11/14/2015

Programa Tiempo de Mujeres en CFRU la radio universitaria de Guelph sabado 14 noviembre 2015


TIEMPO DE MUJERES
Colectivo
Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
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MUJERES POR LA DEMOCRACIA
Bienvenida al programa de hoy
Noticias de Género en la Red
Género en la mira con
de vacaciones por motivos academicos

seguimos en noviembre el mes para concientizar mas sobre la pandemia de violencia contra las mujeres, y hoy iniciamos con la nota de ejemplo, la nota agradable que nos habla de equidad y justicia, dada la alarmante violencia contra las mujeres, han salido a luz publica los lugares donde es mas peligroso ser mujer, pero tambien los lugares donde las mujeres tenemos mejores leyes y menor violencia para vivir, es el caso de Islandia, y que hace que sea un pais feminista, pues mejores politicas publicas, educacion, paridad, equidad y respeto, la movilizacion de estas mujeres ha podido llevar a una mujer a la presidencia por 16 años, han podido mantener un partido politico de solamente mujeres, Islandia tiene ejemplos en politicas publicas a favor de las mujeres, 

Las voces de la Península el espacio de 
Lorena Aguilar
Y hablando precisamente de politicas publicas, de politica y equidad, nuestra amiga y companera Lorena Aguilar en su espacio Voces de la Peninsula nos tiene una entrevista con la Maestra Adelaida Salas del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio, como en Espana, Cancun sufre la violencia feminicida, y despues de las marchas para denunciar este flagelo se han dado mas feminicidios, la Maestra Salas nos explica que sucede con este fenomeno de violencia, que hace o no el estado con esta situacion
Y continuando con la violencia que ataca a las mujeres pero que tambien se ve reflejeda en los hombres, porque somos las mujeres las que salimos a defender el derecho de todas, pero tambien de todos, codo a codo resistimos en defensa de nuestror recursos, nuestros territorios, y hoy hablaremos de estas luchas con dos historias de resistencia indigena feminista, hablaremos primero de la indigena mapuche Relmu dirigente indígena de la comunidad Winkul Newen del pueblo Mapuche quien fue enjuiciada por defender el territorio frente a una multinacional petrolera, en un juicio histórico, un jurado intercultural absolvió a esta mujer mapuche Relmu Ñamku, que estaba acusada de intento de homicidio. Se trata del primer juicio en la Argentina con un jurado intercultural, donde la mitad son mapuches, 


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(tiempo del este)

“Las mujeres mapuches queremos ser protagonistas”


 

La imagen de Relmu Ñamku recorrió los medios de comunicación la semana pasada luego de que fuera absuelta en el juicio que se llevó en su contra por “tentativa de homicidio”. Pero su lucha y su historia dejaron planteados nuevos desafíos e interrogantes para el movimiento de mujeres y feminista. Con ella reflexionamos sobre esto. La referente del feminismo neuquino, Graciela Alonso, también nos aporta su mirada.
Por Belén Spinetta
COMUNICAR IGUALDAD- Relmu, “no culpable”. Se escuchó el veredicto y la sala de enjuiciamiento estalló en la alegría de un pueblo que, una vez más, demostraba su fortaleza. Porque la libertad de Relmu fue también eso, la legitimación de la lucha en defensa del territorio que desde hace años llevan adelante los pueblos originarios en general, y el pueblo mapuche en particular en la provincia de Neuquén.
Ya mucho se dijo de la  historia de quien, como ella misma lo aseveró durante el juicio, fue llevada al banquillo de los acusados por ser “pobre, originaria y mujer”. La causa se inició cuando en diciembre del 2012 la justicia intentó desalojar al pueblo mapuche de Portezuelo Chico  -un pueblo en el centro de la provincia de Neuquén- y, durante el transcurso del  desalojo, la oficial de justicia Verónica Pelayes  resultó herida.
Pero con Relmu, sobre todo se puso sobre la escena el aporte que las mujeres originarias tienen para hacerle al movimiento feminista y las deudas del feminismo con ellas. “Como mapuches partimos de una cosmovisión de defensa de la tierra, de defensa de la naturaleza, y eso no puede ir separado de nuestra lucha como mujeres”, nos dice Relmu al otro lado del teléfono. Su voz transmite entusiasmo, alegría y la firmeza de que esta vez se ganó, pero aún queda mucho por caminar. “Creo que sin dudas hay una deuda feminista con nosotras,  en el sentido de que aún no se nos contempla plenamente, el aporte que podemos hacer y las particularidades de nuestros sufrimientos”, reflexiona. “Entonces, el trabajo que nosotras como mujeres originarias tenemos que hacer –hacia adentro y hacia afuera- tiene que rondar por ese camino para poder develar que no solamente somos aquellas que nos encargamos  de la transmisión cultural, del conocimiento tradicional o de la medicina y de muchas veces ser las ordenadoras de nuestros hogares, sino que somos mujeres que queremos  ser protagonistas, que también podemos construir política y ese es un gran aporte que queremos hacer al movimiento feminista”.
“En este juicio quedó clara la cuestión de género porque la imputación más grave era contra mí por ‘tentativa de homicida”, relata. Relmu reflexiona sobre las deudas y las discusiones con el feminismo, pero también sobre los propios debates planteados hacia el interior de los pueblos originarios: “`La reflexión que hacemos es que somos las que siempre estamos al frente, que sabemos que si tocan a algunos de nuestros hijos somos capaces de hacer cualquier cosa para defenderlos y creo que tuvo que ver con eso de que apuntaron especialmente hacia una mujer… Entonces nos queda como desafío aportar a la reconstrucción del movimiento de los pueblos originarios como mujeres porque podemos darle una nueva dinámica y una nueva perspectiva”.
Hoy Relmu tiene la tranquilidad de la libertad y de una batalla ganada. Pero esa tranquilidad no es plena, ella se hace carne del sufrimiento de sus hermanas, de las que hoy no pueden celebrar, de las que todavía esperan detrás de los barrotes una salida. Yo siento como una deuda muy grande el caso de Reina Maraz, a diferencia nuestra ella si tiene una condena y no pudo tener un juicio justo y como mujeres nos duele pensar que ella está presa con prisión domiciliaria…. Es una deuda del movimiento en sí y tenemos que trabajar para que Reina sea libre”.
Cuerpo, comunidad  y territorio 
La lucha por la libertad de Relmu Ñamku cosechó amplias solidaridades e interpeló a muchos sectores de la sociedad neuquina. Su causa además, superó las fronteras del territorio nacional y trajo la solidaridad internacional.  Para Graciela Alonso, docente e investigadora de la Universidad del Comahue y referente de la colectiva feminista La Revuelta de Neuquén, en el juicio quedó sentada la fortaleza de Relmu  y en su persona la fortaleza del conjunto de las mujeres mapuches que están protagonizando historias de resistencia en la provincia”. 
Quizás menos mediatizados, y aun sin poder saltar  el cerco informativo que imponen los medios de comunicación locales y nacionales, son muchos los conflictos por el territorio en Neuquén en los que las mujeres están teniendo un rol de vanguardia. “Creo que en nuestra sociedad occidental  e incluso desde alguna perspectiva feminista siempre se considera que las mujeres indígenas  en general y las mapuches en particular tienen un rol muy conservador en relación a su cultura”, comenta Alonso quien seguidamente refuta esta tesis:  “Tenemos un antecedente en la zona que es en la comunidad de Pulmarí donde cuando se pensaba que no se podía ganar esa lucha y los propios varones mapuches decían que ya estaba, ellas dijeron de acá no nos vamos y la lucha de Pulmarí por el territorio se ganó”.  “Hoy por hoy las mujeres de Campo Maripe están defendiendo sus territorios en la zona de Vaca Muerta y peleando con el gobierno provincial por el reconocimiento de su comunidad.  En un lof de siete hermanos, seis son mujeres. El año pasado ellas se encadenaron a una torre de petróleo no convencional y obligaron a la provincia a negociar”, relata. “Con esto quiero decir que el papel de las mujeres mapuche en defensa de su territorio es muy importante y si bien al interior de pueblo mapuche se habla de las luchas ‘del pueblo’ y las mujeres hablan de la lucha de su ‘pueblo’,  es importante resaltar el lugar que ellas tienen”.
La relación cuerpo-territorio es fundamental para enmarcar estos debates. Para la investigadora, “en las luchas por el territorio se articula muy sentidamente el tema de lo filosófico con lo político y eso en las mujeres son dos aspectos que no se escinden; esto nos lleva a hablar del ‘cuerpo-territorio’ como un lugar de lucha. Para Graciela Alonso, la sociedad en su conjunto y el feminismo en particular tienen mucho que aprender de las batallas que están librando las mujeres originarias en toda Latinoamerica: “El juicio de Relmu marca cómo los poderes patriarcales, capitalistas y racistas se entrelazan, pero también cómo se les puede hacer frente con articulaciones, con visibilidad, con medios de prensa alternativos”.  La referente del movimiento feminista neuquino concluye: “Tenemos mucho que aprender de Relmu, ella nunca asumió una posición de víctima sino de mujer que lucha y que resiste con su pueblo, por su pueblo, desde su pueblo y en articulación con otras organizaciones y movimientos”.
Foto: Gentileza Diario Río Negro

