9/08/2018

Abolición de la prostitución clave en la defensa por los derechos humanos de las mujeres

Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATWLAC por sus siglas en inglés).





Libre elección en situación de igualdad

Es ya conocido el debate entre la postura de la abolición o la de la reglamentación o legalización de la prostitución y posturas que defienden que una cosa es trata y otra “trabajo sexual”. El 23 de septiembre, conmemoramos nuevamente el Día Internacional contra la Explotación de la Prostitución Ajena y otras Formas de Explotación Sexual y no podemos dejar pasar la oportunidad para crear conciencia y exigir a nuestros gobiernos el respeto a la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres adoptada el 18 de diciembre de 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unida, que en su Artículo 6 establece que los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para suprimir todas las formas de trata de mujeres y explotación de la prostitución de la mujer. Lo que es un hecho, es que dicha conmemoración es una conmemoración abolicionista.

Esta conmemoración es producto de una larga lucha abolicionista y feminista, que nació en 1866 y fue iniciada en Inglaterra por Josephine Butler quien consideraba que el sistema de la prostitución constituía una forma contemporánea de esclavitud que oprimía a las mujeres y que atentaba contra la humanidad en su conjunto. Este hecho sucedió mientras la esclavitud acababa de ser abolida en la mayor parte de los países europeos.

Josephine Butler comenzó lo que ella denominó “la gran cruzada” para poner fin al sistema de reglamentación de la prostitución. En 1869 redactó un manifiesto que fue firmado por 1,220 personalidades humanistas de la época y un grupo de médicos con quienes lanzó una campaña contra la reglamentación de la prostitución.

Los textos de Josephine Butler ponen el acento en la responsabilidad de los hombres y en su rol como proveedores y compradores de la prostitución.

En este mismo periodo, grandes asociaciones de defensa de los derechos humanos, como la Liga de Derechos Humanos se adhirieron a las abolicionistas.

Después de la primera guerra mundial, la Sociedad de Naciones creó en 1919 un comité de seguimiento sobre todas las cuestiones relativas a los derechos de las mujeres y a la trata con fines de explotación sexual.

Fue hasta el 2 de diciembre de 1949 cuando la lucha de Josephine Buttler se vio coronada a través de la aprobación por la Asamblea General de las Naciones Unidas del Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena o Convención del 49. Primer instrumento internacional de derechos humanos que exigió a los Estados que se persiguiera la trata de personas y la explotación de la prostitución ajena.

Así, la conmemoración del 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación de la Prostitución Ajena y otras Formas de Explotación Sexual fue declarado en Daka-Bangladesh en 1999, en el evento Organizándonos Globalmente contra la Explotación Sexual, Conferencia Mundial de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres (CATW-Internacional), conferencia en que nació la CATWLAC.

Se eligió esta fecha por que el 23 de septiembre de 1913, en Argentina, fue sancionada la Ley 9143 conocida como “Ley Palacios”, primer instrumento jurídico en el continente que penalizó la explotación de la prostitución de mujeres y niñas y se le otorgó este nombre en honor al Diputado Socialista que la propuso e impulsó.

¿Qué hay de la reglamentación?

El sistema de reglamentación de la prostitución erigido por Napoleón III en Francia, pronto denominado “el sistema francés”, fue implantado en un buen número de países europeos utilizando el pretexto higienista de luchar contra las infecciones de trasmisión sexual, en ese entonces conocidas como enfermedades venéreas y en nombre de la salud pública. El médico francés Parent-Duchatelet, defensor del higienismo y de la reglamentación en el siglo XIX, consideraba la prostitución como un “mecanismo de desagüe” y asimilaba la eyaculación a una “evacuación orgánica”.
Quienes reivindican la reglamentación de la prostitución por “ser necesaria para el desahogo de los hombres” y por su indefectible existencia y perpetuación, tal vez también quisieran establecer zonas y horarios para cometer homicidios, porque también en la historia de la humanidad siempre ha existido el homicidio.
Reglamentar significa establecer horarios, zonas donde se tolera la prostitución, la periodicidad y obligatoriedad de los exámenes de salud y la expedición de carnets sanitarios, todas medidas para favorecer a los usuarios del sexo de paga y cuidar que “las malas mujeres, que se dedican a la vida galante”, no los vayan a contagiar de enfermedades adquiridas por “su promiscuidad”. Quienes reivindican la reglamentación de la prostitución por “ser necesaria para el desahogo de los hombres” y por su indefectible existencia y perpetuación, tal vez también quisieran establecer zonas y horarios para cometer homicidios, porque también en la historia de la humanidad siempre ha existido el homicidio.

En realidad, el sistema reglamentarista estaba fundado en una visión de la sociedad y de la sexualidad humana donde las mujeres quedaban reducidas a meros instrumentos del placer sexual masculino. No solamente los proxenetas y traficantes podían desarrollar sus negocios con total impunidad, sino que también los municipios podían enriquecerse gracias a los impuestos con que se gravaba a los burdeles. Las mujeres prostituidas estaban sometidas a vejaciones, servidumbres, y a controles sanitarios descritos como auténticas torturas sexuales.

En la actualidad, las reglamentaristas han  tomado los argumentos de la defensa de los derechos humanos de las mujeres para seguir fortaleciendo el sistema patriarcal. Su defensa la justifican con la “libre elección” de las mujeres a utilizar su cuerpo, sin tomar en cuenta que la libertad está limitada por la libertad de las otras. Sin duda, malinterpretan la postura de Simone de Beauvoir, quien en su libro “El segundo sexo”, símbolo de la lucha feminista, manifestaba que las mujeres que ejercían la prostitución se liberaban. Al analizar sus textos, debemos analizar el contexto y el motivo por el cual lo decía. Su pareja, el también escritor Jean Paul Sartre, asistía todas las noches a los burdeles en donde tenía diversos encuentros sexuales, encuentros que no sostenía con ella y que ella anhelaba.

La lucha sigue

En 1979, la Convención por la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW) marcó una etapa esencial en el reconocimiento de los derechos de las mujeres a vivir libres de trata y explotación de la prostitución. Este mismo año, Kathleen Barry retomó la lucha abolicionista feminista cuando publicó Female Sexual Slavery.

En 1988 fundó con Dorchen Leidholdt la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres. Durante los años 1980 y 1990, algunas sobrevivientes de la prostitución comenzaron a hablar y a denunciar los horrores que habían vivido en el sistema prostitucional. No solamente estas fuertes voces permitieron sacar a la luz los efectos devastadores que la prostitución ocasiona en las mujeres, sus hijas e hijos, su familia y su comunidad y toda la violencia a la que las somete, sino que también se puso de relieve el rol del “comprador” como creador de la demanda de la prostitución y como parte integrante del sistema prostitucional.

Por eso, la postura abolicionista es feminista y en ningún modo es puritana, como lo han difundido un sin número de personajes liberales, desde la academia o el periodismo, o quienes abusando de la buena fe de mujeres en prostitución y sus historias para sus tesis de grado o para ascender en el Sistema Nacional de Investigadores, sin decirles, vienen sacando provecho de una sociedad proxeneta y patriarcal. El sistema abolicionista no está en contra de la libre elección de las mujeres, pero libre, no como forma de sobrevivencia y tampoco cuando no existe una condición de igualdad entre mujeres y hombres.

El sistema abolicionista, de hecho, no juzga a las mujeres en situación de prostitución, por el contrario, trabaja por sus derechos humanos. Lo que propone es que se persiga a los tratantes, proxenetas, la demanda y todos aquellos eslabones de la cadena prostitucional.

Por el contrario la legalización o reglamentación de la prostitución pone en riesgo a las mujeres y niñas que por diversas condiciones de desigualdad, pobreza o falta de oportunidades se someten o son sometidas a la explotación sexual y también a las que no están en la prostitución, porque perpetúa estereotipos de género y culturales de sometimiento y mercantilización de sus cuerpos, en un sistema económico donde todo se vende, se compra o se alquila.


