1/31/2015

¿Qué hacemos? ¿Seguir en las calles luchando, apoyar movimientos armados o seguir llorando a los hijos asesinados?

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Pedro Echeverría V.

 1. Los padres de los 43 estudiantes asesinados y sus compañeros alumnos de la escuela han invitado a todo México (campesinos, obreros, estudiantes, empleados, sindicatos, organizaciones políticas) a un Congreso Nacional Popular a celebrase el 5 y 6 de febrero en la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero. Nos dicen que “están en un momento decisivo en la lucha” y todos los interesados por el presente y futuro de México, podremos que acudir. 

2. Dice su convocatoria: “Nos encontramos frente a un momento decisivo en la lucha que como padres y madres de familia hemos iniciado desde el pasado 26 de septiembre de 2014. A más de cuatro meses de la desaparición forzada de nuestros hijos, el gobierno no ha encontrado indicios de dónde puedan estar nuestros desaparecidos, por el contrario, en días pasados tomó la decisión de declarar por sentada la verdad histórica decretando el cierre del caso”. 

3. “Lo anterior implica que para el gobierno nuestros hijos fueron asesinados y calcinados en el basurero de Cocula, Guerrero, basándose solamente en la declaración de 4 detenidos y sin contar con prueba científica irrefutable. Simultáneamente ha desplegado un operativo de miles de policías y militares en el Estado de Guerrero, con el claro propósito de reprimir a los organismos sociales que luchan junto a nosotros para exigir la presentación con vida de nuestros hijos”. 

4. La cita podría ser en Chilpancingo donde se ha llamado a una megamarcha a los 10 de la mañana del jueves 5 para trasladarse luego a Ayotzinapa. El gran plantón de maestros en esta ciudad lleva ya muchos meses. ¿Quién más en México tiene mayor prestigio y presencia en movilizaciones del pueblo que los compañeros de Guerrero y Oaxaca que llevan años batallando en las calles por la democracia, la justicia y la libertad en México? 

5. La gran reunión de Ayotzinapa servirá en primer lugar para unir fuerzas del pueblo ante la feroz acometida del gobierno que promete incrementarla. Dicen los fascistas: “Ya les dimos la verdad única: los 43 estudiantes fueron muertos, incinerados y sus cenizas arrojadas al río; ni el ejército ni el gobierno de Peña tuvo nada que ver;  ya dijimos la última palabra y hay que acatarla; los que no obedezcan, “discúlpenos”, pero caerá todo el peso de la ley sobre ellos”. 

6. Luego la gran asamblea analizará diferentes estrategias que los trabajadores del país deberían adoptar como respuesta ante las elecciones de julio, mismas que servirán para despenalizar, dar visto bueno y confirmar al gobierno de Peña. ¿Cómo luchar contra los procesos electorales que cuentan con todo el apoyo gubernamental, empresarial, de los medios de información, de la iglesia, de todo el Estado represor, sobre todo con muchos miles de millones de pesos? 

7. Debemos continuar y hacer más grande la denuncia contra las elecciones porque sólo  han beneficiado al gobierno, a los partidos, al sistema de explotación capitalista; desde hace más de 80 años las elecciones sólo han servido para legitimar y legalizar al sistema que ha convertido a los pocos ricos en multimillonarios y al 80 por ciento de la población en pobre y miserable. Pero la campaña no debe ser solo contra las elecciones sino contra todo el sistema capitalista. 

8. El gobierno federal reconoció ayer viernes 30 que la necesidad de recurrir a un recorte en el gasto público por un monto de 124 mil millones de pesos, equivalente a 0.7 por ciento del producto interno bruto. Se suspendió el proyecto de construcción del tren rápido DF-Querétaro, del tren que uniría a Quintana Roo con Yucatán, se reducirá el gasto corriente, decenas de miles de trabajadores perderán sus empleos y la crisis en el país se profundizará, obviamente. 

9. Desde los tiempos de Marx las izquierdas anticapitalistas hemos pensado en que hay que apoyar, solidarizarse, con todas las formas de lucha que ayuden a desarrollar la conciencia y las batallas de la población hacia una transformación revolucionaria del país; pero también combatir todas la concepciones y prácticas políticas de la clase explotadora y sus representantes que engañan a los trabajadores para luego someterlos a las órdenes de los dueños del capital. 

10. Pienso que el Congreso Popular, la gran reunión o asamblea plenaria a que citan los padres de los estudiantes guerrerenses se convertirá en un histórico acontecimiento. Sé que la reunión será muy importante porque se hará en la cuna estudiantil y porque todos los asistentes buscaremos coincidir en lo fundamental: en la continuidad de nuestras batallas contra el sistema de opresión porque solamente eso nos hace libres como seres humanos. Lo demás es entreguismo. (31/1/15) 


Programa es Tiempo de Mujeres en la radio universitaria de la ciudad de Guelph CFRU sabado 31 de enero 2015

Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
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MUJERES POR LA DEMOCRACIA

Bienvenida al programa de hoy
Noticias de Género en la Red



Género en la mira con
Estudiantes normalistas
hoy egénero en la mira el espacio de nuestra amiga y compañera la maestra en estudios de género Daniela Villegas quien por cierto se encuentra en Sydney Autralia estudiando un doctorado, nos hablará sobre la solidaridad de las estudiantes normalistas en México con sus compañeros desaparecidos, porque es precisamente la organización la que nos fortalece como sociedad, porque no podemos no debemos dejar en manos de unos pocos nuestro presente y el futuro por el que luchan nuestros estudiantes.

