estén al frente de las instancias judiciales, como ciudadanía activa reflexionemos encómo impactarán estos cambios en los procesos de búsqueda de verdad y justicia de las víctimas de delitos y violaciones graves de derechos humanos.

En primer lugar, el sistema de justicia mexicano ha tenido grandes desafíos para llevar a cabo la aplicación adecuada de las leyes constitucionales y de los estándares internacionales ratificados en diversas materias, primordialmente en las respectivas a derechos humanos. Esto ha implicado que las palabras justicia, verdad y reparación integral del daño sean aún promesas incumplidas para las víctimas desde varias administraciones federales atrás. En segundo lugar, la corrupción, la impunidad y la obstrucción de la justicia son elementos que no se han podido erradicar de las diversas instancias encargadas de impartir justicia a pesar de los distintos programas y políticas de gobierno destinadas a ello. Tampoco se ha logrado implementar la incorporación de la perspectiva de género ni el enfoque de derechos humanos de maneras acertadas y cercanas a las víctimas en sus respectivos procesos. En tercer lugar, es cierto que algunos jueces no son imparciales porque votan a favor de empresas trasnacionales y no de las comunidades indígenas que están siendo vulneradas mediante la extracción de sus recursos naturales y comunales, así como violentando sus derechos humanos colectivos. También es cierto que algunos jueces son machistas, misóginos y sexistas, que revictimizan a las familias y mujeres víctimas de violencia de género y no dan sentencias justas ni reparadoras para la violencia que han recibido.

Sin embargo, es necesario reconocer que el Poder Judicial no sólo es una institución o un número selecto de jueces y juezas en un solo órgano de gobierno, sino que es un sistema que comienza desde la persona que atiende una denuncia hasta quien imparte la sentencia en cada nivel y ámbito de competencia. No podemos olvidar que diversas organizaciones de la sociedad civil han documentado y visibilizado las áreas de oportunidad del sistema de justicia a nivel local y federal, recordando que, si bien la persona encargada tiene la responsabilidad social de cumplir con su deber, también requerimos que el personal público asuma su rol como garante de derechos y que cuente con las herramientas necesarias para ello. Por tanto, si aun con procesos de rigurosa selección se han tenido estos vacíos en la garantía de los derechos humanos y en los procesos de verdad y justicia, ¿qué tipo de personas necesitamos al frente de esas instancias? ¿Cómo podemos desburocratizar algunos trámites judiciales y fortalecer los mecanismos de seguimiento? ¿Qué tipo de justicia queremos como sociedad? ¿Cómo puede garantizarnos el Estado mexicano que las deudas históricas con las víctimas ahora sí se resolverán con esta propuesta de reforma? Este proyecto legislativo significa un profundo cambio sistémico que aún no tiene horizontes claros sobre cuál es la transformación real para las víctimas en este nuevo modelo y que preocupa mucho la forma en que se podrían llevar a cabo los procesos judiciales a manos de personas que podrían tener las mejores intenciones, pero que podrían continuar omitiendo normativas sustanciales para la protección de la dignidad humana. A pesar de ello, esta iniciativa es una oportunidad para repensar los modelos de justicia que queremos como ciudadanía, sin olvidar las responsabilidades que tiene el Estado para con las víctimas, pues la justicia no es sólo una cuestión de popularidad, sino de compromiso social y voluntad política.

Incluso en las relaciones humanas mejor consensuadas es necesario el ejercicio dialéctico y permanente de autocrítica. No es suficiente que el pensamiento sea crítico, es crucial que sea revolucionario, mirar hacia adentro, porque también la ideología de la clase dominante ha sido crítica, en el peor sentido, y con ello destructora de la conciencia y la organización emancipadoras. Y es que, incluso la más fundamentada de las críticas y autocríticas es estéril si no contiene motores transformadores. Marx lo dijo con justeza: No basta que tal idea clame por manifestarse: es necesario que la realidad misma clame por la idea.

No es suficiente detectar yerros o descuidos, propios o colectivos, voluntarios o involuntarios ni es suficiente, aunque sea útil, la sola observación erudita, creativa o reveladora. La autocrítica debe nutrirse con una identidad y sentido de clase expresados en compromisos y plan de lucha incluyéndose ella misma. Su forma más poderosa es la de la praxis. La que contiene proyecciones organizativas, participativas y transformadoras para intervenir de manera directa autónoma y consensuada, al mismo tiempo crítica de sí, permanentemente.