El puto amo



¿En qué momento de la historia las mujeres introdujeron de manera libre y voluntaria la prostitución como una opción profesional más...? La respuesta es sencilla: en ninguno.
La prostitución es una creación machista para beneficio de los hombres y de su modelo de sociedad, un modelo que necesita la cosificación de las mujeres como parte esencial del mismo. Si miramos con perspectiva, lo sucedido no es muy diferente a la estrategia machista en muchos otros ámbitos y con otros temas. Siempre es lo mismo: primero se impone una idea o referencia que obliga, somete, domina, limita a las mujeres, después se normaliza sobre el hábito y la costumbre, y finalmente, en aquellas cuestiones más trascendentales, se hace legal para que no quede a la subjetividad ni a la intemperie de las circunstancias.
Un ejemplo; primero se considera que las mujeres son inferiores a los hombres y menos capaces, luego se levanta toda la estructura social y de relaciones bajo ese criterio que las limita en lo personal y en lo laboral, después se desarrollan una serie de normas que les impiden votar, trabajar, viajar… más adelante, cuando la situación se hace insostenible, crean otras normas que les permite trabajar y viajar, pero con el permiso del marido… y así hasta que la propia reacción social y los movimientos y organizaciones de mujeres impiden la deriva y corrigen las injusticia que supone esa construcción. Sin embargo, el propio sistema se encarga de que incida lo mínimo sobre ese machismo original, y que sólo lo haga sobre alguna de sus manifestaciones, lo cual permite que sus ideas y valores se mantengan y se adapten a la situación sin renunciar a sus objetivos, aunque le obligue a cambiar de estrategia.

Prostitución como imposición del machismo

La prostitución no es el resultado de la decisión de las mujeres, ellas se han visto obligadas a ejercerla desde el origen de la historia. Es la imposición del machismo para que los hombres refuercen su masculinidad y sensación de poder a través del sexo. Si las mujeres no hubieran sido consideradas como objetos y sexualizadas desde la infancia la prostitución no sería posible. Y si el machismo no hubiera creado las circunstancias para que muchas mujeres a lo largo de la historia entendieran la prostitución como una opción más dentro de la normalidad, las mujeres no la elegirían, del mismo modo que nunca se ha aceptado la esclavitud como una opción laboral, puesto que no se logró normalizar esa forma de explotación.
Cuando se intenta pasar de una prostitución forzada y obligada a una prostitución "libre y decidida", el éxito no es de quien era explotado y dice liberarse haciendo lo mismo que hacía, sino del contexto que había normalizado esa situación y que ahora la mantiene bajo otras referencias.
No debemos olvidar que la prostitución beneficia a los hombres y al machismo, y lo hace a costa de las mujeres y la Igualdad. La prostitución no proporciona sexo a los hombres, sino poder. La inmensa mayoría de los hombres que consumen prostitución mantienen relaciones sexuales con otras mujeres, y aun así acuden a la prostitución para satisfacer sus deseos de poder de las formas más diversas, pero siendo ellos los amos de esa mujer durante el tiempo de contacto, y reforzando para siempre su idea de hombre y masculinidad para ser también los amos de la sociedad.
Según un informe de APRAM, el 39% de los hombres de nuestro país han consumido prostitución, esos mismos hombres que también cometen violaciones, abusos sexuales, acoso sexual… en las circunstancias más diversas, y todo ello lo hacen culpabilizando a las mujeres por provocar, por actuar con perversidad y engañarlos, o por arrepentirse y tirar de maldad para denunciarlos falsamente, como hemos visto recientemente tras conocer la sentencia del caso de "La manada", cuya víctima, no por casualidad, ha sido considerada en muchos comentarios como una "puta".
Lo que ha sucedido estos días con la solicitud para crear un "sindicato de trabajadoras del sexo" refleja muy bien esa estrategia adaptativa del machismo, y cómo utilizan el teórico interés y preocupación por las condiciones de trabajo de las mujeres que la ejercen para beneficio, pero sin cuestionar en ningún momento el trabajo ni las circunstancias que han llevado a esas condiciones.
La estrategia es clara: primero las obligan, las explotan, abusan, agreden… y después, cuando se han creado unas condiciones objetivamente inaceptables, ocultan la prostitución tras las circunstancias en que se ejerce y piden que se actúe para mejorar las primeras sin hacer nada sobre las segundas. Y todo ello bajo la trampa de hacer creer que si cambian las condiciones de trabajo va a suponer un cambio en la prostitución.

La clave, el plano social

Por dicha razón, para ocultar el significado social y cultural de la prostitución dentro del machismo, se acude a la voz individual de mujeres que libremente, y con todo el respeto y consideración por mi parte, piden ejercer la prostitución en unas condiciones adecuadas.
La reivindicación de estas mujeres tienen todo el sentido, tanto por las condiciones en las que desarrollan su actividad, que ya hemos comentado que son inasumibles, como desde el punto de vista de su posición individual; pero la clave, como en tantos otros temas, no está en el plano individual, sino en el social, puesto que son las referencias de la sociedad las que crean el mito de creer elegir libremente en un contexto machista que da significado a la realidad, hasta el punto de crear un imaginario en el que muchos hombres dicen, " si a mis hijos les faltara para comer, yo robaría", mientras que las mujeres afirman, " si a mis hijos les faltara para comer, yo me metería a puta".
Las decisiones individuales no pueden ir en contra del marco de convivencia ni a favor de los elementos que refuerzan un sistema de ideas y valores como el machismo, basado en la injusticia de la desigualdad. Por eso se actúa contra un agresor aunque la mujer diga que no se haga porque su marido "le pega lo normal", ni tampoco se aceptaría que un grupo de personas que consumieran sustancias tóxicas ilegales pidiera que las dejaran consumirlas en nombre de su libertad, y de que ellas con su cuerpo hacen lo que consideren, aunque dicha decisión les perjudique.
El machismo ha creado la idea de que los hombres son los "putos amos" de la sociedad, y para ello les da oportunidades para que se sientan así, entrenen su ego y puedan demostrarlo, como ocurre, por ejemplo, con la violencia de género normalizada y con la prostitución. El resultado es claro, y cada hombre, si así lo decide, con independencia de su estatus y circunstancias personales, al menos cuenta con un espacio en el que es el "puto amo".


La nulidad del yo femenino / II parte



Quinto Poder 
Por: Argentina Casanova*


La nulidad del yo femenino es algo concreto cuando miramos a una mujer sobreviviente a la violencia familiar, una persona cuya condición física evidencia los maltratos, pero también que evade la mirada, habla en voz baja, su cuerpo revela que ha estado silenciada y que casi prefiere pasar inadvertida, evita confrontar con cualquier situación que pueda desencadenar la violencia.
En los discursos sociales es también evidente ese silenciamiento al yo femenino. Encontramos sustitución de la asignación del reconocimiento de la condición de persona cuando se narra en los medios de comunicación el hallazgo de un cuerpo femenino. Incluso en la condición pasiva frente a la muerte y no como un ser con vida que ha sido asesinada.
Me refiero a esos titulares que vemos en los diarios que designan un adjetivo al hallazgo del cuerpo femenino, desde el decir “encajuelada”, “embolsada”, “emparedada”, o cosas similares que desproveen de la condición de persona y que en cambio pasa a ser lo que se hizo con el cuerpo.
No es una persona en una cajuela, sino es una situación en la cajuela, en la bolsa, en la pared, y así se presentan y exponen los títulos de los medios que implícitamente nos llevan a pensar que es lo que se nombra y no una persona con características específicas del género femenino.
Por eso las mujeres son encontradas muertas, así como si cayeran por efecto del clima, muertas en cualquier lugar y se invisibiliza el hecho de que se ha cometido un asesinato y que ocurrió contra una persona.
Se halla muerto un animal, se halla muerto una planta, y a los hombres se les asesina y se comete homicidio, en un sentido discursivo en el que se reconoce condición de persona a la que se le priva de la vida por un agente externo.
Nulificar no solo es negar la condición de persona a la mujer cuando se encuentra con vida, como resultado de la violencia que vulnera la propia percepción que ella tiene de sí misma y de sus alcances y capacidades, sino que va más allá. Transgrede y pretende borrar la condición de persona aun cuando ya ha sido privada de la vida.

La tortura fue definida como el hecho que pretender fragmentar la identidad de la persona hasta tal punto que no se reconozca a sí misma, y eso es precisamente lo que logra la violencia contra las mujeres tras años de ser ejercida en el ámbito familiar y laboral.
Se requiere romper con las manifestaciones de la violencia es cierto, pero también se necesita que la persona sea capaz de tomar esos fragmentos y aprender a vivir con esas fracturas.