“Nos juzgó el pueblo pobre”


 

Se trató de un hecho histórico. Por primera vez se realizó un juicio con un jurado intercultural, 6 de lxs 12 integrantes fueron mapuches. “A nosotros nos juzgó el pueblo pobre”, afirmó la mujer.
Por Belén Spinetta
COMUNICAR IGUALDAD- Silenciadas por los grandes aparatos mediáticos, las comunidades mapuches que habitan al norte de la Patagonia Argentina resisten el avance de las petroleras sobre sus territorios ancestrales. Esa historia de luchas y resistencias es la que está detrás del juicio que se llevó adelante a principios de noviembre contra Relmu Ñamku, Mauricio Rain y Martín Maliqueo, integrantes de la comunidad Winkul Newen.
La comunidad a la que pertenece Relmu se encuentra asentada en el  paraje Portezuelo Chico, ubicado en el centro de la provincia de Neuquén. La empresa que explota los yacimientos petrolíferos del territorio es Apache, la cual luego de transformarse a Yacimientos del Sur pasó a manos de YPF. Es decir, en el centro del debate está el Estado a quien se le viene reclamando por los daños ambientales y el perjuicio que genera a las comunidades la actividad petrolera.
De hecho, el 28 de diciembre de 2012, el día en que se desataron los hechos que llevaron a juicio a Relmu y sus pares, la comunidad Winkul Newen aguardaba para velar los restos de un bebé nacido con malformaciones “productos de la contaminación”, según denunciaron. Aquella tarde se encontraban resistiendo el avance de las máquinas de la empresa Apache cuando llegó la orden de desalojo. La oficial de justicia, Verónica Pelayes, acudió al paraje Portezuelo para hacer cumplir la orden acompañada  de camionetas y policías, una imagen ya conocida por las/os integrantes de la comunidad que ese año habían resistido 10 intentos de desalojo; en uno de ellos las mujeres de la comunidad se rociaron con combustible como método de resistencia.  Como las 10 veces anteriores, esa vez se defendieron con piedras, de esa defensa salió herida Pelayes y por ese hecho a Relmu se la acusó de intento de homicidio.
Este juicio además,  fue histórico porque fue el primer juicio por un jurado intercultural: seis de lxs 12 integrantes fueron mapuches.  Tras las audiencias, lxs 12 concluyeron que Relmu no era culpable.  Ella lo dice claramente: “A nosotros nos juzgó el pueblo pobre”.  Le preguntamos cuál es la valoración que hace del jurado y enfatiza en eso:  Pudimos percibir que las 12 personas que estaban ahí sentadas estaban relacionadas al pueblo pobre, al pueblo olvidado, al pueblo sin justicia… Quedó evidente cual era la situación de la comunidad y aunque no conocíamos a ninguno de los miembros del jurado tenían un perfil muy cercano al nuestro”. Ella enfatiza además que la fiscalía propuso juicio por jurado “porque no se iban a animar a juzgarnos con la caratula de tentativa de homicidio;  para ellos era mucho más fácil como fiscales y jueces, ocultarse detrás  de un jurado popular y desde allí generar las mejores condiciones para una condena, pero se olvidaron que la gente también piensa y más allá de si tiene estudio o no la gente del pueblo tiene sentido común, creo que subestimaron al jurado”.
Nota central:
“Las mujeres mapuches queremos ser protagonistas”