Si la autocrítica asciende a su fase revolucionaria cumple con un cometido indispensable que no debe tener obs-táculos. En última instancia, o en primera, ése es el sentido de la ciencia de la autocrítica si ha de trascenderse en la dinámica inmensa del desarrollo de la humanidad emancipada del capitalismo y emancipándose sistemáticamente. La humanidad como mejor patrimonio de sí misma. La autocrítica ha de ser uno de los baluartes civilizatorios aplicables al pasado, al presente y al futuro y su papel debe ser rescatado y reconfigurado sobre premisas donde no impere el odio, el miedo o las humillaciones al uso.

La autocrítica revolucionaria ha de servir para combatir toda desmoralización inducida que, cuando no tiene motores revolucionarios, tiende a ser funcional al plan desmoralizado y desorganizador financiado por las oligarquías. Son absolutamente indispensables los desarrollos teórico-metodológicos que han permitido problematizar los campos de batalla simbólicos y el estado actual de la guerra mediática híbrida e irrestricta. Una ciencia que ayude a resolver con rigor y transparencia los problemas de la clase oprimida. Una autocrítica que comienza por ella misma.

Las obras críticas mayormente decorativas, aun siendo escasas, son peligrosas. Que la autocrítica no sea confesional ni anecdótica. Que no se ponga el carruaje delante de los caballos, porque un error de razonamiento o una emboscada distractora terminan siendo trampa ideológica que conviene mucho a ciertas sectas disfrazadas de científicas y a todo el sistema de burocratismos que se embriaga al producir crítica y autocrítica estériles. En general, los pueblos claman verdades paridas por la autocrítica descarnada que se atreve a sincerar yerros de toda clase. No más las problematizaciones sesudas y de las soluciones culpígenas de gabinetes que arreglan nada. Otra cosa es la crítica y la autocrítica democratizadas en los campos de batalla de las bases. En sus frentes de lucha. Ahí donde deberían habitar todas las investigaciones epistemológicas decididas a cambiar el mundo y el desastre que nos impone el capitalismo que es una dictadura. Dígase sin tapujos.

Invocamos una ciencia-programa de acción transformadora asentada en la dialéctica de lo deseable, lo posible y lo realizable, concreta, transparente y consensuadamente. Eso implica lucha interna, autocrítica con soluciones imbricadas socialmente entre quienes, directa o indirectamente, sostienen las luchas. La autocrítica individualista se agota en sus espejos. Los grandes remedios, si lo son, cuentan con la intervención directa de los involucrados que asumen el rigor metodológico, que no será fuerza viva, si no avanza hacia la segunda negación. No será acción transformadora, si no alienta la organización para la acción directa. No será crítica, si nada cambia; será, mayormente, inútil.

Como el producto del trabajo, bajo el capitalismo, no pertenece a quienes producen la riqueza, sino al dueño de los medios de producción, hay que desarrollar la autocrítica que modifique el escenario para que la clase trabajadora no se sienta perdida de sí misma. Porque, la clase hegemónica sabe bien lo que se necesita para frenar a las fuerzas revolucionarias que se mueven desde abajo. Por eso es tarea nuestra la autocrítica que lucha para descubrir, explicar y combatir, nuestros atrasos, necedades, caprichos o egos. El cuento de que tanto la realidad como la subjetividad son impredecibles, debe combatirse con herramientas científicas que visualicen nuestros errores sin hipocresía. Una ciencia de la autocrítica debe ser trabajo y lucha permanentes, con rigor ético y sin esclavitudes mercantiles. No intocable ni mística construcción social que reclame intervención colectiva, debate y consenso. Requiere fuerza científica y vigilancia irrestricta, sin amos, sin reformistas, sin oportunistas ni sectarios.

No hay que temerle a la autocrítica, hay que combatir los retruécanos fabricados para desfigurarla, y a sus acólitos. No temerle a la autocrítica, sino politizarla, interrogarla, socializarla, democratizarla y hacerla patrimonio de la humanidad bajo una práctica de acción directa y organización revolucionaria. Con rigor de quirófano. Con protocolos estrictos. Combatir prejuicios que la cubren y enredan, desmentir todas las falacias que la acorralan, desarticular los templos y los calabozos, combatir a las falacias, vengan de donde vengan, valgan lo que valgan, beneficien a quien beneficien. La autocrítica ha de ser un método social vivo, dinámico y cotidiano. Una cultura. Hay que desarrollarla, autocríticamente, también.