es la organización civil la que nos ayuda a exigir mejores condiciones de trabajo, de calidad de vida, es el caso de las bordadoras de El Salvador, quienes se han organizado para mejorar sus condiciones de trabajo que son 16 horas por día, sin derechos, ni seguridad social, bajos salarios en una clara explotación laboral, en las maquilas, el modelo de crecimiento y desarrollo adjudicado para El Salvador, con jornadas extenuantes en donde las obreras coserán el bordado a una prenda que se convertirá en parte de las exportaciones que las empresas maquiladoras colocan en el mercado estadounidense y europeo en boutiques exclusivas de ropa infantil o grandes almacenes de lujo, es una maquinaria que genera ganancias millonarias, de las cuales las bordadoras no perciben más que unos pocos dólares, sin embargo una organización feminista llamada Mujeres Transformando esta organizando a estas compañeras para empoderarlas fotaleciendo el respeto a sus derechos laborales a través de capacitación, talleres y sobre todo una campaña de visibilización que permitirá dignificar su trabajo su lucha por mejoras laborales

Los trabajos para mujeres son escasos, con malas condiciones y mal pagados, en terminos de igualdad laboral nos falta mucho camino por recorrer, esto nos indica el informe de la Cepal; el 47,7% de los empleos de las mujeres de América Latina y el Caribe son precarios, no tienen buenos salarios, reducidos beneficios de seguridad social y una extenuante carga laboral, la tasa de actividad económica femenina en la región asciende a 49,8%. Además, el documento afirma que 1 de cada 3 mujeres no cuenta con ingresos propios a esto se suma que las mujeres trabajan el doble de horas que los hombres, ha habido algunos avances en ciertos rubros que conoceremos de este informe 

y continuamos con el programa de   nuestra querida amiga María Néder y sus Mujeres de Puerto Almendro, un espacio para conocer de las mujeres latinoamericanas instrumentistas, compositoras y cantautoras a lo largo del tiempo

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Normalistas viajeras



Cuatro meses han pasado desde la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa Guerrero y las calles de la ciudad de México y de más de 40 ciudades del mundo se volvieron a llenar de manifestantes en la Octava Jornada Global por Ayotzinapa el pasado lunes 26 de enero.



En demanda por el esclarecimiento del paradero de los normalistas las madres de los jóvenes han tenido un importante papel en las diversas protestas así como otras mujeres, muchas de ellas jóvenes normalistas que han viajado para solidarizarse y tomar las calles durante las protestas.


Entre ellas se encuentran María Dolores, Edna Karina López López y Neidi Arely Reyes Holguín, estudiantes de la Normal Ricardo Flores Magón en Saucillo, Chihuahua quienes han viajado desde octubre a lo largo de toda la república para llegar a Ayotzinapa, Guerrero pidiendo aventón y recibiendo ayuda en alimentos de quienes han conocido en el camino tras contarles su interés en apoyar a las familias de los normalistas desaparecidos.

María Dolores, de 19 años de la Normal “Ricardo Flores Magón”, aseguró que viajan en apoyo a los compañeros porque “al estar en una Normal Rural todos somos compañeros, te solidarizas, son las personas que están para apoyarte, y cada vez que pasa algo ellos (los otros normalistas) están ahí”.

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El recorrido de las normalistas a través de un México violento que no protege a su ciudadanía y mucho menos a las mujeres como se evidencia a partir de los altos índices de feminicidios, ha roto con la idea de que las mujeres que inician una travesía no inician una jornada de aventuras sino que tan sólo comienzan el principio del fin, ante el cúmulo de riesgos que se encuentran en el camino.

La alta tasa de violaciones sexuales cometidas contra mujeres que se encuentran de viaje en diversos países, afianzan la idea de que lanzarse a las calles engendra necesariamente el riesgo del abuso físico, mental y monetario, donde el cuerpo de las mujeres es usado ya sea como moneda de cambio o como botín de guerra.
Las normalistas que han viajado en apoyo a sus pares y que comparten sus luchas, logros, experiencias permiten que se visiblicen sus historias y que se deconstruya el paradigma impuesto por la cultura patriarcal que invisibiliza y naturaliza la violencia de la cual suelen ser objeto las mujeres y de esta manera animar a otras mujeres a solidarizarse y emprender trayectos sin que tengan que verse enfrentadas con situaciones trágicas,que lamentablemente son comunes.

Su experiencia permite que socialmente podamos pensar a las mujeres en otra situación más que en la de vulnerabilidad.

Made in El Salvador. De bordar en bordar se me fue la vida



El Salvador, 27 ene. 15. AmecoPress.- Son las tres de la mañana. Cecilia Campos y sus tres hijos, dos muchachos y una niña, saltan de la cama. No es que vayan a salir de viaje, excursión o vacaciones. Cecilia y sus tres hijos deben empezar a esa hora la dura y tediosa tarea del bordado. La familia Campos es una de las centenares de familias pobres de El Salvador que se dedican al bordado a domicilio y que, en su mayoría, son mujeres (adultas, jóvenes y niñas) que durante una jornada a veces de hasta 16 horas bordan a mano hermosas figuras que luego en la maquila, fábricas textiles que abundan en todo Centroamérica que se encargan de ensamblar piezas de vestidos, son empaquetadas para exportación.

En las maquilas, el modelo de crecimiento y desarrollo adjudicado para El Salvador, en jornadas extenuantes de doce horas, otras obreras coserán el bordado a un vestidito que se convertirá en parte de las exportaciones que las empresas maquiladoras colocan en el mercado estadounidense y europeo de las boutiques exclusivas de ropa infantil o grandes almacenes de lujo.

Cecilia y sus compañeras bordadoras son el engranaje más débil, el último eslabón de la cadena de producción de la industria del vestido. Es una maquinaria que genera ganancias millonarias, de las cuales las bordadoras no perciben más que unos pocos dólares. Estas maquilas operan en El Salvador bajo una ley especial, la Ley de Zonas Francas Industriales y de Comercialización. Las zonas francas son espacios físicos, aparentemente al margen del estado, con muros y portones, cuidados con vigilantes armados, donde el acceso está restringido y sólo entran trabajadoras, furgones y empresarios. Dentro de estos recintos se encuentran las diferentes fábricas maquileras y lo que sucede dentro casi nunca sale fuera. Con el salario más bajo del país y el segundo más bajo en Centroamérica, las empresas maquileras dejan tras de sí una estela de violaciones a los derechos humanos laborales y una población con enfermedades producto de este tipo de trabajo.