Revertir el efecto de la nulificación del yo femenino tiene el mismo sentido que el de las personas que se sobreponen a hechos victimizantes graves que fragmentan su identidad a tal punto que volver a enfrentar la vida les exige aprender a seguir desde esa nueva forma de ser y acostumbrándose a mirarse a sí mismas con otros ojos, valorar lo que se es, como esas vasijas que son rotas y cuyas fracturas al ser enmendadas les dan un toque diferente y un nueva valor.
Entender el efecto y las características de la “nulidad del yo femenino”, permitirá que operadores de justicia comprendan el alcance de la violencia en la capacidad de las mujeres para enfrentar a sus agresores, entender porqué razón está descartada la conciliación y la mediación en situaciones de violencia familiar.
Quizá solo así entenderán que una persona que se encuentra en tal condición de sometimiento que su identidad ha sido fragmentada a tal punto que no puede encontrar elementos de resiliencia ni de resistencia frente a su agresor no puede confrontar a una pareja que la maltrata ni cuestionarle o reclamarle la custodia de los hijos e hijas.
También nos da claridad acerca del por qué especialistas en tortura han reconocido que es la violencia contra las mujeres es equivalente a la tortura, porque el efecto que produce sobre la identidad es la misma y el proceso de recuperación puede implicar lo mismo, muchos años para revertir el daño sobre la sique de las personas que la han vivido.
La nulidad del yo femenino tiene un alcance no solo en lo físico que es posible observar a simple vista, tiene también un efecto sobre la sociedad que prácticamente quitó la condición de persona a las mujeres convirtiéndolas en menos que objetos y solo así podemos entender el abordaje que se le da en los medios de comunicación a los feminicidios, así como permisividad social a la violencia contra las mujeres.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

“Vagones exclusivos” del metro, permiso para acosar

#AcosoEnElMetro se vuelve viral
   



Tras denunciar que el acoso es una práctica que continúa vigente en el Sistema de Transporte Colectivo Metro y que las medidas implementadas no se respetan ni por usuarios ni por autoridades del metro, cientos de mujeres iniciaron una campaña en redes sociales con el hashtag #AcosoEnElMetro para exigir que se cumplan las medidas afirmativas, como los vagones exclusivos para mujeres y menores de 12 años.
Este fin de semana el hashtag se volvió viral, cuando cientos de mujeres contaron sus experiencias de acoso sexual en el transporte público, el metro de la Ciudad de México.
Todo empezó con el tuit de la feminista y columnista de Cimacnoticias, Cynthia Hijar, quien contó que la semana pasada solicitó la ayuda de una policía en el metro para que les pidiera a tres hombres que viajaban en el vagón “exclusivo” para mujeres, que respetaran la medida y se bajaran del vagón. “Eran 3 hombres y a la que intentó sacar esta policía ¡fue a mí!”, narró en un video que difundió en redes sociales.
Ante ese tuit, recibió muchas respuestas afirmativas que condenaron la actuación de la policía, demandaron reacciones de parte de las autoridades del metro y mejor educación de los usuarios exigiendo, igual que Cynthia Híjar, un espacio seguro en el transporte público. La cuenta de Twitter del metro CDMX respondió diciendo que lamentaba lo sucedido y que la Gerencia de Seguridad reforzaría la capacitación del personal de vigilancia.
Sin embargo también hubo reacciones en contra, por ejemplo, que la tacharon de “exagerada” y argumentaron “discriminación hacia los hombres” al existir vagones “exclusivos”, voces que le lanzaron insultos, difamaciones e incluso amenazas de muerte, hecho que Cynthia denunció dos días después.
Desde entonces, decenas de mujeres han compartido sus historias bajo el Hashtag #AcosoenelMetro, para demostrar la magnitud del problema y que las medidas implementadas son ineficaces.
Entre las historias que se leen en los tuits coinciden en miradas lascivas, hostigamiento, toques, roces, hasta exhibicionismo y masturbaciones, agresiones que también se dan en los vagones “exclusivos” para mujeres.
Entre otras coincidencias destaca el pedir ayuda a las y los policías quienes no hacen caso de las peticiones argumentando que “ya pasó el horario” de los vagones “exclusivos”, pero el metro y el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México recordaron en redes sociales que el horario de los vagones exclusivos es permanente, los siete días de la semana.
Cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, del año 2011, indican que 11.5 por ciento de las mujeres han sido víctimas de hostigamiento sexual, manoseo, exhibicionismo o intento de violación en el transporte público.
En su “Diagnóstico sobre la violencia contra las mujeres y las niñas  en el transporte público de la Ciudad de México”, investigadoras de ONUMujeres sugieren que la cifra es mucho mayor pues de acuerdo con las entrevistas realizadas, 9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia sexual durante sus recorridos cotidianos.
El problema para tener una “medición fidedigna del tamaño del fenómeno” consiste en la incompatibilidad de definiciones de la violencia, la diversidad de propósitos de los instrumentos, y la pregunta cómo se mide la violencia sexual, escribieron las autoras.

En la encuesta que ellas mismas realizaron, 93 por ciento de las víctimas indicaron que sufrieron miradas lascivas, “chiflidos por su apariencia”, “majaderías sexuales”, “acercamientos desmedidos”, y “recargamientos del cuerpo”. Estos fueron los cinco tipos de acoso con mayor incidencia entre las personas entrevistadas.
Dos de las recomendaciones de dicho diagnóstico, presentado en febrero del 2017, fueron “capacitar y sensibilizar a operadores del transporte público y concesionado en protocolos aplicables para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres”, y “generar campañas que rompan con los estereotipos de género y promuevan la construcción de nuevas masculinidades que ‘desnaturalicen’ la violencia contra las mujeres en el espacio público y privado.”
Cabe recordar que en 2016, el gobierno de la Ciudad de México compró y entregó 31 mil 600 silbatos para prevenir el acoso sexual en el transporte público con el fin de alertar a las y los policías y a la comunidad en general y así disuadir acosadores.
Sin embargo los relatos de las mujeres en redes sociales demuestran que las respuestas de las autoridades hasta ahora no han sido suficientes para mitigar el problema y se sienten inseguras al viajar en el metro.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

Madres de víctimas de feminicidio exigen a AMLO respuestas sobre violencia de género


