Hay un clima de profunda irritación y descontento social en todo el
país, que si bien se desencadenó con el famoso “gasolinazo” y la subida
de precios –incluyendo la del peso/dólar- en realidad es producto de un
acumulado de varios años (no sólo los de este gobierno) de: errores,
injusticias, corrupción, violencia, pobreza, desigualdad y represión
para toda la población, pero muy en particular para las mujeres.
En el norte del país ha habido varias protestas y manifestaciones muy
nutridas, para ellos los aumentos de precios han estado acompañados de
un crecimiento en la violencia y el narco, así como la fuerte
depreciación del peso, que tanto afecta su economía familiar. Además en
estas ciudades hay mayor dependencia del automóvil, entre otras razones
porque el transporte público es prácticamente inexistente y caro.
Los índices de aceptación del Presidente son los más bajos en los
últimos 30 años, sólo una de cada diez personas aprueba su gestión. Las
respuestas y explicaciones del gobierno y sus funcionarios ante estos
problemas -y el propio aumento de los energéticos- o el problemón que
representa la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados
Unidos son un rosario de barbaridades, algunas de humor involuntario y
otras (las más) un insulto a la inteligencia de la sociedad.
Habría que empezar por la firma del Pacto o Acuerdo para el
Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar que se
firmó el lunes 9 de este mes con la participación del Consejo
Coordinador Empresarial y el Secretario General de la Confederación de
Trabajadores de México (CTM).
Del gabinete participaron los secretarios de Hacienda, del Trabajo y el
de Economía. Hubo dos grandes ausencias muy importantes: los sindicatos
independientes encabezados por la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y
un sindicato empresarial, también importante: Coparmex.
El Consejo Coordinador Empresarial hace mucho que no representa a las
pequeñas y medianas empresas o son una minoría, aunque en el país son la
gran mayoría en la generación de empleo y las más afectadas por los
aumentos en sus costos que implican estos incrementos en los
energéticos y el precio del dólar.
Respecto a la CTM ésta ya es una entelequia, la mayoría de sus
sindicatos agremiados son “sindicatos fantasma” o de “protección”, que
únicamente representan a los patrones y están muy lejos de las
necesidades de las y los trabajadores; de ninguna manera se puede decir
que con su participación estuvieron representados los y las
trabajadores, o como se decía anteriormente “el sector obrero”.
Nada que ver con la CTM que participó en los Pactos que se firmaron en
los gobiernos de Miguel de la Madrid o aún en el de Carlos Salinas,
donde persistía el corporativismo sindical, ahora en franca decadencia, y
en proceso de extinción. Por tanto la presencia de la CTM actual en la
firma del Pacto del lunes es meramente decorativa.
Y más o menos el mismo problema enfrenta el actual Estado –o lo que
queda de éste después de 30 años de neoliberalismo- donde se encargaron
de desmantelarlo, sobre todo a partir del gobierno de Miguel de la
Madrid. Por lo consiguiente, muchas de las medidas que propone este
pacto –para empezar la del control de precios- no son factibles. ¿Cómo y
con qué?
Importar los productos que se encarezcan como se hizo en otras
ocasiones, con los precios que tiene actualmente el dólar, más que una
solución implica un problema más.
Sin contar con que el descrédito que tiene este gobierno le resta fuerza
y credibilidad, tal parece que su único y último recurso es la
represión, de ahí la urgencia y el interés de discutir la famosa Ley de
Seguridad Interior, que le dará mayores facultades al Ejército.
Las razones que esgrimió la Coparmex para no participar en el pacto son
varias. Según ellos no es fruto de un amplio y verdadero consenso
social. Planteó el cese a los aumentos subsecuentes a las gasolinas,
recortes al gasto público, eliminar duplicidad de programas sociales y
algo muy interesante: crear un partida presupuestal para refinar
petróleo.
