11/01/2025

Hierberas, herejes, brujas y hechiceras. Juicios de la Santa Inquisición contra mujeres

 

Estas mujeres juzgadas como hierberas, blasfemas, herejes o hechiceras fueron juzgadas así por su etnia, por el uso del conocimiento herbolario o simplemente por su género y así resistieron los embates de la ortodoxia religiosa masculina y el estricto orden social que mandató silencio y castigo contra ellas.

Es importante decir que la inquisición mexicana no se pautó propiamente hasta 1571 cuando el Santo Oficio de la Inquisición llegó a Nueva España, pero la realidad es que varias décadas antes ya existían inquisidores y obispos asentados en la -entonces- colonia, como Juan de Zumárraga quien llegó a México en 1539 y también usó su poder clerical para condenar a quien consideró oportuno y determinó la pena de muerte contra un familiar directo de Nezahualcóyotl, es decir, la muerte forma parte de los castigos.

Esta inquisición mexicana construyó su propio palacio que hoy funge como el Museo de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Los miembros de este poderoso órgano virreinal se mantuvieron activos por un total de 249 años; años en los que se produjeron atropellos, violencias, injusticias y sentencias torcidas contra centenares de personas, puntualmente, contra 324 y 50 homicidios, según documenta el historiador Rogelio Álvarez en la Enciclopedia Mexicana. 

Pero dentro de este aparato de juicio social tenía reglas no obstante su jurisdicción fue ampliándose y fueron las mujeres uno de sus objetivos, es decir, debían establecer un estricto orden para ellas, Palmira García Hidalgo en su texto Las mujeres y la Inquisición Novohispana publicado por la Universidad de Sevilla nos indica que

«La práctica inquisitorial novohispana no tenía jurisdicción para actuar sobre los indígenas, siendo los españoles, criollos, mestizos y mulatos objeto de su competencia. De ahí la relevancia de las castas. Con el tiempo, la expansión lógica del mestizaje incrementó la competencia del tribunal. Gran importancia tendría, además, su actuación respecto al sexo femenino, ya que no solo se buscaba mantener la ortodoxia católica; también se trataba de salvaguardar un determinado orden social, razón por la cual en los territorios americanos el control de las mujeres fue considerado más necesario, incluso, que en la Península».

Cuadro de Castas, Museo Nacional del Virreinato. Fuente: Mediateca Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, CC BY-NC-ND 4.0 (https://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/pintura%3A2123)

Pero la pregunta es ¿cuántas de estas sentencias fueron dictadas contra mujeres?, ¿quiénes eran? Bajo esta premisa, Cimacnoticias consultó al Archivo General de la Nación para nombrar a aquellas quienes fueron juzgadas como brujas, hechiceras, hierbas o apóstatas por el Santo Oficio.

Mulata, india y bruja: la mirada colonial y de casta

Consultando los registros del Archivo General de la Nación (AGN) Cimacnoticias encontró una serie de coincidencias importantes y es que, la mayoría de las mujeres que fueron señaladas de brujería eran provenientes de comunidades indígenas, esclavas o negras.  Esto dibuja una clara línea que conecta el proceso inquisitorio con otros sistemas de opresión, además del patriarcado, el colonialismo ejerció una cruda violencia y criminalización en contra de mujeres, particularmente, aquellas -citando- «mulatas libres» e «indias» que habitaron el sur del país. 

En Mujeres afrodescendientes en la Nueva España del Instituto de Investigaciones Históricas, dan una lectura sobre las mujeres afrodescendientes desde una perspectiva de derechos humanos y reconocen su agencia, presencia y aporte a la sociedad novohispana.

Afirman que estas mujeres participaban en prácticamente todas las actividades económicas. Por ejemplo, durante el siglo XVI, al amanecer salían alrededor de 500 mujeres de origen africano a vender frutas y verduras en la Plaza Mayor de la Ciudad de México. Algunas otras pertenecían a gremios como hiladoras, tejedoras de seda, dulceras, fabricantes de tabaco o haciendo bordados.

«Eran mucho más que mano de obra esclavizada; fueron mujeres que resistieron y se rebelaron a estos sistemas de opresión. Sus experiencias no fueron homogéneas, ya que provenían de distintas etnias; con lenguas y tradiciones distintivas, principalmente del Oeste y Centro del continente africano. Pertenecían a culturas como la Wolof, Tukulor, Malinke, Kassanga, Bram, Biafada, Bakongo, Lala y Tio, entre muchas otras».

La historiadora sevillana, Palmira García Hidalgo escribe en «Mujeres y la inquisición» que, en Nueva España la violencia se recrudeció particularmente en contra de mujeres indígenas y de origen afrodescendiente a causa de sus tradiciones y su conocimiento sobre hierbas medicinales que poco podían hacer cuando eran señaladas, especialmente, si quien las acusaba era un hombre. 

En aquel contexto, la palabra de una mujer tenía poca valía, por lo que ser acusada por un vecino (o peor aún, por el propio esposo) resultaba en un hecho complejo donde era imposible escapar de la Iglesia. Los inquisidores tendían a creer en la palabra de los hombres que denunciaban a sus mujeres, pues eran consideradas de su propiedad y si algo hacían mal, entonces, debían ser reprendidas. 

Una línea que esboza escenarios violentos considerando los fuertes discursos patriarcales y raciales de la época que deja en la mesa crudos cuestionamientos como: ¿Cuántas mujeres fueron señaladas falsamente por sus esposos?

Andrea

Andrea (sin apellidos) fue una presunta hechicera que vivió en el pueblo de Tepeapulco, Hidalgo y que fue detenida en 1695, luego de ser señalada por su propio esposo, Nicolás de Trejo. El hombre la denunció ante las autoridades del Santo Oficio luego de que, supuestamente, le presumiera de sus dotes de bruja y se le adjudicara el asesinato del gobernador del pueblo. 

«Con sus hechizos y encantos tenía a su marido baldado o imposibilitado de una pierna para que no la castigara y la dejara. Nicolas [Nicolás] de Trexo [Trejo], su marido, declaró que lo tenía aturdido, encantado y enfermo, para que ella pudiese salir de su casa día y noche, además de que le presumía de que era hechicera», se lee en el oficio religioso recuperado por el Archivo General de la Nación.

Francisca, Mariana, María, Bernarda, Lucía, Josepha, Cecilia

Entre los registros, figuran mujeres de origen indígena y afrodescendientes como por ejemplo: Francisca Baraona, «mulata libre» acusada por su vecino, Luis Ramírez de ser bruja, 1695.

Mariana de la Candelaria «de casta mulata», mujer casada de más de 50 años, procesada por los delitos de «maléfica, bruja y hechicera» en 1760. 

María de Anton, «mulata de Xalapa», fue acusada por vecinos de hechicera en 1664. 

Bernarda de Baraona «mulata libre», casada con el mestizo Jacinto Escobar, acusada de hechicera y supersticiosa en agosto de 1695. 

Las negras Lucía Pacheco y Josepha Errera, acusadas de hacerle un hechizo a don Thomas de Valladolid, gobernador del mencionado presidio. Puestas a disposición de la Iglesia en enero de 1732.

De origen guatemalteco, Cecilia de Arriola, mujer casada con don Juan de Fuentes y de casta mulata, es uno de los casos en los que Cimacnoticias pudo encontrar la violencia en el castigo que tuvo que vivir, fue imputada por el Santo Oficio por los delitos de sortílega hechicera, además, se le acusó de tener pactos implícitos con el demonio y de ser maestra de malas doctrinas. Fue acusada por su propio esposo y llevada ante el inquisidor Francisco de Ulloa quien la halló culpable de todas las acusaciones. 

Cecilia fue sentenciada a escuchar la misa mayor todos los días en el convento de Santo Domingo (Ciudad de México) sosteniendo siempre una vela encendida y en el rostro, debía colocarse una máscara demoníaca que la avergonzara de sus presuntos nexos con entidades oscuras y al cuello, Cecilia debía tener atada una soga.

Además de esto, la mujer fue obligada a desnudarse y ser exhibida en espacios públicos pregonando su culpa, fue desterrada y forzada a dedicarse a atender a los enfermos en el Hospital de los Pobres. 

Además de los fuertes rasgos coloniales y de castas en estos archivos también se encontró la tendencia importante: Mujeres señaladas de herir o asesinar a hombres poderosos. 