Le dan ultimátum para reunión



“Señor presidente, no sea indiferente, matan a las mujeres en la cara de la gente” es la consigna que esta mañana corearon las madres de víctimas de feminicidio en México al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, afuera de su casa de transición.
Antes de las siete de la mañana se conformó una fila de mujeres a las puertas de la casa de López Obrador quien después de las elecciones del primero de julio que le dieron el triunfo, ha recibido en ese lugar a diario a personas y colectivos que se acercan al inmueble ubicado en la colonia Roma con demandas al gobierno entrante, lo que es una manifestación del descontento social que hay en el país.
Mientras las madres congregadas esta mañana esperaban pacientes ser atendidas, o tenían la esperanza de acercarse a López Obrador, de pronto irrumpió en la calle el grito de “¡Ni una asesinada más!”, las mujeres anunciaron su presencia en medio de docenas de hombres extrabajadores de la empresa automovilística Daimler Chrysler, quienes desde temprano también se plantaron con dos pancartas gigantes en demanda de servicios de atención médica.
Las consignas de víctimas y defensoras que integran el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) resonaron aún más fuerte “¡justicia, justicia, justicia!”. Al verlas, los extrabajadores pronto se aglutinaron, y como si se tratara de una competencia gritaron “¡corrupción, corrupción, corrupción!”, pero sus reclamos durarían unos segundos frente a las demandas de las madres cuyas hijas fueron asesinadas.
Los hombres tuvieron que replegarse al fondo y las madres de víctimas transitaron hasta la entrada de las casa, ellos pasaron toda la mañana indiferentes a las demandas de las mujeres.
Con los medios de comunicación atiborrados pues se han situado en la casa de transición por las expectativas que genera el gobierno de AMLO, Irinea Buendía Cortés, madre de Mariana Lima Buendía asesinada en el Estado de México en 2010, leyó el pliego de peticiones que tienen las víctimas de feminicidio para el presidente electo: quieren se les dé a conocer la estrategia de gobierno que tiene para atender los asesinatos de mujeres, si no existe, que se siente con ellas y las organizaciones civiles expertas como el OCNF para construirlo; exigen asimismo la depuración del personal de las Fiscalías de Justicia, pues éstas son la principal traba para que las mujeres y sus familias accedan a la justicia.
Demandan a AMLO que se pronuncie sobre la asignación de las presidentas de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), los dos organismos rectores de la política de género en el país. Su consigna es contundente, desean conocer qué lugar ocupa más del 50 por ciento de población que representan las mexicanas en la agenda del Gobierno, o en lo que AMLO llama “la cuarta transformación”.
Las madres de víctimas de feminicidio acompañadas por el OCNF, una organización con 14 años de experticia en tema, explicaron en la manifestación que han intentado acercarse al equipo de trabajo de Obrador por diversos medios. Primero intentaron con quien ellas consideraban una aliada, la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, pero no respondió a una carta que le enviaron. Ahora se dirigen directo al presidente, quien ha dejado a las mujeres fuera de su discurso, recordaron.
Los “Foros Escucha” que organizó AMLO para marcar la ruta de “pacificación del país” con las familias de las víctimas de la violencia arrancaron en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el epicentro de los asesinatos de mujeres en los años noventa. Ahí donde se les nombró por primera vez “feminicidio” y las madres comenzaron a clamar justicia para sus hijas asesinadas o desaparecidas, el presidente no dijo ninguna palabra sobre el problema.
Todo lo opuesto, Obrador pidió a las víctimas otorgar el “perdón” pero la respuesta de las madres y padres fue un retundo “no”, su demanda siempre es clara, quieren verdad y justicia, y nuevamente se lo recuerdan esta mañana que las madres se manifestaron “¡Ni perdón, ni olvido, a los asesinos”!, gritaron.
Norma Ledezma, fundadora en 2002 la organización “Justicia para Nuestras Hijas” en Ciudad Juárez, contó su experiencia en este foro. “Para el gobierno de Obrador no hay diferencia del feminicidio con otros crímenes, son colocadas en el mismo saco de víctimas (entre desaparecidos, víctimas del narcotráfico, desplazados), no se entiende que las mujeres enfrentan una violencia específica, a ellas se les asesina simplemente por su género”, dijo.
Finalmente salió Leticia Ramírez Anaya, la designada para atender a las y los ciudadanos que tocan las puertas del inmueble ubicado en la calle Chihuahua 216, por alguna inconformidad o solicitud que tengan al presidente. Amable, invita a un grupo de ellas a ingresar a la casa para que tome nota de sus denuncias. Entró la coordinadora general del Observatorio del Feminicidio, María de la Luz Estrada y otras tres madres de víctimas de feminicidio, para que de viva voz conozca las omisiones y negligencias que enfrentan para alcanzar la justicia.
Sin embargo, la reunión terminó pronto, Leticia Ramírez, como su cargo lo indica “Atención Ciudadana”, únicamente tiene la facultad de escuchar a quienes se acercan a la casa, en un país azotado por la violencia cualquier tipo de demanda se hace. Aunque por ser mujer, Ramírez Anaya se dijo comprometida “con la causa de las mujeres”, no puede darles a las defensoras y madres lo que desean, una fecha de reunión concreta con el presidente. Se sienten en incertidumbre y zozobra declaró a los medios la defensora María de la Luz Estrada.
Pero la desesperanza de las víctimas y defensoras se esfumó momentáneamente cuando la seguridad que resguarda la casa les pidió no obstruir la entrada porque López Obrador venía en camino. Organizadas formaron una hilera tratando que sus pancartas fueran visibles. Enfrente estaban la madre de Nadia Muciño, de María Sun Borrego, Lesvy Berlín Rivera, Fernanda Catalina Rico, Mariana Lima, todos casos emblemáticos del feminicidio en México.
“¡Queremos reunión con López Obrador! ¡Queremos reunión con López Obrador!” gritaron con ánimo ante la noticia. En cada automóvil que circulaba por la calle prestaban atención, pensando que el próximo podía ser el presidente electo. Sin embargo, transcurrió el tiempo y la desesperanza regresó, finalmente lo intuyen: nadie iba aparecer.
Las integrantes del Observatorio del Feminicidio integrado por organizaciones de 22 estados y las madres de víctimas se marcharon, no sin antes darle un ultimátum a Obrador: que les responda a lo largo del día sus peticiones y acuerde una reunión con ellas.
La señora Irinea Buendía aprovechó la presencia de los medios para enviarle un mensaje al presidente, dijo que le da el beneficio de la duda pues “ha viajado por todo el país y conoce nuestra situación”. Otras, como Araceli Osorio, madre de Lesvy Berlín asesinada en 2017 en la Ciudad de México, le recuerda a Obrador que un gabinete paritario, un Congreso de la Unión paritario, no garantiza a las mujeres un cambio en la violencia cotidiana que enfrentan en las calles, de sus parejas, en sus trabajos o centros de estudios. Las mujeres no quieren otro presidente omiso a la violencia que viven, le dice a través de la cámaras y micrófonos.
Legalmente a estas mujeres no les hace falta nada, han luchado para contar con un andamiaje que les permita acceder a la justicia: el feminicidio está tipificado en las 32 entidades federativas, se cuenta con protocolos especializados para investigar los asesinatos violentos de mujeres, así como sus desapariciones, la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el caso Mariana Lima estipuló que todo asesinato violento de una mujer debe investigarse como feminicidio, hay múltiples instancias para atender la violencia contra las mujeres (institutos de las mujeres estatales, centros de justicia) e incluso fiscalías especializadas en feminicidio.
No obstante conocen bien lo que les falta: voluntad política, una Fiscalía de Justicia que funcione e investigue con debida diligencia los asesinatos de mujeres hasta llegar a la justicia. Que la indiferencia a esta problemática se rompa.
A meses de asumir la presidencia la magnitud del reto que enfrenta AMLO ante el feminicidio es de siete mujeres asesinadas diariamente, según datos de ONUMujeres. El OCNF cuenta 9 mil desaparecidas de 2007 a 2018, por eso ellas se preguntan ¿las mujeres están en incluidas en la cuarta transformación?

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Senadoras van por paridad de género en Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial


Presentan iniciativa de reforma a Constitución   



Con el respaldo de legisladoras de todas las bancadas del Senado de la República, la senadora del Partido Acción Nacional (PAN), Kenia López Rabadán, presentó una iniciativa para reformar la Constitución federal y garantizar la paridad de género en el Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial y en los organismos autónomos.
Este jueves, durante la segunda sesión de la 64 Legislatura, la senadora López Rabadán presentó una iniciativa para reformar y adicionar 15 artículos de la Constitución Política (3, 6, 26, 27, 28, 41, 50, 73, 89, 94, 99, 100, 102, 115 y 116) para eliminar barreras e impulsar la equivalencia de oportunidades entre mujeres y un hombre.
A nombre de senadoras de todos los partidos políticos, quienes antes de tomar posesión anunciaron que trabajarían por un frente común a favor de los derechos de las mexicanas, la panista dijo que es necesario incrementar la representación de las mujeres en el ámbito público y que la paridad de género no dependa de vaivenes políticos o de cualquier otro tipo de intereses.
Ahora que la LXIV Legislatura estará integrada por 63 mujeres y 65 varones, el mayor porcentaje de presencia femenina en toda la historia del Congreso de la Unión, el reto es hacer valer la ley para que se respete la participación de las mujeres en las instituciones como en el Poder Ejecutivo, en el Judicial, en los órganos públicos autónomos y en el Congreso de la Unión, dijo.
Posteriormente, en conferencia de prensa y acompañada de mujeres de todos los partidos, la senadora afirmó que un tema que hermana a las legisladoras, sin importar su partido político, es empoderar a las mexicanas.
Ante la escasa participación de mujeres en la toma de decisiones la panista dijo que es necesario que todos reconozcan la necesidad de cambiar y reconocerlas en igualdad de circunstancias y derechos.
En el Poder Judicial de la Federación hay 876 magistrados del circuito, 714 son hombres; de 581 jueces de distrito 444 son hombres; en el Consejo de la Judicatura Federal, de 7 integrantes 5 son hombres; actualmente de las 19 dependencias 16 son dirigidas por hombres; en el Instituto Federal de Telecomunicaciones, de 7 comisionados 6 son hombres.
La iniciativa es respaldada por las diputadas feministas Martha Lucía Micher Camarena, quien presidió el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México y por las ex candidatas presidenciales Josefina Vázquez Mota y Patricia Mercado, quien también fuera secretaria de Gobierno de la Ciudad de México.
Al respecto, Josefina Vázquez Mota, señaló que las mujeres llevan muchos años luchando por las posiciones y mientras ello suceda no habrá un país de equidad.
La panista, quien en el libro “Una lección para todas: Aciertos y errores de tres mujeres en campaña” revelara las dificultades para ser candidata presidencial, dijo que esta propuesta la hacen mujeres que han trabajado fuerte, que tienen talento, capacidad y trayectoria. Es un derecho que tiene que ejercerse a plenitud y una señal de construcción en la política, dijo.
En esta sesión la priista Vanessa Rubio propuso reformar la Ley de Instituciones de Crédito para que los consejos de las instituciones de banca estén integrados de forma paritaria y para que los fideicomisos públicos asignen al menos 20 por ciento de sus programas a medidas para que las mujeres accedan a ahorros, inversión, crédito y mecanismos de protección.
Por su parte la ministra en retiro, actual senadora plurinominal y futura secretaria de Gobernación, una vez que tome posesión el nuevo gobierno, Olga Sánchez Cordero, expresó que este día es de fiesta por las iniciativas presentadas y enfocadas a lograr la auténtica igualdad.
La legisladora señaló que las iniciativas que responden a una lucha de las mujeres y recordó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya tiene precedentes en la materia y que este tema también se plasmó en la redacción de la Constitución Política de la Ciudad de México, en la que participó.