Postulo que el fenomenal crecimiento de las ultraderechas es consecuencia de sociedades en descomposición, en gran medida por la implantación del neoliberalismo hace tres décadas. Sin embargo, no hay una única razón, sino que en cada región el fenómeno obedece a causas generales y particulares que es necesario explicitar.

Por descomposición de una sociedad entiendo tanto una pérdida generalizada de valores que la cohesionen y le den sentido, como que todos sus miembros dejen de sentirse parte de algo mayor y se identifiquen con ello. Cuando el otro y la otra pasan a ser enemigos (por sus ideas, sus opciones sexuales y de género, su color de piel, su generación o nacionalidad), las personas dejan de reconocerse como parte de un mismo conglomerado humano.

El neoliberalismo fomentó un clima de consumismo, exclusión de las personas empobrecidas, polarización social y creciente militarización, con la aparición de prácticas policiales como el gatillo fácil, cuyas víctimas son jóvenes pobres de piel oscura. El dominio del capital financiero y de la acumulación por despojo están en la base de estas derivas.

En el caso de Argentina encuentro tres razones adicionales que contribuyen a explicar, pero no agotan, el ascenso de la ultraderecha de Milei.

El primero es la historia larga argentina, un país dominado por una oligarquía feroz, violenta y genocida. Luego del levantamiento obrero del 17 de octubre de 1945, la cultura oligárquica (acompañada por las clases medias y buena parte de la intelectualidad) los bautizó como aluvión zoológico. Adjetivos que se usaron abundantemente contra la clase obrera.

Considerar a los otros como animales, como hizo el nazismo, por poner apenas un ejemplo, es un claro indicador de que no se los considera parte de la misma sociedad, de la gente de bien, como acostumbran a nombrarse las élites urbanas.

Aunque la oligarquía fue quebrada por la lucha obrera, su cultura permanece a lo largo del tiempo y va asumiendo diversas formas, a la vez que conserva intacto su contenido racista y clasista. Fuera de dudas, la dictadura militar (1976-1983) agudizó la polarización y la descomposición de una sociedad, en la que amplios sectores fueron insensibles al drama de las desapariciones forzadas.

La segunda cuestión son las casi dos décadas de progresismo. La generalización de los planes sociales durante este tiempo, que fueron ideados para contener la pobreza en coyunturas críticas, llevó a la neutralización de los movimientos populares como poten-cias transformadoras. Con el tiempo se convirtieron en administradores de esas transferencias, con toda la carga de control social, corrupción y despolitización imaginables.

Muchas personas de los propios sectores populares, como los varones jóvenes que apoyen a Milei, sobreviven en economías informales y se denominan emprendedores, rechazan los programas sociales, ya que los consideran privilegios sin contrapartidas.

Durante el gobierno de Alberto Fernández (2019-2023), que debió lidiar con la pandemia de covid-19, la crisis económica se convirtió en endémica, con tasas de inflación rondando 100 por ciento anual, la mitad de la población en situación de pobreza y, muy en particular, la certeza de un no-futuro para la porción juvenil de la sociedad.

En tercer lugar, en el ascenso de Milei (catapultado por los grandes medios, las corporaciones y las clases media-altas), jugaron un papel varios factores: des-de la pésima gestión de la economía hasta la irrupción del feminismo que inundó las calles con cientos de miles de mujeres (en particular jóvenes) denunciando con bastante éxito los comportamientos machistas y patriarcales de muchos varones.

No quiero con esto culpar al feminismo del ascenso de Milei, sino entender las razones por las que tantos varones jóvenes se sintieron atraídos por su discurso anti-feminista y justificador de la violencia machista. Tanto en Argentina como en el Brasil de Bolsonaro, se produjo una brecha entre varones y mujeres jóvenes que nunca antes había sido tan profunda.

Los ataques de la ultraderecha a gays y lesbianas fueron respondidos con entusiastas adhesiones por esos varones que se sintieron desplazados por sus pares mujeres (y gays y lesbianas), cuando no protagonizaron directamente actos de violencia. Hay miles de testimonios de mujeres que fueron agredidas en la calle por portar el pañuelo verde del derecho al aborto, desmesura en la que las iglesias católica y evangélica también contribuyeron.

Podrían sumarse más factores para explicar el ascenso de Milei, como el apoyo de Estados Unidos y de Israel, de las ultraderechas europeas y de organizaciones no gubernamentales conservadoras del Norte. Pero siento que la clave está en el seno de nuestras sociedades, que aún arrastran prejuicios clasistas, coloniales y patriarcales.