Como se advertía con anterioridad en algunos de los casos, las muertes de gobernadores o sacerdotes estaban estrechamente ligadas a las mujeres (especialmente si eran negras o de origen indígena). Tal es el caso de Catalina Serrano mujer mulata quien fue llevada ante el Santo Oficio luego de que vecinos de la comunidad Villa de Sonsonate la acusaran de haber asesinado al sacerdote de la comunidad, pues, presuntamente, se le había visto mezclando polvos y hierbas.

Otro de los registros sobre el poder que tenían los hombres para truncar la vida de las mujeres a través de acusaciones, se dio en contra de María Gómez y «una mujer india llamada Leonor«, cuando un señor inquisidor fiscal del Santo Oficio (sin nombre) las acusó de tener pactos con el demonio y de ser brujas, pues, además, testificó en su contra diciendo que las había visto volar por las noches mientras gritaban: «De villa en villa, sin dios y sin María».

«La negra» Catalina Torres fue acusada por decir algunas palabras violentas en Durango en 1563. 

Ese mismo año, una mujer negra también fue acusada de haberle dado una bebida misteriosa a un hombre quien murió de forma repentina. 

Curiosamente, entre las denuncias que se repiten con mayor incidencia están aquellas por «palabras desacatadas«, por blasfemia y por haber contraído matrimonio más de dos veces -aún en contra de su voluntad-; las mujeres que osaban a ser ruidosas, realizar frases vulgares o cuestionaban a la iglesia se convertían en objeto incómodo para sus esposos y, por supuesto, para la iglesia. 

Fuente: Consulta realizada por Cimacnoticias en Repositorio Digital del Archivo General de la Nación, Árbol: Textual / Inquisición

En la ciudad de Querétaro, en los 1600 habitó la bruja Josefa Ramos apodada «la chupa ratones» quien fue llevada ante la corte eclesiástica en enero de 1629 por una serie de crímenes cometidos en contra de la iglesia católica. 

Josefa de Ramos fue una bruja mestiza de ascendencia de Valladolid y que, junto a otras mujeres, formó un presunto culto «obsesionado con el demonio» en la ciudad de Santiago de Querétaro según el escrito contenido en el volumen 523 del expediente 1. 

La chupa ratones«, junto a la doncella Ana de la Cruz y una mujer indígena de nombre Francisca Mejía apodada «la mexicana«, realizaban hechicería con el uso de hierbas y fue un exorcismo lo que las puso en la mira de la iglesia. Durante ese exorcismo que se llevó a cabo en casa de «la mexicana» a una mujer le creció el estómago de forma sobrenatural y las 3 mujeres apuntaban a que se trataba de un demonio que crecía en el vientre de esa mujer. 

Foto de Кристина Гринченко: https://www.pexels.com/es-es/foto/mujer-sujetando-halloween-escalofriante-10211277/

Josefa Ramos fue detenida en la capital queretana, se le embargaron todos sus bienes materiales –que, en realidad, no tenía ninguno-, fue enviada a prisión en una cárcel desconocida de Nueva España y sentenciada al destierro de Querétaro por 10 años, asimismo, se le impuso dedicar 5 años de su vida a servir a las personas enfermas en el Hospital del Amor de Dios. Sobre sus pares, «la mexicana» y la doncella, no hay mayor información rescatada en el archivo. 

Además de «la chupa ratones», existió otra presunta bruja con quien compartía nombre; Josefa Salazar, en la Ciudad de México quien fue presentada ante el comisario del Santo Oficio acusada por el fraile Joseph de Patermina luego de que un hombre identificado como Pablo Álvarez, capitán y soldado se acercara a las autoridades clericales para explicarles que esa misteriosa mujer había realizado brujería en contra de su compañero, el capitán Manuel de Alarcón. 

En una indagatoria, se descubrió que Josefa Salazar guardaba los cabellos de Manuel de Alarcón, así como hierbas y polvos que utilizaba para presuntos rituales. 

En añadidura, también era reconocida en la capital por recolectar en un paño el esperma de los hombres con quienes mantenía relaciones sexuales. para posteriormente mezclarlo con otros brebajes hasta que se creaba una bebida parecida al chocolate y finalmente, se la daba a beber a sus amantes con el objetivo de que crearan dependencia a ella.  

A la misma Ciudad de México arribó la presunta hechicera María de Gallardo, de origen español, quien fue remitida a la capital luego de hacer presuntas acciones brujeriles en la ciudad de Aguascalientes. El principal señalamiento contra María fue su participación para hechizar al cura don Pedro Rincón. 

Según documenta el oficio imputado contra María de Gallardo, la mujer guardaba a un muñeco hecho de cera con cabellos del cura y que, supuestamente, utilizaba para lastimar al sacerdote. Fue detenida en 1667 y se desconoce el castigo que impuso el Santo Oficio Católico.

Estos son algunos de los archivos documentados por Cimacnoticias en el Archivo General de la Nación, los cuales permitieron un acercamiento al tema de mujeres afromexicanas, mulatas e indígenas severamente castigadas por el Santo Oficio de la iglesia católica española quienes a través de sus sentencias contra ellas al marcarlas como brujas, hechiceras, apóstatas y herejes, permitieron reconocer textos fundacionales que contribuyeron en la construcción de valores y violencias patriarcales incluidas las simbólicas y tácitas que trascendieron los siglos las cuales siguen arraigadas en la idiosincracia mexicana.

«El martillo de las brujas», el tratado medieval de persecución y caza de brujas

 

Aunque fue un libro escrito desde la teología, lo cierto es que fue utilizado como un código penal por toda Europa para que juzgadores de la inquisición llevaran a cabo ejecuciones y torturas contras mujeres acusadas de brujas porque según sus letras, eran más propensas a realizar estas prácticas por su «debilidad moral e intelectual».

«El martillo de las brujas», nombre traducido de Malleus Maleficarum, ha trascendido el tiempo y sigue disponible en la actualidad, una ventaja porque permite leerlo y realizar análisis de contenido desde la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres para entender cómo los textos fundacionales trascendieron y conformaron sociedad patriarcales, por ejemplo, la Universidad de Navarra señala en su artículo Del Malleus Maleficarum a los cuentos de brujas que fueron principalmente mujeres pero en especial curanderas el objetivo de la caza de brujas. 

El Malleus Maleficarum es un texto que permanece actual, a pesar de los siglos pasados desde su publicación por vez primera. Finalmente, ¿existen razones para mantener invisibles, anónimas, a las brujas que fueron hostigadas, perseguidas, torturadas, juzgadas y muertas al amparo del Malleus Maleficarum?, ¿cuántas?, ¿de qué número de mujeres estamos hablando? Éstas habrán de permanecer por siempre “invisibles”.

Remedievalización del derecho y la política. Introducción crítica al estudio del saber jurídicopolítico

La obra fue escrita en Alemania por dos sacerdotes: Heinrich Institors y Jacobus Sprenger. Ambos pertenecían a la Orden Dominicana, una organización fundada en el siglo XIII que combatiría la herejía. En algún punto de sus vidas fueron nombrados como inquisidores lo que influyó en la forma de razonamiento que hay en el libro.

Fue el papa Juan XXII con la bula Super Illius Specula, un documento que condenaba como brujas a las mujeres comadronas por sus conocimientos en botánica durante la Edad Media y así se fue oficializando la brujería como una práctica hereje. Dicho documento originó otros textos en los que se responsabilizaba a las mujeres de practicar la hechicería.

En la época, la misoginia contra las mujeres era un proceso naturalizado, tan solo el término fémina era considero la conjunción de las palabras fe y minus, dando a entender que ellas tenían menos fe que los hombres lo que las llevaba a caer con facilidad en la práctica de la brujería. El libro también demeritaba a personajes históricos como Eva, Dalila, Jezabel, Helena de Troya y Cleopatra. De esta manera, lograron confabular una guía para la detección, obtención de pruebas y tratamiento punitivo de las brujas.

Incluso, este manual de cazería contra las mujeres permitía que las pruebas que sustenban las acusaciones con ellas fueran rumores, dichos, historias, suposiciones, comentarios, miradas o relatos y esto bastaba para llevarlas a procesos de tortura.