Foto: cortesía Comunicación Social Senado de la República
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

Igualdad y territorio, la lucha común de las indígenas andinas


Esté artículo se vincula al Día Internacional de la Mujer Indígena, el 5 de septiembre, que conmemora la rebelión y muerte de la heroína indígena Bartolina Sisa.
Teresita Antazú, cornesha (máxima autoridad) yanesha, uno de los 55 pueblos indígenas reconocidos oficialmente en Perú, quien desde muy joven luchó contra el poder patriarcal y las variadas desigualdades que enfrentan las mujeres indígenas. En la imagen durante una movilización en defensa de los grupos originarios amazónicos. Crédito: Mariela Jara/IPS
LIMA, 3 sep 2018 (IPS) - “A los 18 años fui la primera dirigenta en mi organización, mi abuelo que era un machista pedía que me pegaran porque estaba sentada entre hombres”, recuerda Teresita Antazú, lideresa indígena del pueblo yanesha, en la Amazonia peruana.
Ahora, cuando está por cumplir 57 años y tras una vida dedicada a romper barreras, considera que en las últimas tres décadas las mujeres indígenas de su país y de toda la región andina han logrado visibilidad, reconocimiento formal de sus derechos y apertura de las instituciones a sus demandas.
Pero todavía siguen víctimas de violencias cruzadas por su condición de mujeres e indígenas, así como de discriminación y de amenazas crecientes sobre sus territorios, dijo a IPS la primera mujer cornesha (máxima autoridad) de la Federación de Comunidades Nativas Yaneshas, desde Constitución, en la selva central peruana, donde reside.
“Si los gobiernos no saben cómo vivimos las mujeres indígenas y los problemas que enfrentamos cada día, no podrán hacer políticas públicas que respondan a nuestras necesidades”: Teresita Antazú.

Antazú,  la primera mujer que es cornesha (máxima autoridad) de la Federación de Comunidades Nativas Yaneshas, sintetiza como de “persistentes deudas sociales” el escenario en sobrevive la población femenina indígena en los países andinos.
Para Rosa Montalvo, documentalista ecuatoriana con 25 años de trabajo con mujeres indígenas en la región andina, es justamente su actual lucha por el territorio y la igualdad el hilo de continuidad con la gesta de Bartolina Sisa, la aymara ejecutada en 1782 por rebelarse ante la opresión de los conquistadores españoles.
Es en homenaje a esta heroína indígena que el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América Latina, realizado en Bolivia en 1983, instituyó el 5 de setiembre como el Día Internacional de la Mujer Indígena.
“Como Bartolina Sisa, las mujeres indígenas están en la brega por existir, por vivir en sus localidades y mantenerse como culturas, como pueblos y tener las oportunidades que merecen preservando la continuidad de las nuevas generaciones y más ahora que la arremetida a sus territorios es más fuerte”, dijo Montalvo a IPS desde Quito.
Se refiere por ejemplo al caso de Colombia, donde la Organización Nacional Indígena que agrupa a 102 pueblos denunció que entre noviembre de 2016 y julio de este año fueron asesinados 65 líderes defensores por acción de grupos armados ilegales. Es justo desde que en el país se firmó el Acuerdo de Paz entre el gobierno y la guerrilla, que puso fin a medio siglo de conflicto.
La ecuatoriana Rosa Montalvo, con más de 25 años de trabajo ininterrumpido con las mujeres indígenas, contribuyendo a desarrollar procesos de fortalecimiento y liderazgo femenino dentro de los pueblos originarios, durante un encuentro sobre el tema en Lima. Crédito: Mariela Jara/IPS
“Las comunidades indígenas han quedado más vulnerables en un grave escenario de disputas territoriales siendo las mujeres severamente afectadas porque permanecen en sus territorios para sostener la vida quedando expuestas a la violencia”, explicó Montalvo, integrante también de la no gubernamental Coalición Internacional para el Acceso a la Tierra.
Triple discriminación y violencia

Rosa Montalvo, especialista en mujeres indígenas y campesinas andinas, sostiene que la triple discriminación por etnia, clase y género hacia las mujeres indígenas es una constante en toda la región.
Le suma a esta trenza el rasgo común de la violencia interna, no solo de la pareja, sino el desarraigo que provoca la pérdida de referentes culturales por la presencia de mega obras (carreteras, represas, entre otras), o actividades extractivas.
“Es muy violento ver que desaparece el apu (montaña sagrada), el cementerio, todo lo que ha significado para la vida de los pueblos. Estos cambios en los territorios afectan en términos económicos y de despojo, y de manera subjetiva, sobre todo a las mujeres”, dice.
Es así, explica, porque son ellas quienes más han defendido su identidad y presencia. “Se ven como las madres que van a preservar las generaciones futuras. Esta labor de resistencia las coloca en el centro de las disputas territoriales y son afectadas por los nuevos intereses que entran a las comunidades”.
Montalvo indica que sus esposos muchas veces pueden ser tentados por las empresas que les ofrecen trabajo. Por su rol de proveedores en contextos de crisis productiva del campo por el cambio climático y escasez de tierras, ellos aceptan. 
“Entonces es la mujer quien hace la resistencia porque sabe que la tierra permite la continuidad de la vida. Vive la arremetida de la empresa hacia afuera y del esposo hacia adentro, con la desventaja que tiene menos articulaciones con el exterior, menos formación, conocimiento de la legislación y recursos económicos”, explica.