Bordar princesas Disney

Ya son las cinco de la mañana en la casa de Cecilia. Las hermosas princesas de Disney van cobrando forma, entre bostezos, ojos cansados y dedos dolientes. Mariana, la hija de Cecilia, no tendrá una muñeca de las princesas Disney, pero conoce todos los detalles de su fisonomía y de su ropa, ya que puntada a puntada le ayuda a su madre a completar las piezas bordadas que en una semana deberán entregar a la supervisora de la maquila. Aún no saben cuánto les pagarán por pieza, pero esperan al final de la semana contar con al menos treinta y cinco dólares como pago por el trabajo de las cuatro personas de la familia que durante más de 70 horas han participado en la elaboración las piezas de bordado.

JPG - 82.4 KBA las seis de la mañana paran el trabajo para comer tortilla y frijoles, la dieta obligada porque Cecilia es madre soltera y el salario no alcanza para otro tipo de alimentos. Su marido, el padre de sus hijos, emigró a Estados Unidos y allá se desentendió de sus responsabilidades.

Además, con el pago por piezas bordadas apenas alcanzan a cubrir el 39 por ciento de la canasta básica alimentaria. Los niños se bañan con agua recogida de la lluvia del día anterior y van a la escuela, porque Cecilia quiere un futuro diferente para su familia e insiste en que sigan yendo todos los días, aunque tengan que ayudarla con el bordado.

Ya en la soledad, Cecilia hace las tareas de la casa y se vuelve a sentar a bordar. Recuerda que cuando empezó con este trabajo ya tenía a su hijo mayor y decidió salirse de la maquila donde trabajaba, porque necesitaba cuidar de él. La empresa llegó a su comunidad buscando mujeres con responsabilidades familiares que quisieran un trabajo que les permitiera tener tiempo para ocuparse del cuidado de la casa y la familia, como si esto no fuera suficiente trabajo. Aun así, Cecilia no lo dudó ni un momento. Decidió, junto con muchas mujeres del cantón, aprender este oficio y así tener ingresos económicos y cuidar a su familia. Le vendieron la idea perversa de que tener un trabajo flexible era lo mejor para las mujeres que deben cuidar de otras personas y de la casa. De eso ya pasaron quince años.

Salud y derechos

Cecilia ahora ya no puede bordar la misma cantidad de piezas que antes. Tiene dolor en las articulaciones del hombro y la muñeca, la vista cansada e hipertensión, pero, pese a sus enfermedades, ella no puede ser atendida en el Seguro Social, la red hospitalaria y de clínicas de salud a la que todas las personas trabajadoras en el sector formal de la economía tienen derecho. Tampoco podrá cobrar jubilación, porque no cotiza para la pensión. Estos dos derechos básicos le están negados pese a ser trabajadora desde hace quince años de una empresa que goza de todos los beneficios estatales para estimular la inversión: exportar libre de aranceles, excepción de impuestos y demás beneficios que la ley les garantiza al empresariado salvadoreño y transnacional.
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Ya es hora del almuerzo y Cecilia continúa con su jornada laboral. Se levanta para poner a cocer arroz y papas. Sus hijos llegan de la escuela y todos juntos comen un almuerzo de carbohidratos en su totalidad. Les dará energía por un rato, porque después de comer y limpiar la cocina deberán de nuevo sentarse a bordar. No hay tiempo que perder para garantizar que las veinte piezas que Cecilia se comprometió a bordar en una semana estén hechas a tiempo, con todas las especificaciones dadas por la supervisora y según una foto del diseño, impresa en papel, que se le entregó a modo de muestra.

Detrás hay grandes empresas

Las maquilas textiles que tienen esta modalidad de trabajo a domicilio son varias en el país. Operan bajo el régimen de zona franca para beneficiarse de todos los incentivos fiscales y la gran mayoría de su fuerza laboral no está dentro de sus instalaciones, sino diseminada en las zonas rurales de varios departamentos de El Salvador. De esta manera, desvergonzadamente, se ahorran una gran parte de los costos de producción, ya que no deben invertir grandes sumas en energía eléctrica, agua potable, infraestructura, cotizaciones laborales y demás prestaciones de ley.

Pagan miserables salarios a las bordadoras por vestidos que son comercializados en Europa y Estados Unidos como producto hecho a mano, vendiéndose cada uno por precios que oscilan entre los 40 y los 160 dólares. Ellas no ven reconocidos sus esfuerzos y afanes por entregar un trabajo de calidad, ni por los empresarios maquileros ni por el Estado salvadoreño y sus instituciones, que debería tutelar los derechos humanos laborales de las trabajadoras a domicilio.

La aguja que continúa

Son las cuatro de la tarde. Duele el cuello, la cabeza y las manos. Dejan el bordado y se levantan un rato de la silla para hacer café y hablar de la escuela y las tareas, organizarse para hacer la cena y distraer un poquito la mente y el cuerpo. Oscar, el segundo hijo de Cecilia, le pregunta por qué nunca juega con ellos y Cecilia se traga las lágrimas con un sorbo de café y se levanta para que durante quince minutos sus hijos y ella jueguen con una pelota.

Pasa el juego y vuelve la realidad. Los hijos de Cecilia hacen sus tareas escolares y la cena mientras que Cecilia sigue bordando, recordando que la empresa les ha repetido una y otra vez que no son trabajadoras de ellos y por eso no les pueden dar las prestaciones de ley ni salario mínimo. Se enfurece al recordar que en Navidad abrió un sobre que le dieron como aguinaldo y dentro sólo había veinte dólares. Recordó que a otra compañera le dieron cinco dólares y que durante todo el año varias veces no le pagaron el trabajo diciendo que estaba sucio, pero igual se lo llevaron para la fábrica. Cecilia está segura de que esas piezas las limpiaron y las cosieron al vestido y que éste fue vendido, pero a su compañera no le pagaron nada. Es una historia que se repite.