Queremos tener futuro


Palabra de Antigona

"Ahí estuvieron miles de personas, mujeres y hombres, funcionarias y activistas, migrantes, musulmanas y latinoamericanas, congresistas y algunas conocidas. Es decir, sin líderes visibles y con una fuerza de convencimiento y conciencia envidiable"

Sara Lovera

México DF., 10 nov. 15. AmecoPress.- Con esa frase. Tres palabras: “queremos tener futuro”, Berta Cao del Blog Cuarto Poder, termina su crónica de lo que fue la inmensa movilización del 7 de noviembre en repudio a la violencia contra las mujeres en España. La autora afirma “hemos hecho historia”, refiriéndose a la respuesta multitudinaria y sobre todo a la capacidad feminista para mostrar la indignación que la violencia machista genera y para exigir que las diversas instancias oficiales y partidarias cumplan con sus dichos.
Más de cien mil personas tomaron las calles en Madrid. Comenzaron su inmensa marcha en la puerta de lo que en México sería la Secretaría de Salud para caminar por la Gran Vía, siempre repleta de vehículos y calles cortadas por una intensa e inacabable tarea de obras materiales. Ahí estuvieron miles de personas, mujeres y hombres, funcionarias y activistas, migrantes, musulmanas y latinoamericanas, congresistas y algunas conocidas. Es decir, sin líderes visibles y con una fuerza de convencimiento y conciencia envidiable.
Igual que el 3 de junio, en Buenos Aires, donde la protesta incluyó 70 ciudades de Argentina; también en España las movilizaciones incluyeron otras ciudades de las comunidades autonómicas. Tras la denuncia, el conteo de agresiones o de asesinatos, como dice Cao, es claro que las españolas suman su consciencia a su protesta de redes sociales o de cartas y firmas.
Y explica: Hemos hecho historia, sí. Y lo hemos hecho porque queremos tener un futuro, porque nos queremos vivas. Por eso hoy mismo empezamos a trabajar para tener un mañana contigo, con tantas, con todas. Porque con el 7N hemos demostrado la fuerza y capacidad del feminismo y hemos pasado ya del #YoVoy7N al #YoFui7N para reclamar que se cumplan las mociones y proposiciones que los partidos políticos han aprobado en ayuntamientos y diputaciones; para exigir políticas de igualdad efectivas que acaben con la violencia de género. Y ¡Ay de quiénes no estén a la altura de la historia!
El manifiesto es aún más claro, de manera unitaria, exige que las violencias machistas sean consideradas cuestión de Estado, que se legisle para aumentar la protección a las mujeres y los y las menores que viven violencias, que se les pueda garantizar una vida mejor, que todas las mujeres tengan una vida libre de violencia machista.
También, dice, que la sociedad entera asuma este problema como común, que además de legislar hay que educar, prevenir y reflexionar sobre las violencias cotidianas a las que las mujeres son sometidas por la sociedad patriarcal. Cosa que en México hemos olvidado, tendiendo una gran cortina de humo llamado feminicidio. ¿Y las demás y cotidianas violencias que llevan a los asesinatos, qué? ¿Y la desigualdad y la discriminación? ¿Y el acoso y el hostigamiento?
El documento también incluyó, según informe de las organizadoras, acabar con la “normalización de la violencia machista” y se lamentan de la falta de respuesta y de reacción ante los feminicidios, incluso en periodos donde se han llegado a concentrar cuatro asesinatos en 72 horas.
Lamentablemente en México se llenan las calles por otras razones. Hace 20 años, mi maestra Teresita de Barbieri, me decía que se iba a lograr detener el asomo tremendo de la violencia desgarradora que vivió Ciudad Juárez, sólo cuando nos movilizáramos y llenáramos el Zócalo; mi directora de Cuadernos Feministas, Josefina Chávez, siempre sueña con un millón de personas movilizadas para detener la violencia contra las mujeres.
Ambas coinciden conmigo que necesitamos realmente convencer a la sociedad, como ha sucedido, aunque sea temporalmente, en esos 20 años por otras razones, como la desaparición forzada o la represión estudiantil, indígena o magisterial. Por las mujeres nada. Si Ayotzinapa concentra por 43 desaparecidos/asesinados tanta indiganción, porque la violencia machista no; porque las desapariciones de miles y miles de mujeres no moviliza. Lo que menudea es esta costumbre de contar a las muertas, de firmar cartas, de armar discursos y relatos; de hacer leyes y reformas constantes, de argumentos sufridos y listas de nombres y firmas. Pero de movilización nada.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de mujeres fueran políticos o futbolistas?”, dice Cao, cuando se refiere a la indiferencia que ahora movilizó a las feministas. ¿Dónde están las feministas en México? Organizando a mujeres, juntas, por ideas y estrategias conjuntas, ¿dónde? Los gobiernos estatales se ríen, discuten con las minorías vanguardistas con las que negocian; con las “expertas” y las miles o decenas de siglas sin mujeres atrás, sin redes reales. Se ríen los priistas, se burlan los perredistas, se tapan los ojos y los oídos los panistas, los partidos emergentes creen que nos ocupamos de “cosas sexuales” y no de los verdaderos problemas. Los gobernadores desvían alegremente los recursos para la prevención; nos ocupamos de “nuestras cosas” y no de lo importante.