La amenaza a los territorios con los impactos en las vidas de los pueblos y de las mujeres se da también en países como Ecuador y Bolivia pese a sus Constituciones progresistas, postuló Montalvo.
“En los dos países, continúa el modelo primario exportador para obtener recursos y eso significa arremeter en los territorios indígenas”, dijo la especialista ecuatoriana. 
El territorio es la vida para los pueblos y mujeres indígenas, allí encuentran los medios para sustentarse, se reproduce su cultura y forma de ver el mundo. Si estos son atacados se pone en riesgo la existencia misma.
Los Estados andinos han suscrito la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo que garantizan la consulta previa e informada para poder realizar proyectos de inversión en los territorios de las comunidades indígenas.
Sin embargo, los compromisos se incumplen y las actividades extractivas impactan sobre los medios de vida de las poblaciones, culturas y cosmovisiones, indican especialistas y dirigentes indígenas.
“Por eso nosotras hablamos de violencia en plural, como violencias que se producen en nuestros cuerpos y en nuestros territorios” explicó a IPS la peruana Tarcila Rivera, integrante del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas.
Rivera, vicepresidenta del Centro de Culturas Indígenas de Perú Chirapaq, que formó hace 34 años, refirió que cerca de la mitad de las mujeres indígenas de América Latina habita en territorios donde los Estados han multiplicado las concesiones para megaproyectos y actividades extractivas.
Pero se trata de zonas que, al mismo tiempo, se caracterizan por la pobreza y la postergación de sus poblaciones.
“Luchamos para que en el área rural no se concilie la violación de una niña a cambio de dinero o bienes y para evitar el despojo de nuestras tierras, la contaminación de nuestros ríos y huertos”, señaló en Lima.
Rivera es una activista indígena reconocida mundialmente y que sigue las enseñanzas dadas por su madre en su natal Ayacucho, la región del centro de los Andes peruanos golpeada especialmente por el conflicto armado que azotó el país en los años 80 y 90.
“Mi madre murió analfabeta, pero tenía una gran sabiduría para enfrentar los problemas y crear soluciones”, recordó.
“Si tú quieres tener una pollera (faldón andino) nueva o comer algo especial, me decía, tienes que tener tu propio dinero, no te falta capacidad, fortaleza espiritual y puedes salir adelante”, citó como ejemplo de sus consejos a favor de su autonomía y empoderamiento.
En más de 30 años de activismo nacional e internacional por los derechos de las mujeres indígenas, destaca como logros importantes el haberse organizado, hablar con voz propia y articular desde lo local a lo global.
La peruana Tarcila Rivera, impulsora de la organización y articulación de las mujeres indígenas a nivel local y mundial, quien defiende los derechos de la población femenina nativa en los foros internacionales. En la imagen, en una comunidad de Ayacucho, en los Andes peruanos, de donde es originaria y dónde abandera el acceso a la educación de niñas y adolescentes indígenas. Crédito: Cortesía de Chirapaq
Impulsora también del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, Rivera coloca como desafío prioritario internacionalmente la erradicación del racismo hacía las mujeres de pueblos originarios, que considera una de las violencias estructurales en su contra.
“El racismo daña la autoestima, es la discriminación a tu identificación étnica, te hacen sentir menos porque eres mujer, por no hablar castellano, por ser pobre, por vivir en el monte”, afirmó.
Como consecuencia, “no tienes herramientas para defenderte ya sea del hombre que en tu casa te golpea o de un policía que injustamente te maltrata por reclamar tus derechos, y eso lo tenemos que erradicar en nuestros países”, afirmó la lideresa indígena.
En la región andina, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), es Bolivia el país con mayor porcentaje de población indígena, con 62 por ciento del total, seguido de Perú (24 por ciento), Chile (11 por ciento), Ecuador (siete por ciento). Colombia (tres por ciento) y Venezuela (2,7 por ciento).
Desagregar los datos por sexo y establecer diferentes variables en relación a violencia, salud, empleo, educación, vivienda, es otra de las deudas de los Estados que coinciden en señalar Atanzú y Rivera.
“Si los gobiernos no saben cómo vivimos las mujeres indígenas y los problemas que enfrentamos cada día, no podrán hacer políticas públicas que respondan a nuestras necesidades”, expresó Antazú.
Consultadas sobre su horizonte en 10 años, coinciden que se ven con presencia más equitativa en los espacios de decisión a nivel local, regional y nacional; y con niñas y jóvenes indígenas que reciben una educación de calidad que las haga sentirse capaces de comerse el mundo.
“Y sin esas miradas que nos gritan: ¿y tú, qué haces acá?”, remarcó Rivera.
Edición: Estrella Gutiérrez
      

La libertad de las putas

Prostitución & Debate
Anita Botwin
CTXT

Sobre la regularización de la prostitución. Reflexiones sobre la postura en contra.


Algunas voces hablan de libertad a la hora de decidir sobre nuestros cuerpos. Normalmente esas voces se centran en hablar sobre nosotras en materia de prostitución, cosificación y pornografía. Muchas de esas voces jamás tendrán que usar sus cuerpos para pagarse un plato de comida. Especialmente porque muchas de esas voces provienen de hombres blancos, heteros y privilegiados. 

No podemos hablar de libertad si existe un intercambio monetario de por medio. ¿Acaso existe libertad en gran parte de los trabajos precarios de este y otros países? No creo que alguien si pudiera elegir estaría currando en un McDonalds voluntariamente, como si de una ONG se tratara. ¡Me encanta el Mcflurry, no me importa trabajar 12 horas como un esclavo, yupi!

Es curioso que podamos verlo más claro y entenderlo cuando se trata de trabajos que compartimos hombres y mujeres y que no tienen que ver con los cuerpos femeninos como moneda de cambio. En los que puedes dar la vuelta a una hamburguesa sin necesidad de que nadie te viole –por muy esclavo que sea el trabajo-.

Ellas tienen libertad de elegir, dicen. Una mierda. Ellas prefieren follar a limpiar escaleras, dicen. Ellas, ellas, ellas. Ellas sólo tratan de salir adelante, como la mayor parte de las mujeres de este planeta. ¿Creen que quieren aguantar a cerdos que abusan de ellas en el mejor de los casos? Es que a algunas les gusta el sexo, dicen. Claro, el sexo le gusta a casi todo el mundo y no por ello tienes que sufrir explotación para disfrutarlo.

Es el oficio más antiguo del mundo, dicen otras voces. Claro, por eso precisamente vamos un poco tarde para abolirlo. También las guerras, la tortura, la esclavitud la muerte de miles de personas por hambre son antiguas como la vida misma y no por ello estamos a favor de regularlas.

Es que hay hombres que, pobrecillos, de otra forma nunca podrían follar y sería mucho peor. MUCHO PEOR. Para estas personas la prostitución existe para evitar posibles violaciones. En lugar de no educar en la violación, se da por sentado y ya que existe, vamos a hacer todo lo posible para que los pobres violadores no cometan ningún delito y se desahoguen con mujeres prostituidas. Porque en las mujeres, pobrecillas, las que no se comen un rosco, ¿a quién les importa? Ellas no dan beneficios si no son putas.

Algunas, dicen, están satisfechas con su trabajo. Ganan bastante dinero a cambio de prestar sus cuerpos. Pero esas pocas “privilegiadas” –alrededor de un 5% en nuestro país- dentro de un mercado de explotación a nivel mundial no hace más que dañar al resto de mujeres que no pueden decidir. Estas experiencias positivas no dejan de ser excepcionales, y de carácter individualista y neoliberal. Como a ellas les va bien, como supuestamente pueden elegir a sus clientes, el resto debe sufrir explotación, violencia y pobreza.

La realidad es que este negocio mueve diariamente cerca de 10 millones de euros en nuestro país, unos 3.500 millones al año, que representan un 0,35% del PIB. No es posible que hablemos de libertad cuando se trata de un mercado que mueve tantísimo dinero y en el que la mayor parte de las putas ejercen en contra de su voluntad. ¿Qué libertad es esa?

Es que ya que trabajan, tendrán que luchar por sus derechos y tener sanidad y cotizar. Este suele ser el argumento más escuchado de los y las regulacionistas. Ejemplos como el alemán o el holandés nos hablan de fracaso a la hora de legalizar la prostitución. Sin ir más lejos, la ley de 2002 de Alemania ha hecho que aumenten los grandes prostíbulos y prácticas como la ‘tarifa plana’ de sexo (sexo con varias personas a un precio fijo). Algo así como minutos ilimitados en el móvil. Eso es lo que valemos.

La prostitución no es una salida laboral para las mujeres libres, sino para las mujeres pobres, y regularla no es más que normalizar una opción precaria más en un mercado neoliberal en el que no existen derechos de ningún tipo. La libertad deja de existir en el momento en el que un hombre paga a cambio de un producto –mujer– para someterla y ejercer su poder sobre ella.

Un abuso sexual no se transforma en un empleo por el mero hecho de que se pague una cantidad de dinero. Normalizar la práctica de la prostitución no ayudará en absoluto a construir sociedades libres, igualitarias y por supuesto, feministas.

Fuente: http://ctxt.es/es/20180815/Firmas/21260/Anita-Botwin-ser-feminazi-hoy-maltrato-violencia-machista-maternidad-justicia.htm

Lanzan campaña para que provincias de Argentina garanticen ILE


Aborto no se despenalizó pero existe un Protocolo de atención 


Integrantes de la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito” de Argentina junto con organizaciones de Derechos Humanos iniciaron un campaña con la etiqueta #ILEtuDerecho para exigir que todas las provincias de Argentina se adhieran al Protocolo Nacional de Interrupción Legal del Embarazo (ILE).

La campaña, que inicio a finales de agosto, tienen como objetivo informar a las mujeres sobre su derecho a abortar en cualquier instancia médica cuando cumplan alguna de las tres causales vigentes: cuando está en riesgo su vida; por riesgo físico o emocional o si el embarazo es producto de una violación.
La idea esto informar que el aborto es un derecho en ciertos casos a pesar de que la Cámara de Senadores rechazó, el pasado 8 de agosto, el proyecto de despenalización del aborto en aquel país.
De acuerdo con el Artículo 86 del Código Penal, ratificado en 2012 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo “F.A.L”, los estados de las provincias de Argentina deben proporcionar las condiciones necesarias para realizar la interrupción legal de un embrazo de manera rápida, accesible y segura, sin importar si cuentan con o no con protocolo local de atención.
No obstante, como ya lo habían declarado organizaciones e integrantes de la “Campaña Nacional” esta obligación no se respeta en la mayoría de las provincias, sin importar si éstas tienen o no un protocolo, pues las argentina aún son criminalizadas y juzgadas con prejuicios sexistas y religiosos que retrasan o niegan el acceso a servicio de salud.
Por este motivo, las y los integrantes de la campaña #ILEtuDerecho demandaron que todas las provincias adopten el protocolo publicado en 2015 por el Ministerio de Salud, ya que al no estar afiliados a esta norma queda a “voluntad” del personal médico garantizar o no el acceso a un aborto seguro.