En «Del Malleus Maleficarum a los feminicidios actuales», se detalla que el 90% de las personas condenadas y torturadas por prácticas de hechicería fueron mujeres. En su mayoría, fueron adultas, pobres, solteras o viudas. Las conductas comúnmente punibles fueron acciones que físicamente no podían realizar, por ejemplo eran condenadas por:

Causar tormentas y granizadas sobre poblaciones o cultivos, producir sequías, matar mediante maleficios en animales, ocasionar plagas, enloquecer a los hombres mediante conjuros, provocar que los hombres se apasionen sexualmente de prostitutas, robarles riqueza a los hombres, hacer soñar a sus enemigos con desastres y muertes, desaparecer el pene de los hombres por embrujos, volver estéril a una mujer, influir en los astros para que cambien el rumbo, modificar rostros, dar muerta a mujeres sanas, devolver a la vida a los muertos, lograr que personas nieguen a Dios, ocasionar enfermedades incurables, entre otras.

Recetario para castigar mujeres

Como un recetario, «El martillo de las brujas» expone tres vías para iniciar un proceso contra detenidas por brujería. El texto señala que debían acusarla ante un juez por herejía y poder probarlo, pero se hacía sin pruebas y sin inmiscuirse en el proceso bajo la excusa de que quien se negara a denunciar tendría también una pena.

Para el proceso se necesitaba conseguir testigos y la mejor manera recomendada era dejar por escrito sus declaraciones para que posteriormente se pudiera catalogar como una prueba infalible para convencer al juez. Este también podía convocar a los testigos al estrado y bajo un juramento eclesiástico.

Luego, para admitir un testimonio se debía seguir todo un proceso, por ejemplo, no era aceptada la declaración de personas excomulgadas, los partícipes y compañeros del crimen, los que son declarados infames y criminales, los siervos contra sus amos, tampoco los enemigos mortales de las mujeres acusadas; sin embargo, se podían admitir declaraciones de familiares siempre que fueron en contra y no en favor de ellas.

Si una mujer acusada de brujería negaba su participación, el juez debía considerar la mala reputación de ella, los indicios del hecho y las opiniones de los testigos. Aunque la mala reputación de las mujeres siempre tenía un mayor peso. Asimismo, si se sospechaba que esa mujer acusada tenía intención de huir, la mantenían en prisión con mayor razón.

Después del arresto se debían seguir dos pasos, proporcionarle un defensor a la acusada y realizar un examen en la cámara de tortura. La primera solo se realizaba si había una petición de la acusada y dejarlas sin una defensa era una práctica común. Cuando sí se proporcionaba una defensa, no se le compartía el nombre de los testigos, en cambio, el abogado debía cumplir con tres expectativas: modestia, verdad y que su salario fuera moderado.

En cuanto a la tortura, se realizaba con la intención de obtener una confesión propia pensando que sería una forma para presionarla sin pensar que reconocer dicha acusación también era una forma de terminar con el proceso violento al que eran sometidas. Posteriormente, el juez debía estar atento cuanto se emitiera la sentencia de tortura para analizar su reacción, el que no llorara era una muestra más de su brujería.

Una vez sentenciadas, eran desnudadas siempre por otras mujeres consideradas de buena reputación. Esto era parte de un proceso de seguridad en el que se aseguraban de que no cargaban con algún maleficio en sus vestimentas. También era escoltada sin tocarla y portando sal exorcizada o hierbas benditas.

De acuerdo con el artículo, el «El martillo de las brujas» fue una guía para cometer feminicidios: «más que brujas o hechiceras, estas mujeres eran víctimas de este proceso injusto». No obstante, actualmente es una acción que se sigue practicando donde las mujeres son criminalizadas no solo por su género, sino por romper con los estándares y estereotipos de la sociedad patriarcal.

«¡Matar a la Bruja no es un grito que se ha quedado en el pasado, no! El femicidio y feminicidio son nuevas manifestaciones de este grito. Ya no se realiza este grito en el ámbito de lo público, pero está en muchas de las mentes que se construyeron en este modelo de derecho patriarcal aun habita este perjuicio»

Pese a que la brujería era considerada como el peor mal en la humanidad, «El martillo de las brujas» justificó su existencia bajo la permisibilidad de un supuesto dios. Mientras que, la naturaleza de este personaje no le permitía caer en prácticas demoniacas, la humanidad tenía el libre albedrío para decidir entre el camino del bien y el mal. Aunque, refiere que la inferioridad biológica y espiritual de las mujeres era lo que las llevaba a práctica brujería, cosa que no ocurría con los hombres.

Por ejemplo, de acuerdo con el capítulo tres, Institoris y Sprenger determinan que es imposible la creación de un hombre a través de la relación sexual entre un demonio y una mujer, ya que la única manera para su creación es a través de Dios, de lo contrario «la obra del Diablo sería más fuerte que la de Dios», lo que alude a la debilidad como algo inherente de las mujeres. Por el contrario, en el capítulo sexto, no existe posibilidad de que a las mujeres no se les relacione con la brujería porque es algo que «la experiencia» ha determinado.

Y así página tras página Malleus Maleficarum detalla su manual de tortura contra las mujeres que difundió este tratado de persecución contra «las brujas»como un reflejo del control eclesiástico medieval responsable de la ejecución de miles de inocentes, por lo que es una advertencia viva de lo que significa la institucionalización de la misoginia.

Mujeres revolucionarias en la plaza

Ángeles González Gamio

Los que disfutan ir a los museos, entre las muchas carencias que padecieron durante la pandemia, estaba el carecer del alimento para la mente y el alma que proporcionan esos recintos. Pero hubo uno que vio la manera de sortear el problema y... sacó el museo a la calle.

Alejandra Utrilla, la incansable y creativa directora del museo que ocupa el corazón del colosal Monumento a la Revolución, anunció: “El Museo de la Revolución te recibe en la plaza”. Instaló una exposición en una de las explanadas laterales para conmemorar el 110 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana y su 34 aniversario como recinto museístico a cargo de la Secretaría de Cultura capitalina.

Ahora nuevamente nos invita a una interesante muestra al aire libre: “Mujeres revolucionarias en la plaza”. Una serie de mamparas muestran fotografias con una breve biografía de muchas protagonistas destacadas y su papel en la guerra; sin embargo, la mayoría desconocidas.

Menciono algunas: Petra Herrera, que lideró tropas en la toma de Torreón; Ángela Jiménez, quien se disfrazó de hombre para trabajar como ingeniera en explosivos; Elena Arizmendi, fundadora de la Cruz Blanca, que salvó miles de vidas; Carmen Serdán, que acopió armas y defendió su casa a tiros; Leonor Villegas de Magón, quien organizó un cuerpo de enfermería. Las soldaderas villistas que combatieron en Celaya y Zacatecas, que nunca fueron reconocidas como veteranas.

Esas mujeres valientes y comprometidas, muchas en el frente de batalla, otras que curaban y alimentaban, demostraron que no sólo con balas se hacía la guerra. Encabezaron esfuerzos colectivos fundamentales que permiten afirmar que no “ayudaron” en la Revolución: la protagonizaron.

Como afirma la introducción de la muestra, “a pesar de ello, al triunfo de la gesta, su labor en tantos frentes no fue reconocida y no cosecharon los frutos. La Revolución necesitó a las mujeres para triunfar, pero no estuvo dispuesta a concederles derechos, ni el más elemental del voto”.

Hermila Galindo, escritora, maestra, periodista, política y sufragista mexicana, fue figura clave en los congresos feministas de Yucatán en 1916, en los que abogó por la igualdad política y de género.

Incansable luchadora, presentó las demandas de las mujeres revolucionarias ante el Constituyente reunido en Querétaro, y su documento fue desechado. Se adujo que “las mujeres eran demasiado influenciables” y que su participación política fortalecería a la Iglesia.

Afirman las organizadoras que la exposición no busca solamente rendir homenaje a esas mujeres luchadoras, también se comprometen con un futuro más incluyente. Aseguran que no sólo es un acto de justicia hacia el pasado, sino una necesidad ética para el presente. Una revolución que sólo recuerda a la mitad de quienes la hicieron está condenada a repetir sus exclusiones.

Ya que estamos aquí, vale la pena conocer el museo, que lo recibe con un impresionante grupo escultórico de figuras blancas tamaño natural, llamada La bola, que se refiere a las personas anónimas que lucharon durante la Revolución, obra de Jethro Zúñiga.