Investigación y concienciación

Es de noche, sus hijos duermen. Cecilia borda, está indignada pero esperanzada porque ahora sabe que tiene derechos y dignidad. Hace ocho años se empezó a organizar, conoció a Mujeres Transformando, organización que en El Salvador trabaja por la defensa de los derechos de las mujeres bordadoras a domicilio. En este proceso participó en talleres de derechos laborales, donde aprendió que como trabajadoras tienen derechos que la Constitución de la República reconoce. Ha aprendido que sus compañeras y ella tienen una relación laboral con la empresa y que, por lo tanto, la empresa tiene responsabilidad para con ellas; y a la par que han tomado conciencia de clase trabajadora, han tomado conciencia de género, reconocen que son parte de un género que el patriarcado discrimina. Por tanto, ya saben que el estar insertas en este tipo de trabajo no es una casualidad, que obedece a un sistema que oprime y discrimina a las mujeres. Ahora su autoestima y autonomía están fortalecidas. Se ha vinculado con otras bordadoras de todo el país y se ha dado cuenta de que no sólo son las bordadoras de su cantón las que están en condiciones de expoliación.

Mujeres Transformando es una organización feminista que surgió hace once años con el objetivo de organizar a las obreras de la maquila textil y fortalecer la cultura de respeto de los derechos humanos laborales en el país. Las estrategias implementadas han pasado por la organización de las mujeres trabajadoras, la formación y capacitación, la investigación y finalmente, la incidencia política. En este caminar junto a las obreras, Mujeres Transformando se encontró con las bordadoras a domicilio y decidió adentrarse en esta realidad tan desconocida, también para la misma institución. Decidió conocer la realidad de Cecilia y las otras bordadoras, tan dura, de tanta precariedad y violación de derechos, desconocida hasta para las mismas instancias tuteladoras de derechos.

La constatación de esta realidad hizo surgir en Mujeres Transformando la necesidad de evidenciar estas situaciones. Es así como la organización emprende la elaboración de una investigación con entrevistas a más de 300 bordadoras. Una investigación para hacer visible lo invisible: el rostro, la vida y la realidad de las bordadoras a domicilio.

En esta investigación, cincuenta bordadoras participaron en un diagnóstico con médicos laborales, buscando determinar si existía una vinculación entre sus problemas de salud y su empleo. Los resultados obtenidos establecieron que existe esa relación y que muchas de las lesiones musculo-esqueléticas de las bordadoras son irreversibles, por lo que es urgente que sean absorbidas por la seguridad social, para que ellas puedan recibir atención médica y una pensión por su incapacidad laboral.

Además, de este esfuerzo investigativo surge una interesante vinculación de los diferentes grupos de bordadoras, rompiendo así con el aislamiento e invisibilización que incluso entre ellas existía. Muchas de ellas deciden organizarse en Mujeres Transformando y emprenden un proceso de fortalecimiento personal y de capacitación para desarrollar su liderazgo en defensa de sus derechos.

La campaña

Cecilia ahora es parte activa de la campaña Haciendo visible lo invisible: la realidad de las bordadoras a domicilio, una campaña impulsada por Mujeres Transformando que tiene como objetivo romper con la invisibilización de este trabajo tan precario, identificar y denunciar a las empresas maquiladoras con esta modalidad de trabajo, vincular a las bordadoras de todo el país y sensibilizar y generar opinión pública favorable en torno a la mejora de las condiciones laborales de estas mujeres.

La implementación de esta campaña, con un enfoque integral, consta de diferentes acciones. Por un lado, se han elaborado dos investigaciones, de las que ya hemos hablado, para documentar y hacer pública la realidad de las mujeres bordadoras. Se han diseñado materiales publicitarios para autobuses y creado anuncios radiofónicos.

Durante todo un año, la compañía Teatro del Azoro trabajó con las bordadoras para elaborar el guión de una obra que recogiera testimonios, expresados a través de cuatro monólogos que representan la vida de las mujeres bordadoras. Esta obra se ha presentado en diferentes zonas del país, generando opinión pública en torno a este empleo, sus condiciones y consecuencias.

Por otro lado, la campaña ha posibilitado encuentros entre bordadoras y el acercamiento de las mismas a las instancias tuteladoras de derechos. Esto ha permitido que las bordadoras hayan planteado reformas al Código de Trabajo que posibiliten tutelar de mejor manera sus derechos. Han entregado al Ministerio de Trabajo una propuesta de Protocolo de Inspecciones para el Trabajo a Domicilio, como una herramienta necesaria para que el Ministerio pueda realizar inspecciones en los puestos de trabajo de las bordadoras. Ahora, como próximo paso, enfilan sus fuerzas hacia la Asamblea Legislativa, para que aprueben las reformas y también ratifiquen el Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre el trabajo a domicilio.

A través de todas estas acciones se ha puesto rostro e historia a esos bellos vestiditos hechos con las manos hábiles de mujeres salvadoreñas, mujeres que ahora se organizan, proponen y demandan al estado y a las empresas para que sus derechos sean los mismos que tienen todas las personas que laboran para las maquiladoras textiles.

De esta forma, Cecilia está lista para participar en las diferentes acciones que la campaña exige. Se ha reunido ya con la Ministra de Trabajo y con el Procurador de Derechos Humanos, y su testimonio de fuerza y valor lo ha compartido a través de entrevistas de radio y televisión. Ya no teme. Está convencida de que su lucha es justa y espera, más pronto que tarde, empezar a ver resultados.

Al mismo tiempo, continúa trabajando. A las once de la noche, Cecilia deja el bordado y se va a la cama. Sueña con la certeza de que se avecinan tiempos de cambios, donde ella tendrá un trabajo en condiciones dignas y un futuro mejor para ella y para sus hijos. Acompañemos esos sueños y esa lucha desde el lugar donde nos encontremos.