Y no podemos armar lo que hicieron las argentinas en junio ni esta inmensa marcha nacional en España porque además estamos cada quien con nuestros “asuntos” y “luchas”, aisladas y sin conexión. Lo intentamos hace unos años, creamos un pacto para denunciar la persecución de mujeres que abortaban e iban a la cárcel ¿se acuerdan? Y después, nada, nuevas agrupaciones, membretes, historias sin historia; cada quien atiende a su juego, como Antón Pirulero.
Mientras el fenómeno de la violencia crece. Es indignante la impunidad por hostigamiento y acoso, como el caso de los funcionarios de la Procuraduría General de la República, como antes lo ha sido el pomposo eje de la cultura en el Museo de Arte Moderno y lo significó la indiferencia en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y ello puede suceder por esta desarticulación que nos acosa.
Esta muestra en España, en un momento de enorme crisis económica y política, de elecciones autonómicas y de la jefatura de Estado; en medio del anuncio de un proceso de separación de Cataluña y de un 25 por ciento de paro laboral, certifica con claridad el proceso educativo para comprender la discriminación femenina, el reconocimiento de la migración y de la violencia machista, tanto como un acumulado de organización de las mujeres.
Ello a pesar de que durante todo el gobierno exitoso del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, las mujeres feministas gozaron de un gran tutelaje del Estado, lo que no significó para ellas sujeción al o a los gobiernos y tampoco esos gobiernos pensaron en tratarlas como dependientes o vasallas.
Lo que quiero decir es que el tutelaje, político y económico del Estado, por ley y respeto a la ciudadanía, sólo pude darse en estados realmente democráticos como lo que sucedió en España tras la muerte de Franco. Sin ese proceso no hay más que simulación y vasallaje. Mi contacto diverso con el movimiento feminista español me hace afirmar que si reciben, si cobran, si tienen edificios proporcionados por el Gobierno para operar, pero con sentido democrático ni el gobierno les pide sumisión, ni ellas se asumen como súbditas; negociar no es entregarse, pero cumplir con la ley tampoco es compra de conciencias. Entender esto es bien difícil, sobran los hechos y las anécdotas, donde quienes manejan los presupuestos lo hacen como si fuera su patrimonio y no el de la sociedad, etcétera.
Tenemos que soñar en crear esta fuerza transformadora que nos ayude realmente a enfrentar la violencia contra las mujeres.
Cao afirma claramente lo que es indiscutible. El Movimiento Feminista ha vuelto a sacar músculo en las calles de Madrid 20 meses después de aquella gran manifestación que fue ‘El Tren de la Libertad’. Sin apoyo de la mayoría de los medios de comunicación. Sin rostros conocidos. No se puede negar que esta marcha se ha construido desde abajo, paso a paso, ‘verso a verso’, hasta hacer historia.
El 7N ha sobrepasado las expectativas de sus convocantes. Ha superado el mejor de los sueños de quienes empezamos, allá por diciembre, un diálogo virtual sobre la necesidad y la oportunidad de movilizarnos en Madrid para gritar “Basta ya” después de un año, 2014, en el que el repunte de la violencia de género nos parecía insoportable. No sabíamos que 2015 iba a ser más brutal, más salvaje. Porque salvaje es asesinar premeditadamente a quien dicen amar.
No creamos el 7N para apelar a las conciencias, sino para conseguir que se incluyera la violencia de género en las agendas políticas. Para demostrar que las mujeres somos sujeto político y exigir que se nos trate como tal.
Hay que destacar la presencia en la manifestación de mujeres jóvenes, muchas y muy jóvenes, con consignas novedosas (“Si el amor te aprieta, no es tu talla”, “No es un caso aislado, es el patriarcado”) que se han combinado con las tradicionales (“Vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, “Contra el machismo, ni un paso atrás”) o las más inquisitivas (“Escucha, machista, estás en nuestra lista”, “Cuidado, os avisamos, somos muchas más que cuando empezamos”). También han estado las mujeres latinoamericanas, mujeres inmigrantes que comparten luchas y reivindicaciones. Vinieron las jóvenes musulmanas, que quieren cambiar el mundo y no con los vándalos del ISIS. Estuvieron las alcaldesas, las concejalas, las diputadas y otras mujeres en cargos públicos de mayor o menor representación. Y hombres de todas las edades, acompañando en la lucha.
El 7N es un nuevo hito en la lucha feminista que quizás tampoco pase a la historia, aunque desde el 15M no había habido una movilización como ésta en Madrid. Nunca antes había habido en nuestro país una marcha tan numerosa convocada por el Movimiento Feminista.
Veremos.
Foto: Archivo AmecoPress. 

