“Si consigo impedir que un corazón se rompa, no habré vivido en vano”
Emily Dickinson (1830-1886)
“Queridas amigas, quiero que sepan que tengo un problema en el corazón
y me operan a principios de febrero, es algo que ya tenía desde hace
algunos años, sin embargo, se ha recrudecido y la única forma de
arreglarlo es haciéndome una cirugía a corazón abierto…”
Palabras más, palabras menos, en eso consistió el mensaje de una de mis
amigas con quien estudié la carrera de Psicología y que compartió con
nuestro grupo de amigas con quienes me reúno a desayunar cada mes desde
hace más de 25 años.
Después de la noticia, un gran silencio inundó el ambiente, después
empezaron las preguntas y comentarios de todas nosotras: ¿Por qué si
eres muy sana?, además haces mucho ejercicio desde hace años, y cuidas
mucho tu alimentación, eres la más joven del grupo…
Realmente no entendíamos, estábamos impactadas con la noticia y lo
único que atinamos a hacer fue reiterarle lo importante que es para
nosotras y lo mucho que la queremos.
Han pasado ya tres semanas desde la noticia y hasta el día de hoy sigo
en proceso de asimilación, creo que una buena manera de hacerlo ha sido
no quedándome paralizada con la inquietud que despertó en mi tan
impactante noticia.
Llegaron a mí preguntas como: ¿Qué pasa con el corazón de las mujeres?
¿No se supone que son los hombres quienes se enferman más del corazón?
Empecé a investigar sobre el tema y algo de lo que encontré aquí lo
comparto para que tengamos las mujeres un foco de alerta en cuanto al
cuidado de nuestra salud integral.
Resulta que aunque las enfermedades del corazón las puede padecer
cualquiera, la realidad es que hasta hace algunos años eran más los
hombres quienes las padecían.
De hecho se cree que las mujeres no desarrollamos tan pronto alguna
enfermedad cardiaca gracias a los estrógenos, y es cuando baja nuestro
nivel estrogénico con la menopausia que el riesgo de padecer alguna
afección del corazón se eleva.
Otro factor que juega un papel determinante en la posibilidad de que
una enfermedad del corazón se desarrolle en una mujer es el estrés, que
muchas veces contribuye a que se desarrolle una enfermedad llamada
Cardiomiopatía Takotsubo o el “Síndrome del corazón roto”.
Este trastorno se caracteriza por un alargamiento y debilitamiento del
músculo cardiaco, que a menudo se desencadena por estrés físico o
emocional extremo. Por ejemplo: ante una situación de angustia por la
economía familiar, haber estado en un accidente, o la pérdida de una
hija, un hijo o la pareja.
Durante un estudio realizado en la Universidad de Emory, en Atlanta,
Georgia, a 534 pacientes con alguna enfermedad cardiaca coronaria
estable, que consistió en realizarles una prueba de estrés mental, que
además incluía recordar algún acontecimiento vital estresante y hablar
sobre el mismo.
La prueba de imagenología nuclear mostró que las mujeres de 55 años y
menores sufrían una reducción del flujo sanguíneo en el corazón que era
tres veces mayor que en los hombres de la misma edad, y las mujeres de
56 a 64 años experimentaban una reducción del flujo sanguíneo coronario
que era el doble que la de los hombres de la misma edad.
De lo que se deduce que el estrés emocional afecta más a las mujeres
jóvenes y de mediana edad que a los hombres incluso con enfermedades
cardiacas.
Según la doctora Viola Vaccarino, presidenta de Investigación
Cardiovascular y Epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la
Universidad de Emory: “Las mujeres que desarrollan una enfermedad
cardiaca a una edad más joven son un grupo especial de alto riesgo
porque son vulnerables al estrés emocional de forma desproporcionada”.
Es éste, un riesgo más que enfrentamos las mujeres por el mandato
social que hace que muchas mujeres jóvenes y de mediana edad enfrenten
niveles considerables de estrés en su vida diaria cuando se encargan
casi al mismo tiempo del cuidado de las hijas e hijos, de su
matrimonio, del trabajo dentro y fuera de casa, sumado en muchas
ocasiones al cuidado de sus padres cuando empiezan a envejecer.
Es por todo esto que el personal médico debe ser consciente de que las
mujeres jóvenes y de mediana edad son especialmente vulnerables al
estrés, y tomar en cuenta para la historia clínica realizar preguntas
sobre el nivel de estrés psicológico de cada mujer porque generalmente
tiende a obviarse, y por tanto a no tomarlo como elemento importante
que contribuye a generar diferentes padecimientos, que ya abordaré en
otros artículos.
Como sugerencia, me parece de suma importancia, por un lado, que la o
el especialista en cardiología esté al pendiente de si su paciente
sufre un estrés psicológico o está deprimida, y aconsejarle para que
obtenga la ayuda o el respaldo necesario por parte de profesionales de
la salud mental y emocional.
Y por otro, es vital que las mujeres tomemos conciencia de los efectos
en nuestra salud física por causa del estrés y busquemos iniciar
procesos de terapia para que contemos con eso a lo que he llamado una
“válvula de escape emocional”, para evitar convertirnos en una especie
de “olla de presión” y enfermarnos del “Síndrome del corazón roto” y no
necesariamente por una decepción amorosa.
*Psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género y directora del Centro de Salud Mental y Género.
Imagen retomada del sitio institutoregionaldelcorazon.com
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | México, DF.- 27/01/2015
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