(*) Montserrat Arévalo Alvarado es directora ejecutiva de la Asociación Mujeres Transformando.
Foto: Archivo AmecoPress. 

América Latina: El 47,7% de los empleos para mujeres son precarios

Así lo recoge el informe Regional sobre el Examen y la Evaluación de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe difundido el pasado año por Cepal


Madrid, 11 ene. 15. AmecoPress.- El 47,7% de los empleos de las mujeres de América Latina y el Caribe son precarios, no tienen buenos salarios, reducidos beneficios de seguridad social y extenuante carga horaria. Así lo expone el Informe Regional sobre el Examen y la Evaluación de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La tasa de actividad económica femenina en la región asciende a 49,8%. Además, el documento afirma que 1 de cada 3 mujeres no cuenta con ingresos propios. Esto se suma a que ellas trabajan el doble de horas que los hombres.
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“La sobrecarga de trabajo no remunerado merma la participación de las mujeres en la toma de decisiones, el avance de sus carreras y sus posibilidades ocupacionales, lo que a su vez reduce sus ingresos y sus perspectivas de acceso a protección social”, señala el documento difundido en noviembre de 2014.

También destaca que en los últimos 20 años en la región se ha disminuido la proporción de mujeres en el servicio doméstico de 15% a 11,6%. Bolivia y Ecuador son los países que redujeron en más del 40% este servicio, lo que resulta un dato interesante para la Cepal.

Si bien en Ecuador ha habido cambios importantes como la paridad de género en instancias públicas como la Asamblea Nacional y la Corte Nacional de Justicia o el aumento de la matrícula universitaria para mujeres, aún hay diferencias importantes en el campo laboral que deben sellarse en este 2015.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec) en 2010 las mujeres ganaban $257,75 mensuales frente a los $ 386 que recibían los hombres. Es decir $129,35 más. Los datos dicen además que en una escala del 1 al 10, las mujeres se sienten medianamente satisfechas con sus profesiones, y a este aspecto le otorgan una puntuación de 6.

El trabajo no remunerado en casa ahora se está reconociendo como una actividad importante. Sin embargo en este ámbito, también hay desigualdad. Según la cuenta Satélite de Trabajo No Remunerado en los Hogares del Ecuador de 2007 a 2010, ellas trabajan 77 horas con 39 minutos a la semana (incluido el trabajo remunerado). El hombre acumula un total de 59 horas con 57 minutos semanales, dando una diferencia de 17 horas con 42 minutos entre ambos sexos.

Según el informe ‘Iguales’ de la organización estadounidense Oxfam (2014), los hombres en la mayoría de países del mundo ostentan los puestos de más poder. Solo 23 de los directores ejecutivos de las empresas Fortune 500 (las mayores firmas de capital abierto a cualquier inversor), y solo 3 de las 30 personas más ricas del mundo son mujeres. “Es un reto eliminar las desigualdades cuando los gobiernos de todo el mundo están a punto de aprobar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015”, dice el documento de Oxfam.

En la práctica laboral El artículo 33 de la Constitución ecuatoriana garantiza la dignidad de los trabajadores y el pago de remuneraciones justas. Si el derecho a trabajar en las mejores condiciones es para todos, ¿por qué aún ocurre lo contrario?

Estudios sociológicos destacan que la incorporación de las mujeres al espacio público ha sido una conquista del siglo XX. Sin embargo, reconocen que se han naturalizado algunas actitudes sociales que evidencian discriminación casi invisibilizada contra las mujeres. Aún se las ubica en trabajos de vitrina para atraer clientes o se duda de su capacidad profesional por ser mujeres.

La socióloga Carmuca Gómez Bueno publicó un análisis en el que explica que estas prácticas se generan desde el patriarcado de la sociedad contemporánea que al interactuar con la organización capitalista de la industria, aumenta la subordinación de las mujeres y la dominación de los varones. “Ellos actuaron para fomentar la segregación de los empleos (...) las mujeres están empleadas en un rango reducido de ocupaciones: dependientes de comercio, limpiadora, empleada administrativa”, cuestiona y pese que también valora los cambios, a su criterio se debe trabajar en mejorar el trato, el reconocimiento y respeto hacia ellas.

Alejandra Andrade es psicóloga organizacional. Desde su experiencia sabe que hoy en día existen mujeres tan preparadas como los hombres. Eso sí destaca que hay perfiles laborales. “Cargos de asistencia y recepción casi siempre son mujeres pues son más meticulosas y detallistas, incluso ellas llevan una agenda laboral y personal de su jefe. En los hombres se valora la fuerza y sus habilidades, por ejemplo, en trabajos de construcción”, dice.

Aunque Alejandra reconoce que la mayoría de cargos directivos son ocupados por hombres, por otro lado, cree que en otras áreas los salarios son los mismos por equidad organizacional. “A futuro será un reto llevar procesos de selección transparentes. Olvidarse que el candidato es hombre o mujer y seleccionar según la necesidad”, dice.
Foto: Archivo AmecoPress. 

Sólo 8 países de América tienen ley integral contra violencia

Incumplimiento generalizado de Convención de Belém do Pará

Los Estados de América Latina y el Caribe mantienen incumplidas las recomendaciones emitidas en 2012 por el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Mesecvi), en materia de feminicidio, y salud sexual y reproductiva.

Ello se desprende del “Segundo Informe de Seguimiento a la implementación de las Recomendaciones del Comité de Expertas del Mesecvi” –publicado ayer–, y que da cuenta de que “todavía queda mucho camino por recorrer para hacer efectivo el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia”.

Cabe recordar que el Mesecvi tiene como propósito promover la implementación de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, aprobada en Belém do Pará, Brasil, en 1994.

En 2012, al encontrar que los objetivos de la convención “no se estaban cumpliendo”, el Comité de Expertas emitió 42 recomendaciones a los Estados firmantes del tratado hemisférico, agrupadas en seis ámbitos: legislación; planes nacionales; acceso a la justicia; servicios especializados; presupuesto; e información y estadísticas.