Islandia, el país más feminista del mundo


Las islandesas protagonizaron hace 40 años una huelga en defensa de la igualdad que paralizó la nación

Hoy ocupan la mitad de las sillas del parlamento y de los consejos de administración

Irma Cuesta

Madrid, 11 nov. 15. AmecoPress.- Siempre hemos creído que era pura ficción: un atractivo financiero de treinta y tantos acude a la reunión semanal con sus jefes con un maletín de cuero en la mano izquierda y un bebé de siete meses en la derecha. Ni siquiera las películas americanas, tradicionalmente responsables de abrirnos las puertas a la modernidad, han sido capaces de cerrar muchos guiones con una historia de este tipo y un final feliz.
¿El motivo? Hay muy pocos lugares en el mundo donde ese entregado padre no encontraría la carta de despido sobre la mesa del despacho nada más acabar la reunión. En realidad, algo así sólo es posible en Islandia: ese trozo de tierra rodeado de agua, de poco más de 300.000 habitantes, en el que se puede discutir con el jefe sobre el desplome de la corona mientras mece a su hijo y, según los expertos, el mejor país del mundo para nacer mujer.
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Un ejemplo: La pionera
En 1980, Vigdís Finnbogadóttir, la primera islandesa soltera que consiguió adoptar a una niña, se convirtió también en la primera jefa de Estado democráticamente elegida del mundo. Hoy, a sus 85 años, sigue trabajando como embajadora de buena voluntad de la Unesco. Fue presidenta durante 16 años. 2,1 niños por mujer.
Las islandesas tienen una de las tasas de fertilidad más altas de Europa. Quizá influyan los nueves meses de permiso que tienen los padres.
De que en Islandia las cosas funcionan de otro modo da idea un hecho histórico: el 24 de octubre de 1975 las islandesas fueran capaces de protagonizar una huelga sin precedentes en demanda de una absoluta y firme igualdad entre géneros. Aquel día, hace ya 40 años, el 90% de las mujeres salieron a la calle para reivindicar su papel en el mundo mientras España, por ejemplo, se preparaba para la inminente despedida de Francisco Franco.
Los hombres no tuvieron más remedio que ocuparse de la casa y los niños, y numerosas escuelas, fábricas y bancos se vieron obligados a cerrar, al tiempo que las avenidas de Reikiavik se poblaban de islandesas que demandaban a gritos la igualdad. «Lo que ocurrió aquel día fue el primer paso para la emancipación de las mujeres en Islandia.
Paralizó el país por completo y abrió los ojos de muchos hombres», recuerda Vigdis Finnbogadottir, la primera jefa de Estado del mundo elegida democráticamente y la primera mujer presidente de la historia de Europa.
La movilización –que nadie pensó que fuera a reunir a tantas ciudadanas– fue convocada inicialmente por el colectivo feminista radical Red Stockings. Un grupo demasiado extremista incluso para una sociedad en la que los hombres tienen derecho a tres meses intransferibles de baja por paternidad, al margen de los tres que disfruta la madre y otros tres que se reparten.
Sin embargo, al final optaron por no monopolizar la jornada de movilización y la rebautizaron como ‘El Día Libre de las Mujeres’. Pusieron especial énfasis en la unidad frente a la injusticia y consiguieron lo que parecía imposible: nueve de cada diez islandesas se incorporaron a la causa.
La verdad es que en aquel momento –posteriormente hubo otras dos huelgas en 2005 y 2010– solo había tres diputadas en el parlamento islandés. En otros países del norte de Europa, en cambio, el porcentaje de representación femenina en los puestos de poder político rondaba el 20%.
Cinco años después, Vigdis Finnbogadottir ganó las elecciones (gobernó de 1980 a 1996) y ocho más tarde el Women’s Alliance, un partido formado solo por mujeres, logró sentarse en el congreso. Hoy, ellas ocupan el 44% de los escaños en el Parlamento y el 40% en los gobiernos municipales; obtienen el 70% de los graduados universitarios; y aglutinan el 45,5% de la fuerza laboral del país.
El Gobierno actual, una coalición de socialdemócratas e izquierda ecologista, se ha encargado de ilegalizar la compra de servicios sexuales, la publicidad y el lucro de la prostitución.
En 2010, Islandia ya fue el primer país del mundo en prohibir los clubs de striptease por considerarlos tapaderas de prostitución y trata de blancas. Y, por si eso no bastara como ejemplo, hace ya dos años que entró en vigor una ley que obliga a las empresas con más de 50 empleados a repartir las sillas de los consejos de administración entre los dos sexos: el menos representando tiene que tener al menos un 40%.
Fuertes e independientes
La explicación a que ‘la isla de hielo’ encabece los mayores niveles de igualdad del Foro Económico Mundial desde hace casi diez años hay que buscarla en su propia historia, según los expertos. Que siglos haciéndose cargo de las tierras, las casas, los negocios y las familias cuando los hombres salían a la mar durante meses, fueron los encargados de forjar un carácter femenino fuerte e independiente.
Sea como fuera, lo cierto es que todos los indicadores los colocan a la cabeza de esa igualdad por la que luchan buena parte de las mujeres del planeta y que, además, la mayor parte de los hombres islandeses se sienten orgullosos de encabezar ese ranking.
Ellas, en el sin fin de entrevistas que se sucedieron en 1975 tras la gran movilización, aseguraron que la inmensa mayoría de sus maridos, padres y jefes asumieron de buen grado sus aspiraciones y que muchos empresarios se negaron a descontarles el día de sueldo. Hace unos días, recordando aquel soleado 24 de octubre, el marido una de las cabecillas contó que un compañero le espetó: «¿Por qué dejas que tu mujer aúlle en lugares públicos? Yo nunca dejaría que la mía hiciera ese tipo de cosas». Según parece, él le contestó: «Tranquilo. Ella no es del tipo de mujer que se casaría con un hombre como tú».
Foto: 1. Vigdís Finnbogadóttir, la primera islandesa soltera que consiguió adoptar a una niña, se convirtió también en la primera jefa de Estado democráticamente elegida del mundo 2. La imagen habla por sí sola. Este fue el día en que las mujeres tomaron Islandia.

El cortesano y la intriga


La intriga es una de las más vulgares, fáciles y efectivas herramientas de manipulación.

lasillarota.com

El cortesano elige a su rey en turno. Lo elige a partir de consideraciones que tienen poco que ver con el amor al otro, y mucho que ver con el amor a sí mismo. Lo elige porque le parece que el otro brilla, que puede brindarle estatus, que le permite acceder a mundos que le son importantes, que puede ofrecerle beneficios que le reditúan en términos materiales y en términos simbólicos. Porque quizá sueña con que de sólo andar junto a él, se convierte en él. Lo elige, bastante más porque le conviene, que porque lo conmueve. Lo elige actuando una aparente ofrenda de su amor y su incondicionalidad, plagada de rivalidad, nutrida de una intensa envidia soterrada.
             
El cortesano elige a su rey, (quien probablemente ni siquiera se dé cuenta del lugar en que lo colocan, ¿quizá sólo piensa que lo quieren?) no para disfrutar de sus atributos, sino para apropiárselos. Ésta es quizá la diferencia más notable entre la admiración y la envidia: en la admiración hay un reconocimiento y un disfrute de las cualidades de la otra persona. Una capacidad de separar entre lo que es del otro y lo que es de uno, y de disfrutar de la belleza de aquello que ilumina al otro, entendiendo con claridad: es bello y es suyo. La admiración está atravesada por la conciencia de la separateidad inevitable entre una persona y otra, y por el placer y la emoción ante lo que una/o considera bello y bueno.

La envidia es arbitraria y ciega, se nutre de la fantasía de que los bienes del otro son expropiables. Se da en la negación de las diferencias y las distancias. En la negación de que a cada quien lo suyo y. Hay espacio para todas/os. La envidia es egoísta y es injusta. Todos hemos envidiado alguna vez, pero no todos somos envidiosos profesionales. Para ser envidioso profesional se precisa de grandes cargas de rivalidad: un estado de competencia continua con las personas del entorno, una necesidad de sentirse constantemente superior, especialísimo, de cortar el aliento, lo que por suerte, no se le da a cualquiera.   

Pero si bien la rivalidad y la envidia son características casi sine qua non de la personalidad cortesana, no todo envidioso es un cortesano. El cortesano calcula sus efectos, mide sus ganancias, se desmaya frente a su rey y lo odia en la oscuridad de su casa. El cortesano sonríe cuando su rey tiene un logro, mientras el resto de su cuerpo se crispa, se echa para adelante, como si a golpes de gestos quisiera arrebatarle al otro su logro. Como si quisiera desaparecerlo. Fascinante todo ese lenguaje no verbal que narra el conflicto: “te necesito porque quiero lo que eres, pero no te soporto cada vez que la realidad me confronta a que no soy lo que tú eres. No te controlo. No te poseo”.

El cortesano se apropia de los espacios de su rey, retoma sus ideas palabra por palabra y es capaz de exponerlas como si fueran suyas, el más mínimo recato. Usa su nombre cuando puede y es útil, aunque incurra en indiscreciones. Y cuando no puede más: habla mal de su rey. Y a veces no puede más porque halaga sin ganas, aplaude sin energía, acompaña sin amor. De golpe, se cansa.  Sabe que una parte suya se somete a una puesta en escena que sirve a su narcisismo, pero que lo hiere. Sabe que hay un vacío que no se llena en la apropiación. Por momentos lo sabe. Entonces se enfurece ante el espejo.