La colección permanente se inicia con el museo de sitio, que cuenta la historia de lo que iba a ser el Palacio Legislativo que quedó inacabado y casi 20 años más tarde se convirtió en el Monumento a la Revolución. Es muy interesante conocer cómo iba a ser el ambicioso proyecto porfirista.

Después, tiene ocho salas en las que recorremos la histora desde el siglo XIX hasta el cardenismo con objetos de la época, fotografías y maquetas que recrean momentos fundamentales: el maderismo, la revolución popular con Villa, Zapata y la participación de las mujeres. Por supuesto, la sala del constitucionalismo y personajes como Obregón, Vasconcelos, De la Huerta, Calles y el Maximato, para terminar con Cárdenas.

Es el plan perfecto para conmemorar el inicio de la Revolución Mexicana y después irse a comer ahí mismo en la gran plaza, en Avenida de la República 157, al restaurante La Soldadera. Tiene una terraza agradable o el interior, más cantinero.

De su amplia carta le sugiero los tacos Revolución, de suadero bañados en salsa de frijol; la crema de chicharrón; el robalo con salsa de huitlacoche y un toque de habanero, y si es carnívoro, hay muy buenos cortes. Si van en bola, el chuletón de res de un kilo 100 gramos es ideal para compartir, o si prefiere algo más modesto de precio, pero sabroso, unas albóndigas al chipotle con su arrocito blanco.

Gobierno va contra acoso y hostigamiento laboral hacia mujeres: Buenrostro

 Raquel Buenrostro, titular de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno, dijo que el modelo que impulsa la administración federal busca prevenir el hostigamiento sexual y laboral que ocurre en el sector educación y salud. Imagen del 12 de mayo de 2025. Foto

Raquel Buenrostro, titular de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno, dijo que el modelo que impulsa la administración federal busca prevenir el hostigamiento sexual y laboral que ocurre en el sector educación y salud. Imagen del 12 de mayo de 2025. Foto Cuartoscuro
Ciudad de México. El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo busca combatir el hostigamiento laboral y sexual hacia mujeres en el sector público, además de incrementar la participación de esta población en la economía, señaló Raquel Buenrostro, titular de la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno.

En el contexto del Foro Económico de la Mujer México (WEF, por sus siglas en inglés), la presidenta para Iberoamérica de este organismo, Michelle Ferrari, reconoció que las mujeres son más de la mitad de la población del mundo, pero siguen teniendo muy poca acción en temas decisivos.

Refirió que datos del Banco Mundial (BM) indican que si las mujeres participaran en la igualdad de condiciones en la economía, el producto interno bruto (PIB) global podría crecer hasta 25 por ciento adicional. Además, señaló que en México, las mujeres representan más de 52 por ciento de la población y contribuyen con cerca de 37 por ciento de la economía mexicana.

Buenrostro reconoció que si bien se han logrado avances en el impulso a pequeñas y medianas empresas (pymes) que están a cargo de mujeres, “desafortunadamente” esta población tiene dificultades porque tiene cargas como el cuidado de los hijos o adultos mayores.

Aunado a ello, comentó que la corrupción “pega mucho a las mujeres, ¿por qué? Porque las mujeres somos las que hacemos mayor uso de los servicios públicos. Somos las que llevamos a los niños al servicio médico, somos las que los llevamos a la escuela, estamos más al pendiente de la casa, etcétera. Todas las fallas que tiene el sector público también son principalmente resentidas por la pobreza”.

Apuntó que el modelo que impulsa la actual administración federal busca prevenir el hostigamiento sexual y laboral que ocurre en el sector educación y salud.

“¿Qué es lo que nosotros hemos trabajado en compromiso con este tema de género? Además de lo que es la prevención y todo lo que es la vigilancia de lo que hay en servicios públicos, también hemos iniciado campañas que tenían mucho tiempo que no se hacían como es el hostigamiento y acoso laboral y sexual. Estas prácticas son muy comunes, no solo en el sector público, también en el sector privado y la verdad es que las tenemos que combatir y las tenemos que combatir de frente”, señaló Buenrostro.

Destacó que en el sector salud han separado de sus cargos a funcionarios que pueden afectar y dañar generaciones, mientras que en educación media y superior también están iniciando un programa de abuso y hostigamiento, de acoso laboral y sexual.

En el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) comentó que se está buscando simplificar los trámites, porque incluso no se pueden poner los mismos requisitos para todos los tamaños de los negocios. “Lo que hicimos con la ley fue hacerla más accesible para las mipymes”, anotó.

Acotó que ya está lista “la primera gran compra de café del gobierno hacia las mipymes y hacia cooperativas, lo cual nos ayuda muchísimo y también estamos trabajando ya en aproximar a las cooperativas para apoyar en servicios de limpieza, porque luego las empresas hacen hasta abuso. Mejor que se aprenden, se organicen y tengan mejores ingresos”.

Anotó que la dependencia de la que es titular está trabajando en los lineamientos que deban seguir tanto las empresas grandes como medianas y pequeñas para participar en las compras de gobierno, para no basar los concursos solo en los precios que ofrecen.

“Nosotros estamos convencidos de que una buena relación entre los sectores social, privado y gobierno es la única manera que vamos a lograr que nuestra sociedad prospere y que sea todo mejor para todos los mexicanos”, dijo.

Altagracia Gómez Sierra, coordinadora del Consejo Asesor para el Desarrollo Económico Regional y Relocalización (CADERR), comentó que México tiene la oportunidad de ser líder en la economía de mercado con mujeres capaces al frente. Consideró que se debe invertir en la población femenina de todas las edades. “No es un gasto, es la mejor apuesta que podemos hacer como país y como mundo”, dijo.

III Jornadas Internacionales de Agroecología y Mujer

 Por Juan Pablo Palladino Tyrrell

Fuentes: Rebelión

Mujeres rurales de todo el mundo reivindican en Betxí la agroecología como camino contra el cambio climático y la injusticia alimentaria

(Betxí, 24 de octubre de 2025) Un centenar de mujeres rurales, investigadoras y activistas de diferentes nacionalidades se reunieron hoy en Betxí para destacar la urgencia de virar el rumbo hacia un modelo de producción de alimentos y, sobre todo, de relación con la naturaleza, más respetuoso y justo: el agroecológico. Lo hicieron en las III Jornadas Internacionales Agroecología y Mujer, organizadas por Fundación NovessendesPaz con Dignidad, la Cátedra de Agroecología José Luis Porcuna de la UPV, con financiación de la Generalitat Valenciana.

Mujeres africanas, latinoamericanas, mediorientales y europeas expusieron en Betxí sus experiencias agroecológicas, académicas y de activistas ante un centenar de participantes. Las ponencias, y la gran asistencia al encuentro, evidenciaron una necesidad acuciante: “Los pueblos necesitamos disponer de materiales genéticos propios, como las semillas de los vegetales que comemos, que nos hagan ser más fuertes, más resilientes, más independientes y, sobre todo, más adaptativos a las consecuencias del cambio climático”, explica María Dolores Raigón, catedrática de la Universidad Politécnica de Valencia.

Esto lo dice Raigón porque, actualmente, el sistema alimentario hegemónico global está conducido por un espíritu patriarcal, que prima maximizar beneficios monetarios a cualquier coste. Un sistema, además, interconectado, porque lo que pasa en Argentina afecta en España. 

“Esto lo observamos en el crecimiento desmedido del monocultivo, en la existencia de un mercado muy monopolizado por multinacionales, en la falta de defensa que tenemos como personas consumidoras, con cada vez menos autonomía para decidir cómo se producen nuestros alimentos y para decidir lo que realmente quiero comer y no lo que me obligan a comer”, explica Raigón.

Las III Jornadas de Agroecología y Mujeres convirtieron Betxí por un día en el centro mundial de la agroecología y de una visión feminista, que pone en valor una relación respetuosa con la Naturaleza y nuestros alimentos. Un enfoque más necesario que nunca, a juicio de Raigón, porque, dice la catedrática, “el colapso lo tenemos muy cerca”. 

Y, en este sentido, “la mujer es una pieza clave para proporcionar ese cambio tan necesario en el modelo de producción agraria y en el modelo de la obtención de alimentos”, continúa Raigón. Porque la mujer “siempre ha sido cuidadora, estableciendo un vínculo con el territorio y con sus elementos: el agua, la tierra y las semillas. Además, es cuidadora de que esos elementos formen parte de la cultura, de la gastronomía y evidentemente también de la salud, tanto humana como del territorio”, añade Raigón.