En entrevista con Cimacnoticias, la integrante de la Red de profesionales de la salud por el derecho a decidir, Gisela Stablum explicó que al estar todas las provincias adheridas al Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embrazo, conocido como Protocolo Nacional de ILE, se estandaricen las obligaciones de las instituciones médicas.
Explicó que las provincias que carecen de protocolo local, es debido a la fuerte presencia de la iglesia en las instituciones y escuelas. Por otra parte, las provincias que cuentan con protocolo restrictivos, dijo, ponen demasiadas trabas como establecer que los abortos sólo puedan ser realizados en el segundo nivel de atención (hospitales), donde no todas las mujeres tienen acceso, en particular las que están en contexto de pobreza.
Ante ello –resaltó– las mujeres optan por alternativas inseguras que se evidencian cuando mueren por abortos inseguros, por ejemplo, hace tres semanas, en la provincias de Buenos Aires y San Martín dos mujeres de 22 y 34 años de edad, murieron a causa de una infección por un aborto inseguro.
Como forma de protesta por estas dos muertes, la sociedad civil, feministas y organizaciones no gubernamentales salieron a las calles a manifestarse portando velas con los nombres de los 38 senadores que votaron en contra del proyecto de aborto legal, en la manifestación se llevaron ramos de perejil, como forma simbólica de representar el material con el que una de las mujeres se realizaron un aborto inseguro y para visibilizare que “la clandestinidad no salva ninguna vida, sino que mata”.

PROVINCIAS

De acuerdo con la fundación Huésped, que también integra la campaña #ILEtuDerecho, hasta septiembre de 2017, apenas 10 de las 24 provincias de Argentina se adhirieron al Protocolo Nacional de ILE o contaban con protocolos que se ajustan a los criterios de la norma nacional. Estas provincias son Chaco, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra del Fuego.
Por su parte, otras 6 provincias, segura datos de la fundación, han dictado protocolos que incluyen requisitos como “acreditación de un juez”, es decir la orden de un juez, lo que dificulta el acceso de las mujeres a servicios de aborto seguro, entre ellas están la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Neuquén y Río Negro.
Mientras que las ocho restantes no cuentan con un protocolo ni normas locales: Catamarca, Corrientes, Formosa, Mendoza, San Juan, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán.
“Esta lucha implica realizar no sólo modificaciones legales, sino también en los sistemas de educación, salud, y por supuesto, profundos cambios culturales (…) es por esto que el lema es integral: Educación sexual para decidir, Anticonceptivos parea no aborto, Aborto legal para no morir”, declaró a fundación en su página oficial.

Cortesía de Sol Atta, Agrupación Las Rojas
Por: Aline Espinosa Gutierrez
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Sueños y pesadillas cuando dormimos



lasillarota.com

Maria Teresa Priego

La fuente principal de los sueños es la infancia. Hemos "olvidado" en nuestra memoria consciente cantidad de vivencias de nuestros primeros años. 


Las personas soñamos. También tenemos esos sueños oscuros, agitados, con frecuencia violentos a los que llamamos pesadillas. "Ayer tuve un sueño" es una frase bastante recurrente entre personas cercanas. Soñamos bastante más de lo que recordamos. A veces no tenemos memoria de sueño alguno, otras memorias vívidas de imágenes que duran segundos, otras recordamos sueños más largos. A como pasa el día -si no lo escribimos- es muy probable que nuestro sueño se vaya desvaneciendo.

Existe una larga tradición que considera los sueños como premonitorios: "¿Qué podrá significar?" "¿Qué va a ser de mí?". "Soñn de los sueños".as: "La interpretaciel fututo. No es en esta tradicisvaneciendo.s vpesadilla. éé una catástrofe inminente". Como si el sueño fuera un mensajero del futuro. Un aviso. No es en esta tradición en la que quisiera detenerme. El santuario de Ascepio (dios griego de la medicina y la sanación) era muy frecuentado en Epidauro. Los pacientes dormían y a través de sus sueños intentaban interpretar la manera en la que podían sanarse de sus males físicos. La importancia de los sueños existe desde los principios de los tiempos conocidos. En 1899 Sigmund Freud escribió una de sus obras más bellas: La interpretación de los sueños. La vivencia onírica es una de las pruebas más rotundas (y fascinantes) de la existencia del inconsciente.

No a todos nos interesa que el inconsciente exista, habrá quien cuestione la importancia de aceptar que está allí, o de adentrarse (en la medida de lo posible) en él. ¿Por qué importa? Porque saberlo allí es el intento de aprehender que hay una parte nuestra que desconocemos, que nos lleva a elegir, decidir, reaccionar ante los estímulos sin que logremos saber el cómo y el por qué. Estamos divididos por dentro. Habitados de alguna manera. La elección amorosa, por ejemplo, tiene una buena carga de elección inconsciente. Aún cuando logremos describir en voz alta esas características que nos atraen en nuestro objeto amoroso, siempre habrá más, otra cosa. Motivaciones inconscientes difíciles o imposibles de nombrar, porque no las conocemos.

Algo habla adentro nuestro. No siempre podemos escucharlo. Recordar un sueño o fragmentos, no recordarlo, depende de los niveles de represión que nos esforcemos en invertir -sin saberlo- en las revelaciones interiores que el sueño trae consigo. Tendemos a reprimir lo que ha sido demasiado doloroso, lo que nos llevaría a un profundo displacer, lo que tememos (también sin saberlo) no poder manejar. Aquello que nos amenaza. Soñamos personajes distorsionados. "La deformación onírica" que los surrealistas trabajaron de maneras tan fascinantes. Revisemos la obra de Leonora Carrington, la de Remedios Varo. Aquellas/os que eligieron trabajar de manera explícita con el material de sus sueños. Porque de distintas maneras: ¿qué artista no lo hace?

Otra de las características de los sueños es la "condensación". Una sueña con su padre, por ejemplo, en una circunstancia que nos parece absurda, pero ese padre tiene la voz del esposo y dice frases muy comunes en el habla de la madre. Aportaré la demostración de la existencia de una técnica psicológica que permite interpretar los sueños, y merced a la cual se revela cada uno de ellos como un producto psíquico pleno de sentido, al que puede asignarse un lugar perfectamente determinado en la actividad de la vida despierta, Freud. ¿Pero cómo atrapar el sentido? Según Freud existen dos tipos de guiones en cada sueño: el evidente y el latente.
Si consideramos los sueños y las pesadillas a la manera en la que nos las explica: "el regreso de lo reprimido", podemos entender la importancia de analizarlos. Podemos entender que hay algo allí que anhela salir a la consciencia, ser escuchado, aprehendido, trabajado. La fuente principal de los sueños es la infancia. Hemos "olvidado" en nuestra memoria consciente cantidad de vivencias de nuestros primeros años. No pudimos entonces con algunas de ellas. No teníamos la madurez psíquica para asimilarlas. Lo que vivimos como eventos traumáticos se reprime. Hasta un día. Son miedos, dolores, penas grandes que se quedan a habitarnos. Escondidas. Secretas aún para nosotros mismos.

Pero "el inconsciente habla", como decía Jacques Lacan. En los sueños, en los lapsus. Decimos frases de golpe, que no sorprende que hayan salido de nuestra boca. "¿Yo dije eso?". ¿Cómo, si no lo pienso? Pues "alguien" en nosotros lo está pensando. Y lo expresa. Y amanecí con la necesidad de hablar de sueños porque mis pesadillas de la noche del sábado fueron agotadoras. Como un atormentado intento de negar que no existen hechos que sí sucedieron. Y en el mismo sueño los negaba y en el mismo sueño regresaban. Brutalmente. Habría que ver cómo amanece una después.
Hay una dicha que se nos queda con los sueños felices, los que nos permiten realizar -dormidos- deseos, anhelos. Pero, ¿Cuántas veces nos despertamos medio a rastras sin entender por qué? Melancólicos, con la energía por los suelos. Temerosos. Llenos de aprehensiones. No recordamos nada, pero podemos hacernos la pregunta: ¿qué me trajo anoche mi inconsciente? ¿de qué me hablaba? ¿qué habré soñado?.