La elección de su rey en turno es antes que nada, una elección narcisista. Me refiero a un narcisismo rudo en el cual lo que se persigue no es mirar a la otra persona en aquello que es, sino extraerle –como si semejante cosa fuera posible- lo que se quiere ser. Inventarse por procuración. Manipular al otro para obtener lo que le parece indispensable.  Si bien su rey es muy útil hacia el exterior, en realidad le representa una afrenta hacia el interior. Volvemos a los imaginarios: la ambivalencia del cortesano lo “salva” y lo “denigra”.

Casi todo sucede entre él y él. Ese cortesano que halaga y jura la más absoluta de las lealtades está cada segundo al borde de la traición. ¿Por qué no traicionaría a ese otro por el cual se está traicionando a sí mismo? No hay en el cortesano esa necesaria renuncia “a una parte del propio narcisismo”, que Freud señala como tan necesaria al amor. Él está allí porque lo quiere todo. Pero por más que obtenga, no lo obtiene.

Vanidad, Auguste Toulmouche.¿Quizá sean estas dolorosas sinrazones lo que incita al cortesano a la intriga? La intriga es una de las más vulgares, fáciles y efectivas herramientas de manipulación. La intriga permite pelear un espacio sin ganárselo por las vías del amor y la lealtad verdadera. Podríamos entonces decir, que basta con pensar que el cortesano intriga porque es eficaz. Pero el asunto del sometimiento quizá sugiere otros análisis posibles: ¿Y si el cortesano intriga porque en algún lugar se siente indigno y miserable? Porque fue a colocarse en una trampa: ese exacto lugar que eligió para alimentar su narcisismo, lo desnutre.             

Vanidad, Auguste Toulmouche. 
¿Y si intriga porque es la manera de colocar su rabia contra su rey (que le ha fallado, según él, puesto que no lo convierte en otra persona) en las supuestas palabras o actos de otro, y encubrir así su propia agresión?  ¿Y si intriga porque en algún lugar se pregunta qué tiene él para darle a su rey, para asegurarse un lugar a su lado, para que no lo sustituya y le arrebate sus ganancias?

Hay mucho de falso en la relación del cortesano con su rey en turno. Esa falsedad, ese vacío de las puestas en escena de la lealtad más rendida tienen que encarnarse de alguna manera. El cortesano recoge los rumores y los lleva a los oídos de su rey. Sus decires no tienen que corresponder a la realidad. Basta con las palabras. Está dispuesto a inventar, distorsionar, utilizar a los otros, para poder colocar su ofrenda: “Nadie te es más leal que yo. Todo contra ti, menos yo. Todos te atacan, menos yo”. “Soy la única persona confiable y digna de un lugar a tu lado”.

La necesidad de recurrir a triquiñuelas tan tristonas y poco éticas, responden quizá a ese agujero oscuro en la relación del cortesano con su rey: lo necesita, pero no puede respetar su lugar. Lo necesita, pero no soporta sus cualidades. Tampoco puede prescindir de ellas. Hay algo en su rey que le regresa una imagen idealizada de sí mismo, entones, lo necesita. Hay algo en su rey que le ofrece beneficios que de otra manera no obtendría, entonces, lo necesita más. Pero su relación con el rey es profundamente deshonesta. Cortada de tajo por la ambivalencia.

El cortesano es “el más leal”, pero suele ser incapaz de jugársela por su rey en público, cuando surge una desavenencia, sobre todo, si siente que la desavenencia se da entre su rey, y un equipo de “iguales” o  de “más fuertes”. Como que en esos momentos la virgen le habla al oído, suena su celular, le llega un súbito ataque de afonía. Después armará todo un discurso justificatorio: “la indignación me dejó mudo”. “No es posible lo que te hicieron, ¡todos contra ti!”. ¿Y él, en dónde estaba en medio de todo eso?

Buscará maneras de compensar su silencio. Por ejemplo, elegir a la persona que le parezca más frágil en el entorno (lo sea en la realidad, o no) y armará una intriga sabrosa: la persona atacó a su rey, él lo defendió como león panza arriba. El cortesano suele perder excelentes oportunidades de probar su lealtad a campo abierto, el riesgo no es lo suyo. De lo que se trata es de ganar sin perder. La intriga es una herramienta que sucede en privado, entre murmullos. En la mayoría de los casos las intrigas no se aclaran. Y aun cuando se aclaren, “algo queda”. Cuando se aclaran, el cortesano naufraga en una situación tan vergonzosa, que la mayoría de las personas preferimos mirar hacia otro lado y no abundar en el tema.

¿Se dará cuenta el cortesano que hay otros que se detienen, no por “cobardía”, o “fragilidad”, sino por pudor? ¿Se dará cuenta que todo lo No-dicho de su relación con su rey ocupó–hasta el sonrojo- la mesa? No lo creo. Por esta tendencia a confundir el pudor del otro, y el “elijo callarme, porque ya entendí bastante más de lo que era necesario”, con debilidad. No lo creo, porque una vez más –a pesar de la penosa evidencia- jugará a negar la carga hostil y manipuladora inherente a toda intriga, más sus tristísimos fondos de olla. Se envolverá en la bandera del “Yo todo lo hago por amor y por lealtad”, aunque la puesta en escena se caiga en pedacitos tan incómodos. A veces, hasta su rey cae en desconcierto.

Una vez más el cortesano jugará a “ganar”: “Sí sucedió lo que yo digo que sucedió” (en privado), o “aquí no pasó nada” (en público). Jugará a ganar sin darse cuenta, que ese ring que se inventa es sólo suyo.  Que en ese ring están él y él. Ni siquiera su rey. Que en ese ring –en el que sueña que gana o pierde- no hay nadie más.

@Marteresapriego

Españolas “toman” Madrid en contra de la violencia machista



   Reclamo multitudinario ante ola de asesinatos y omisión oficial

Desde las primeras horas de este sábado 7 de noviembre, cerca de 250 autobuses con feministas de toda España se dirigieron desde cualquier punto de la nación ibérica hacia esta ciudad capital, para concentrarse en la que ya se ha bautizado como la “marcha histórica”.