Además de las mesas de debate, con una gran interacción del público al finalizar cada una, las III Jornadas de Agroecología y Mujer ofrecieron una performance, con mujeres campesinas desplazadas de Latinoamérica, a cargo de La Colectiva. El público también participó, por la tarde, de talleres participativos donde se recogieron diferentes experiencias, se habló de obstáculos y de puentes para superarlos, teniendo como eje central el agua, el suelo y las semillas.

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Opus Dei y más grupos de ultraderecha que toman fuerza en América Latina

De acuerdo con el informe «De España al mundo: la proyección global de la ultraderecha española contra los derechos sexuales y reproductivos» son cinco grupos los que operan desde España. La lista está conformada desde la institución religiosa del Opus Dei, plataformas de movilización y agitación cultural como Hazte Oír y CitizenGO, la red trasnacional Political Network for Values (PNfV), así como el partido político Vox. Todas ellas, emplean la «ideología de género» como una etiqueta para desacreditar varios movimientos sociales, uno de ellos fue el feminista.

Sus agendas no solo impactaron al interno del país, sino también las agendas públicas, legislativas y culturales de varios países de América Latina con ayuda de proyectos políticos, religiosos, ideológicos y económicos coordinados globalmente como refiere el informe. Entre las estrategias se incluyó discursos antigénero ayudando al crecimiento de la extrema derecha y creando campañas contra derechos y libertades.

Hay que decir que esta ideología de ultraderecha defiende una visión conservadora la cual promueve políticas que limitan derechos individuales en favor de un orden tradicional basado en la identidad nacional, la religión y la autoridad de Estado.

En Argentina, Javier Milei asumió la presidencia el 10 de diciembre de 2023 con apoyo público de figuras de ultraderecha como Viktor Orbán, Santiago Abascal, Jair Bolsonaro y José Antonio Kast. Sin embargo, trece años antes grupos como Hazte Oír se infiltraron en marchas y movilizaciones que debatían el matrimonio igualitario. Tres años después, CitizenGO conectó con grupos como Argentinos Alerta centrándose en trabajar contra el aborto, educación sexual y el derecho a morir dignamente.

En el país nació la campaña «Con mis hijos no te metas» como una iniciativa contra la educación sexual desde 2006. Entre 2018 y 2020, cuando se estaba debatiendo el aborto, emergieron campañas masivas de la derecha donde recogieron firmas para hacer presión mediática y legislativa. Al mismo tiempo, se tejieron alianzas políticas como la del político argentino Agustín Laje con el partido Vox y gobiernos locales con Opus Dei.

En 2019, nació la coalición política Frente NOS que integró al Partido Conservador Popular, Fuerza Republicana, Nueva Unión Ciudadana, Acción Chaqueña para competir por la presidencia a través de discursos nacionalista, conservador y en defensa de los valores cristianos; sin embargo, no ganaron las elecciones, aunque sí impusieron la narrativa contra la ideología de género lo que causó en que 2023, Milei y su gobierno de extrema derecha ascendieran.

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Es de mencionar que el panismo en México ya tuvo un enlace con el dirigente de Vox, Santiago Abascal, pues el 2 de septiembre del 2021, el entonces recién nombrado coordinador de la bancada del PAN en el Senado, Julen Rementería del Puerto, organizó una reunión con el ultraderechista, con quien además firmó la Carta de Madrid, que establecía «la lucha contra el comunismo», situación que desató polémica.

Ante el escándalo que generó esa visita al Senado, el PAN intentó corregir y lanzó un comunicado, donde señaló que en la reunión sí estuvieron algunos senadores, pero su participación fue a “título personal” con uso de su libertad.

También ofrecieron una disculpa por las interpretaciones que se dieron, ya que no se suscribió ningún acto político y que en la Carta de Madrid “se manifestaba la disposición individual de trabajar en la defensa del Estado de derecho”.

Desde Chile, Jaime Guzmán, fundador de la Unión Democrática Independiente (UDI) articuló un conservadurismo alineado con el Opus Dei formando a líderes como José Antonio Kast y Joaquín Lavín. Gracias al legado pinochetista (1973-1990) la Iglesia adquirió gran poder que fue perdiendo ante casos de abuso permitiendo avances legislativos progresistas como la despenalización del aborto bajo tres causales y leyes contra la violencia de género.

En respuesta, a partir de 2017, la ultraderecha conservadora comenzó a movilizarse contra reformas educativas y sociales. Para 2019, el impulso del feminismo sobre otros derechos impulsó un proceso constituyente con paridad de género que fue rechazado en un plebiscito en 2022 con 62% de los votos y Axel Kaiser creó el Partido Nacional Libertario con la que se volvió a instaurar la ideología de extrema derecha que reinterpreta a Augusto Pinochet (militar y ex presidente chileno que instauró una dictadura) y retomó discursos de la agenda de España.

De acuerdo con L’Associació de Drets Sexuals i Reproductius, Guatemala se convirtió en un país laboratorio de políticas antigénero en el que actores internacionales probaron estrategias que, posteriormente, exportaron a otros países. Los grupos de extrema derecha conectaron con élites locales relacionadas con corrupción, logrando transformar ideologías en políticas públicas y proyectos de Estado.

Comenzando con la influencia de la familia Arzú, las principales redes familiares en Guatemala con un papel significativo en la política del país que datan de 1770. En varias ocasiones han sido señaladas de mantener vínculos con el Opus Dei controlando cargos a través del Partido Unionista cuyo eslogan es «Dios, Patria y Libertad». No obstante, fue el gobierno de Jimmy Morales (2016-2020) el que terminó de impulsar la extrema derecha cuando defendió los valores tradicionales y promovió la iniciativa 5273 y el Frente Parlamentario por la Vida y la Familia para institucionalizar la agenda antigénero.

«Libertad, Patria y Familia», el guiño del PAN a la ultraderecha mundial – cimacnoticias.com.mx

Durante la presidencia de Alejandro Giammattei (2020-2024), se promovieron políticas antigénero como parte del proyecto autoritario que coincidieron con el ascenso de Bolsonaro y Bukele en América Latina, Viktor Orbán en Europa y la Fundación Disenso y el Foro Madrid en España, lo que consolidó conexiones globales de la derecha extrema. En consecuencia, se implementaron la Política Pública de Protección de la Vida y la Familia (2021-2023) y la Ley para la Protección de la Vida y la Familia que creó una simbología institucional.

En El Salvador, históricamente la Iglesia católica controló la sexualidad y la reproducción a través de posturas antigénero y antiaborto con el apoyo de actores políticos como la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el Opus Dei. Las iglesias evangélicas crecieron al 37% en 2025 cuando el 1998 su representación fue del 20%, esto ocasionó la articulación de redes internacionales ultraconservadoras como el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, la Organización de los Estados Americanos (OEA) que reforzaron narrativas contra el género y los derechos sexuales y reproductivos.

Desde 1997 el aborto está prohibido en el país obligando a la sociedad civil y organizaciones como la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto a buscar apoyo de vías internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH). Uno de los casos más emblemáticos es el de Beatriz, una mujer con lupus y embarazo inviable a quien se le negó el aborto en 2013.

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Con Nayib Bukele en el poder —quien inicialmente comenzó siendo un joven liberal cercano a movimientos LGBT y pasó a convertirse en un líder ultraconservador y antigénero— se eliminaron instituciones de derechos humanos y programas sociales como Ciudad Mujer, se calificaron los abortos como genocidios y se eliminaron reformas sobre derechos sexuales o eutanasia. A esta lista se suma el régimen de excepción y el encarcelamiento de más de 85 mil personas para controlar el discurso público sobre sus acciones.


Indispensable dejar de feminizar tareas de cuidado, es una responsabilidad compartida: ONU

El trabajo de cuidados es uno de los principales sostenes del mundo, ya que está presente en la vida de todas las personas y da forma a las economías y comunidades. Sin embargo, históricamente se ha reforzado la idea de que los cuidados son “cosa de mujeres”, lo que limita los derechos y las oportunidades de ellas y constituye a “un lastre” para la sociedad en su conjunto.

Pese a que el trabajo de cuidados es esencial, sigue siendo invisible e infravalorado. Si se contabilizara el trabajo no remunerado que realizan las mujeres, superaría el 40 por ciento del producto interno bruto (PIB) en algunos países, de acuerdo a la ONU.