Al medir los avances de las naciones en el cumplimiento de tales recomendaciones, el Comité reconoce que si bien los Estados “tienen un alto grado de compromiso para reconocer formalmente la violencia contra las mujeres como hechos sancionables en la legislación penal y otro tipo de normativas”, algunos de ellos aún no reconocen legalmente todos los tipos de violencia que enfrentan las mujeres.

De acuerdo con el análisis, todos los países sancionan la violencia física, psicológica y sexual contra las mujeres en su marco legislativo, aunque algunos sólo la castigan en el ámbito privado.

La gran mayoría (25 Estados) sanciona la violencia patrimonial o económica, con excepción de siete países (Antigua y Barbuda, Chile, Ecuador, Haití, Jamaica, Paraguay y Santa Lucía).

El 75 por ciento de las naciones no cuenta con leyes integrales de violencia contra las mujeres, que abarquen todos los tipos y ámbitos de violencia (sólo ocho de los 32 países del continente americano cuentan con una ley integral).

A ello se añade que la prohibición de la “mediación” entre víctimas de violencia y sus agresores aún no está contenida en los códigos penales y de procedimientos penales de cada nación, y únicamente 18 países penalizan la violación sexual en el matrimonio.

Un punto de preocupación para el Comité es que sólo siete Estados han tipificado el feminicidio en sus códigos penales o legislaciones, aunque cada uno define el delito de forma diferente.

En el informe, el Mesecvi reitera que el control de los derechos reproductivos de las mujeres “es un medio por el cual se mantiene la dominación masculina y la subordinación de las mujeres, y constituye una forma de discriminación y violencia institucional contra ellas”.

Postura a partir de la cual se elaboraron siete recomendaciones para que los Estados protejan el derecho a la vida, integridad física, psíquica y moral de las mujeres, así como el derecho a no ser sometidas a tortura.

En esas recomendaciones se encuentra legalizar la interrupción del embarazo por motivos terapéuticos y en casos de violación, tipificar la violencia obstétrica, la inseminación y esterilización forzadas, y realizar la distribución gratuita de anticoncepción y tratamientos de profilaxis de emergencia.

El Comité anota que de los 32 Estados Partes de Convención Belém do Pará, 27 han despenalizado el aborto por diversas causales, pero le “preocupa” que El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana prohíben el aborto de manera absoluta, y “continúan penalizando a las mujeres que interrumpen su embarazo sin tomar en cuenta las circunstancias”.

También crítica que la mayoría de los Estados continúan sin contar con protocolos o guías de atención para la aplicación efectiva de las causales de aborto en los centros de salud, y sólo ocho reportaron contar con normas para realizar el reparto gratuito de la anticoncepción oral de emergencia.

Mientras que sólo Argentina, Surinam y Venezuela tipifican la violencia obstétrica, pero no se recibió información de estos países sobre el número de sentencias judiciales o dictámenes por este delito.

Más participación laboral femenina para mejorar ingreso familiar

Pide Cepal reducir brecha salarial entre mujeres y hombres

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) llamó a los países de la región a impulsar políticas públicas, para incrementar la participación laboral de las mujeres y mejorar los ingresos en los hogares.

La Cepal presentó hoy el estudio “Panorama social de América Latina 2014”, un análisis anual sobre la evolución de la pobreza y la indigencia, la distribución del ingreso y el gasto social en la región.

El organismo regional detalló que la pobreza afectó en 2014 al 28 por ciento de la población de América Latina (AL) –es decir 165 millones de personas, aunque sin desagregar la cifra por sexo–, mientras que la indigencia pasó del 11 al 12 por ciento de 2012 a 2013.

De acuerdo con el informe, las mujeres son la población más afectada por la pobreza, ya que la desigualdad en la participación laboral y el ingreso salarial sigue siendo uno de los factores constantes que muestra la dinámica económica de todos los países.

Según observó el organismo, el mayor margen para el incremento de la participación laboral femenina se encuentra entre las mujeres que tienen bajos niveles educativos y mayores responsabilidades en el hogar, por lo que –según examinó la Cepal– la política pública enfocada debe centrarse en la capacitación, los servicios de cuidado y el “empleo activo”.

Cepal observó que la tasa de participación laboral femenina perdió dinamismo con relación a años anteriores, pero continúa en incremento “moderado” en algunos países, lo que dio como resultado que en promedio en la región la tasa de empleo de las mujeres representara un 65 por ciento de la de los varones en 2012, frente al 61 por ciento que mostró 10 años atrás.

Según el informe, la brecha de género en el ámbito laboral decrece en la medida en que aumenta el nivel educativo de las mujeres, lo que evidencia que ellas acceden al mercado laboral sólo en empleos de mayor calificación y, en consecuencia, mejor remunerados.

Bajo esta observación, la Cepal dijo que las naciones que registran menor participación laboral de las mujeres concentran también las brechas salariales más bajas.

Además, el organismo reportó que las diferencias entre la participación laboral de mujeres y hombres varían según la composición del hogar al que pertenecen, ya que cuando hay menores de seis años de edad las demandas de cuidado son muy altas, por lo que la razón (participación laboral entre mujeres y hombres) es de 75 por ciento, mientras que cuando no hay niños menores en el hogar, la razón alcanza hasta 80 por ciento.

El análisis de la Cepal indicó que las diferencias de participación laboral son más marcadas en los hogares más pobres, y que la cantidad de horas semanales trabajadas por ellas en el mercado laboral es de 37 frente a las 45 que trabajan los varones, patrón que se repite en todos los países.

En términos de la calidad del empleo, Cepal aseguró que la afiliación de mujeres y hombres a la seguridad social se ha incrementado de 2002 al 2012, y los niveles prevalecientes de formalidad son similares por sexo.