Sin embargo, lo que más llama la atención, y preocupa, son esos miles de jóvenes sin-futuro que achacan sus problemas a otros tan sin-futuro como ellos. Triste pero real.

El 20 de junio pasado, una protesta pacífica de campesinos y campesinas frente a la megafactoría porcícola Granjas Carroll fue baleada y perseguida salvajemente por la policía estatal Fuerza Civil de Veracruz. Dos campesinos jóvenes, los hermanos Jorge y Alberto Cortina Vázquez, fueron asesinados, disparándoles con saña a corta distancia. Dejaron seis niños y niñas huérfanas. Ambos pertenecían al Movimiento en Defensa del Agua en la Cuenca Libres-Oriental, que lucha desde hace años contra la contaminación y el saqueo de agua de esta empresa y otras en la región.

En la semana transcurrida desde entonces, pese a muertos y heridos, los campesinos siguen protestando, volvieron a instalar plantones y cerrar la autopista. Exigen justicia y que se vaya la empresa. Entretanto, el gobierno de Veracruz disolvió la Fuerza Civil como tal, cerró provisoria y parcialmente Granjas Carroll, ofreció algunas escasas reparaciones a las familias y aseguró que las autoridades se reunirían con la organización, pero los dejó plantados. Pese a que parecería que el gobierno estatal está tomando medidas, en realidad, señala el Movimiento, la disolución súbita de la Fuerza Civil hará más difícil sentar responsabilidades y seguir la cadena de mando para dejar en claro quien dio la orden de los ataques.

Los pobladores, comunidades y organizaciones de Tlaxcala, Puebla y Veracruz en la Cuenca Libres-Oriental y Valle de Perote sufren y resisten desde hace más de dos décadas la invasión de megagranjas porcícolas, que se suman a otras industrias que contaminan y extraen con impunidad gigantescas cantidades de agua, como Driscoll’s, Audi, Heineken, Iberdrola (https://tinyurl.com/yza4tkp3).

Todas son empresas trasnacionales, que desde hace años se aprovechan de las facilidades de explotar pozos de agua casi sin costo, las bajas o inexistentes regulaciones y fiscalización.

También Granjas Carroll es trasnacional: es controlada en propiedad mayoritaria por Smithfield Foods, la mayor porcícola que actúa en Estados Unidos. A su vez, Smithfield es subsidiaria total de la mayor productora de cerdos a nivel global: el WH Group, de capital privado chino. Una porción minoritaria de Granjas Carroll es de Agroindustrias Unidas de México, que es parte de otro grupo trasnacional: Ecom Trading. Esos son los intereses que defienden los represores y quienes los mandan.

En las megafactorías de cerdos los animales viven hacinados toda su vida, son genéticamente muy uniformes (nada es natural en esas instalaciones), les administran antibióticos toda la vida, para engorde o para enfermedades, los rocian con químicos, por ejemplo glifosato, para matar pestes dentro de los criaderos. Debido a las condiciones de vida los animales tienen sistemas inmunes crónicamente debilitados. La proximidad, la uniformidad genética, el hacinamiento, la baja inmunidad, forman una plataforma ideal para la recombinación de nuevos virus y bacterias. Por ello es desde estas instalaciones que han surgidos nuevas y peligrosas cepas patógenas para humanos y animales, y lo siguen haciendo.

Granjas Carroll ha sido una fuente constante de enfermedad. Por ejemplo, allí comenzó la pandemia de gripe porcina en 2009. En Perote se ubicó al paciente cero de esa pandemia, luego llamada de gripe A H1N1. Pandemia originada por la combinación de virus de gripe porcina, aviar y humana, un trasiego típico de esa zona.

Las infecciones respiratorias de la región son muy frecuentes, denuncia el Movimiento en Defensa del Agua en la Cuenca Libres-Oriental. También el daño a otras actividades, como la apicultura, así como el hostigamiento y hasta desaparición de integrantes del movimiento por sus luchas.

La cantidad masiva de heces de cerdo generadas es una de las principales fuentes de contaminación de agua, suelo y aire. Granjas Carroll cría hasta un millón 800 mil cerdos por año y cada animal produce tres veces más heces que un ser humano. Sería como una población hacinada de más de 5 millones de humanos que produce materias fecales, que van a grandes lagunas de fermentación, donde se mezclan con los químicos y antibióticos que se aplican durante la cría. Ha contaminado los mantos freáticos y contamina la miel que producen apicultores de la región, a quienes por la presencia de residuos fecales en la miel, les han rechazado cosechas.