Además, los trabajos de cuidados remunerados también han sido ocupados mayoritariamente por mujeres, como niñeras, empleadas del hogar, cuidadoras, enfermeras y docentes. Sin embargo, estas funciones suelen ser informales, estar mal remuneradas y carecer de protecciones básicas, como atención sanitaria o licencias retribuidas.

Datos de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados de 2022 mostraron que en México hay 58.3 millones de personas susceptibles de recibir cuidados en los hogares. Entre ellas se encuentran personas con discapacidad o dependientes, niñas y niños, y personas adultas mayores. No obstante, son las mujeres de 15 años en adelante quienes mayormente se dedican a esta labor, conformando el 75.1 % de las personas cuidadoras.

Además, dedican en promedio 37.9 horas a la semana a estas tareas, atendiendo principalmente a niñas y niños, así como encargándose de los cuidados del hogar. De las mujeres que proveen cuidados, el 39.1 % afirmó experimentar cansancio; el 31.7 % vio reducido su tiempo de sueño; el 22.7 % sintió irritabilidad; el 16.3 % manifestó depresión; y el 12.7 % indicó que su salud física se vio afectada.

El continuar relegando estas tareas de cuidados a las mujeres contribuye a limitar el tiempo que estas pueden dedicar a estudiar, acceder a un empleo remunerado decente, participar en la vida pública o descansar. Alrededor del 45 por ciento de las mujeres en edad de trabajar están fuera del mercado laboral como consecuencia del trabajo de cuidados no remunerado, frente a tan solo el 5 por ciento de los hombres.

El verdadero cambio empieza por considerar el trabajo de los cuidados como una labor esencial y cualificada; no como un favor o un deber de las mujeres, sino como un bien público que merece reconocimiento e inversión y constituye una responsabilidad compartida. ONU Mujeres 

Persiste la negativa a delegar el trabajo de cuidado a alguien que no sean las mujeres, siendo el Sistema Nacional de Cuidados una alternativa para ellas. Este modelo quedó estipulado como parte de las promesas de campaña y de los 100 compromisos de Claudia Sheinbaum Pardo, pero no será una realidad en este sexenio, la actual titular de la Secretaría de las Mujeres, Citlali Hernández, declaró que en esta administración México no contará con un Sistema Nacional de Cuidados porque “requiere años de planeación política y recursos que probablemente no alcancen a estar cubiertos en este sexenio”.

Pese a ello, es importante seguir insistiendo en que un sistema de cuidados que funcione adecuadamente debe reconocer los cuidados como un pilar de sociedades prósperas e igualitarias desde el punto de vista de género. También implica reducir las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas, que requieren gran cantidad de energía, mediante el uso de infraestructuras y tecnología, y redistribuir las responsabilidades de manera más equitativa entre mujeres y hombres, hogares y Estado, así como familias, comunidades y empresas.

Además, un sistema de cuidados efectivo debe recompensar a quienes se dedican a esta labor con un salario justo, protección social y condiciones de trabajo dignas; garantizar la participación de estas personas en el diseño de políticas y en los espacios de toma de decisiones que afectan sus vidas; y dotar de recursos a los sistemas de cuidados mediante fondos públicos para políticas, servicios, infraestructuras, normas y capacitación.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) refirió durante la pasada Conferencia Regional sobre la Mujer que un SNC consta de lo siguiente:

Diseñar sistemas integrales de cuidado desde una perspectiva de género, interseccionalidad e interculturalidad y de derechos humanos que promuevan la corresponsabilidad entre mujeres y hombres, Estado, mercado, familias y comunidad, e incluyan políticas articuladas sobre el tiempo, los recursos, las prestaciones y los servicios públicos universales y de calidad, para satisfacer las distintas necesidades de cuidado de la población como parte de sistemas de protección civil.

Dolores González Saravia


–Me llamo Dolores González Saravia. Estoy en el proceso de designación para ocupar la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México. Durante toda mi vida he trabajado con distintos grupos sociales. Empecé en las colonias populares de la Ciudad de México, en la de Ajusco, la de Santo Domingo y la Unión de Colonias Populares. Empecé muy joven al lado de Rosario Ibarra de Piedra en el Frente Nacional contra la Represión. En 1988, muchos de estos dirigentes sociales de colonias populares empezaron a ganar regidurías, sindicaturas; fue la época en la no se logró la Presidencia por el fraude (Salinas contra Cárdenas), pero sí ganaron cargos los grupos sociales en esas elecciones. Muchas organizaciones conocieron lo que es construir un gobierno local, cómo se hace un proyecto de gobierno, un diagnóstico. Fundamos una organización civil para formar a dirigentes sociales que llegaron a puestos de gobierno después de 1988, el Centro de Servicios Municipales Heriberto Jara.

“Después vino el alzamiento indígena del EZLN en Chiapas, y me invitaron a la Comisión Nacional de Intermediación (Conai) con don Samuel Ruiz como uno de los asesores temáticos en México, porque había aprendido mucho de asuntos indígenas y de autonomía. Trabajé mucho en los Diálogos de Paz con don Samuel y su equipo al lado de Miguel Álvarez y Gonzalo Ituarte, presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria. Después me invitaron a Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), cuando se disolvió la Conai. Ahí permanecí más de 20 años y aprendí mucho de mediación, educación en paz y derechos humanos. Todo lo que aprendí de trabajo con las organizaciones sociales y sus conflictos lo apliqué en diferentes lugares. Estuve con los compañeros de Atenco en todo su proceso de mediación; también acompañé a los maestros en su liberación en la revuelta de 2006. Estuvimos en muchas mediaciones de defensa del territorio y por el derecho a la educación.

“Últimamente, el acompañamiento es para las familias con algún integrante desaparecido y con víctimas de violencia. Mi formación fue el trabajo de mediar en conflictos, ayudar al diálogo entre movimientos, colectivos y gobierno. Fundamos una Escuela de Paz que se llama Tatik Samuel, que tiene expresiones en diferentes lugares. En la Ciudad de México está la Escuela Nacional; en Chiapas, la Escuela de Jóvenes de Paz. Hay una Escuela de Mujeres de Paz y una Escuela Mesoamericana de Paz.”

–¿Por qué se llama “de paz”?

–Porque aprendemos cómo leer un conflicto en su contexto. Los conflictos no suceden porque sí, vienen siempre de una problemática más amplia; aprendemos a diseñar estrategias para resolverlos, lo cual significa que toda la energía negativa de la confrontación pueda utilizarse para construir un proceso de transformación hacia nuevas rutas de solución. Implica entender muy bien qué quiere cada parte y, sobre todo, dónde hay intereses compartidos, qué hacer con las diferencias o los conflictos y cómo crear nuevas propuestas. Ha sido un ejercicio muy bueno de ayuda para que las comunidades defiendan sus derechos y creen rutas de salida a sus problemas.”

–¿Es como un decálogo de conciliación con el otro?

–En Chiapas hay mucha violencia. Estamos en la tarea de buscar espacios de diálogo y cómo abrir las agendas de derechos de los pueblos indígenas a escala nacional.

–Pero, Dolores, me hablas de ti en plural como si tú hubieras perdido tu personalidad, ¿quién es Dolores González Saravia?

–Yo lo que diría es que este camino me ha llevado de una historia a otra. Empecé a ir a las colonias populares muy convencida de que teníamos que acabar con la injusticia. Descubrí la injusticia que había en los años 70, época en que todos pensábamos que la revolución era algo todavía muy cercano. Después de 1968, vino la idea de que otro cambio era posible, el de la igualdad para que todas las personas alcanzaran a tener lo necesario.

–Pero, Dolores, ¿cuál es tu profesión?

–Yo estudiaba economía, en la Universidad Nacional Autónoma de México. Teníamos la certeza de que íbamos hacia otro sistema más justo, más igualitario, y ahí empezó mi militancia, pero siempre estuve muy convencida de que había que hacerlo desde la base social, con gente que proviene de diferentes procesos sociales. Así me invitaron a participar en las colonias populares. Era el Movimiento Urbano Popular.

–¿Cómo convencían a la gente?

–Decíamos que podían tener muchas capacidades autónomas o autogestivas: dispensarios, escuelas y canchas populares, tiendas comunitarias, lo que la gente puede hacer para sí misma y no depender de lo que les da el gobierno. Entonces se hicieron muchos procesos organizativos muy bonitos en todo el país, la Unión de Colonias Populares.