En el sector de baja productividad (que incluye agricultura, comercio y servicios) hay una mayor presencia de mujeres, donde además se encuentran ocupadas la mayor parte de las trabajadoras de la región.

La Cepal observó que una característica persistente de los mercados laborales de la región es que la remuneración mensual media de las mujeres es inferior a la de los varones.

Si bien las brechas varían en cada país, la diferencia salarial por sexo va del 10 por ciento (por ejemplo, Honduras y Panamá) hasta 50 por ciento (en Perú).

Criticó que el trabajo del hogar no remunerado, que realizan principalmente las mujeres, es pasado por alto en las estadísticas laborales y en la contabilidad de la actividad económica de las naciones.

Como consecuencia –reveló el análisis– “si se consideran los ingresos laborales totales de los hogares, el aporte de las mujeres es siempre inferior a la mitad; de hecho, en ninguno de los países dicha proporción llegó al 40 por ciento en 2012”.

La Cepal aseguró que es necesario reducir brechas de participación económica, de empleo y de ingresos entre mujeres y varones a través de políticas públicas focalizadas, ya que esto traerá ganancias de productividad y mayores ingresos para los hogares.

Detalló que si las mujeres de 14 a 65 años de edad presentaran tasas de participación económica similares a las de los hombres en AL, se produciría un incremento del ingreso medio de los hogares del 3 hasta el 10 por ciento en cada país de la región,

Según las proyecciones del estudio, se prevé en la región en los próximos años un escenario de crecimiento “modesto” y de desaceleración económica, que traerá como resultado que los indicadores del mercado laboral pierdan dinamismo, además de un incremento del trabajo independiente respecto del asalariado, que –de no reducirse las brechas de sexo– seguirá afectando en mayor medida a las mujeres.


Especial
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.-

  

El mundo, un lugar difícil para cientos de millones las mujeres




“…millones de mujeres en el planeta aún tienen un largo trayecto para alcanzar la igualdad y librarse de la violencia física y sexual a la cual, según la ONU, han sido sometidas 35% de ellas alguna vez en su vida”