Cartografías del cuerpo: feminismo, identidad y justicia social

Mujeres Radicales en el Arte Latinoamericano, 1960-1985 (I)

La monumental exhibición incluye las obras de 120 pintoras, fotógrafas, escultoras, cineastas, artistas de video y performance de 15 países de América Latina y de Estados Unidos. Es la primera muestra a gran escala enfocada en este periodo caracterizado por un altísimo nivel de experimentación artística y un torbellino socio-político en el que tuvieron lugar algunas de las dictaduras más represivas en la historia de América Latina.


Al ingresar a la primera sala -en las blancas y asépticas instalaciones del Museo de Arte de Brooklyn- te sorprende la formidable voz de la cantante afroperuana Victoria Santa Cruz , su presencia y su visceral performance del poema "Me gritaron Negra". La imagen y el sonido crean un ambiente contagioso de crítica social y rebelión, que establece el tono del resto de la exposición. Has ingresado en la dimensión del feminismo que respira con los oprimidos y le pone el cuerpo a la injusticia. 



Victoria Santa Cruz interpretando "Me gritaron Negra".

La siguiente estación -de un recorrido personal, que no incluye todas las obras sino las que me interpelan- es el tríptico "Las tres Marías" de Judith Baca (1976). Tres paneles de unos tres metros, unidos por bisagras, el central es un espejo, y los dos laterales tienen pintadas las figuras de dos chicanas. A la derecha, la artista vestida y maquillada al estilo "pachuca" -con una falda tubo oscura y una blusa clara ceñidas al cuerpo, fumando y exhalando actitud. A la izquierda, una joven mujer de cabello oscuro, pantalones y suéter. En el medio, el espejo, desde el cual tu imagen te pregunta ¿dónde me ubico yo? 


Las tres Marías, Judith Baca 


"Seguiremos diciendo patria", izquierda; "Y con unos lazos me izaron", derecha, de Sonia Gutiérrez. 

Unos pasos más allá hay dos cuadros pop de Sonia Gutiérrez. En "Seguiremos diciendo patria" (1977), la artista muestra dos cuerpos de espalda, un hombre y una mujer uno al lado del otro, hombro con hombro, con las manos atadas con jirones de tela y los cuerpos amarrados por sogas. La cabellera castaña espesa apenas sostenida por un moño y el vestido juvenil de la muchacha y la vestimenta cuidada del joven resaltan la incongruencia y el salvajismo de lo que han hecho con ellos. En "Y con unos lazos me izaron" (1979) vemos el menudo cuerpo de una mujer colgando de unas sogas atadas a los pequeños pies descalzos, un brazo sobre el pecho y el otro doblado, con un vestido como el que imaginamos había elegido ese día para llevar a su hija a la escuela, o ir al trabajo… cuando la sorprendió el horror. El estilo pop que caracteriza la obra de Gutiérrez te toma desprevenido, te invita a ver algo que resulta ser muy diferente de lo que pensabas al echar el primer vistazo… No encontrarás las latas de tomate de Warhol sino los cuerpos de seres humanos colgando como reses en un matadero. No ves sus rostros, pero los adivinas lívidos y deformados por un rictus de dolor. Los pensamientos y la angustia apenas contenidos en los dos cuerpos corren como caballos desbocados hacia fuera de la pintura… 


La frase "Y con unos lazos me izaron" proviene del testimonio de la doctora Olga López que fue arrestada, con su hija de cinco años, y torturada por la policía colombiana. La artista protege piadosamente el rostro de las víctimas de tortura, pero no los vuelve anónimos. Al recoger el testimonio de Olga López, y a través de la representación de su cuerpo torturado incluye a las mujeres y a los hombres vejados -y muchos de ellos asesinados- por el terrorismo de Estado de Colombia a lo largo de décadas. Hoy mismo, mientras vemos este cuadro, probablemente habrá una persona que podría testimoniar: "Me envolvieron las muñecas con tela y con unos lazos me izaron".


"Paisaje con retrovisor" (1974) de Diana Dowek es una pintura que evoca un documental, en el cual el terror está capturado desde el espejo retrovisor de un auto: hay un cuerpo abandonado en los pastizales, al borde de la ruta por donde transita el viajero. Hacia delante se ve la misma vegetación, pero sin el retazo de cielo que vemos hacia atrás, es un pastizal claustrofóbico, sin salida visible. Al principio, el paisaje parece inocente y hasta plácido; y poco a poco se va haciendo siniestro en las tonalidades de verde oscuro y amarillento del pasto. Es una pintura cuyo efecto va cambiando enigmática y vertiginosamente a partir de la percepción del espectador-testigo del crimen. 


Paisaje con retrovisor (II), Diana Dowek.

La ficha técnica menciona la conexión entre esta obra y las violaciones de derechos humanos de la dictadura argentina. En realidad, la pintura fue realizada casi dos años antes del golpe de Estado del 76, pero entonces ya estaba instalado el terror paramilitar, con los secuestros y asesinatos de militantes de izquierda. La serie Retrovisores interpretó tanto el momento en el que fue realizada como el futuro que se avecinaba en la Argentina con los treinta mil desaparecidos, los presos, los exiliados, los muertos "en combate", eufemismo para las ejecuciones a sangre fría. 
"A través de los 'Retrovisores', yo planteo la muerte de una manera dialéctica; hacia adelante a veces se ve un paisaje bucólico, y por el retrovisor hacia atrás se ve alguien muerto, metido entre los pastizales, y uno está metido dentro de un auto, y quizás vea que alguien lo está siguiendo. Es decir, hay una situación diálectica, que tiene que ver con la dialéctica de Eisenstein (en el cine) y Brecht (en el teatro)", dijo Dowek.

Tanto Diana Dowek como Sonia Gutiérrez dan testimonio de la violencia institucional que aquejó -y aqueja- a sus respectivos países: Argentina y Colombia. Sus obras dejan un impacto: no pueden pasar desapercibidas ni siquiera en una exhibición gigantesca y espectacular como Mujeres Radicales en el Arte Latinoamericano, 1960-1985.

En la segunda sala, frente a la pantalla que proyecta "El mundo de la mujer" (1972) de María Luisa Bemberg es imposible no sonreír ante la parodia de qué es ser mujer según "Femimundo 72 - Exposición Internacional de la mujer y su mundo". El cortometraje documental es el primer film de Bemberg, quien en las décadas del 80 y 90 se convertiría en una de las más reconocidas cineastas de Argentina y de América Latina con "Señora de Nadie", "Camila", "Miss Mary", "Yo, la peor de todas", "De eso no se habla". Bemberg realizó este documental para colaborar con una protesta de la Unión Feminista Argentina (UFA). Las actividades de la UFA incluían conferencias y acciones callejeras de concientización de género, el debate sobre el derecho al aborto y un cuestionamiento de la sociedad patriarcal. Bemberg, a pedido de sus compañeras, fue la encargada de filmar los eventos de la feria con su cámara de 16 mm. 

Los modelos estéticos e ideológicos de mujer promovidos con el eslogan "Femimundo cambiará algo en su vida" son capturados por la cámara de Bemberg como una caricatura patética, acartonada y retrógrada. Las imágenes de maniquíes desfilando en pasarelas, posando en plataformas giratorias, mostrando cómo usar aparatos para "moldear" la figura, cómo tejer o cocinar, van acompañadas por consejos de cómo hacer feliz al marido y otras recomendaciones anacrónicas tomadas del mismo catálogo de la feria, de la revista Para ti y del cuento de la Cenicienta leídos en tono satírico por voces en off. Hacia el final, los gemidos de una mujer alcanzando el orgasmo (o fingiéndolo) son el marco de una superposición vertiginosa de imágenes de las modelos, un mecanismo cinematográfico que -ayudado por el exceso de maquillaje y la falta de naturalidad de las chicas- crea un clímax opresivo. Bemberg, filmando todas las escenas en la feria, representa a las mujeres ideales de "la mujer y su mundo", como personajes detrás de las rejas de un zoológico, un manicomio o una cárcel.



Primera parte de la reseña de la muestra itinerante Mujeres Radicales en el Arte Latinoamericano, 1960-1985 organizada por el Hammer Museum de Los Ángeles, con curaduría de Andres Giunta y Cecilia Fajardo-Hill.