–Pero, concretamente, ¿qué hacían?

–Hacíamos asambleas, revisábamos qué servicios hacían falta, porque en esas colonias, la gente abrió por sí misma las calles a pico y pala.

–Sí, recuerdo la fundación de la colonia Rubén Jaramillo.

–En este movimiento hubo muchas mujeres muy poderosas, dirigentes del movimiento popular. Jovita Figueroa, que tenía 10 hijos y llegó de un rancho en Villanueva, Zacatecas. Se asentaron en las cuevas del Ajusco y en Santo Domingo. No había agua ni calles. Construyeron a pico y marro la colonia. Muchas casas eran cuevas tapadas con cartón y, si bien les iba, con madera. Una comunidad vino de Nahuatzen, Michoacán; otra de Guerrero, otra del norte de Zacatecas. Al llegar se encontraron con la posibilidad de invadir o comprar lotes muy baratos. En realidad, todas fueron invasiones en las orillas de la ciudad.

–Pero si tenían la posibilidad de comprar, ¿por qué invadir?

–Porque se lo compraban a líderes que no eran realmente los dueños. Al final de cuentas, el terreno no estaba regularizado. La segunda lucha fue por regularizar la tierra, meter servicios, y muchas veces tuvieron que dinamitar, abrir zanjas en la piedra volcánica. Todas las mujeres de esas colonias tenían una historia que contar. Eran cercanas a la iglesia y contaban con cierta autoridad moral ante la comunidad para llamar al orden. Los jóvenes las obedecían, por eso los movimientos ganaron fuerza y acompañaron mucho a doña Rosario Ibarra de Piedra en su lucha por los desaparecidos. Doña Rosario empató muy bien con otras madres, les contagió su capacidad de lucha.

–Y usted, Dolores.

–Esa fue mi entrada a los movimientos sociales, muy joven. Después me mandaron al norte, porque yo era de una organización política que se llamaba Movimiento Revolucionario del Pueblo. Me fui al norte con mi esposo y trabajamos con las colonias populares para ayudarlas a mejorar sus condiciones de vida y trabajo; que tuvieran acceso a la movilidad, a la regularización de la tierra, agua, escuelas, centros de salud.

–¿A ustedes quién les pagaba?

–Nosotros trabajábamos, éramos maestros. Alfabetizamos a adultos mayores. Ahí trabajamos mucho tiempo para hacer nuestra labor social popular. Tenemos la convicción de que el sistema tiene que cambiar, porque hay mucha injusticia, mucha exclusión, mucha desigualdad. Es necesario construir otra sociedad.

–¿Se refiere a la democracia?

–Sí, más justicia, más democracia, que la gente pueda tener una voz fuerte para plantear sus necesidades y sus propuestas. Que la gente tenga acceso a la educación, al trabajo, a la salud, a un salario digno.

 

Riesgo de guerra en Sudán del Sur. Alertan violencia sexual masiva contra mujeres y niñas

Decenas de miles de civiles aterrorizados y hambrientos han huido o están en movimiento. Los que pueden huir, en su gran mayoría mujeres, niños y ancianos, se enfrentan a extorsiones, violaciones y violencia en el peligroso viaje. Máximo responsable de ayuda humanitaria de la ONU, Tom Fletcher, 

«Lo que está ocurriendo en El Fasher recuerda los horrores que sufrió Darfur hace veinte años», afirmó Fletcher, refiriéndose a lo sucedido a principios de la década de 2000 que conmocionó al mundo y que finalmente dieron lugar a acusaciones ante la Corte Penal Internacional.

«Pero, de alguna manera, hoy estamos viendo una reacción global muy diferente, una reacción de resignación», continuó. «Esta es también una crisis de apatía».

Las mujeres y las niñas en tiempos de guerra son tratadas muchas veces como “botín”. La violación es una táctica utilizada como estrategia de terror y como forma de tortura. Las consecuencias físicas y mentales de estas agresiones dejan huellas emocionales y físicas imborrables.

Esta forma de agresión también puede ser utilizada como parte de una limpieza étnica, tal y como se vio con las violaciones sistemáticas y los embarazos forzosos de la antigua Yugoslavia en los años noventa.

Las violaciones, la esclavitud sexual y otras formas de violencia sexual cometidas en el contexto de un conflicto armado son crímenes de guerra.

Mireya Cidón, Aminstía Internacional España

«La crisis de Sudán es, en esencia, un fracaso de la protección y de nuestra responsabilidad de defender el derecho internacional», afirmó Fletcher. «Las atrocidades se cometen con la descarada expectativa de la impunidad (…) el mundo ha fallado a toda una generación».

El conflicto en Sudán comenzó en abril de 2023, cuando una lucha de poder que se había estado gestando durante mucho tiempo entre las SAF y las Fuerzas de Apoyo Rápido estalló en una guerra abierta.

Las Fuerzas de Apoyo Rápido tienen sus raíces en las milicias janjaweed, acusadas de cometer atrocidades en Darfur hace 20 años, mientras que las SAF representan los restos del antiguo régimen militar de Jartum.

Ambas fuerzas compartieron el poder tras el derrocamiento del expresidente Omar al-Bashir en 2019, pero una disputa sobre la integración de las RSF en el ejército nacional provocó un colapso a nivel nacional.

Lo que comenzó como una lucha por el control del Estado se ha convertido desde entonces en una brutal contienda marcada por asesinatos étnicos, asedios urbanos, desplazamientos masivos y condiciones de hambruna en gran parte del país.

Más de cuatro millones de personas han huido ya a los vecinos Chad, Sudán del Sur y República Centroafricana, lo que ha puesto a prueba las operaciones humanitarias y ha aumentado la inestabilidad en unas regiones fronterizas ya de por sí frágiles.

Dentro de Sudán, más de 24 millones de personas —más del 40% de la población— se encuentran en situación de inseguridad alimentaria. Tawila, el principal destino a unos 50 km de distancia para quienes huyen de El Fasher, ya acoge a cientos de miles de personas desplazadas por ataques anteriores.

«Nuestros equipos en Tawila están viendo llegar a personas traumatizadas que muestran signos impactantes de desnutrición», dijo el Sr. Fletcher.

La violencia se extiende

La subsecretaria general para África, Martha Pobee, calificó la caída de El Fasher como «un cambio significativo en la dinámica de la seguridad» y advirtió de que las implicaciones para Sudán y toda la región son «profundas».

Los combates ya se han intensificado en la región de Kordofán, donde el RSF capturó la ciudad estratégica de Bara la semana pasada.

Según dijo, los ataques con drones tanto del RSF como de las SAF están alcanzando ahora nuevos objetivos en el Nilo Azul, Kordofán del Sur, Darfur Occidental y Jartum. «El alcance territorial del conflicto se está ampliando», advirtió.

«El riesgo de genocidio, violencia por motivos étnicos y nuevas violaciones del derecho internacional humanitario, incluida la violencia sexual, sigue siendo alarmantemente alto», declaró Pobee ante el Consejo.

«A pesar de los compromisos de proteger a la población civil, la realidad es que nadie está a salvo en El Fasher. No hay un paso seguro para que los civiles puedan abandonar la ciudad».

La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha documentado asesinatos en masa, ejecuciones sumarias y represalias por motivos étnicos tanto en El Fasher como en Bara. En esta última, al menos 50 civiles han sido asesinados en los últimos días, incluidos cinco voluntarios de la Media Luna Roja Sudanesa, según Pobee.

En una reunión informativa con los embajadores del Consejo de Seguridad, el máximo responsable de ayuda humanitaria de la ONU, Tom Fletcher, dijo que «se está violando a mujeres y niñas, se está mutilando y asesinando a personas, con total impunidad», y añadió: «No podemos oír los gritos, pero, mientras estamos aquí sentados hoy, el horror continúa».

Tras arrasar el último bastión importante de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) en Darfur, que había resistido durante más de 500 días, los combatientes de la RSF fueron de casa en casa, según dijo, con «informes creíbles de ejecuciones generalizadas» mientras los civiles intentaban escapar.

Según los informes, casi 500 pacientes y sus acompañantes fueron asesinados en el Hospital Materno Saudí, uno de los numerosos centros sanitarios que fueron blanco de los combates.

Fletcher afirmó que el Consejo debe actuar «de forma inmediata y contundente» para detener las atrocidades, garantizar el acceso humanitario seguro y detener el flujo de armas que alimentan la guerra.