La lucha de las y los campesinos es contra el saqueo y contaminación de agua, aire y suelo, y por su derecho a estar en su territorio y producir alimentos sanos. Es mucho más que una lucha local, defienden de hecho la salud y el derecho a una alimentación sana para todos y todas. Urge apoyarlos en su demanda de justicia y que se vaya Granjas Carroll.

* Investigadora del Grupo ETC

Bajita la mano, Jeff Nichols se ha convertido en uno de los cineastas estadunidenses más interesantes de los tiempos recientes, si bien pocos se han dado cuenta. Con títulos anteriores como Take Shelter (2011), El niño y el fugitivo (2012) y Loving (2016), Nichols presenta ahora con El club de los vándalos, su película más redonda a la fecha.

Para ello, el realizador se ha inspirado en el libro The Bikeriders, del periodista Danny Lyon, una crónica con fotos y textos que documentan la existencia del Chicago Outlaws Motorcycle Club, a mediados de los años 60. Así, el guion del propio Nichols ha creado a los ficticios Vándalos, un club de motociclistas liderados por Johnny (Tom Hardy) que imponen su código de honor en una zona del Midwest.

No es una historia propiamente dicha, sino una serie de viñetas anacrónicas que describen esa peculiar forma de vida, como forajidos del Oeste que han cambiado los caballos por sus motos Harley Davidson. Visten todos una combinación de mezclilla y cuero negro como uniforme, decorada con una cruz de hierro, y deambulan por las carreteras locales para demostrar que son libres, hasta cierto punto.

Influido de manera definitiva por Scorsese, Nichols ha hecho el equivalente de Buenos muchachos (1990) con ruido de motores y olor a gasolina, bajo un acompañamiento constante de buen rocanrol. Y ha tenido el acierto de cederle la narración al personaje de Kathy (Jodie Comer), la esposa del nuevo miembro Benny (Austin Butler), cuyos afectos son rivalizados por el propio Johnny. Ese triángulo será el interés central de la trama dentro del retrato coral de los varios miembros del club. Y ese punto de vista femenino de las acciones resultará fundamental para diluir la testosterona que exuda la película.

Según lo demuestra Benny en la secuencia inicial, un Vándalo estará dispuesto a morir por los colores del club. Amenazado por dos patanes en un bar, el hombre recibirá una espectacular madriza por no despojarse de su emblemática chamarra. Pero la fatalidad acecha a cada instante, como ejemplifica el tranquilo Brucie (Damon Herriman), muerto en un tonto accidente de tránsito. Y hay ecos del clásico western Fiebre de sangre (Henry King, 1950) en el desenlace de Johnny, retado a pelear por un joven arribista de Milwaukee.

La presencia del periodista Danny (Mike Faist) no tiene mucho peso en la historia, fuera de entrevistar a Kathy y señalar la decadencia del club después de Vietnam, cuando los motociclistas reclutados, veteranos de guerra, empiezan a usar drogas y a no tener ningún tipo de honor, con lo cual los Vándalos se convierten en una pandilla tan amenazante como los Hell’s Angels.

Lo paradójico es que para interpretar a personajes tan gringos se ha recurrido a un par de actores británicos, virtuosos como suelen ser. En uno de sus mejores papeles, Hardy nos brinda una apropiación de la vocecita nasal de Marlon Brando (muy apropiada, pues Johnny se ha inspirado en su personaje de El salvaje para crear el club). Mientras Comer, con un impecable acento de la región, construye un símbolo de lealtad inquebrantable a lo largo de los años. Hay una secuencia especialmente elocuente en El club de los vándalos. Montados en sus motos, los Vándalos recorren a todo motor una carretera aledaña a unos maizales mientras se escucha la canción himno I Feel Free de Cream. Esa imagen lo resume todo.

D: Jeff Nichols/ G: Jeff Nichols, inspirado por el libro The Bikeriders, de Danny Lyon/ F. en C: Adam Stone/ M: David Wingo; canciones varias/ Ed: Julie Monroe/ Con: Jodie Comer, Austin Butler, Tom Hardy, Michael Shannon, Mike Faist/ P: New Regency Productions, Tri-State Pictures, 20th Century Studios. Estados Unidos, 2023.

X: @walyder

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