La Marcha Estatal Contra las Violencias Machistas fue convocada por el movimiento feminista español para tomar las calles, y levantar la voz contra la falta de contundencia del gobierno para erradicar la violencia de género.

En punto de las 12 horas, en el Ministerio de Sanidad innumerables contingentes se integraron para abrir la marcha hacia la Plaza España con el color violeta como estandarte. Así fue como mujeres y hombres se abrieron paso entre las calles madrileñas.

Las y los feministas de localidades como Valencia, Granada, Málaga y muchas otras comunidades intentaron incorporarse al flujo de manifestantes. Se observaban camisetas violetas con el logo del 7N, otras personas llevaban flores en la cabeza, y la mayor parte de los grupos sostenían una manta de protesta.

A escasos metros del arranque, el patio frontal del emblemático Museo del Prado sirvió para acelerar el flujo de los contingentes, que aún no podían comenzar a caminar por la cantidad de personas congregadas.

Las feministas finalmente comenzaron la caminata y las consignas no tardaron en escucharse: “¡Poder clitoriano contra el Vaticano!” “¡Contra el capital, el flujo vaginal!”.

Innumerables mujeres con altavoces alentaban las muestras de apoyo, grupos de hombres por la igualdad se sumaron a los contingentes, e incluso gente opositora estuvo presente con pancartas en las que se leía: “Ni machismo, ni feminismo, sólo igualdad”. Pese a la clara provocación, la marcha prosiguió.

En la concentración hubo espacio para todas las voces: se podían mirar mujeres de todas las edades con cabellos rapados, teñidos de morado, labios púrpuras, besándose y alzando banderas multicolores, o simplemente sin algún logo distintivo, pero –eso sí– alzando la voz.

Las y los turistas miraban atónitos la multitudinaria manifestación… como el actor mexicano Daniel Jiménez Cacho, quien impresionado por el logro alcanzado, no cejó en su mirada de apoyo.

DATOS DE LA VIOLENCIA INFAME

En días previos a la megamarcha, la Asamblea Feminista Unitaria reportó que en España se ha contabilizado el asesinato de 55 mujeres y cuatro menores de edad en lo que va de 2015; no obstante, de estos casos sólo 41 son reconocidos por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

La discrepancia en las cifras se debe –informó la Asamblea– a que los datos oficiales no contemplan casos en los que “no está clara la causa del asesinato”, o que el victimario no mantenía una relación sentimental con la víctima.

Ante la gravedad del número de españolas asesinadas, la Asamblea criticó el desinterés de las autoridades para firmar un “pacto de Estado” contra el feminicidio.

Y es que según integrantes de la Asamblea, la cifra de mujeres asesinadas cada año demuestra la insuficiencia de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

FIN DE TODAS LAS AGRESIONES DE GÉNERO

Esta marcha conocida como 7N exigió un alto al feminicidio y también pidió el cese a las violencias más sutiles (comentarios y chistes sexistas, actitudes controladoras o paternalistas), que constituyen –acusaron– la base de la violencia machista.

Mientras el flujo de manifestantes seguía su marcha se podían apreciar los innumerables negocios de ropa y comida que no cerraron sus puertas a pesar de la concentración.

Así, las mujeres y hombres participantes concluyeron su andar en la también emblemática Fuente de Cibeles. Hubo un aplauso multitudinario en reconocimiento al éxito de la movilización y los contingentes comenzaron a dispersarse entre las calles aledañas, mientras detrás de ellos llegaban otros más que atiborraron el espacio en lo que parecía una marcha interminable.

Fotos: Lizbeth Ortiz Acevedo, enviada
Por: Lizbeth Ortiz Acevedo, enviada
Cimacnoticias | Madrid, Esp.- 

A resistencia contra las mineras, cada vez se suman más mujeres


   Encuentro “Género y minería: defendiendo nuestros territorios”

Manos y voces de mujeres se ven y se escuchan en esta sierra norte oaxaqueña. Aquí está la mujer que borda blusas, la que hace chocolate y ate de membrillo, la que diseña piezas de madera y la que sirve de guía a las y los turistas que recorren el bosque y los arroyos de la zona.

Al tiempo que trabajan, las mujeres defienden sus parcelas y solares, y es que en este municipio serrano, ubicado a 70 kilómetros de la ciudad de Oaxaca –capital del estado del mismo nombre–, aún permanece la sombra de las actividades mineras para extraer oro, plata, plomo y cobre, que amenazaron con arrasar sus tierras.

Recordado por una tradición minera que data de 1775, desde hace una década “Capu” (“capulín” en nahuátl) es ejemplo de resistencia social, y por eso los movimientos contra el extractivismo eligen esta localidad para reunirse y replantear sus  luchas.

Esa fue la razón para que los pasados días 27 y 28 de octubre, la localidad fuera sede del encuentro “Género y minería: defendiendo nuestros territorios con igualdad”, un diálogo que reunió a un centenar de activistas –más mujeres que varones– para averiguar los efectos de esta actividad entre la población.

MUJERES SERRANAS


Aquí vive Elia Martínez Ramírez, coordinadora del proyecto Juguete Arte, una cooperativa de artesanías que empezó en 2011 y en la que hoy laboran seis personas. Para ella, tallar figuras en madera es también una forma de preservar la cultura.

Mientras recorre el museo donde se expone la reciente colección de figuras alusivas a la medicina tradicional, Elia explica qué es el “mal de ojo” y el “mal de aire”; cómo funcionan la partería y “el huesero”; y cómo las y los artesanos las representan con figuras de madera.

En su recorrido, la acompaña Areli Cosmes, presidenta del comité del museo, quien hace una pausa para explicar que en el pueblo todos los cargos directivos de comité son honorarios, y sólo quienes hacen un trabajo específico reciben un pago.

Tal forma de organización se afianzó entre 2005 y 2007 cuando la población decidió unirse para defender las tierras comunales amenazadas por la expansión de la compañía “Minera de la Natividad y Anexas”, ubicada a 10 minutos de la comunidad, que en ese entonces intentó extenderse e implantar un proyecto de minería a cielo abierto.

El objetivo era evitar que siguieran las largas jornadas para los varones a cambio de sueldos ínfimos en empleos que podían generar desde la ausencia paterna en los hogares, hasta enfermedades como la tuberculosis o cáncer de pulmón por la inhalación de polvo mineral.