«Insto a mis colegas a que estudien las últimas imágenes satelitales de El Fasher», dijo a los embajadores. «E insto a mis colegas a que estudien el continuo fracaso del mundo para detener esto».

El liderazgo de las mujeres en el centro de la reducción del riesgo de desastres

 ipsnoticias.net

Raquel Lagunas


NUEVA YORK – Los desafíos climáticos y ambientales golpean con mayor fuerza y ​​frecuencia, transformando la vida de las personas en todo el mundo. Si bien los desastres afectan a todos, sus impactos no se sienten por igual. Las personas más marginadas, especialmente las mujeres y las niñas, suelen ser las primeras en sufrir y las últimas en recuperarse.

Los roles sociales, la discriminación y las desigualdades económicas amplifican los riesgos que enfrentan las mujeres en tiempos de crisis y socavan la capacidad de las comunidades para reconstruir sus medios de vida. Situar la igualdad de género en el centro de la reducción del riesgo de desastres no es solo una cuestión de justicia, sino clave para un futuro más resiliente para todos.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) trabaja con sus socios para traducir esta visión en acción, promoviendo la igualdad y la inclusión en cada etapa de la reducción del riesgo de desastres, desde la preparación hasta la respuesta y la recuperación.

Basándonos en nuestra experiencia, identificamos cinco maneras poderosas en que el liderazgo y la participación significativa de las mujeres pueden fortalecer la capacidad de las comunidades para resistir y recuperarse de futuras crisis.

El liderazgo de las mujeres fortalece la resiliencia

En el Pnud, facilitamos activamente la participación de las mujeres en la toma de decisiones y políticas a todos los niveles, desde los comités locales hasta las plataformas nacionales. Nos basamos en su experiencia y perspectivas, a la vez que potenciamos el liderazgo y la innovación que ya aportan al desarrollo de la resiliencia.

Al invertir en las ideas de las mujeres y apoyar sus iniciativas, contribuimos a generar soluciones que impactan en las comunidades, fortaleciendo la seguridad alimentaria, sustentando los medios de vida e impulsando el progreso en todos los ámbitos.

En Bosnia y Herzegovina, la Coalición Feminista por la Justicia Climática, con el apoyo del Pnud, ha mejorado las condiciones laborales de más de 75.000 mujeres, ha capacitado a 1.500 funcionarias en gestión energética y climática, y ha abierto nuevas oportunidades para empresas lideradas por mujeres.

Mientras tanto, en Chad, con el apoyo de Francia a través de la iniciativa global Mujeres, Paz y Seguridad, las cooperativas de mujeres han combinado la agricultura climáticamente inteligente, el riego solar y los sistemas de alerta temprana para reducir los riesgos de inundaciones y apoyar la recuperación, demostrando cómo los enfoques liderados por mujeres pueden fortalecer las medidas de reducción de riesgos, la preparación, los medios de vida y la consolidación de la paz, incluso en entornos frágiles.

Las responsabilidades de cuidado no remuneradas aumentan durante las crisis, ya que los desastres interrumpen las escuelas, los sistemas de salud y los servicios básicos, lo que ejerce una presión aún mayor sobre las mujeres. Imagen: Pnud Haití

La resiliencia depende del cuidado

La resiliencia depende del cuidado, y las mujeres asumen más de tres cuartas partes del cuidado no remunerado en el mundo, apoyando a niños, adultos mayores, personas con discapacidad y comunidades enteras. Estas responsabilidades aumentan durante las crisis, ya que los desastres interrumpen las escuelas, los sistemas de salud y los servicios básicos, lo que ejerce una presión aún mayor sobre las mujeres.

Reconocer y priorizar el cuidado en la gestión de desastres, mediante sistemas de alerta temprana, espacios seguros y la continuidad de los servicios esenciales, ayuda a proteger vidas y a acelerar la recuperación para todos.

El Pnud apoya a los países para integrar la atención en las estrategias contra desastres y cambio climático. En Honduras, Cuba, Belice y Guatemala, una herramienta de mapeo georreferenciado de la atención ayuda a identificar deficiencias en los servicios de cuidado infantil, de adultos mayores y de inclusión para personas con discapacidad.

En Honduras, este análisis ayudó a las autoridades a identificar «desiertos de atención» en zonas propensas a inundaciones y deslizamientos de tierra, priorizar la modernización de espacios seguros y garantizar que la continuidad de la atención se tenga en cuenta en los planes de evacuación y rehabilitación.

En Ucrania, la iniciativa «Mamá en el Refugio» transformó un sótano en un refugio adaptado para niños, activado durante los bombardeos aéreos, vinculando la alerta temprana con el apoyo continuo a la atención materna e infantil, incluso en situaciones de conflicto agudas.

Los datos de género significan una mejor planificación y una mejor respuesta

buena planificación comienza con datos de calidad. Sin información desglosada por sexo, edad y discapacidad, las políticas de reducción del riesgo de desastres pueden pasar por alto las necesidades y fortalezas únicas de los diferentes sectores de la comunidad, especialmente de los grupos marginados. Los datos de alta calidad desglosados ​​por género ayudan a garantizar que las estrategias sean específicas, eficaces e inclusivas.

El año pasado, el Pnud incrementó los datos desglosados ​​por sexo y el análisis de género en 20 países afectados por crisis. Cuba, Indonesia, Maldivas, Myanmar, Samoa y Yemen desarrollaron sistemas de alerta temprana que fortalecen la participación y el liderazgo de las mujeres.

En Etiopía, las medidas de reducción del riesgo de desastres ayudaron a los hogares encabezados por mujeres a recuperarse de los deslizamientos de tierra, mientras que en Armenia, las evaluaciones de riesgos inclusivas dirigidas por mujeres se incorporaron directamente a los planes locales de desarrollo y recuperación.

Con datos sólidos, desglosados ​​por sexo, edad y discapacidad, las políticas de reducción del riesgo de desastres pueden abordar las necesidades específicas de diferentes sectores de la sociedad, incluidos los grupos marginados. Imagen: Pnud Turquía

Instituciones con capacidades de género, mejor preparadas para la resiliencia

Las comunidades resilientes parten de instituciones resilientes. Cuando las organizaciones, desde las autoridades nacionales que gestionan riesgos hasta los comités locales de riesgo, integran consideraciones de género en sus políticas, planificación y programación, las buenas intenciones se convierten en progreso real, pasando de la retórica a la rutina.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

La autoridad nacional de gestión del riesgo de desastres de Guatemala estableció un nuevo estándar al obtener el Sello de Igualdad de Género del Pnud para Instituciones Públicas. Esto significa que los mandatos, los datos y la participación en materia de género, incluyendo a las mujeres indígenas, se integran en la gestión local del riesgo. Instituciones más sólidas como estas están mejor preparadas para satisfacer las necesidades de las personas y desarrollar una resiliencia duradera.

Derribar barreras, construir resiliencia

A pesar de los avances reales, persisten brechas. La igualdad de género sigue siendo relegada con demasiada frecuencia a un segundo plano en las iniciativas relacionadas con desastres, clima, ayuda humanitaria y desarrollo. Trabajemos juntos para que el liderazgo, el cuidado y la inclusión de las mujeres sean fundamentales en todos los planes y políticas.

Juntos, podemos:

  • Lograr que el liderazgo de las mujeres sea innegociable en la toma de decisiones y la financiación de la reducción del riesgo de desastres.
  • Destinar más capital a la resiliencia de las mujeres, incluyendo la financiación de riesgos, la protección social y el apoyo a las empresas lideradas por mujeres.
  • Priorizar la atención en los planes de preparación y continuidad para que las alertas se traduzcan en protección para los cuidadores, los niños, las personas mayores y las personas con discapacidad.
  • Fortalecer las capacidades institucionales nacionales y locales para aplicar una perspectiva de género a la gestión de riesgos, desde la prevención, la preparación, la respuesta y la recuperación ante eventos peligrosos.
  • Cuando estas medidas se apliquen de forma sistemática, las comunidades de todo el mundo estarán mejor preparadas para afrontar los desafíos y recuperarse con confianza. 

Raquel Lagunas es directora global de Igualdad de Género del Pnud; Ronald Jackson es director del Pnud para la Reducción del Riesgo de Desastres, la Recuperación y el Desarrollo de la Resiliencia.