Anna Carolina Maier



Madrid, 12 ene. 14. AmecoPress/Theobjective.- Limitadas en sus posibilidades de acceder a la educación y a los empleos, sometidas a normas religiosas y sociales que transgreden sus derechos más básicos millones de mujeres en el planeta aún tienen un largo trayecto para alcanzar la igualdad y librarse de la violencia física y sexual a la cual, según la ONU, han sido sometidas 35% de ellas alguna vez en su vida.
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En la India 92 mujeres son violadas cada día. En 2014 se registraron 33.764 casos de violación, según datos publicados por la Agencia Nacional de Registro de Crímenes. Esta semana, la Policía de Nueva Delhi reconoció que los delitos contra las mujeres aumentaron 18,3% durante 2014, 31,6% en el caso de las violaciones. La situación llega a tal punto que los propios jefes policiales han recomendado que las mujeres reciban entrenamiento para responder a los criminales.
El comunicado de las autoridades ha sido divulgado después de que el fin de semana cinco hombres fueron arrestados por someter a una turista japonesa a una violación grupal. Los presuntos delincuentes han sido acusados de despojar a la joven de 1.200 dólares en Calcuta y de mantenerla como esclava sexual durante un mes en un sótano.
Otro caso que conmocionó a la opinión pública ocurrió el 5 de diciembre, cuando una joven de 26 años de edad fue violada por un taxista de Uber, a quien había contratado para llevarla a casa después de una cena.
Las desventajas de ser mujer en la India pueden observarse desde el momento mismo de la concepción pues muchos padres realizan abortos selectivos cuando se sabe que el feto es femenino, ya que temen que se conviertan en una carga para la familia.
Los últimos datos que ha dado la ONU muestran que por cada 1.000 varones que nacen en el país, vienen al mundo 918 niñas, la cifra más baja desde que hay registros, lo que se traduce en un desequilibrio que puede afectar a toda la sociedad, y que pone al país “en situación de emergencia”, según Mary John, del Centro de Estudios para el Desarrollo de las Mujeres en India.
Para las niñas que logran nacer, casarse es una de las pruebas más duras que tendrán que enfrentar. Tienen que pagar una alta dote y algunas al no poder costearla, se suicidan o mueren a manos de sus maridos. Entre 25.000 y 100.000 mujeres fallecen en la India cada año como consecuencia de este requisito, según datos de la Fundación Vicente Ferrer.
Aunque la igualdad de derechos para hombres y mujeres está presente en la Constitución, 68% del país asiático sufre de violencia doméstica.
Sometidas por el islamismo
El avance del islamismo en África y en Medio Oriente ha traído nuevos motivos de preocupación para las mujeres. En Kenia, a principios de noviembre, una joven que usaba minifalda fue atacada por un grupo de hombres que le arrancaron la ropa por considerar que vestía de manera "indecente" y que era una "Jezabel" (prostituta bíblica) que estaba "tentándoles". En respuesta, cientos de personas, en su mayoría mujeres, comenzaron a realizar protestas por los ataques y amenazas que sufrían por el sólo hecho de llevar minifalda. El hashtag #MyDressMyChoice (Mi ropa, mi elección) sigue siendo una consigna en el país para decir "basta" ante casos similares.
En Kenia hay más razones para temer ser mujer. Las calles de Nairobi se quedan desiertas durante las Navidades, cuando las familias aprovechan las vacaciones para volver a sus comunidades de origen donde la ablación sigue siendo una práctica arraigada que marca todavía el tránsito social de niña a mujer tras la llegada de la menstruación, según la responsable de programas de la ONG Equality Now en el continente, Grace Uwizeye.
A pesar de que Kenia es uno de los países que más ha avanzado en la lucha contra la mutilación genital femenina, pues en 2011 se estableció una ley que prevé penas desde 3 años de cárcel hasta la cadena perpetúa, aún 27% de las mujeres sufren la ablación.
En 28 otros países de África se realiza esta antigua práctica, pero Egipto es uno de los que encabeza la lista: 90% de sus mujeres han sido mutiladas.
En total, 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la mutilación genital femenina, según la Organización Mundial de la Salud, pese a que es una violación de los derechos humanos y aunque no hay escritos religiosos que prescriban la práctica, quienes la llevan a cabo suelen alegar que tiene un respaldo religioso.
Ejemplo de ello es el edicto islámico dictado en septiembre de 2014 por Abu Bakr al Bagdadi, líder del grupo yihadista Estado Islámico, que ha ordenado que todas las niñas y mujeres entre 11 y 46 años de Mosul, la segunda ciudad de Irak, sean sometidas a la mutilación genital, cosa que era poco común en ese país.
La irrupción del Estado Islámico ha contribuido a que empeoren las condiciones de vida de las mujeres. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, asegura haber documentado al menos 27 casos en que mujeres secuestradas en Irak fueron vendidas como esposas a miembros del Estado Islámico por 1.000 dólares cada una (también fueron obligadas a convertirse al Islam).
La brecha de la desigualdad
Las limitaciones a las que son sometidas las mujeres se reflejan en otros aspectos de su vida cotidiana. En Arabia Saudí, por ejemplo, tienen prohibido conducir coches. En octubre pasado, algunas activistas organizaron una campaña en Internet.
En diciembre, dos mujeres fueron un paso más allá y desafiaron la norma al intentar ingresar al país conduciendo un coche desde Emiratos Árabes Unidos. Loujain al-Hathloul y Maysa al-Amoudi fueron arrestadas y serán juzgadas por un tribunal creado para procesar casos de terrorismo.
Según el informe sobre disparidad de género del Foro Económico Mundial de 2014, Arabia Saudí se ubica en la posición 130 de 142 países analizados (entendiendo el 1 como el país con mayor igualdad y 142 como el que tiene mayor desigualdad).
El país que ocupa el último lugar de ese ranking es Yemen, lo que no es de extrañar, pues en esa nación –entre otros problemas- no está establecida por ley una edad mínima para que las mujeres puedan casarse por lo que muchas son forzadas a contraer matrimonio muy jóvenes: 14% de las niñas se casan antes de los 15 años de edad y 52% lo hacen antes de los 18.
Un informe de Human Rights Watch demuestra que la práctica extendida del matrimonio infantil pone en peligro el acceso de las niñas yemeníes a la educación, perjudica su salud y las mantiene como ciudadanas de segunda clase.
Entre los casos recogidos por el informe de esta ONG está el de Reem, una chica nacida en Saná que fue obligada por su padre a casarse a los 14 años con su primo 21 años mayor que ella. La joven tuvo que contraer nupcias contra su voluntad, y 3 días después del casamiento, su esposo la violó. Luego de un intento frustrado de suicidio, se escapó con su madre para ir a una Corte a pedir el divorcio. La sentencia del juez fue: “No divorciamos a niñas pequeñas” y la pregunta inmediata de la joven: “Entonces ¿cómo es que permiten que las niñas pequeñas se casen?”.
El artículo 15 de la ley del estatus personal en Yemen, es la única protección legal que tienen las niñas, señala que no pueden tener relaciones sexuales hasta que alcancen la pubertad, cosa que en muchos casos, como en el de Reem, no se cumple porque son violadas.
Adicionalmente, según el informe del Foro Económico Mundial, Yemen es el peor de los 142 países estudiados para las mujeres debido al poco acceso a la educación secundaria que tienen las niñas, solo 34% realizan estos estudios. Las estadísticas dan cuenta de las consecuencias: 83% de los hombres saben leer y escribir mientras 50% de las mujeres son analfabetas.
Pakistán quedó en el puesto 141 del Informe sobre disparidad de género. Allí sólo 25% de las mujeres trabajan actividad que sí realizan 86% de los hombres. Además, 42% de las mujeres no saben ni leer ni escribir y tan solo 31% de las niñas ingresa a los estudios secundarios.
Afganistán fue considerado en el año 2011 como el país más peligroso del mundo para las mujeres, según un estudio de la Fundación Thomson Reuters, debido a la guerra, los problemas de salud, la violencia sexual y física, factores culturales, religiosos, falta de acceso a los médicos y falta de derechos económicos. Esas condiciones son prácticamente las mismas que presenta en la actualidad Siria tanto por la guerra civil iniciada hace 3 años como por la ocupación en algunas zonas por parte del Estado Islámico.
Diversas ONG han constatado violaciones de derechos humanos como detenciones arbitrarias, torturas, restricciones discriminatorias, ejecuciones sumarias y uso de armas químicas e incendiarias contra mujeres y niñas.
La violencia también hace la vida aún más difícil para las mujeres en Somalia, pues en los refugios a los que deben acudir para protegerse de la violencia armada entre el Ejército y grupos rebeldes como Al Shabaab siguen corriendo el riesgo de ser abusadas sexualmente: en el último año se han dado más de 1.700 casos de violación dentro de los lugares de refugio, por parte de hombres vestidos con los uniformes del Gobierno. 33% de las víctimas eran niñas menores de 18 años.
El problema de la violencia física o sexual tiene alcance global: 35% de las mujeres en el mundo han sido víctimas de estas agresiones alguna vez en sus vidas, según un estudio de Naciones Unidas de 2013. Etiopía y Bangladesh son los que ocupan el primer lugar en este ranking mundial.
Para el Foro Económico Mundial las perspectivas para las mujeres aún son muy negativas en casi todo el mundo: continuarán con salarios más bajos que los hombres, sufriendo más el desempleo, trabajando más horas por menos dinero y teniendo más problemas para acceder a puestos de responsabilidad. La organización proyecta que, al menos, hasta el año 2095 no existirá igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Foto: La ablación genital es una práctica prohibida desde 2011, pero en esta tribu Pokot en Kenia continúa siendo muy común. Aunque muchas se resisten, es un rito obligatorio. (Siegfried Modola / REUTERS).