Esa actividad también impactaba en la vida de las mujeres, pues al encargarse de las actividades en el hogar sumaban largas jornadas de trabajo en ausencia de sus compañeros varones; a lo que se sumó la contaminación del Río Grande, que da origen al Río Papaloapan que corre por los estados de Oaxaca y Veracruz.

Saúl Aquino, comisariado de Bienes Comunales de Capulálpam, dice que 200 años de minería no dejó beneficios ni desarrollo, por ello y con la preocupación de conservar el medio ambiente que van a heredar a su descendencia, en 2005 el pueblo dijo “no” a la minería.

“No nos oponemos al desarrollo y a la inversión, pero tiene que ser amigable al medio ambiente”, justifica. Así, optaron por el desarrollo sustentable, el ecoturismo, las empresas comunitarias y el buen manejo del bosque y los manantiales.

Fue entonces que se impulsaron la empresa de ecoturismo, la cooperativa de juguetes artesanales, el proyecto de educación ambiental para las escuelas, y la reforestación. Con orgullo, el comisariado dice que toda la población vive bien, no hay migración, hay servicios públicos y empleos.

De ahí que el mosaico de vidas en Capulálpam sea un referente de sustentabilidad. Por ejemplo, aquí una vez al mes las y los niños dejan los libros de lado y se avocan a la tarea de barrer las calles, cortar el pasto, limpiar las coladeras y recoger la basura, una costumbre desde 2008.

En ese año, la comunidad se convirtió en la primera localidad oaxaqueña en ser “Pueblo Mágico”, título que otorga la Secretaría de Turismo a lugares que destacan por su riqueza natural y cultural, cuenta Liana Sael López, joven de 27 años y asesora de la empresa local de ecoturismo.

También asesora del comisariado, “Lía” –como le dicen en el pueblo– trabaja en la educación ambiental con la niñez y en el proyecto de mujeres para que participen en la toma de decisiones, porque si bien están en algunos comités y funciones, no están en los espacios de debate y propuestas

Son ellas herederas de las luchas de abuelas como Teresa Ramírez, quien al hablar se atraganta contando, sin precisar fechas, que en aquellas noches y días de resistencia las mujeres estuvieron al frente, por eso llama a tener más eco en su pueblo y ser ejemplo para otros.

SUMAN VOCES 

Animadas por la idea de participar en la defensa de su tierra y el territorio, mujeres de Tlapa y Carrizalillo en Guerrero; de Cuetzalan, Huehuetlán e Ixtacamaxtitlán, en Puebla; de Nonoalco y Malila, en Hidalgo; y de Tetlama, en Morelos, se reunieron en “Capu” para narrar sus experiencias. 

El primer diagnóstico fue contundente: 31 por ciento del territorio mexicano está concesionado, la minería no es una actividad sustentable, genera enfermedades, aumenta delitos, y devasta el ambiente, según un análisis de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema).

En contraste, la Cámara Minera de México (Camimex) informa que esta actividad (presente en 28 de los 32 estados del país) es la que tiene mayor relación con comunidades y municipios, después de la agricultura, razón por la cual el sector implementa programas para fortalecer a estos pueblos.

Las empresas agremiadas a la Camimex manifiestan que es posible producir y mantener el equilibrio ecológico en forma simultánea, además se consideran impulsoras de la igualdad, ya que para 2014 el 10.3 por ciento de la población ocupada en el sector minero eran mujeres.

    

Aun así, Silvia Villaseñor, integrante de la Rema, dice que según la revisión que han realizado en comunidades de México y las experiencias de países centroamericanos, esta actividad también tiene consecuencias políticas como la pérdida de soberanía, déficit democrático, criminalización y represión de la protesta social.

En este contexto de aparente derrota, cada vez hay más mujeres que participan en las iniciativas comunitarias para hacer frente a la devastación del medio ambiente, sin embargo aún son muy pocas.

La reunión en Capulálpam, auspiciada por la organización Mujer y Medio Ambiente y la Fundación Heinrich Böll Stiftung, se propuso sumar más voces femeninas a esta lucha, no sólo para que participen en las movilizaciones, sino también para que aporten su visión y expongan las diferencias de género que viven.

Eufemina Lara e Isa Ponce, ambas originarias de Cuetzalan, Puebla, narran cómo se ha dado el despojo de la tierra en zonas donde prevale la pobreza. “Les ofrecen cantidades grandes, la gente dice ‛¡wow! Nadie me va pagar esto que me están ofreciendo’”, cuentan.

Y aunque ellas pertenecen al Comité de Ordenamiento Territorial y participan en las asambleas comunitarias, reconocen que hay partes donde las mujeres no están acostumbradas a participar, ni a recibir información sobre los impactos de mineras o hidroeléctricas.

Con esa idea coincide Irma Aguilar, tesorera de Bienes Comunales de la comunidad de Colombia de Guadalupe, en Malinaltepec, Guerrero, lugar donde hay exploración minera, es decir, investigación de un proyecto conocido como “Corazón de Tinieblas”, de la empresa “Hochschild Mining”.

Irma, una mujer adulta y sin experiencia en cargos de decisión, explica que le interesa participar, aunque menciona que poco conocimiento tiene sobre la geología y los minerales; pese a ello se mantiene informada aunque lamenta que no pase lo mismo con otras mujeres.

Una razón de esta falta de miradas femeninas, dice Lucía Martínez, activista de Ixtacamaxtitlán, Puebla, donde opera la compañía “Almaden Minerals”, es que las madres, esposas e hijas no tienen tiempo, pues la vida pública, su vida familiar o laboral, las demanda, o bien sus esposos les niegan el permiso para estar presentes.

Caso excepcional es ella misma, y es que en esta cruzada informativa para hacer ver los estragos de la minería, la acompaña su esposo. Juntos asisten a asambleas, encuentros o movilizaciones que buscan hacer conciencia, porque han visto que el tema es de todos y no de un solo sexo.

Ellas fueron algunas de las personas que al echar un vistazo a la vida de sus pueblos vieron que en este movimiento tienen que sumar más mujeres, indígenas o mestizas, rurales o urbanas, jóvenes o adultas, porque el compromiso es con sus recursos naturales. 


CIMACFoto: César Martínez López, enviado
Por: Anayeli García Martínez, enviada
Cimacnoticias | Capulálpam, Oax.-