¿Los asesoró Andrés Manuel López Obrador? porque fue él quien propuso la
construcción de cinco refinerías en el país en su campaña presidencial.
La respuesta que entonces recibió por parte de los “expertos” fue de
críticas y burlas: ¿para qué construir refinerías? si salía más barato
importar gasolina.
Ahora ya quisieran contar aunque fuera con una, o por lo menos no
haberse comido “la gallina de los huevos de oro” en corrupción, en lugar
de invertir en refinerías, minimamente en las existentes. Aclaro que
eso de la “gallina de los huevos de oro” lo dijo el propio Presidente,
en una de sus atinadas declaraciones (¡gulp!).
Pedirles a los empresarios que absorban los costos de los incrementos
(incluyendo la depreciación del peso), sin aumentar precios de los
productos tiene un efecto muy negativo. Ahorran despidiendo personal y
en esos casos las que encabezan las listas de despidos son las mujeres.
De acuerdo a las expectativas de los expertos consultados por Banco de
México, en 2017 se espera un desempleo de 4.0 y 4.22 por ciento,
superior a la de 2016, con una generación de empleos formales de 6.3 por
ciento menos a la del año anterior.
Con el agravante de que las cifras de desempleo que sigue publicando el
Inegi están más que maquilladas, particularmente las relativas al
desempleo femenino.
Por su parte los Sindicatos independientes encabezados por la UNT
pusieron como condición para participar en la firma del citado pacto la
cancelación de los subsecuentes aumentos en la gasolina y un aumento de
emergencia del salario, ambas cosas les fueron negadas y no firmaron.
Están proponiendo una marcha para el próximo 31 de enero, un paro
general y la publicación de un pronunciamiento que firman diversas
organizaciones obreras y campesinas, donde se señala entre otros
aspectos:
“Al incremento en los combustibles anunciado por el gobierno el 27 de
diciembre del año pasado, es previsible que seguirán otras medidas
desafortunadas que en su conjunto tendrán un alto costo social, como ya
hemos vivido en otros momentos de nuestra historia reciente: mayor
desempleo, pérdida del poder adquisitivo del salario, ajustes del gasto
público en los renglones que afectan la calidad de vida de la mayoría de
los mexicanos, y en general una caída del crecimiento que afectará en
particular a las pequeñas y medianas empresas. El modelo de desarrollo
seguido hasta ahora está mostrando signos de agotamiento, lo peor de la
crisis aún está por venir si no actuamos para cambiar las políticas
económicas instrumentadas hasta ahora”.
El resultado es que crecerá más la pobreza, como bien lo señala este
documento y esto conlleva a que más jóvenes se incorporen al narco, ya
sea como sicarios o como “halcones”, prácticamente es su única “ventana
de oportunidades”, especialmente ahora con la llegada del viernes negro,
como acertadamente se le llama a la toma de posesión de Trump.
VER GRÁFICA AQUÍ
Mayor pobreza femenina Como bien se ilustra en la gráfica, en los
últimos 11 años (2005-2016), el número de trabajadores y trabajadoras
con un salario mínimo creció considerablemente, sobre todo las mujeres,
cuya participación pasó de 11.9 a 16.4 por ciento (datos de Enoe-Inegi).
Esos son el tipo de empleos que se han creado recientemente (y se
seguirán creando), de los que tanto presume el Presidente.
Todo este panorama se complica considerablemente con la llegada de Trump
–fascista y pendenciero-, sus “ofertas” para nuestro país y sus
humillaciones además de ser muy costosas (social, económica y
políticamente), ameritan una respuesta digna -del gobierno y de la
sociedad civil- y no colaboracionista, como lo es el nombramiento de
Luis Videgaray de Canciller. Habría que aprender de Canadá y su primer
ministro, también hizo cambios importantes en su gabinete, ante tremendo
acontecimiento, pero reforzándolo, no debilitándolo como aquí.
* Economista especializada en temas de género twitter @ramonaponce
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